Caí por ti
—¡Draco! ¡Ya despiertate, vamos a llegar tarde a pociones! —Sintió como algo suave le era arrojado al rostro, quizás una almohada, gruñó con protesta ante Blaise y se arropó hasta la cabeza. —¿Quién te manda a andar desvelandote con el salvador del mundo? Atente a las consecuencias y levantate. —Esta vez, sintió como Blaise jalaba su pierna para sacarlo de la cama.
—Maldita sea ¡Ya! Ya me levanté, déjame.
Su amigo se alejó para continuar arreglando su uniforme mientras que él se sentaba en su cama con una cara fruncida del mal humor con el que se había levantado, le ardían los ojos, así que no pudo evitar tallarlos para aliviar la molestia pero no funcionó, esto de estar desvelandose a altas horas de la noche con Potter le estaba cobrando factura, él no era de los que acostumbraba a dormir poco, Draco era de las personas que necesitaban sus ocho horas de sueño revitalizante para poder funcionar correctamente y tener una piel sana, no quería ni imaginarse a sí mismo con unas ojeras.
Se levantó de su cama después de haber estado viendo con una mirada pérdida a Blaise acomodándose su uniforme, se dirigió al baño para darse una ducha rápida con agua fría, si de por sí, las mazmorras eran frías a causa de estar debajo del lago y el invierno que se aproximaba, bien le podría dar hipotermia pero no le dio importancia, necesitaba despertarse.
No tuvo tiempo de usar sus cremas faciales ni las del cabello, solo atino a peinarlo con los dedos e irse para ponerse el uniforme, Blaise ya no se encontraba en el cuarto, supuso que estaría en la sala común esperándolo, así que cuando termino, salió de la habitación hacia la sala, donde en efecto, estaba Zabini, Crabbe, Goyle y Parkinson esperándolo, la única chica lo saludó con una sonrisa y un beso en la mejilla mientras que los demás solo le atinaron una sonrisa para después dirigirse a la clase de transfiguración que tenían como primera hora con los Ravenclaw.
No les había dicho aún a sus amigos sobre el beso con Harry, una punzada que no sabía identificar le impedía hacerlo, como si fuera una especie de respeto al momento, tal vez simplemente no tenía las ganas de mofarse del castaño con sus amigos en esos momentos.
Paso la clase sin prestar atención, su mente estaba puesta en la madrugada de ese día repitiendo lo último como si fuera un disco rayado hasta que terminaron las dos horas de clase y se pudo dirigir al gran comedor junto con sus compañeros, apenas entro al gran comedor, su mirada fue inconscientemente a la mesa de los leones pero esta apenas tenía a algunos alumnos, todos siempre eran impuntuales hasta para el desayuno. Tomó asiento y degusto algunos sándwiches pequeños hasta que pudo escuchar entre todas las conversaciones, la risotada de Harry quien iba entrando junto con sus amigos, no sabía lo que hablaban, no podía escucharlo pero si podía captar la risa que daba el castaño que debía su humor a la comadreja quien platicaba algo y Granger también sonreía; tuvo su mirada fija en ellos hasta que se sentaron en su mesa.
<<¿Por qué no me voltea a ver? ¿Qué está está esperando? ¿Es tan insensible que ni siquiera va a buscarme con sus anticuados anteojos?>>
Apretó los labios con desdén, quiso retirar la vista pero pudo notar como Harry levantaba el rostro y observaba toda la mesa Slytherin hasta que cayó en la presencia de Draco, toparon sus miradas por unos cuantos segundos, el rubio curveo la comisura de sus labios hacia arriba, Harry le regreso la sonrisa de una forma avergonzada junto con sus mejillas rosas.
—¿Draco estás escuchando lo que estoy diciendo? —Blaise de interpuso entre la interacción poniéndose enfrente, impidiendo que pudiera seguir viendo a Harry, frunció el ceño de forma incosciente y con molestia.
—No y ni quiero saber, quítate. —Intentó asomar la cabeza por encima del hombro del moreno pero le fue imposible conectar la mirada otra vez con Potter puesto que este ya estaba conversando con sus amigos de nuevo. Dio un resoplido molesto y miro a Blaise de nuevo. —Bien, dime.
—Uy, que humor traes esta mañana. —Comentó Pansy mirándolo mientras untaba mantequilla en un pan.
