Capítulo 17
Ruido, mucho ruido. Todos están moviéndose a su alrededor, a la derecha, izquierda. Todos corren, las luces son muy fuertes, la gente grita, caminan, corren. El dolor de cabeza ya está amenazando con llegar.
El fin de semana pasó más rápido de lo que la chica hubiera querido, no pudo descansar nada ya que el trabajo parecía aumentar y aumentar.
La llegada de su abuela la tiene intranquila a pesar de los numerosos esfuerzos del señor Stephen de calmarla. Desde esa noche que hablaron, su abuela no se había vuelto a comunicar con ella pero la chica escuchó los murmullos de las sirvientas y hasta de sus compañeros de clase: La llegada de Meredith Hamilton había conmocionado toda Francia y según el señor Stephen la noticia de la muerte de sus padres volvió a ser un éxito en las revistas y televisión.
Everleigh sigue trabajando a pesar de que en cualquier momento los noticieros estarían pegados a su puerta con miles de cámaras y reporteros gracias a que su abuela había revelado todo su secreto. Sin embargo eso no había pasado, aún.
—Señorita Leblanc, ¿podría girar una vez más para mí?— la costurera había llegado nuevamente a su mansión aunque esta vez no era para confeccionar más uniformes pero para confeccionarle un vestido a la medida para la reunión que el colegio siempre organiza para inaugurar un nuevo año. Por mucho que la chica rogó para faltar, el Señor Stephen le dijo que a pesar de las cosas que ha pasado tiene que seguir disfrutando de las cosas típicas de una adolescente, como ir a fiestas con gente que apenas conoce. Divertidísimo.
La chica suspira una vez más y hace lo que la costurera le pide. Cuando queda nuevamente frente al espejo puede ver su vestido. Es de terciopelo color azul oscuro, la parte de arriba se sostiene solamente por un tirante fino que pasa alrededor de su cuello, la espalda está completamente al descubierto. El vestido es completamente pegado hasta la zona de sus caderas y luego cae hasta el suelo pero no está completamente cubierta pues su pierna derecha puede exhibirse por una pequeña y elegante abertura. La chica no puede negarlo, el vestido es hermoso.
—Es hermoso.
—Lo es porque es usted la que lo utiliza.—La chica mira en el reflejo del espejo como el señor Stephen la observa con una sonrisa.
—¿Enserio no puedo faltar? Aún hay mucho trabajo
—¿Faltar? He impedir que sus compañeros la vean. Imposible.—la chica rueda los ojos pero su sonrisa no puede ser más grande.— Además, siempre va a haber trabajo, así que de eso no tiene que preocuparse.
—Lamento interrumpir, pero la peluquera y maquillista ya llegaron.—El señor Stephen asiente y se retira de la habitación sin antes decirle a las sirvientas que le avisen cuando la chica ya este completamente lista.
La señora Curie ayuda a Everleigh a quitarse el vestido y a ponerse una bata para dirigirse a una de las habitaciones que están arregladas únicamente para el maquillaje, así que la chica se sienta frente a un enorme espejo con muchas luces y empiezan a arreglarla.
Normalmente él ama esta reunión, siempre lo hizo.
Recuerda que desde que se inauguró el colegio se hacía este tipo de reuniones, la verdad no eran cosas de otro mundo pero por alguna razón siempre se emociona antes de llegar.
A Anthoine siempre le hizo mucha gracia ver como las chicas exageran mucho al momento de vestirse, sus vestidos siempre son extravagantes, brillantes y caros. Dignos de su belleza claramente.
Las chicas siempre pasan desfilando delante de su puesto en la mesa de honor como si de esa manera los chicos se interesaría realmente en ellas. Aunque, la verdad es que los tres chicos aprovechan para analizar a sus futuras presas. Damien lo disfruta más que todos y como Gaspard integró a su molesta novia a la mesa varios años atrás no se le es permitido ver a nadie más que a ella. Anthoine se ríe al recordarlo mientras niega con su cabeza y se anota mentalmente que tiene que hablar con Gaspard para que se anime y finalmente le corte a esa chica.
—Señor St.Clair la limusina ya esta lista.
—Voy en camino.—el chico termina de abotonarse los puños de su camisa para luego salir.
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️
El salón está perfectamente ordenado, las mesas están listas para la llegada de los invitados. Los tres chicos ya están sentados en la mesa, una mesa que es únicamente para ellos tres y la novia de Gaspard.
La mesa está enfrente de todas las demás lo que les da visibilidad a todo el salón. Los chicos se divierten viendo a todos entrar por las gigantes puertas, desfilando sus mejores atuendos mientras buscan su mesa asignada y se saludan entre sí.
