"Viernes 25 de mayo 2001

No sé exactamente cómo empezar esto. Toda mi vida he llevado un diario por el simple hecho de que creo que es necesario recordar. Al pasar de los años hay muchos detalles muy preciados que no deberían de olvidarse jamás, pero la mente, como nuestro cuerpo, va empeorando con el tiempo. 

Dejé de escribir por mucho tiempo, casi diez años. La verdad no me di cuenta cuando dejé de hacerlo, ni qué había pasado tanto desde la última vez. Había planeado volver a escribir pero la verdad es que el tiempo no me había dejado. Pero hoy es un día demasiado especial y mi corazón sintió deseos de empezar este diario. Busqué durante semanas este cuaderno porque algo tan hermoso tiene que ser escrito en el mejor cuadernos de todos. Esperé al menos dos semanas antes de escribir, porque tenía que ser hoy, el día en que mi princesa naciera.

Esperamos mucho tiempo antes de tener un bebé, la boda, la empresa, los viajes...había muchas cosas que nos lo impedían. Pero hace un par de meses las aguas se calmaron y decidimos que era el mejor momento. Y así fue, quedé embarazada a las pocas semanas y mírenme ahora, esperando a que mi marido busque mis maletas para ir al hospital. Estoy muy emocionada por conocerte.

Han pasado casi dieciséis horas pero lo logramos, te tuve entre mis brazos mi amor y los doctores dijeron que todo está bien contigo. Por mucho que insistí en que te quedaras conmigo los doctores tuvieron que llevarte para revisarte bien. Es por esto que aproveché para escribirte mi amor. Eres una hermosa niña con un hermoso pelo rubio.

Cuando supe que estaba embarazada sabía que iba a enamorarme completamente de ti, pero hasta el momento en que finalmente te vi no me di cuenta que ese amor es completamente infinito.

Normalmente cuando escribo en estos diarios siempre supe que eran exclusivamente para mí pero en este caso sé que este diario lo tendrás tú, mi querida Everleigh, porque en él escribiré sobre ti, sobre nosotras, sobre cómo llegaste a mi vida y la cambiaste completamente, como me llenaste con amor y alegría y como al verte, con tus hermosos ojos abiertos, supe que no podría amar a nadie como te amo a ti.

Cuando seas mayor leerás esto y sabrás que te amé desde el momento en que supe que estabas dentro de mí.

Mi querida Everleigh, te amo como el cielo infinito."

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La limusina que su abuela había mandado ya está parqueada frente a la mansión.

 Everleigh pasó la mayor parte de su día encerrada en su habitación leyendo el diario de su madre y llorando por sus hermosas palabras. La chica pudo darse cuenta que su madre escribía casi a diario por los primeros tres años de la vida de la chica, luego las cartas se hacían menos frecuentes y menos largas hasta que terminaron por completo. La chica disfrutó tener algo tan valioso y decidió que leería una carta por día, para alargar lo más posible la presencia de su madre y evitar leerlo todo tan rápido.

Everleigh sale de su habitación con un vestido rojo ceñido a su cuerpo, unos tacones negros y su cadena colgando en el cuello. Por mucho que el señor Stephen le dijo que no era buena idea ir a ver a su abuela ella necesita hacerlo. Quiere hablar con ella y averiguar qué es lo que hacía allí y que podía hacer para que se fuera.

Everleigh se coloca unos aretes de diamantes y pinta bien sus labios. Se mira una vez más antes de salir de su mansión y entrar a la limusina.

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El trayecto fue más corto de lo que pensó, la verdad la chica no había tenido tiempo para conocer bien sus alrededores así que no conoce el restaurante donde la citó su abuela. Con ayuda del chófer la chica sale de la limusina y entra.

—Señorita Leblanc ¿cierto?— la chica le asiente al joven de la recepción antes de seguirlo por un largo pasillo. El restaurante es bastante grande con una iluminación bastante sutil. Las mesas están bien arregladas y todos van vestidos muy elegantemente. Cerca de unas grandes ventanas que muestran la hermosa vista de Francia por la noche está su abuela esperándola.

