Capítulo 14
El carro está parqueado enfrente de su mansión. En realidad no sabe bien que hacer, no sabe si llamar a sus amigos e ir a una de las mejores fiestas que hay todos los viernes por la noche o quedarse en casa a descansar y tratar de olvidar esa horrible semana. Cuando decide quedarse, sale del auto pero antes de entrar a su mansión su celular comienza a sonar.
—¿Conseguiste lo que te pedí?
—Señor St. Clair...
—Vamos, no tengo toda la tarde, ¿lo conseguiste o no?
—Si, pero no hay mucha información sobre ella.
—¿A qué te refieres?
—Le señorita Leblanc no tiene mucho historial, sus padres son Mark y Joselyn Leblanc, llevan más de 20 años casados y vivieron la mayor parte del tiempo en Washington hasta que su bufete de abogados empezó a ganar fama y...
—¿Acaso te pedí información sobre sus padres? ¡Dime lo que encontraste sobre Alessia ahora!
—Si, lo siento.— el pobre chico tras el teléfono está nervioso y se escucha como mueve papeles al otro lado de la línea.—Alessia Leblanc, tiene 17 años. Es hija única, sabe 6 idiomas, nació en Washington. Ha estado en numerosos colegios. Es alérgica a las fresas y planea estudiar administración de empresas.—el chico lo dice tan rápido que cuando termina su respiración está completamente descontrolada.
—Bueno, continúe.
—¿Disculpe?
—Espera, ¿solo tienes eso?
—Yo...
—¿Estás diciéndome que lo único que pudiste averiguar es que es alérgica a las fresas? ¡¿Fresas?!
—Señor St. Clair...—Anthoine cuelga el celular más irritado que antes. Golpea su auto antes de recostarse en él y mirar el cielo.
—¿Que está pasándome?—se pregunta suspirando.
Cuando logra calmarse, cierra la puerta de su auto y camina hacia la mansión.
Por su mente pasan millones de cosas: las peleas con su padre, su constante falta de concentración,la nueva chica, todo. No puede esperar para descansar de todo, tal vez dormir un poco. Necesitadesconectarse.
—Señor St.Clair.— Anthoine decide ignorar al señor Courtois y dirigirse a su habitación sin mirar a nadie.—Señor St. Clair espere por favor.—el chico al darse cuenta que no va a poder ignorarlo para bruscamente lo que hace que el señor Courtois, que lo está persiguiendo, choque contra su espalda.—Lo siento.— se pone delante del chico mientras se arregla el saco.—¿Cómo le fue hoy en el colegio.
—No estoy de humor para tus preguntas.
—Últimamente no lo está ¿se encuentra bien?— Anthoine suspira pellizcándose el puente de la nariz.
—Lo siento ¿si? Solo que, mi padre llamó hoy.
—¿Tan pronto?—el señor Courtois está sorprendido. Cuando él llegó a trabajar para los St.Clair hace ya 14 años no conocía bien a la familia. A pesar de que actualmente es la mano derecha del señor St. Clair nunca estuvo de acuerdo sobre cómo trata a sus hijos. Sabe que Anthoine haría todo lo que su padre dijera, no por lealtad sino que por miedo de él y del rechazo de su familia.—¿Cuál fue el motivo de su llamada?
—Pasó un inconveniente en el colegio pero ya esta todo solucionado. Si me disculpas necesito dormir un rato.—el chico comienza a caminar pero el señor Courtois lo interrumpe.
—Señor St.Clair, tiene visitas.
Anthoine va a su estudio donde el señor Courtois le dijo que Gaspard y Damien lo están esperando.
Anthoine a pesar de considerarlos como hermanos no deja que entren a su habitación, en realidad nadie lo hace, salvo las señoras de servicio, después de todo era su trabajo. El estudio es como el segundo cuarto de Anthoine, él lo había mandado a construir a escondidas de su padre.
