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El inicio


º Lan YuZhén I º

Lan YuZhén creció en el seno de una familia adinerada y pudiente. Como toda élite le correspondió contraer nupcias con alguien de buena familia, o con el suficiente ingreso, para traer prestigio a su familia.

Era un matrimonio concertado entre sus padres y su esposo, quien era mayor que ella.

Lan YuZhén, anteriormente Nan YuZhén , era una joven de buena familia que no conocía mucho del mundo real, pronto se vio obligada a salir de la burbuja de seguridad que las paredes de su prestigiosa casa brindaron.

Las señales fueron claras y evidentes desde un inicio. La relación no pintaba bien, incluso desde la entrevista de compromiso QingHeng-Jun se mostró como un hombre obsesivo, pero carente de interés genuino al momento de conocer a su prometida. Fue un hombre que vio aquella situación como un negocio fructífero a futuro, y el camino más fácil para obtener a la mujer de la cual se encegueció.

Lan YuZhén era hermosa y tenía una educación impecable; dichas cualidades fueron elogiadas, especialmente al cubrir el rol de anfitriona en reuniones y eventos familiares a los que tuviese que asistir en pro de la reputación de su marido. Era una dama de buena familia, lo cual agregaría prestigio y respaldo a la empresa del mismo, además de tener un cuerpo apto para llevar a sus hijos.

Lan YuZhén era una mujer alegre, casi risueña, pero lo suficientemente discreta para no ser tachada como problemática en la familia de su esposo.

Al carecer de voz y voto en la decisión, supuso que lo único a hacer era dar lo mejor de sí. Tener al menos una buena relación con su marido se convirtió en su único deseo. La mujer no esperaba un amor apasionado ni intenso, pero sí ansiaba una convivencia amena y respetuosa. Si QingHeng-Jun la respetaba y trataba con amabilidad ella sería feliz aunque no hubiese amor real.

No pasó demasiado para que se casaran. De cualquier manera no era un enlace que se hiciese por amor; así que la resolución fue "entre más pronto mejor" , y el matrimonio se concretó en poco más de dos encuentros con el heredero de la familia Lan.

YuZhén fue abrumada por la culpa cuando su matrimonio comenzó a ir en declive.

Había cometido el error de sincerarse a su esposo; de la realidad en cuanto a sus sentimientos, deseos y preferencias. YuZhén, trató de engañarse, cumplir las expectativas de su familia, pero vivir una vida de mentira la consumía.

La confesión pareció destrozar los sueños egoístas que se habían tejido en la cabeza del heredero Lan. Y en consecuencia obtuvo la fría indiferencia. Se había casado con una mujer que no lo deseaba, que incluso después de la boda no cambió su pensar ni sentir y se mantuvo respetuosamente fría en sus afectos.

Se había encadenado a una mujer torcida, y eso endureció su alma.

QingHeng-Jun no fue un hombre amable después de eso, pero le llamaba de manera respetuosa con el título propio de una gran señora. Al menos lo hizo la mayor parte del tiempo.

No era un amante dulce. Era la clase de hombre que buscaba su propia satisfacción por encima de la de su compañera. Y esto la hizo sentir utilizada y solitaria en su matrimonio.

Pese a la inconformidad con su relación, le resultó imposible volver a casa. Su familia biológica ya no era su familia. Pertenecía a su marido, y como tal adoptó su nombre. Sus padres apoyaron la decisión fielmente por encima de las opiniones de YuZhén. Eran una familia conservadora y tradicionalista; por lo cual no pudo hacer nada para cambiar la situación en la que vivía.

La familia Lan se enteró de su secreto más profundo, y lo utilizaron para someterla, por miedo a que tal secreto saliese a la luz. QingHeng-Jun prefirió salir de viaje de negocios, trabajar, hacerse de su compañía y engrandecer el imperio Lan que pasar tiempo con su esposa. Lo único para lo cual buscó a Lan YuZhén era para satisfacerse y presionar a tener un heredero.

Pese a sus intentos, Lan YuZhén no logró ser más cercana a su marido de lo que era en un inicio cuando le conoció, y más tarde, el miedo la paralizó y se forzó al encierro para evitar ser devorada por la sociedad que había clavado sus ojos en ella.

Intentó comprender los asuntos del negocio familiar. En su ingenuidad pensó que, quizá si tenían algún tema en común del cual conversar la dinámica con su marido resultaría menos tensa.