—Gracias.— agradece luego de que el joven le haya ayudado a acomodarse en la silla. La chica pasa sentada por unos cuantos segundos mirando como su abuela no se ha dignado en saludarla y la ignora mientras ve el menú.— Abuela.

—Oh querida, no te había visto ahí. ¿Cuándo llegaste?— Everleigh levanta una ceja, pensando en lo ridícula que se ve su abuela cuando actúa de esa manera tan inocente.

—Acabo de llegar, es un muy hermoso restaurante el que elegiste para esta noche.

—Es uno de los mejores, nada menos para mi nieta.

—La tarjeta decía algo sobre un trato ¿a que te referías?

—Oh por favor, acaba de llegar, sabes que no me gusta hablar de negocios sin tener una copa en mis manos. ¿Mesero?— llama y enseguida hay un joven cerca de ella.— Tráiganos el mejor vino de la casa y queremos una entrada de camarones. Gracias.

—Enseguida señora.—responde antes de irse.

—Cuéntame sobre tu día querida, sé que no hemos sido muy unidas últimamente...

—¿Últimamente? ¿Tengo que recordarte que jamás tuvimos una conversación que durara más de veinte minutos?— su abuela solo sonríe más fuerte.

—Las cosas del pasado ya no se pueden cambiar, pero el futuro solo depende de nosotros y de nuestras decisiones. Nunca fui una buena madre, ya te imaginas una abuela. Pero estoy aquí ahora, dispuesta a cambiar eso, cambiar nuestra relación. Mejorarla por supuesto. Te gustó mi regalo ¿cierto? Lamento mucho no habértelo dado antes, la verdad es que recién lo encuentro, sabía que era importante para ti. En el momento en que lo encontraron decidí buscarte, por eso fui a la reunión en Nueva York. Cuando no te vi ahí y me enteré que nadie lo había hecho desde el accidente. Contraté al mejor investigador para encontrarte. Debo admitir que hiciste un gran trabajo para mantenerte oculta.

—Abuela, sin ánimos de ofender, nuestra conversación de hace un par de días no fue un agradable encuentro para mí. Llegar sin previo aviso y decir que no estoy capacitada para manejar la empresa de mis padres no fue una buena manera de empezar una ¿nueva y mejor relación dices? ¿O esa es tu manera de tratar a la gente? Ya sabes... Insultándolas y todo eso

—Sabes muy bien que las cosas no pueden cambiar del día a la noche, nunca fui buena para hablar con la familia. Nunca tuve a nadie que me enseñara como hacerlo. Por eso mi relación con tu padre no fue tan buena como lo quise. Lastimosamente mis padres me hicieron como soy ahora. Y ser alguien que no eres por mucho tiempo hace que finalmente lo seas.

—No sabes como me encanta que nos abramos de esta manera, enserio. Pero vengo aquí por negocios y porque necesito saber a qué vienes. ¿Qué es lo que quieres? Porque, si querías darme el diario de mi madre podrías haberlo mandado no venir a entregarlo.

—Everleigh...

—Alessia.— la corrige.

—Alessia, las cosas no son como tú crees que son, como tú quieres que sean. Tú no entiendes el mundo en el que estás metiéndote, sé que tu padre lo manejó muy bien pero hay tantas cosas de las que tu no estas lista aun, cosas que no entiendes y no entenderás. Por eso estoy aquí, para enseñártelas.

—¿De qué hablas?

—¿Sabes cómo llegó mi padre a crear esta empresa?

—¿Es relevante esta historia? Porque la verdad tengo mucho trabajo y no puedo darme el lujo de perder tiempo con historias del pasado.

—Lo es, porque necesito que entiendas que lo que te pediré hacer es por el bien de la empresa.

—¿Hablas de la empresa de mi padre? ¿De la empresa que fue otorgada a mí?  ¿De la que tú solamente tienes un mínimo de porcentaje? ¿Esa empresa?