—Es por no haber dormido, andaba de Romeo con su Julieto. —Rió Zabini mientras se reía con Crabbe aunque este ni siquiera tenía idea de qué hablaban.
—¡Atrevido! ¡Ni siquiera nos has contado cómo te fue ayer! Suelta ahora mismo la sopa, es una orden. —Pansy dejo caer su pan mientras lo veía con una sonrisa caprichosa junto con sus amigos aunque ni Crabbe ni Goyle sabían exactamente qué estaba pasando, no se molestaron en contárselo, no era que no confiaban en ellos, simplemente no les apetecía darles el contexto y ellos no lo habían pedido tampoco.
—No paso nada.
—¡No te creo! Ayer escuché que llegaste en la madrugada ¿Qué ibas a estar haciendo con Potter?
Blaise y Pansy se miraron por un momento como si conectarán sus pensamientos y abrieron los ojos sorprendidos.
—¡No me lo creo! ¡Ya lo besuqueaste! —Gritaron al mismo tiempo atrayendo algunas miradas curiosas que no les prestaron mucha atención.
Draco no respondió, solo alzó los hombros con incomodidad y llevaba una manzana verde a su boca, no le apetecía nada de bromas respecto a lo que estaba haciendo con Potter así que solo le dio por su lado a los comentarios que hacían sus amigos, ahora participando también Crabbe y Goyle haciendo suposiciones a lo que estaba pasando.
—Dejen el tema, ya sabíamos que lo iba a tener que besar. —Hartó de escuchar como se miraban sus amigos, se levantó de la mesa, aún quedaba mucho tiempo para terminar el desayuno.
—¡Pero tienes que darnos detalles! —Exigió Parkinson mientras se recargaba en la mesa para alcanzar la manga de su túnica y detenerlo.
—Déjalo, Pansy, tal vez no quiere vomitar y yo quiero seguir comiendo sin ver lo que él comió ayer. —Dijo Blaise e hizo retirar la mano de la chica de la ropa de Draco.
La otra rezongo por lo bajo pero no se opuso más cuando vio como Draco se marchaba.
Se encaminó al patio del colegio con la manzana en su mano con apenas una mordida, no tenía claro porqué se sentía tan incómodo consigo mismo, no le había pasado antes e intentaba encontrar las palabras para explicar pero no podía. Decidió ir hasta el límite del bosque prohibido y se sentó en un árbol, recargo su cabeza en el tronco y cerró los ojos con malestar, sentía que una jaqueca se avecinaba y suspiro.
—¿Malfoy? —Saltó sobre su sitio cuando escucho la repentina voz, dejo escapar un gritito por el susto y abrió los ojos para toparse con la mirada verdosa de Harry quien lo miraba de cerca doblado sobre sus rodillas un poco divertido. —¿Te asusté?
—Que va ¿Yo? Claro que no. —Negó nervioso y mordió su manzana. Vio como Harry se sentaba frente a él con las piernas cruzadas, no pudo evitar dirigirle gesto con una ceja alzada. —¿No hay más "Draco", ahora soy Malfoy? Pensé que habíamos dado un paso en esta madrugada.
Harry lo miró avergonzado inmediatamente, nervioso y trago saliva, no negó que le gustó el movimiento de la manzana de Adán que bajó y subió en su cuello ante esa acción. —Más bien, fue una zancada o un salto, no un paso. —Bajó la mirada. —Vi que saliste rápido del desayuno ¿Todo bien? —La pregunta salió con un deje de preocupación que hizo que Draco se sintiera cálido o algo parecido, no supo identificar el sentimiento, pero si entendía que le gustaba la sensación.
—Sí, no fue nada, solo me harté de mis amigos y sus idioteces, quise descansar de ello unos momentos antes de tener que estar con ellos las demás clases. —Draco notó como Harry jugaba con sus dedos aún con la mirada baja, lo observó con curiosidad, casi parecía que no le había escuchando. —¿Te comió la lengua McGonagall?
Harry lo miró consternado hasta que pareció que entendió el chiste y rió por lo bajo, relajo sus hombros y miro a Draco, esta vez era él quien se removió con nerviosismo pero en lugar de jugar con sus dedos como lo había hecho Potter, él mordió su manzana de nuevo, casi llegando al corazón de esta.
