
Capítulo 13
Esa mañana no fue tan agradable para él. Nunca le habían molestado las miradas ni los murmullos porque siempre los había tenido pero precisamente esa mañana lo único que quería hacer era gritarles a todos que lo dejaran en paz.
Su actitud no pasa desapercibida. Todos se dan cuenta de su mal humor. No solo por su mirada asesina sino porque aparta sin ningún cuidado a todo al que se le atraviese.
Como de costumbre su padre lo han hecho molestar. El chico piensa que antes, él tenía el control de todo pero ahora siente que se lo están arrancando de las manos.
La tarde anterior, llegó a su casa muy enojado ya que no logró intimidar a esa chica, como siempre había podido hacerlo con todos. Pero ese enojo no podía compararse con el que tenía luego de que su padre llamó.
—¿Que hiciste ahora?— la voz era seria pero la manera pausada como lo dijo demostraba cual enfadado estaba.
—Padre.— Anthoine se levantó de su cama y se sentó en el escritorio, como si de alguna manera su padre podía regañarlo por estar acostado en vez de estar trabajando.
Ese efecto tiene sobre él, a pesar de estar a millones de kilómetros de distancia.
—¡Cállate!— grita.— ¿Hace cuanto fue nuestra discusión? Decidiste desobedecerme.
—Padre, ¿pero...?
—¡Que te calles!— Anthoine decide no hablar más y escucha como la respiración de su padre se hace cada vez más lenta, tranquilizándose por el grito.— Sabes que una de las cosas que más odio es que el director de tu estúpido colegio me llame. ¿No te he dicho lo ocupado que estoy? Lo peor es que la razón de la llamada fue por un acto tan infantil como pintar un aula. ¡Y la de baile! ¿Pero en qué estabas pensando?¿Es que acaso no piensas en la imagen de la familia? ¿Sabes como se ve que el propio hijo del dueño del colegio no obedece las reglas?¿Sabes como nos deja eso? ¿Es que acaso no te cansas de decepcionarme?
—Padre, tú no entiendes yo...
—¡No! Escúchame bien, esta es la última vez que escucho de ti. Si vuelves a hacer algo semejante te atendrás a las consecuencias.
—Padre...—pero él ya había colgado.
Luego de esa llamada, Anthoine tiróel celular que se destroza contra la pared. Su respiración se aceleró y sintió un terrible dolor en el pecho.
Está harto, harto de ser regañado por su padre. Harto de no poder hacer nada sin ser una decepción. Harto de su maldito apellido.
Recordar esa conversación con su padre solo lo hace enfadar más. Quitándose los lentes oscuros que tiene puestos abre la puerta de la dirección.
—Señor St. Clair, que sorpresa.—sin siquiera dejarla terminar,el chico hace a un lado a la secretaria y abre la puerta de la oficina del director. Este se sorprende a verlo, tanto que se levanta de su silla y da un paso hacia atrás. Como si temiera ser golpeado.
—Señor St. Clair, no lo esperaba.—el director toca su corbata, nervioso. Mientras que Anthoine rodea el escritorio para estar enfrente de él.
—¿Sabe usted cuántos problemas me ha causado?¿Qué acaso no sabe qué al ser el hijo del dueño me hace inmune a sus estúpidas reglas?—Anthoine está muy enojado y habla muy cerca de su rostro.
—Yo...Solo hacía mi trabajo. Algunos padres se enteraron y querían a un culpable. Lo único que se me ocurrió fue llamar a su padre, para evitar hacerlo público.
—Vamos a dejar algo en claro. Usted tiene este puesto, con esta oficina y con un buen salario gracias a mí. Si no fuera por mí, muy alargadora, recomendación usted no sería nada. Para su información, una regla que me enseñaron es que siempre hay que investigar a los empleados antes de contratarlos. Me parece que a su esposa no le gustaría enterarse de su problemita con las apuestas y que debido a ello tuvo que tomar el dinero de la herencia de su suegra para pagar las deudas de juego.— la cara del director palidece en segundos.
—Señor St. Clair, por favor.
—Eso creí. Así que es mejor que guarde todo lo que ocurre en este colegio para sí mismo. No hay necesidad de hacer enfadar a mi padre ¿o si?— el pobre y asustado hombre de mediana edad solo logra asentir.— Muy bien. Buena charla «director», me alegro de que hayamos podido llegar a un acuerdo.—dicho esto Anthoine sale de la dirección.
Al salir sus hombros se relajan, pero no por completo, aún está enojado y necesita urgente descargar toda esa frustración.¿Qué mejor manera que hacer sufrir a la chica nueva de una vez por todas?
Anthoine toma su celular, uno nuevo luego de haber destrozado el otro, sabiendo a quién llamar. A usado ese número muy pocas veces. Su hermano se lo dio con la única condición que lo usara en casos extremos. Él está seguro de que ese momento era digno para esa llamada. Su imperio ha sido atacado, no iba a irse sin pelear.
—Necesito que averigües cada segundo de la vida de Alessia Lebanc y lo quiero para esta tarde
—¡Tu! Has estado evitándose todo el día.— una voz hace que muchos alumnos, que se encuentran en la cafetería,se voltee. Everleigh incluida.