El estudio técnicamente no se encuentra en la mansión, sino que es una pequeña casa que está escondida en el jardín trasero de la mansión, un poco más alejada de la piscina y lo suficientemente cubierto por los árboles como para no ser notado.
Anthoine había ordenado a todos los empleado que si su padre preguntaba algo sobre esa casa era la casa donde los empleados dormían. El padre de Anthoine siempre está demasiado ocupado como para darse cuenta que todos los empleado se iban a sus propias casa luego de que la cena se sirviera, lo que hace que la mansión St.Clair quede completamente sola de noche. Anthoine lo ama.
En el estudio hay unos sillones enfrente de una gigante televisión que tiene incluido muchos video juegos y consolas. La verdad, es pequeño en si, pero tiene todo lo necesario, hasta varias habitaciones con sus propias camas y baños. Algunos días cuando uno de sus amigos no querían ser encontrados pasaban en ese estudio por una temporada, porque al no conocer otro lugar que la mansión, nunca pensarían que estarían aquí.
—Anthoine.—Damien deja el control que tiene en las manos para acercarse a su amigo. Gaspard al verlo entrar le dice adiós a su enojada novia y cuelga el teléfono.—¿Te encuentras bien? No estamos seguros de lo que está pasando, nunca te habíamos visto así. Pero estamos aquí y lo sabes.—Anthoine se deja caer en el sofá, agotado.
—Lo sé, gracias. Esta semana ha sido un desastre.
—Bueno tenemos una idea para despejarte un rato sin que se convierta en un escándalo que tu padre pueda reprocharte luego.
La música sale muy fuerte de los altavoces, la cantidad de gente es impresionante para un bar tan escondido como aquel. La gente que está dentro se ve ya algo tomada y feliz, así que gritan y bailan de un lado a otro. Todos pasan demasiado pegado para el gusto de la chica. A Everleigh le molesta la cantidad de gente y la poca iluminación. No puede parar de tropezarse con todos. No logra ver nada. Everleigh trata de recordar cuándo fue la última vez que fue a una fiesta.
Recuerda que fue mucho antes de la muerte de sus padres, ella está ahí, en un bar famoso de Nueva York, con todos sus amigos. Ella amaba salir a divertirse con ellos.
Pero eso había cambiado. Los cuerpos sudorosos la pasan rozando y lo único que quiere hacer es salir de ahí. Pero Valerie la agarra del brazo y la lleva a uno de los salones VIP, en ese lugar no hay tantas personas sino que solo algunas parejas y un par de grupos de amigos.
—Este bar es bastante famoso, la temática siempre ha sido estadounidense, así que toda la música, bebidas y comida son de ahí.— Valerie tiene que gritar a pesar de que en el salón VIP que está en la segunda planta, la música ha disminuido considerablemente. Everleigh no sabe qué responder así que lo único que hace es asentir.
—¿Quiere un "Huracane"? Los probé hace poco y son increíble.
—No estoy muy familiarizada con las leyes aquí pero al menos en Estados Unidos tengo prohibido beber, ya sabes, menores de edad.— Valerie ríe.
—Tranquila, mi tío es el dueño. Iré por ellos y prometo que no nos quedaremos mucho tiempo. Lo suficiente como para que relajes las tensiones de estas semanas.—La francesa se acerca a la barra para pedir las bebidas.
Everleigh se quita la chaqueta que Valerie le había dado. Las dos chicas no tenian planeado salir a festejar de esa manera así que hicieron una breve parada en la casa de Valerie para quitarse los uniformes. Luego de la insistencia de la chica, Everleigh había aceptado ponerse un vestido negro completamente ajustado a su cuerpo. Dejó su pelo suelto que caía en ondas hasta sus caderas mientras que sus tacones de aguja la hacían ver más alta y esbelta.
La gente en la pista de baile parecen pasarlo bien. Todos bailan y ríen como si todos los problemas que pudieran tener se hubieran evaporado y el alcohol hubiera reemplazado todo. Everleigh no pudo evitar pensar cómo sería ella si nada de lo que le pasó hubiera pasado.