—¿Todo bien? —Preguntó de nuevo Harry, Draco guardo silencio unos momentos intentando encontrar el transfondo de la pregunta hasta que la encontró.
—Si, Potter, está todo bien ¿Y tú? —Dejo caer la manzana a su lado, no le importó, ya no se le antojaba comerla, miró fijamente a Harry.
Se acercó a Draco, quizás más de lo necesario, y dijo con una voz calmada que disfrazaba sus nervios. —Sí... Sólo estoy confundido, confundido por la situación. —Draco se acercó esta vez, inclinándose y despegando la espalda del tronco, sujeto el dedo corazón de Potter pero no despegaron sus miradas. —Tal vez, muy confundido.
Se acercaron ambos hasta que pudieron sentir como sus labios rozaban, un pequeño beso que solo constó del contacto de su piel y se separaron como si fuera algo que necesitaban en ese instante.
—Tienes las gafas chuecas. —Rió por lo bajo mientras veía como los anteojos redondos del castaño estaban ladeados y se acercó para quitarlos de su rostro y los observó con detenimiento. —Deberías comprar otros, estos están dando las últimas, Potter.
Harry elevó los hombros sin importancia, aún seguían cerca. —Los he tenido desde los ocho años, creo que es comprensible.
—¡¿Desde los ocho?! Yo lo único que tengo que sea tan longevo es mi álbum de fotos y eso que renovamos la portada cada año con piel nueva.
—Señor modestia. —Respondió Harry rodando los ojos pero soltó una risotada cuando vió como Draco intentaba ponérselos a él mismo pero no podía.
—¡Tienes una cabeza tan pequeña! ¡No me entran! —Dijo mientras intentaba de nuevo ponerlos.
—Debes ajustarlos, espera. —Se acercó al rostro del rubio y acomodo las patillas de los lentes encima de sus orejas, pudo sentir el frío de la piel de Draco y se estremeció. Alejo las manos cuando logró el cometido, viendo como Malfoy intentaba parpadear para acostumbrarse a la vista, intentando enfocar, Harry lo miró con apreciación, admitía que Draco no estaba hecho para usar lentes, había algo raro en su aspecto con ellos, pero se emocionó más por el hecho de Draco usando algo que él tenía en su rostro segundos antes, lo sentía como si fuera algo íntimo. —Te quedan mejor que a mí.
—Claramente, aún si es algo tan horroroso. —Se quito los anteojos para devolverlos a Harry quien se los volvió a poner. —¿Pero cuánta miopía tienes? Pareces más ciego que un topo.
—No lo sé.
—¿Cómo no vas a saberlo?
Harry levantó de nuevo los hombros con desinterés. —No lo sé, mi tía me dio los lentes un día que llegó a casa, creo que el vecino los había tirado y ella los recogió para darmelos luego de estar tropezando por todas las mesitas de la sala cuando tenía que llevarle café a la familia.
Draco frunció el entrecejo. —¿Tu familia es pobre?
—No, es una familia promedio, no es rica pero no es pobre ¿Por qué?
—Pues porque me dijiste que los recogió de la basura, solo la gente pobre hace eso...— Respondió lentamente y bajando en cada la palabra el tono de voz después de darse cuenta que eso podía ofender a Harry pero era algo que le daba curiosidad puesto que sabía que la familia Potter no era necesariamente falta de recursos cuando estaban vivos, más bien, eran considerados uno de los apellidos con más dinero del mundo mágico, así que no le encontraba sentido a la situación.
Harry negó divertido ante la situación. —No, lo hizo solo para que no molestará tanto.
—¿Entonces nunca te llevo a un estudio sobre tu vista? —Harry negó divertido. —¿Y no es pobre? —Harry volvió a negar con una risilla como si fuera comico que para alguien sea extraño cuando él vivió con ello desde que tenía memoria. —Tu tía es una desgraciada. —Esta vez, Harry asintió y se acercó al lado de Draco para estar hombro a hombro sentados, hizo rodar la manzana verde por el césped.
—Sí, toda la familia es una desgraciada total pero tendría que pasar horas para contártelo y tenemos clases en unos minutos, de hecho, tendríamos que irnos ahora mismo para llegar a tiempo.
Draco miró el castillo a lo lejano como si estuviera pensando algo y mordió su labio inferior. —No creas que soy incumplido pero...
—¿Quieres que estemos aquí hasta que las clases terminen? —Harry termino de decir como si adivinará las palabras que usaría.