—Hablo de la empresa que fue otorgada a mí cuando yo tenía tu edad. De la empresa que empezó con nada y que llegó a serlo todo. De la empresa que llegó para arrebatarme mi vida entera y que no puedo dejar que se desmorone contigo. Sacrifiqué mucho para que no haya valido la pena, no entiendes por eso vengo a explicarte.

—Que buena manera de mejorar lazos abuela. Nuevamente crees que no estoy capacitada para esto. Muy halagador, lo digo enserio, muchas gracias.

—Tu no lo entiendes, esta empresa es mucho más grande que tu jueguito de niñas. ¿Enserio crees que ocultarte te servirá de algo? Solo te hundes más en ti misma.

—Lo que yo haga con mi imagen no tiene absolutamente ninguna relación con mi forma de trabajar con la empresa. En los últimos años mi padre logró llevarla hasta los cielos, mucho más de lo que tú pudiste hacerlo. Planeo hacerla crecer más, tal como mi padre lo hubiera hecho. Con sinceridad y lealtad.

—¿Cómo puedes hablar de sinceridad? Ni siquiera sabes quien eres.

—Sé bien quien era, quien soy y quién quiero llegar a ser. No te necesito aquí, no te quiero aquí. ¿No ves que desde que mi padre tomó las riendas tu trabajo quedó en el olvido? ¿Porqué no te retiras de una vez por todas? Puedo manejarlo yo sola, como mi padre lo hizo.

—Supongo que no te interesa mi propuesta entonces.

—Sea lo que sea que quieras ofrecerme no lo necesito. Me encantó este encuentro, enserio fue completamente maravilloso. Lastimosamente tengo que hacer crecer mi empresa mucho más de lo que ya lo ha hecho mi padre. Porque se lo debo. Gracias por venir a visitarme, amé demasiado el regalo, espero que si encuentras más me lo envíes de inmediato. Gracias por todo, espero de todo corazón que esto no se repita tan a menudo. Con permiso.— La chica toma su cartera y se levanta de la mesa, empieza a caminar hacia la salida pero su abuela la agarra del brazo.

—Cuando todo vaya mal y no sepas cómo manejarlo te arrepentirás de no poder contar conmigo. No quisiste escuchar mi propuesta, lastimosamente mi negocio ya está en marcha. Te enterarás en el camino y aunque no te guste eso sucederá. Que tengas una muy linda vida, Everleigh.— su abuela la suelta. 

Everleigh se le queda mirando un par de segundos preguntándose a qué se refiere, pero prefiere no enterarse e ignorarla completamente así que la chica solo sale del restaurante.

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La noche está fría, la brisa que golpea la cara de la chica la alivia. Everleigh piensa en llamar al señor Stephen pero la verdad es que la chica prefiere caminar un rato. Desde que recibió el diario de su mamá ha tenido demasiados cambios de  emociones que la han dejado completamente cansada.

Camina por lo menos una hora, hasta que sus pies le duelen demasiado por los tacones que decide sentarse en una banca que se encuentra en el parque donde había llegado hace un par de minutos. 

Everleigh se queda mirando el cielo y trata de pensar qué hacer con su abuela. Ella siente que todo se está saliendo de control, que algo no anda bien y que todo lo que ella ha construido poco a poco se va desmoronando. Su abuela la había amenazado "mi negocio ya está en marcha. Te enterarás en el camino y aunque no te guste eso sucederá." Eso no sonaba nada bien y la chica lo sabe con claridad. Su abuela está haciendo lo que ella teme, un plan para llevarse todo lo que su padre construyó.

La chica finalmente decide irse a su mansión para descansar. Se para y empeza a caminar hacia la salida del parque para encontrar un taxi.

—¿Everleigh?—la chica se congeló. Cierra los ojos y se da la vuelta muy lentamente. Puede ver al chico que está frente a ella. Parece sorprendido al verla tan grande y hermosa. Él pensó que jamás la volvería a ver y ella se sorprende que él pudo reconocerla. Finalmente la empezaban a reconocer y su plan empezaba a destruirse.— No puedo creer que seas tú.