La música está fuerte, la cantidad de gente no le sorprende. Damien no recuerda cuándo fue la última vez que entró a ese bar pero sabe que se había hecho bastante famoso por su temática nada original. Estados unidos, está en todos lados. Gaspard y Anthoine lo siguen mientras tratan de llegar a un lugar más tranquilo. Este último está demasiado enfadado y no entiende como un bar podía ayudarle, quiere estar tranquilo, no darle otra razón para que su padre regrese. No quiere siquiera imaginar que es lo que su padre haría si esa noche terminara mal.
Cuando los tres chicos llegan a la zona VIP se sientan en uno de los sillones más apartados de todos.
—Iré por las bebidas, según lo que he oído, lo único que le falta a este lugar es un servicio de meseros.—Damien se marcha sin esperar respuesta de sus amigos. De todos modos él sabe que no recibiría ninguna, Anthoine tiene la mirada perdida y Gaspard mira su celular, molesto. Damien rueda los ojos y piensa en lo mal que están los dos.
Antes de llegar al bar no puede evitar detenerse al ver a una chica observando a la multitud. El chico le da un vistazo de pies a cabeza. Voltea a ver a sus amigos que siguen haciendo exactamente lo mismo y se dice que ellos no se darán cuenta si se demora un poco. Lentamente se acerca a la chica
—¿Al ver a toda esa gente bailando no te dan ganas de ir a bailar también?— Damien se da cuenta que la chica está muy metida en sus pensamientos por la forma en que se sobresalta al oír su voz.— Perdóname, no quería sorprenderte, mi nombre es...—pero sus palabras se quedan en su boca sin poder salir cuando la chica voltea. En ese momento la sonrisa del chico se hace todavía más grande pero no es una sonrisa coqueta sino una sonrisa burlona.—¿Tú?
—¿Damien?—el chico ríe.
—Alessia Leblanc, podría decirte que me sorprende verte aquí pero mentiría. Cuando Gaspard me dijo que eras una pequeña acosadora no creí que fuera tan literal.—Everleigh quita inmediatamente su cara de sorprendida y la cambia por una de enojo.
La chica lo único que puede pensar es que de todos los bares de Francia se tuvo que encontrar a eso chicos, porque ella está segura de que si Damien está los otros dos también.
Everleigh se cruza de brazos y lo mira furiosa levantando su barbilla desafiante. Damien por poco se muestra sorprendido ante la reacción de la chica. No solían reaccionar de esa manera ante él, normalmente o se encogían en sí mismas haciéndose ver más pequeñas y frágiles o lo empezaban a alardear y a reír nerviosamente pero ¿enfrentarlo con la mirada? Interesante.
Everleigh era alta pero no tanto como él. Los tacones ayudan lo suficiente como para estar justo en la altura de su nariz.
—¿Quién me crees para desperdiciar un viernes por la noche en ustedes?—Damien ríe nuevamente
—Tranquila, que aquí no se juzga no es tu culpa sentirse atraída por nosotros, es normal.—dice guiñándole el ojo a Everleigh a lo que responde rodando los ojos.
—¿Porqué tardas tanto?—los dos chicos voltean a ver a la persona que está preguntando.—¿Qué hace ella aquí?
—Anthoine.—Everleigh empieza a molestarse. Atrás de él estaba Gapard que la observa completamente serio. No sabe si sentirse molesto al verla de nuevo o simplemente le daba igual.
—¿Qué haces aquí?¿No estás cansada de causar tantos problemas?¿O estás así de desesperada por llamar la atención?
—¿Disculpa?—Everleigh no puede evitarlo y suelta una gran carcajada justo en la cara de los tres chicos.—Lo siento, lo siento.—la chica trata de parar de reír pero le es muy difícil. Cuando finalmente se calma mira la ceja levantada de Gaspard, la pequeña sonrisa divertida de Damien y la mandíbula tensa de Anthoine debido al enojo.—Espera, ¿estas hablando enserio?
