[5] ̶N̶a̶r̶i̶
Por muy dura que nos parezca la vida, mientras haya vida hay esperanza.
Bellroc es un semidiós el cual ha atestiguado varios eventos y sufrido varias tragedias a lo largo de su inmortal vida, no obstante, para lograr mantenerse cuerdo tantos siglos se requería de una convicción asombrosa.
Pero una parte suya ahora era humano, y todos los humanos siempre tenían limites.
Pero entonces, si ahora tenia limites ¿Cuándo los tocaría? y mas importante ¿Qué pasaría cuando llegue a estos? Aquellas preguntas eran bastantes simples, sin embargo aquellas respuestas aun no debían de ser respondidas.
Estos últimos días, Bellroc solo podía resumir sus días en dolores de cabeza constantes y una leve paranoia.
Primero, descuidó a su hermano solo una noche y resulta que alguien se habia tomado la molestia de arrojar una esfera de ónix por su ventana además de atacar a su hermano, todo en menos de una noche.
Sería estúpido no enlazar ambos atentados, principalmente porque el ónix estaba involucrado pero seria mas estúpido no hacer caso a lo que su hermano le habia dicho.
— Era Nari, yo se lo que vi —
Fueron las palabras llenas de confusión de su hermano, se suponía que era una afirmación pero sonaba con demasiadas dudas.
Por primera vez en mucho tiempo Bellroc no sabia como responder, una parte suya solo quería abrazar a su hermano mientras le decía que también le creía, pero luego estaba la parte que le gritaba que dejara de ser estúpido y fuera realista, era imposible que Nari estuviera viva.
Después de todo, ambos hermanos habían presenciado los últimos momentos de vida de su hermana, aun recordaba como en aquellos momentos su hermana en lugar de maldecir y gritar al aire todo el odio que tenia guardado habia gritado al aire buscando el perdón de sus hermanos por no haber sido la hermana que ellos querían.
Puede que los siglos hayan intentado hacerlos olvidar pero aquellos recuerdos simplemente se reusaban a borrarse de su mente.
Tal vez una especie de castigo por sus acciones.
El panorama en esos momentos se estaba tornando desde confuso hasta estresante, necesitaba paz en esos momentos para organizar los resientes acontecimientos, pero parecía que el universo no estaba dispuesto a dársela ya que habia recibido una llamada en la cual le habían informado que su hermano se habia colado al museo de Arcadia, por lo que no le habia quedado otra opción que ir a recoger a su hermano.
Cabe decir que todo lo que se encontraba delante suya habia terminado quemado o derretido, no obstante su casa tuvo la suerte de poder salvarse.
Aunque, mientras Bellroc empezaba a emprender su camino, Skrael también estaba teniendo su propio problema.
— Te has vuelto demasiado humano —
Aquellas palabras dichas por su hermana habían logrado que se mirara mas tiempo a un espejo, intentando recordar su aspecto que una vez tuvo hace varios siglos.
Era un humano por fuera pero por dentro seguía siendo un semidios, ¿Verdad?
No tuvo el placer de seguir indagando, ya que se enteró de que Arcadia estaba invadida por Goblins, siendo su lugar de residencia el museo de Arcadia, aunque lo que no vio venir el semidiós, era la existencia de los cambiantes, sin duda tenia mucho que contarle a su hermano.
Sin embargo, unos pequeños pero firmes golpes habían llamado la atención de Skrael, Jim y Toby, siendo Bellroc el causante de estos sonidos, el cual se encontraba golpeando la ventana del auto en donde se encontraban ellos tres, aunque si había algo que destacar era que la expresión mas seria de lo normal que tenía el mayor de los hermanos.
— Está enojado —
La calma con la que habló Skrael era digna del soldado más valiente.
— ¿Cómo sabes que está enojado? Yo lo veo igual —
Fue la rápida pregunta que hizo Toby, quien no pudo evitar mirar al hermano de Skrael.
— Es mí hermano, lo conozco perfectamente para mí desgracia —
Fue la simple respuesta que dio Skrael mientras respiraba profundamente antes de bajar del auto.
Skrael no tuvo el valor o la oportunidad de hablar, ya que su hermano lo había tomado de su oreja antes de empezar a caminar, sin siquiera dirigirle la mirada a cualquiera de los presentes.
Mientras que Toby y Jim solo miraron mutuamente para que después de unos momentos Jim preguntara.
— ¿Qué acaba de pasar? —
— Problemas familiares, Jim —
Dijo Toby quien observó como en la distancia Skrael intentaba soltarse del agarre de su hermano, sin tener éxito.