Pasaba los días en casa. Aburrida haciendo las labores de la señora de QingHeng-Jun, primera dama de la familia Lan; con los pasatiempos apropiados de una "dama de alta sociedad".

Por supuesto, no funcionó. QingHeng-Jun no pareció particularmente interesado en congeniar con Lan YuZhén, después de su revelación. Si bien estaban casados, su relación se delimitó a hacer de anfitriona, calentar su cama; ser una mujer de su casa; propia de un hombre como él, dar a luz y criar a sus hijos. Lo que hiciese después de eso no le importaba, siempre y cuando no manchara el nombre de su familia con cualquier tipo de indiscreción.

Pero, aún cuando YuZhén considerase la osada idea de introducir una amante, serían los ojos feroces de los empleados de confianza y familiares dentro de la mansión, quienes se encargarían de arruinarla.

A QingHeng-Jun le irritaba el hecho de que Lan YuZhén tratase de hablar de sus negocios, o del trabajo con él. Era una mujer y a ella no debía interesarle los negocios de su marido. Las mujeres no entendían de política ni negocios, eran emotivas y se dejaban llevar por los sentimentalismos innecesarios. Él no era así. Ya no era así. Un gran negocio y un poderoso imperio se formaban con mano firme no dejándose llevar por sus sentimientos.

Hace tiempo, cuando Lan YuZhén aún era una joven mujer soltera solía ser bastante curiosa, era inteligente y daba su punto de vista asertiva y educadamente. Muchas de las veces fue reconocida o se le aplaudió por sus aportes. Pero QingHeng-Jun se disgustaba de ello, como si el hecho de que Lan YuZhén pensara fuese algo terrible para una mujer. Por supuesto que el ser una dama culta era bien visto en la alta sociedad, pero ella excedía ese límite, en opinión de los viejos ancianos ignorantes que manejaban el grupo familiar Lan; quienes, en últimas instancias se habían convertido en la cruel consciencia que susurraba contra el oído del heredero Lan.

Los ancianos le reprendieron, argumentando que deseaba igualarse a él; que quería imponerse como si fuese un hombre cuando claramente no lo era. Esto aumentó el frío trato del hombre quien ignoró sus aportaciones, desmeritando sus intentos. Llegando al punto de contenerse, privada de expresar su opinión con la efusividad que le caracterizaba.

Cuando quedó embarazada las cosas mejoraron bastante. Lan YuZhén supuso que sus esfuerzos por fin estaban rindiendo frutos. Que ese bebé en su vientre abriría los ojos de QingHeng-Jun y podrían ser una buena familia a pesar de la imposibilidad de YuZhén de corresponder a los sentimientos de amor del hombre. Pese a ello aceptó con gran dicha su situación, ella quería tener una familia propia. Una donde hubiese amor, respeto y comprensión. Sobreviviría sin el hombre, no quería sus afectos, solo buscaba un compañero respetuoso, su hijo por otro lado recibiría toda su comprensión y ternura, para que nunca se sintiera solo o vulnerable, como ella en esa prisión que llamaban casa. Ella lo cuidaría con todo su amor.

Tras la noticia de su embarazo QingHeng-Jun brilló y se llenó de orgullo. Las felicitaciones no se hicieron esperar, fue casi como un marido genuino para ella. Pagaba buenas clínicas para sus monitoreos, preguntaba si había descansado o alimentado apropiadamente, y parecía entusiasmado cuando se reveló que era un varón.

"No hubiese aceptado nada más" exclamó en su momento. Pero Lan YuZhén estaba demasiado feliz con lágrimas en los ojos presenciando a su bebé como para reconocer las alarmas encendidas.

Fue un embarazo sin inconvenientes. Como QingHeng-Jun era un hombre de negocios la pasó de viaje gran parte del tiempo; algunas veces por un par de semanas, por un mes, varios días, incluso había partido cuatro meses en un viaje de negocios en el extranjero, y no estuvo presente en el alumbramiento, pero a YuZhén no le importó.

Ella estaba demasiado feliz con su bebé, con A-Huan.

Estaba tan sola en el mundo que lo único a lo cual pudo aferrarse en ese momento fue a su hijo.