—¿Crees que tengo ganas de bromear?
—No puedo creerlo.—Everleigh pasa un mechón rebelde de pelo detrás de su oreja y vuelve a enderezarse.— Lamento desilusionarlos, esto de mudarme a un nuevo colegio me ha tenido tan ocupada y estresada que aún no he tenido tiempo para ponerme al día sobre la rutina de adoración que tienen las chicas, pero pronto lo haré, lo prometo. ¿Verdad que los lunes se tiene que llevar una camisa con sus caras? El martes hay que gritarles y darles regalos ¿no? Ah y el miércoles, como olvidar el miércoles, ese día tengo que comprar millones de rosas para tirárselas mientras entran por la puerta con sus horribles sacos y sus estúpidas sonrisas ¿verdad? ¿Estoy en lo correcto o se me olvido otra estupidez que ustedes esperan de las chicas?—Everleigh los mira con una tremenda sonrisa burlona.
—¿Quién te crees que eres para hablarnos de esa manera?—Anthoine se acerca peligrosamente hacia ella. Everleigh puede jurar ver humo saliendo de la nariz de Anthoine lo que hace que su sonrisa crezca todavía más.
—Anthoine.— Damien lo toma del brazo, no para apartarlo, pero para poder hacerlo si pasa algo.
—Yo no soy quien se cree más de lo que realmente es. ¿No se aburren de aparentar? ¿O es porque no puedes ser quien tú quieres?¿Tan necesitado estás que buscas la atención de todos por el miedo?¿Por la falsa adoración? Que bajo has caído.
—Tu no me conoces.
—No sabes como me alegra no hacerlo, de cualquier modo veo imposible que puedas decepcionarme más.— Everleigh lo mira unos segundos más antes de darse la vuelta y buscar a Valerie.
No sabe cuantos tragos ha tomado pero lo único que puede pensar es en tomar, tomar y tomar. El alcohol tiene que servir de algo ¿no? Anthoine piensa que si su padre pasa mucho tiempo con bebida en mano es porque debe de ayudar en algo.
¿Tan decepcionado está su padre de él como para llegar a tener una adicción con el alcohol?¿Realmente se merecía ese trato de parte de su padre? Porque Anthoine realmente cree que sí. Él sabe que lo que esa estúpida chica había dicho era en parte cierto ¿Acaso él busca la atención que no había recibido?
—¿Pero qué..?— Anthoine se levanta de su asiento enojado con si mismo por siquiera pensar eso. Alessia Leblanc no puede tener esa clase de poder en él, mucho menos tener algo que ver con su padre.—Necesito irme de aquí. Ahora.—sus amigos lo miran preocupados pero hacen lo que Anthoine les pide. Después de todo esa noche era para que se despejara no para que se enfadara más.
Everleigh está muy enfadada como para quedarse a seguir "festejando" con Valerie así que se disculpa y pide un taxi a su casa. La chica sabe que al pedir un taxi sin decirle al señor Stephen la metería en problemas pero no tiene ganas de escucharlo todo el camino diciéndole cómo salir de fiesta tan rápido había sido una mala idea. Y lo fue. Pero al menos en el taxi puede pensar una buena excusa o simplemente ignorarlo e ir a dormirse rápido.
Cuando está frente de la mansión le paga al taxista y entra. Everleigh está un poco confundida, ella sabe que no había avisado que llegaría tan temprano pero no hay nadie en la puerta de entrada y muchas luces están apagadas.
—¿Señor Stephen?—Everleigh se queda un par de segundos tratando de oír pero no se escucha nada. Piensa que están aprovechando para cenar así que se dirige hacia la cocina. De camino una voz la hace parar de repente. Una corriente eléctrica pasa por toda su espalda.
—¿Everleigh?—la chica se da la vuelta muy despacio con los ojos cerrados.
—Abuela.
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