—¿Alguno de los dos trajo alcohol? No creo poder soportar esta noche sin alcohol.—Gaspard se sienta de manera brusca mientras suspira.
—¿Te volviste a pelear con Delphine?
—¿Pelear? Lo que hacemos ahora es más que pelear, ya ni se puede hablar con esa chica. ¡Está completamente loca!—el chico se pasa las manos por su pelo con desesperación. Mientras los otros dos lo miran burlándose.
—¿Qué pasó ahora?
—Delphine quería que nuestros atuendos combinarán, lo que es completamente normal saben, pero su vestido es completamente de diamantes, de pies a cabeza y se molestó porque no quise ponerme una corbata de diamantes.
—¿Una corbata de diamantes? ¿Es enserio?—Damien no pudo evitar reírse.
Delphine viene de una familia exportadora de diamantes y no pierde la oportunidad de mostrar lo que tiene.
—La buena noticia es que decidió no sentarse hoy con nosotros, así que al menos tendré un poco de paz al menos por un rato.
—La verdad no sé porque aguantas tanto, deberías de aprovechar esta reunión para buscarte a otra. Mira, ya están entrando y las chicas están completamente dispuestas a llamar nuestra atención. Así que un consejo, olvídate de las peleas y mira a todas las que podrías tener.— Damien señala la puerta, señalando a las chicas que los miraban sin ningún descaro. Gaspard las mira por unos segundos.
—Necesito buscar algo para beber.— Gaspard niega con la cabeza mientras se para y se va.
—No hay caso.— suspira.— ¿Anthoine? ¿Estas escuchando?— Anthoine lo voltea a ver aburrido.
—Claro, solo que los dramas de Delphine ya me tienen harto, esa chica hace lo posible por hacer enojar a Gaspard, lo mejor es que se olvide de ella de una vez por todas.
—No pudiste haberlo dicho mejor. Iré a buscarlo, sino se emborrachará antes de que se empiece esto.
El trayecto hacia el lugar donde iba a ser la reunión no fue tan largo, pero la entrada está muy llena por el hecho de que las limusinas están dejando a todas las personas.
Everleigh no puede evitar sentirse impresionada por cómo todos se han vestido. Todas las chicas están espectaculares, sus vestidos claramente representa la cantidad de dinero que tienen, muchas de ellas tienen joyas elegantes, vestidos brillantes y grandes. Ellas llegaron para llamar la atención y lo hacen de manera espectacular. Los chicos también están muy elegantes, sus caros trajes bien planchados y acorde con el color del vestido de su pareja, sus relojes brillantes y elegantes más sus zapatos de marca. Todos se han esmerado con sus atuendos.
Cuando su limusina está frente a las gigantes puertas, Everleigh respira hondo antes de salir. La chica siente muchos pares de ojos dirigidos hacia ella, no todos los invitados han entrado, muchos de ellos están específicamente delante de la puerta para estar expectantes a las personas que llegan.
Los murmullos empiezan enseguida. Todos miran lo elegante que está la chica nueva, con su hermoso vestido, con su perfecta cola de caballo que le da un aire más elegante y esbelto.
Todas las chicas están realmente sorprendidas por el hecho de que los únicos accesorios que lleva son una cadena que se oculta debajo del vestido y unos impresionantes diamantes en sus orejas. A pesar de eso la chica se ve espectacular. Su vestido únicamente de terciopelo, sin ningún brillo, diamante, detalle o encaje se ve simplemente increíble porque el vestido resalta todas y cada una de las curvas de la chica y con su maquillaje logra resaltar entre todo el brillo de las demás chicas.
Everleigh los mira rápidamente hasta que decide entrar al salón y mentalmente pide que no se caiga con los tacones de aguja que le ha obligado a ponerse. Cuando entra se queda mirando por unos minutos la decoración del salón mientras busca su asiento. La chica se siente un poco incómoda por las miradas que la siguen pero fueron tres que casi la hacen caer por el escalofrío que provoca.
Del otro lado del salón, tres pares de ojos la mira penetrantemente.
Damien con una sonrisa burlesca como si al verla visto espera que pase algún tipo de espectáculo, Gaspard la mira con una ceja levantada, claramente impresionado por cómo se ve.
Pero es la mirada del chico que está en medio de ellos que la hace tragar con fuerza pero que a la vez la hace enderezarse y mostrarle una mirada desafiante.
Anthoine está viéndola de pies a cabeza, cada curva, cada detalle, todo. El chico no puede apartar sus ojos desde el momento en que la vio caminar por el pasillo para entrar al salón. La simpleza de su vestido la hace resaltar y muestra que no necesita diamantes para demostrar su belleza.
