5
Sejeong nos había dejado en algún momento, pero no porque quisiera. La habíamos excluido; yo lo había hecho. Supongo que ella se dio cuenta un poco tarde de lo que estaba pasando, porque su reacción fue dudosa.
—¿Qué mierda te sucede? —ella se quejó—. ¿Por qué me corriste con tu brazo como si fuera un perro?
Me quedé en silencio, no tenía nada para decir y no quería decir nada. Ella seguía con esa expresión de "quiero una disculpa o lárgate de aquí". Me arrodillé en la cama para quedar a una altura similar a la de ella y, en ese instante sentí la piel de Sehun deslizándose, escapando de mis piernas. Él se sentó de espaldas en el otro extremo de la cama y se estiró, los músculos de su espalda se marcaron y su cintura se estrechó aún más. Solo unos segundos antes estaba recorriendo su tatuaje con mi lengua.
—Arruinaste el momento —dijo sin un tono particular—. Es obvio que en un trío alguien queda descolgado por un tiempo, supongo que solo te gusta ser el centro de atención. También es cierto, que, si no te gusta, no tienes por qué seguir. Ahora, ¿te parece bien arruinar la experiencia del resto? —Peinó su cabello y se levantó—. ¿Qué hubieras dicho si el ofendido fuera Park?
—Es diferente.
—¿Por qué? —Sehun ya tenía encima sus pantalones y la camisa le colgaba de un solo hombro; esperaba la respuesta de Sejeong—. Escucha; cuando me pediste este "favor", te dije que no me haría responsable de ustedes. —Nos señaló con su mano libre—. Soy serio con esto, pero no como un obsesivo; para internarse en el placer de forma segura, hay que tener la mente muy abierta y el corazón cerrado. Ustedes dos son la pareja, yo solo soy un "invitado"; una vez que esto termine, se quedarán solos. ¿Lo sabes? ¿No?
—Claro que lo sé; por eso no quiero quedar afuera, siento que Chanyeol me deja de lado como siempre.
—Bien. —Terminó con sus botones—. Ahora háblalo con él. Tengo que irme.
—¿Nos veremos dentro de dos días?
—No lo sé, Sejeong. —Tomó su saco—. Mis horarios están desastrosos, casi no vengo hoy. Puede que no nos veamos en unos...
—¿Puedes volver mañana? —los interrumpí.
Sehun me miraba como si fuera un estúpido y Sejeong seguía en su mundo, solo eso podía explicar su silencio después de mi pregunta.
—No creo que los problemas estén resueltos para mañana. —Inclinó su cabeza y sacó su celular—. Aunque, si te soy honesto, puedo venir.
—Bien. —Me levanté y no hice caso al abrazo de Sejeong—. Nos vemos mañana.
Caminé hasta el baño y no salí hasta que Sehun se fue.
...
Chanyeol salió y recogió toda su ropa, se había tomado un baño y el olor del shampoo nuevo me molestaba demasiado: el aroma era penetrante y ácido, como si se quisiera hacer notar a toda costa.
No pasó la noche en la habitación. Después de elegir un traje negro, no muy formal, me dijo mientras paseaba de un lado a otro que tenía que salir. Chanyeol solía salir mucho cuando era más joven, así fue como nos conocimos. Tenía el aspecto de un conquistador, pero después mostraba su lado divertido. Era muy exigente, no esperaba de forma pasiva a que alguien fue por él, por eso me gustó. Antes de salir vi esa mirada, la fiebre de la competitiva había regresado, en su cuerpo se marcaba con el porte galán.
—¿Por qué no llegaste anoche? —Arrojé mi bolso sobre su escritorio. Almorzar con mis amigas había sido una pésima idea. No pude atraparlo cuando regresó a casa, ni saber a qué hora lo hizo—. No saliste con tus amigos.
—No. —Apenas levantó la cabeza de la computadora—. Fui a ver a mi madre.
—¿A tu madre? Me dijiste que ella no estaba en la ciudad.
—Sí. No estaba. Llegó anoche.
—Sé perfectamente que no llegó anoche. —Cubrí la mitad de mi rostro con la palma de mi mano—. Además, tu madre solo elige los horarios diurnos para verte. ¿Y sabes por qué? —Él no me dijo nada—. Porque sabe que estoy en la oficina.
—Mi madre nunca haría eso. —No me miró—. Es una mujer ocupada y sus horarios no son muy estables.