—Valerie,¿de qué hablas? No he estado evitándose.—la chica se quita los auriculares. Esa mañana el señor Stephen le ha mandado algunos vídeos de propuestas sobre la renovación de una de las zonas del edificio de México. Está tratando de adelantar algo de trabajo.
—Claro que lo haces, desde el día que fui a tu casa a dejarte mis cuadernos no te he vuelto a ver. Y no has contestado a mis mensajes. ¿Estás enojada por algo?—Valerie pone sus manos en su cabeza tratando de recordar si hizo algo incorrecto. Everlight ríe por lo bajo.
—No, claro que no. Siento mucho que hayas pensado eso. He estado muy ocupada tratando de recuperar todo lo que no vi el año pasado. Por cierto, aquí tienes tus cuadernos.— dice sacándolos de su mochila y poniéndolos encima de la mesa.—Fueron de mucha ayuda, gracias.
—¡Menos mal! No tienes que agradecer nada, sabes que cualquier cosa que pueda hacer por ti y con mucho gusto.— las chicas se quedan hablando durante lo que daba de receso y luego las dos se van a sus diferentes clases, sin antes acordar que irían a un café luego del fin de clases.
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La campana suena y todos salen hablando de sus planes de viernes. Everleigh suspira al llegar a su casillero, esa semana había pasado bastante rápido, sin embargo habían pasado muchísimas cosas. La chica se dijo a sí misma que solo tenía que terminar de acostumbrarse y que agarraría el ritmo rápidamente.
Luego de tomar los libros necesarios para adelantar las tareas de la semana siguiente sale al patio, donde ha quedado con Valerie para irse juntas. Claramente la chica le había dicho al señor Stephen que no llegaría a casa. Pero este insistió que la limusina las llevara en vez del taxi que planeaban pedir.
Valerie lleva a Everleigh a diferentes lugares para que pudiera conocer más sobre Francia. Las dos pasan una muy bonita tarde.
Valerie trata de sacarle a Everleigh un poco de información sobre su vida ya que en esa semana no habían podido conocerse tanto como a la chica le hubiera gustado. Everleigh se siente un poco incómoda por todas las preguntas y aunque no le gusta mentirle a la única persona que no la ha juzgado desde el comienzo, debe hacerlo. Así que responde a todas sus pregunta con respuestas que ella y el señor Stephen habían acordado.
—¿Dónde vivías antes de venir a vivir aquí?—Everlight se toma el tiempo de pensar su respuesta mientras bebe un sorbo del delicioso café. Brevemente por la cabeza de la chica pasa un recuerdo de su casa de Nueva York.
Ella a pesar de haber viajado por muchas partes y tener mansiones en la mayoría de países donde la empresa está,siempre ha considerado Nueva York como su verdadero hogar. No solo por el hecho de haber nacido ahí, si no porque su padre había construido esa casa con sus primeras ganancias de la empresa cuando no era nadie.
Esa casa es testigo de todo el trabajo y sacrificio de sus padres. Y a pesar de la enorme cantidad de dinero que comenzaron a ganar decidieron conservar esa casa, aunque a lo largo de los años la arreglaron un poco pero era la misma de siempre. Esa era una casa que no se acerca a las mansiones que tienen esparcidas por el mundo. Esa es su favorita y jamás se desharía de ella. Es la prueba del trabajo de sus padres.
—En muchas partes.—se ríe— Desde Inglaterra hasta El Salvador. El trabajo de mis padres me ha llevado a todas partes.—sonríe ya que esto no es mentira.
—Me imagino que fue difícil ¿no? Eso de moverse y no quedarse en un lugar fijo.
—¿Sabes? En realidad eso no me afectó nunca. Claro es difícil empezar en diferentes colegios, pero me terminé acostumbrando. El hecho de moverme me ha ayudado a aprender sobre las nuevas culturas y tener muchos amigos. Y aunque siempre me mueva siempre mantengo contacto con todas las personas que conozco. Pero lo más importante y la verdadera razón por lo cual nunca me volví loca fue por mis padres. Ellos son lo más importante para mi y siempre preferí mudarme con ellos que quedarme meses sola.—Everleigh sonríe con tristeza y trata de evitar que las lágrimas salgan.
—Tus padres deben de ser unas personas maravillosas.—Valerie realmente está asombra por el sincero amor que Alessia demuestra hacia sus padres.
Ella no tuvo la misma suerte que Everleigh ya que cuando nació sus padres ya tenían mucho dinero pero, no por trabajar duro, si no porque su padre lo heredó de su abuelo. A diferencia de Alessia, ella nunca fue tan apegada a sus padres como hubiera querido. Con suerte los veía unas dos veces cada 6 meses. Por ende Valeria ya está acostumbrada a hacer todo sola o más bien que sus sirvientes lo hagan por ella. De alguna manera Valerie, al oír a Alessia hablar así, deseó saber como era tener ese amor tan grande hacia sus padres y poder recibirlo de regreso.