Cuando el chico pone su mirada en los ojos de la chica y se da cuenta que ella lo está viendo, se reprende por darle la satisfacción de haber estado observándola. Pero Anthoine no se deja intimidar en ningún momento, lo que hace es agarrar su copa y levantarla hacia ella antes de beber un largo sorbo sin quitar su mirada de ella ni por un solo segundo.
La mirada de la chica no puede apartarse de él y justo en el momento en el que él toma un sorbo de su copa unos brazos la hicieron girar, rompiendo el momento.
—¡Estas preciosa! No puedo creerlo ¡Mírate!— Valerie hace girar a Everleigh una vez más, esta ríe.
—Valerie, tú estás todavía más espectacular. ¡Amo tu vestido!— la chica al recibir esos halagos ríe y gira sobre sí misma.
Valerie lleva un vestido rojo pegado, completamente de encaje que tiene uno que otro diamante.
—Estoy muy feliz de que hayas decidido venir, no hubiera sido lo mismo sin ti, es más, esta es tu primera reunión y la última así que hay que disfrutarla al máximo.—Everleigh sonríe al escucharla tan feliz. La verdad se siente aliviada de encontrarla y más al darse cuenta que están en la misma mesa, eso evitaría un momento incómodo al sentarse con gente que no conoce para nada.
Las dos chicas pasan hablando unos minutos hasta que deciden irse a su mesa donde Valerie presenta a Everleigh con todos. La chica empieza a charlar con ellos hasta que un ruido un poco fuerte los hace callar a todos.
—Buenas noches alumnos.— el director ha tomado el micrófono y se ve bastante nervioso al hablar.— Estamos todos aquí presentes para celebrar la décima reunión celebrada para festejar el último año de los estudiantes del colegio St.Clair. Todos aquí presentes tomarán caminos diferentes cuando el año finalice pero antes de eso hay que celebrar que hayan llegado hasta aquí luego de mucho trabajo y esfuerzo. Por eso les pido que todos disfruten de esta velada y que tengan un buen año escolar. Antes de dejarlos completamente, no puedo irme sin agradecer completamente a la familia St.Clair por este gran colegio y por darnos a todos la oportunidad de poder permanecer aquí. Un aplauso para la familia St.Clair.—todos los presentes aplauden por las palabras del director, este último da una rápida mirada a la mesa de los tres chicos antes de irse casi que corriendo del salón.
—Patético, ese hombre es simplemente patético.— Anthoine toma nuevamente antes de arreglarse su corbata.
—Al pobre lo dejaste completamente asustado luego de tu pequeña charla.—Damien sigue observando a todas las chicas que entran y a las que ya están sentadas.
—Después de todo él tiene que saber quién manda aquí.—dice Gaspard mientras mira al director que sale corriendo de la habitación y no pudo evitar reírse de él.
Mientras todos los invitados están preparándose para cenar la grandes puertas del salón,que ya se había cerrado, empiezan a abrirse con un gran ruido, provocando que todos se voltearan a ver.
—¿Pero qué...?—Gaspard se levanta de su silla tan rápido y bruscamente que la silla cae provocando ruido, la gente se gira a verlo pero luego vuelven a mirar a la puerta.
Delphine está entrando con un vestido enorme completamente cubierto de diamantes, como el chico había confirmado unos minutos antes. Su vestido resplandece cegando a más de una persona y la indiferencia que trae hace juego provocando que la escena sea deslumbrante.
La chica demuestra poder con su firme caminar pero no es su vestido o su actitud que ocasionan sorpresa de la parte de todos sino que la chica no viene sola. Delphine viene del brazo de un chico que nadie jamás había visto ya que ni siquiera va al colegio St.Clair. Pero nadie puede negar lo apuesto que es.
El cuerpo completamente tenso de Gaspard no puede pasar desapercibido por nadie, ni siquiera por la misma Delphine que sonríe mucha más mientras recuesta su cabeza en el hombro del chico.
—Gaspard, ¡espera!— Damien le grita al chico pero este ya está al lado de su novia agarrándola del brazo y arrastrándola afuera hacia el jardín, mientras el silencio sigue reinando el salón. Nadie respira, nadie se mueve, todos están fijos en la puerta que guía al jardín donde la parejita había salido.
Anthoine se para, agarra su copa, un cuchillo y llama la atención de todos.
—La cena ya está servida, pueden comer.—y como si fuera la orden del mismísimo presidente, todos le hacen caso.
—Esta vez Delphine se pasó.—dice Damien mirando la puerta del jardín mientra Anthoine vuelve a sentarse.— Si Gaspard no termina esto ahora, yo mismo lo haré.
—Gaspard lo hará. Esto no lo dejará pasar.
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