—¿Solo es eso? —Asintió—. Bien. Quiero conocerla, ¿cuándo se reunirán de nuevo?
Chanyeol dejó de escribir.
—No hagas esto. Ya lo habíamos hablado.
—¿De verdad? No lo recuerdo. —Caminé de un lado a otro—. Nuca acepté que viviría en las sombras.
—No estás a las sombras, eres mi novia. Todas las personas que están a mi alrededor lo saben.
—Somos una pareja, pero no conozco a tus padres. ¿Tienes una idea de lo que eso significa? —Él suspiró con fastidio y eso me hizo enojar aún más—. ¿VAS A PRESENTARME A TU MADRE?
Chanyeol apretó sus labios y sus dedos se volvieron blancos sobre la mesa del escritorio.
—Sejeong, no es un buen momento.
—¿Y cuándo lo será? —Me senté frente a él—. ¿Cuándo tu mamita quiera?
—No metas a mi madre en esto. Estoy siendo amable, por favor acepta esto. Fue lo primero que dejamos en claro cuando esta relación comenzó.
—Para tu madre no soy nadie, eso lo tengo muy claro.
—Sejeong, es algo muy simple. Ella no tiene nada contra ti, solo no le interesa conocer a mis parejas. No es particularmente en tu contra. —Cerró la computadora—. Necesito que lo entiendas.
—¿Por qué tú me entiendes a mi?
—¿Crees que no te entiendo? —Se levantó—. Desde que estamos juntos no hecho mas que eso. Incluso acepté que quisieras meter a alguien más en nuestra pareja.
—Pero lo terminaste disfrutando más que yo.
—¿Eso es lo que te molesta? Si quieres la próxima vez me quedaré sentado y no haré nada.
—Y todo por resguardar a tu madre, ¿no? —escupí; su actitud se estaba volviendo intolerable para mi.
—¿Terminaste? —Tomó asiento—. Tengo que seguir con mi trabajo.
—¿No voy a conocerla?
Sacó su celular y se levantó.
—Tengo una reunión.
—¿Voy a cenar sola?
—Puedes llamar a tus amigas. —Guardó su computadora y me dejó sola—.
—Eres un idiota.
...
Siempre que Kai me llamaba era por sus problemas maritales, ya decía Chen que nos olvidaría al casarse.
—¿Y? ¿Viste a nuestro caribeño amigo? —Me pasó la mano y le devolví el saludo.
—No. Supongo que llegará en unos minutos, él sí puede llegar tarde. —La última frase tuve gritarla para que la música no me ahogara.
—Este bar es muy ruidoso.
—Es el lugar favorito de Kai. Dice que aquí hay buena música y tragos increíbles. —Un camarero con ojos de gato trajo nuestras bebidas—. Deja eso. —Chen guiñó un ojo—. Te pueden hacer una denuncia por acoso.
—No hice nada.
—Aún.
Una gran vociferación cruzó detrás de nosotros, el camarero también se unió a los gritos y giró una servilleta como una bandera.
—¿Qué pasa?
—Parece que hay una despedida de matrimonio —contestó Kai; separó una silla y se sentó junto a nosotros.
—¿No es despedida de soltero? —cuestioné.
—No. Alguien se acaba de divorciar y vino a festejar.
—Genial. Le podemos decir a Kyungsoo...
—Cierra la boca, Chen. —Le quitó su vaso e hizo fondo con lo que había dentro—. No estoy para bromas.
—Pobre, debe ser duro. —Chen hizo un gesto para pedir otro vaso—. Yo no te hubiera perdonado. —Kai frunció el ceño con asco—. Creo que no llegaran a los tres meses, dos ya es mucho.
Kai tomó aire y giró el vaso sobre su propio eje varias veces; le di unas cuantas palmadas en la espalda y tomé un poco de whisky.
—Se va mañana. ¿Qué hago?
Me quedé en silencio, aunque sé que él no buscaba una respuesta en nosotros.
—Mejor voy a seguir soltero. —Me comentó Chen en voz baja.
A nuestras espaldas había una vida paralela, alguien que estaba verdaderamente feliz. Y esos gritos perturbaban a mi pobre amigo porque él estaba muy lejos de un futuro así. Era seguro que, si Kai estaba con nosotros, era porque Kyungsoo ya se había ido. ¿Cómo alguien podría estar feliz porque su matrimonio se fue a la basura?
—Ya vuelvo. —Chen se levantó y fue a los baños.
—Te ves cansado. ¿Pasó algo?