—Son los mejores y siempre lo serán. Vivo por ellos.— Everleigh inconscientemente toca su collar y suspira.—Pero bueno, ya hablamos suficiente sobre mí. Es lo único que hemos hecho desde que salimos del colegio.
—Lo sé, es que me interesa conocer bien a las personas y de igual manera que ellos conozcan mi país.—dice refiriéndose a la gran caminata que dieron hace un par de minutos.—Quiero que te sientas como en casa.
—Te lo agradezco mucho.— las dos chicas terminan de tomar su café y vuelven a caminar para esperar que lo que comieron en la cafetería se les bajara un poco para finalmente ir a cenar en la casa de Everleigh.
Un par de minutos después, Valerie quiere ir al baño así que le dice a Everleigh que la espere en frente de un restaurante mientras ella pide prestado el baño.
Mientras esperaba, Everleigh se da vuelta un poco asustada gracias a unos gritos provenientes del restaurante de a la par. Por el hecho de que Everleigh es una persona muy curiosa se acerca para ver lo que está pasando. Si hay una emergencia, la chica está dispuesta a ayudar.
Al acercarse un poco más puede ver a un chico y a una chica que discuten como si no hubiera nadie que podría estarlos viendo u oyendo. La chica parece bastante molesta y según los tensos hombros del chico, que era lo único que Everleigh logra ver, el chico también lo está.
Sin saber porque, Everleigh se siente atraída por esa escena, hasta el punto de estar justo detrás del chico. Lastimosamente para ella, no pudo darse cuenta de ello hasta que la chica que discutía se va muy enojada haciendo que el chico se de la vuelta para también irse. El chico no esperaba tener a alguien atrás de él y mucho menos tenerlo muy cerca lo que hizo que este tropezara con Everleigh, que gracias al golpe recupera la conciencia.
—¿Pero qué...?—el chico irritado se levanta del piso limpiándose el polvo de su saco informal.—¿Tú? ¿Es que acaso estás siguiéndome?¿O eso de escuchar mis conversaciones se está convirtiendo en tu hobby?
—Gaspard— susurra Everleigh que aún sigue en el piso. Ella no puede creer que esta misma situación se estuviera repitiendo.
—¿Me puedes decir cúal es tu problema?
—No sé de que estabas hablando. Yo no...—la chica se levanta y trata de explicarse pero Gaspard la interrumpe.
—¿No qué? ¿No estabas espiándome otra vez? O ¿no estabas escuchando mi conversación privada con mi novia, otra vez?
—Yo no estaba escuchando nada. No eres el único que puede venir a estos restaurantes ¿sabes? Y si crees que soy como todas esas chicas del colegio que están perdidamente enamoradas de ustedes tres están muy equivocados. Deberían de dejar de pensar que todo y todos giran alrededor de ustedes. ¿Sabes? No sé ni porque sigo hablándote, es una pérdida de tiempo.—Everleigh se da la vuelta enojada para volver al restaurante donde Valerie debería de estar esperándola. Pero el chico la agarra del brazo antes de siquiera dar un paso.
—Oye, espera.—él suspira pellizcando el puente de la nariz como signo de irritación.— ¿Lo siento, si?—Everleigh no puede evitar mostrarse sorprendida hacia su disculpa.—¿Qué? ¿Crees que no puedo disculparme?—una pequeña risa sale de sus labios, tan pequeña que Everleigh duda que hubiera sido real.—Lo siento, hoy no fue uno de mis mejores días y como pudiste notar, la discusión con mi novia no me ayudó mucho con mi humor.
—Descuida, no tiene importancia.—los dos chicos se quedan sin saber bien qué hacer o decir hasta que una voz hace que los dos se volteen.
—¿Alessia?—Valerie llega donde están los dos.—¡Oh! Hola Gaspard ¿qué haces aquí? ¿Vienes con Delphine?— Gaspard se separa de Everleigh porque su mano seguía agarrando el brazo de ella.
—Yo...Si, digo no.—carraspea un poco incómodo, pero rápidamente retoma su semblante confiado poniendo sus manos en su bolsillos.—Ella acaba de marcharse y será mejor que yo también me vaya. Con permiso.—dice despidiéndose mientas camina tranquilamente.
—¿Qué fue eso?
—¿Qué fue que?—pregunto Everleigh empezando a caminar en el sentido contrario al de Gaspard.
—No sabía que hablabas con él.
—No lo hago.
—Eres una mentirosa.—dice Valerie agarrándola de los hombros para que dejara de caminar.— Los vi. No puedes negarlo. Él estaba tomando tu brazo.
—No es lo que parece.—Valerie levanta una ceja, sin creérselo.— Lo juro. Estaba viendo los restaurantes y me tropecé con él, para evitar caernos él tomó mi brazo y fue ahí cuando nos encontraste. No pasó más.—miente, bueno a medias, ya que no le parece que lo demás haya sido importante como para comentarlo.
—No sé que tienes con esos tres chicos pero desde el momento en que llegaste al colegio te has cruzado mucho con ellos.— Everleigh resopla.
—Lo sé y no tengo la menor idea de porque, lo único que quiero es mantenerme alejada de ellos.
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