En aquellos momentos Skrael era consiente de dos cosas, la primera era que su oreja necesitaría un poco de hielo y segundo, que su hermano no estaba dispuesto a volver a hacer la vista gorda y fingir que nada había pasado.
—¿Tienes algo que decir? —
pregunto Bellroc mientras miraba seriamente a su hermano
— Mira, se que estás molesto pero tienes que escucharme —
Skrael intentó sonar lo mas calmado posible, intentando que el animo de su hermano se empeorara.
— ¿Por qué piensas que estoy molesto? —
La pregunta dicha por su hermano solo hizo que Skrael no evitara sentir algo de angustia por sus palabras, sentía lo mismo que un niño cuando su padre le preguntaba de qué era consciente de lo que habia hecho, luego de romper la ventana con su pelota.
— Se que entiendes el porque de mis acciones ¿Por que reaccionas así? A ti nunca te importó lo que yo y Nari hacíamos antes —
Skrael no dudo en responder con cierto veneno en su voz mientras observaba como los ojos de su hermano se abrían en señal de sorpresa por el comentario tan inesperado, un punto sensible para ambos hermanos que odian pero en ocasiones simplemente no podían evitarlo.
— Esto no es por el cazatroles, hay riesgos al salir de esta casa y mas cuando mí hermano estúpido es quien lo hace —
Aquella preocupación con la que habló Bellroc era casi imperceptible pero era honesta.
Bellroc jamás lo llegará a admitir, pero si había algo bueno que había obtenido por volverse humano era que había desarrollado un mayor afecto por su hermano.
— Dime, mí querida Nari ¿Te duele algo? —
Fueron las dulces y venenosas palabras que llegaron a los odios de la pequeña semidiosa, mientras sentía como la mano de captura pasaba por su pelo.
De la misma forma en la que alguien lo haría para sentir el suave pelaje de su mascota.
— Jodete —
Fue la única respuesta llena de desprecio que logró formular, aunque un ardor instantáneo en su mejilla le indicó que aquello no había sido una buena idea.
De la misma forma en la que algunas personas corregían los errores de los demás, Nary no dudaría en demostrar cuánto adoraba disciplinar a quien tenía delante.
— Tienes una boquita muy grosera pequeña Nari pero decías que tus hermanos no tenían modales —
Aquella diversión en su voz solo hizo que Nari sintiera más repudio por quien estaba delante suya.
Incluso mientras Nary alborotaba su pelo, todavía tenía esa odiosa expresión feliz.
Como si no le importara la miseria en la que la tenía o simplemente disfrutaba su sufrimiento.
— Te odio —
Nari nunca fue alguien de insultos y odio, en algo en específico, amaba a sus hermanos, incluso a pesar de todo lo que habían hecho.
Lo que había hecho.
Pero Nary, era todo lo que nunca debió ser, hiba en contra de lo que ella representaba, sus pensamientos, sus valores y su moral.
Era como verse a sí misma en un espejo roto, seguía siendo ella pero era una forma tan diferente, que lo único que compartían era una aparecía con obvias alteraciones.
— Nari, no te culpo por tenerle odio a alguien, ¿Quieres saber algo que me molesta? —
— No hables como si me conocieras —
— Me molesta el hecho de que me odies ¿Qué te hice yo para ganarme tu odio? Yo no te traje aquí, yo no te obligué a suicidarte —
Nari quería gritar y decirle lo equivocada que estaba pero no lo hizo, porque tenía razón.
Ella no la había traído aquí, ella no la había obligado a tener que llevar ese fragmento de ónix a su cuello, ella no lo había criticado por su acción de abandonar a sus hermanos para proteger al mundo.
Nary la había llamado valiente por eso, algo que realmente no recordaba haber escuchado de alguno de sus hermanos e incluso aunque hubiera sido lo contrario, ya no podía recordarlo.
— Pobre pequeña alma en desgracia... —
Nari sintió como Nary la tomaba en sus brazos para abrazarla, y aunque quería aceptar aquella muestra de afecto aunque fuera de su enemiga, una parte de la pequeña arcana todavía deseaba pelear.
Por lo que dando un último suspiro tomaría fuerzas para levantar su brazo y darle un golpe a Nary.
— ¿Te duele, Nari? Créeme que me duele tanto como a ti tener que golpearte —
La burla fue lo único que pudo sentir Nari, mientras sentía como su cabeza era levantada y azotada una y otra vez contra el suelo.