—No lo sé. Digamos que no sé qué le pasa a mi relación con Sejeong.
—¿Se pelearon o algo? —Kai pidió otro vaso—. Recuerdo que tenía mucho carácter, pero no sé si del bueno.
—¿Acaso sabes diferenciar eso?
—Sí. —Miró el líquido del vaso—. Me gusta el carácter. Es algo que me atrae mucho; alguien así puede sobreponerse a todo.
—Tienes razón.
—Me voy. —Lo miré extrañado—. Chen no va a volver, está coqueteando con el camarero y tú tienes que volver a tu casa.
—Kai, puedo quedarme.
—No sé para qué vine. No me siento bien. —Sacó su tarjeta.
—No. Yo invito. —Empujé su mano—. Nos vemos mañana.
—Sí. Supongo que sí.
Algo explotó detrás de mi espalda y, del susto, casi me ahogo con el whisky.
—Mierda. —Papelitos de todos los colores inundaron la mesada y todo el bar.
El camero dejó de hablar con Chen y corrió hasta la parte de atrás.
—¡Sehun! Le prometiste a Donghae que no arruinarías el lugar con explosiones, otra vez.
—¡No fui yo! —Me volteé para verlo. Así que, este era el trabajo importante que tenía—. Lo trajo un amigo y me pidió que lo usara.
—Pero lo usaste. —Le golpeó con un trapo—. ¿Qué se supone que voy a decirle?
—Dile que fue mi culpa, se le pasará. Además, siempre pago por los daños.
—Ese no es el problema; asustaste a los clientes. Creo que abusas demasiado.
Sehun hizo un paneo con la mirada, agaché mi cabeza para ocultar mi rostro; un par de quejas fueron liberadas por el camarero y, después, volvió a sus actividades.
Mantuve mi concentración en la copa, luego en el líquido y después en el hielo (cada vez más transparente). Mi cuerpo se sacudió un poco cuando unas manos se apoyaron en mis hombros y me llevaron a levantar la cabeza, aire cálido y algo húmedo rozó mi oreja izquierda.
—Estás muy solo. —Su dedo índice acarició mi cuello—. ¿Te gustaría unirte a mi fiesta? Necesito un estríper.
—¡¿Qué?! —Me levanté—. ¿Qué haces aquí?
—Me estoy despidiendo de mi matrimonio. —Sonrió—. Vamos; te vas a divertir un poco, incluso puedes traer a tu novia. —Volteó hacia varios lugares, buscándola.
—¿No la invitaste? ¿Ustedes no son amigos?
—No tan amigos; pero ahora estoy enmendando mi error. —Tomó mi brazo y arrastró mi cuerpo hasta la muchedumbre—. Voy a buscar bebidas, busca a tu novia y tráela.
—Ella no vino conmigo. —Pensé en Chen—. Estaba con unos amigos, pero me abandonaron.
—Mejor. —Fruncí el ceño—. Ahora te puedes divertir conmigo. Mis amigos también se están evaporando.
...
La amistad de Sehun se sentía bien. Era bueno conmigo y no me recriminaba cosas, una buena amistad; estás cosas las pensaba mientras él, en calidad de anfitrión, vagaba por las mesas charlando y bailando. No estaba tan loco, nos conocemos poco, pero él me trata de manera especial; o eso me hacía pensar cada vez que cargaba mi copa cuando la veía vacía y cuando me acercaba comida. Es tonto que la menor muestra de interés me haga sentir feliz.
—¿Bailas conmigo?
—No creo que sea buena idea. —Mi vista ya estaba alterada por el alcohol; Sehun se veía fresco y lleno de energía—. Podrías pasar mucha vergüenza. —Recordé la vez que Sejeong cayó al suelo porque pisé su vestido: ella estaba furiosa.
—No me importaría.
Caí rendido en la silla, el lugar ya no daba vueltas, pero seguía mareado. Durante los pocos minutos de baile, Sehun se las ingenió para escapar de mis pisadas. Era muy hábil con los pies, jamás dejó de mirarme, incluso cuando mi rodilla rozó con fuerza la suya.
—¿Ya cansado?
—Sí. —Recosté mi espalda por completo en la silla—. No creo que pueda conducir en este estado.
—Voy a llevarte a casa.
—¿Por qué? ¿Tienes miedo de que caiga en malas manos?
Él sonrió y deslizó sus dedos por mi corbata.
—De eso debería preocuparse alguien más.
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