Draco soltó una risilla y asintió. —Sí, así puedes contarme lo que te haya hecho esa familia muggle tuya, podré juzgar si merecen mi odio o mi admiración por haberte hecho la vida imposible en vacaciones cuando yo no podía hacerlo.
Harry rió por lo bajo y terminó por contarle muchas vivencias suyas, la mayoría malas y otras que él recordaba con cariño pero Draco siempre le interrumpía diciendo "Eso solo eras tú intentando sobrellevar las cosas, no era una situación linda, Potter.", En una de esas situaciones, cuando habló sobre sus primeros años de vida y sobre dormir debajo de las escaleras, necesito respirar profundamente para detener las lágrimas que querían salir de sus empañados ojos, no había caído en cuenta del dolor le adueñaba el pecho ante la situación, siempre lo había visto como algo normal pero las explicaciones realistas y la mirada lastimera que le mando Draco durante sus relatos le hicieron de pronto caer en cuenta de la tristeza que emanaba.
—¿Realmente es tan malo como suena? —Preguntó decaído y con un nudo en la garganta junto con los ojos empañados no quería parpadear porque sabía que si lo hacía, las lágrimas se iban a desbordar, le había pasado algo similar cuando le contó a Hermione y a Ron sobre su familia, no les había comentado tanto ya que al final siempre terminaban cambiando de tema y riendo tal vez en un intento de animar a Harry distrayendolo.
Draco no supo porqué, pero le fue inevitable acercar su mano a la mejilla de Harry, como si le diera un permiso silencioso de abrirse a él, quizás más como una petición que un permiso y así lo hizo, cerró los ojos lentamente y dejó que unas lágrimas silenciosas cayeran, quiso limpiarlas arrepentido pues sentía que estaba siendo una molestia para Malfoy pero este solo atino a limpiarle algunas lágrimas con lentitud.
Draco le consoló y Harry lo miró, aún con el agua salada recorriendole el rostro, como si quisiera ser consolado como un niño pequeño, se sentía como cuando tenía esos cinco años de edad que fue cuando cayó en cuenta que, donde dormía, no era una habitación como la que tenía Dudley ni sus tíos o alguno de los niños que podía ver en los programas de televisión que veía en la sala a escondidas por la noche y que todo ello que era una especie de castigo por seguir respirando, por haber vivido.
—No merecías nada de eso, Harry. —Susurró casi como si fuera un arrullo su nombre por primera vez y Harry se dejó hacer. —Pensé que toda la vida la habías tenido llena de comodidades y que nunca estabas solo, ya sabes, por eso de haber sido el niño que vivió. —Aquello a Harry le pareció una disculpa camuflajeada por parte de Draco por el hecho de haberlo lo molestado en esos años pero no dijo nada más al respecto.
Siguieron hablando, era como si Harry se desahogara y se abriera como un cofre mientras Draco se limitaba a consolarlo con atención.
—¿Te gustan tanto las manzanas? —Preguntó Harry después de haber contado otra vivencia de cuando estaba en la escuela muggle y como era molestado por todos gracias a que Dudley había estado diciendo lo raro que era y que ni siquiera los profesores le hacían caso, quería cambiar el tema puesto que quería algo nuevo en la mente y soltó lo primero que pensó.
—Solo las verdes.
—¿Por qué?
—Las rojas son muy Gryffindor.
Harry rió y dejó caer la cabeza en el hombro de Draco, ya habían pasado fácilmente 3 clases desde que estaban ahí sentados, Draco también dejó caer su cabeza encima de la cabellera del castaño, sintiendo el cabello rígido de Harry.
Esta vez, quedaron en un silencio cómodo, miraron el cielo y entrelazaron dos de su dedos por encima del césped sintiendo se complementaban por un momento con la piel fría de Draco y la calidez de Harry, todo hasta que Filch los encontró y tuvieron que salir corriendo del lugar con algunas risas, huyendo de un Filch enfadado, tenían la fé de perderlo en alguno de los árboles o de los pasillos de Hogwarts mientras estaba desierto puesto que los estudiantes se suponía que debían estar en clases.
Sujetos de la mano mientras corrían, solo sintieron como chocaron con algo o alguien, abriendo los ojos con susto y separándose cuando vieron a Snape con ojos cuestionables.
<<Mierda.>>
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