𝐍𝐚 𝐧𝐢𝐦𝐢𝐭𝐳𝐦𝐢𝐜𝐭𝐢𝐬
— ¿Dijiste algo, cariño?... un poco mas alto, creo que dijiste que me matarías, ¿verdad? —
Nary no dudo en jalar del pelo a Nari para tenerla cara a cara, odiaba que fuera tan débil y llorona, ella era un dios y sin embargo, no tenia el valor de actuar como uno.
Solo los cobardes toman la salida fácil pero solo Nari encontraba una salida aun mas fácil.
Aunque Nari por puro instinto le habría escupido en el rostro, lo cual había provocado que le estrellaran su cabeza contra el suelo.
— Te quejabas de tus hermanos y resulta que tú eres peor —
Nary solo pudo mostrar una expresión de asco mientras limpiaba la saliva de su rostro.
— Supongo que debería de enseñarte modales ¿Por qué no? Hay que empezar con la primera lección —
Mientras que Nari muerta de miedo habría comenzado a arrastrarse con la esperanza de alejarse de su horrible destino.
Al percatarse de lo que Nari intentaba hacer, una risa había inundado toda la habitación asustando aún más a la pequeña semidiosa, mientras empezaba a correr en un intento de escapar mientras sentía como sus ojos se llenaban de lagrimas.
Aunque antes de que pudiera dar otro paso un collar junto a una correa habían aparecido en su cuello, evitando que no pudiera dar otro paso.
— ¿A dónde vas Nari? Todavía quedan muchas zonas de tu cuerpo sin golpear —
— No, por favor, ¡NO! —
— Y eso fue lo que paso —
Terminó de contar Skrael, mientras jugaba con sus dedos en un intento de calmar su ansiedad.
— Así que impuros y goblins, por alguna razón ya me lo había visto venir — decía Bellroc solo para después alzar su mirada, mirando atentamente a su hermano — ¿Qué más? —
— Eso es todo —
Fue la simple respuesta de Skrael, quien buscando calmar su ansiedad habia empezado a crear una pequeña escultura de hielo.
Al percatarse de lo que hacía su hermano, Bellroc soltó un cansado suspiro mientras movía su mano para atraer aquel trabajo hecho por su hermano.
— Es un trabajo impecable, puedo notar que pones bastante esfuerzo en lo que haces —
El comentario aunque era un alago no se sentía como uno, ese tono tan seco con el que hablaba Bellroc, hizo que Skrael pasara de sentirse ansioso a irritado, listo para levantarse y decirle que le devolviera su propiedad.
— Gracias... —
La respuesta que dio el menor fue una que transmitía toda su irritación, desde el tono que usaba hasta el tic que tenia en su ceja.
— Aunque veo un pequeño defecto ¿Quieres saber cuál es? —
Skrael no siquiera se molestó en pensar alguna respuesta a su hermano, sentía que sin importar lo que dijera tendría el mismo desenlace.
— Primero, esa gran cantidad de detalles que pones y el color que usas en tu hielo le da un toque... pero sin importar que tan bien lo hagas será un pésimo trabajo, por qué su creador es pésimo...—
— Dámela —
Skrael no dudo un segundo en intentar tomar su escultura, aunque su hermano habia sido mas rápido ya que habia logrado apartarla en el ultimo momento.
Skrael odiaba ser el pequeño de los dos.
— Eres pésimo en varias cosas, una de esas es mentirme —
Bellroc no dudó ni un momento en cerrar su mano para destruir la creación de su hermano delante suya.
— Ahora, volveré a preguntar ¿Qué más? —
El claro comportamiento sin algún límite hizo que Skrael tuviera que hacer un esfuerzo para no soltar un comentario que complicara la situación en la que se encontraba.
Y posiblemente desencadenara una pelea en consecuencia.
— Habían goblins, pero uno de ellos era diferente —
— ¿Goblins de sangre? —
— No, eran diferente, era negro con ojos dorados pero... parecía que varias rocas se habían fusionado con su cuerpo —
Bellroc solo se retiró sin dirigirle algún comentario a Skrael luego de escuchar sus palabras.
Estaba realmente intrigado por este nuevo espécimen que le había dado su hermano, después de todo ver algo nuevo después de tanto tiempo es sinónimo de curiosidad.
Aunque a Skrael no le importaba a dónde marchaba su hermano en la noche, después de todo el podía cuidarse solo, además deseaba dormir.
Pero ahora el mayor de los hermanos permanecía de pie en medio de la plaza de Arcadia, aunque los ojos de sus hombros miraban cada rincón de forma rápida.
Sentía como si alguna criatura salvaje lo estuviera acechando, estudiándolo antes de atacar.
Aunque aquella criatura salvaje tenía una flexibilidad digna de algún atleta olímpico, junto a su pequeño tamaño la volvían difícil de detectar.
Y sin embargo, ese animal estaba delante suyo, erguida sobre sus 2 patas mientras su expresión era la de una niña en el momento más feliz de su vida.
— Cientos de años esperando volver a verte ... —
—¿Nos conocemos? —
— No estoy muy segura, honestamente —
Las palabras de Bellroc eran serías, como la esperas encontrar de un adulto cansado, mientras que las de Nary seguían siendo las de una niña con tendencias psicópatas.
Bellroc no le importó alguna conversación, quién rápidamente envió un hechizo a su oponente, quién respondió tan rápido como el hechizo viajaba.
Aunque las impresiones de ambos no cambiaron, incluso cuando vieron como sus hechizos se anularon.
— ¿Qué demonios eres tu? —
— ¿Qué pregunta es esa mi querido Bell? Es mala educación preguntar sin haberse presentado, todos en esta familia no tienen educación, somos un asco como familia —
Al escuchar esa última frase Bellroc no se molesto en ocultar su expresión molesta, junto de que alrededor suyo varias llamaradas habían comenzado a formarse.
— Te lo preguntaré una última vez ¿Quién demonios eres? —
— ¿Enserio no me teconoces? Que desgracia, me e vuelto irreconocible —
El sarcasmo con el que hablaba Nary era tanto que incluso el más paciente la habría querido golpear.
Y aunque Bellroc quería hacer otra pregunta, varios fragmentos de onix atravesaron el lugar, buscando atravesar la piel de su objetivo.
Cubriéndose con gran habilidad de los ataques gracias a su báculo, el mayor de los hermanos parecía mostrarse superior en el combate, aunque varios fragmentos habían logrado cortarlo.
— ¿Qué ocurre Bellroc? ¿Hay algún problema? —
La pregunta hecha por Nary no logró hacer hablar al semidios, quien miraba atentamente a su rival sin importar sus heridas.
— ¿Qué le hiciste a mi hermano? —
— Solo jugamos, como en los viejos tiempos —
Durante toda la noche ambos magos demostraron la experiencia que habían reunido.
Uno era más débil pero era más listo, mientras que la otra se había vuelto más peligrosa pero más errática.
— No saldrás de aquí con vida —
— Ni sildris di iqui con vidi —
Para Nary solo era un juego.
No importaba cuando lo interara Bellroc, sus inventos por atrapar o derribar a su oponente parecían ser cada vez menos efectivos.
Y aunque parecía haber encontrado una oportunidad cuando logró atrapar la pierna de su oponente con una cuerda hecha de magia, Nary se encargó de mostrarle lo equivocado que estaba.
Cortando la cuerda antes de que está se tensara usando una esquirla de ónix
— Para ser alguien que ha vivido siglos sigues usando los mismos trucos —
Burlándose Nary de Bellroc mientras volvía a correr, saltando con gracia cada obstáculo que aparecía.
Algo que solo observo Bellroc antes de dar media vuelta y marcharse también.
Incluso aunque era un golpe para su orgullo, el semidios podía reconocer cuando una situación lo había superado.
Durante su trayecto de regreso el mago se habia mantenido en completo silencio mientras que dentro de su mente aquella escena de como cortaban su hechizo se repitío en un bucle constante.
Sus ataques, formas de desplazarse, contraataques, incluso la ruta que habia seguido.
Se sintió como si todo aquello ya hubiera sido planificado antes de su encuentro.
Odiaba no saber nada, sobre todo cuando era algo que involucraba su seguridad y la de su hermano.
Más sin embargo, ahora se encontraba afuera de su hogar, entrando mientras deseaba no despertar a su hermano.
Al llegar a su habitación se dejó caer sobre su cama sin importarle el echo de que está no estaba arreglada.
Por primera vez desde que había comenzado a vivir como humano habría experimentado lo que era dormir.
Después de aquel acontecimiento la vida de ambos pareció volver a normalizarse hasta cierto punto, no obstante, ambos sabían que esto no habia terminado.
Nary era un chiste sin gracia pero no un villano de la semana, despues de todo tenía en su poder un gran conocimiento de sus formas de luchar, un gran arsenal de Ónix y reflejos suficientes para incluso poder mantener una pelea con ambos.
El cazatroles podía de encargarse de mantener el escaso equilibrio que quedaba mientras que ellos se encargaban de acabar con este nuevo problema.
Este conflicto era tan antiguo como ellos que incluso podía ser tratado como algo personal y por supuesto que lo era, después de todo esto era algo entre familia.
Oigan ¿Qué tal me quedo mi dibujo?, lo hice pensando en el aspecto que tendría Nari después de resucitar.
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