No tenía amigas, su familia le había dado la espalda apoyando ciegamente a su marido y la única compañía que tenía y disfrutaba era la de los empleados. Pero los empleados no podían considerarse amigos ya que estos mismos limitaban sus interacciones con su señora a fin de no adjudicarse confianzas no correspondidas.

YuZhén supuso que pese a vivir en un matrimonio sin amor y con un marido ausente, siempre y cuando tuviese a ese bebé con ella sería feliz, ella tenía suficiente amor para ese bebé.

Dichos pensamientos fueron los que inundaron su cabeza para mantenerla positiva y optimista en su situación. Ella hablaba con la pequeña criatura dentro de su vientre, le cantaba y reía tanto como podía en su tiempo de esparcimiento, el cual, a causa de su estado de gravidez fue bastante.

º Lan Zhan º

El nacimiento de Lan Zhan no supuso ningún tipo de mejoría en la relación de Lan YuZhén y QingHeng-Jun . Por el contrario, fue como si una llama apenas cálida se hubiese apagado, enfriando todo a su alrededor.

Era casi, como si el deber de Lan YuZhén hubiese sido dar a luz a ese par de niños para que se convirtiesen en los herederos de QingHeng-Jun. Lan YuZhén no creía lo mismo.

Ella que había vivido una educación tradicional, se percató de las dificultades de la vida con un destino fijado.

Quería fomentar en sus hijos el ideal de seguir su propio destino, siguiendo sueños y deseos. Una vida donde no se era prisionero de la sangre. Pero dichas palabras solo molestaron a QingHeng-Jun al escucharla, cuando ella pensaba que estaba sola.

Contradecir los ideales del esposo era una falta de respeto, por lo que comenzó a tratarle cruelmente.

Pasó el tiempo, en un vaivén de situaciones conflictivas entre QingHeng-Jun y Lan YuZhén. Los ideales y métodos de crianza eran distintos. Lan YuZhén, quien era una mujer sumida en la vida difícil, opresiva y sumisa quería dar libertad a sus vástagos, quería enseñarles cosas nuevas y lindas. Quería ser una madre cariñosa y dulce. No deseaba cumplir la madre como si se tratase de una obligación.

Ella amaba tanto a ese niño, a Lan Zhan. Ese bebé que era de ella y solo de ella.

QingHeng-Jun nunca hablaba con el bebé, no lo quería cargar en brazos; apenas lo hizo un par de veces, y una de estas fue poco después de haber nacido. No se vio interesado en escuchar ninguno de los avances del bebé, pensaba que era una pérdida de tiempo.

"¿y que si el niño aprendió a sentarse?, ¿por qué sería importante? " Lan YuZhén trató de no desanimarse ante aquellas palabras, pero fue difícil, ya que todo había resultado bien durante el nacimiento de Lan Huan. Ahora, parecía que el amor y la paciencia en el heredero de Lan, había llegado a su fin.

QingHeng-Jun no tuvo la más mínima intención de formar vínculos con el niño. Al igual que ella, Lan Zhan era nada más que otro peón para la familia. Una inversión a futuro, un reemplazo para el primer heredero y nada más.

Lan Zhan había nacido de una pareja sin amor.

El tiempo sólo agravó las cosas. Una relación que comienza mal solo puede estar destinada al desastre.

Y Lan YuZhén lo supo poco después del nacimiento de Lan Zhan.

Las discusiones entre ambos eran comunes, aunque era Lan YuZhén quien finalmente se daba por vencida cediendo ante la situación. Incluso sintiéndose incapaz de dar más pelea, a raíz de la educación impartida a lo largo de su vida. Incapaz de faltar al respeto a su marido cedió con agotamiento, cedió a ese hombre de mirada dura que la hacía sentir pequeña e insignificante.

Aquello le había estado afectando considerablemente. Había llegado un punto en el que tenía que medir y cuidar sus palabras a fin de no molestar a su marido. Ella estaba agotada de luchar contra él, de las palabras hirientes y denigrantes de los ancianos, y la sensación de asfixia que solo fracturo su ya de por sí frágil corazón.

Ella había comenzado a temer a su marido, a sentirse insegura y pequeña cerca de él. QingHeng-Jun quien siempre se plantaba firme, poderoso, autoritario y omnisciente.

Lan YuZhén se sentía tan plana, tan reemplazable, como la nada. Y entonces se percató de que el hombre estaba haciendo estragos terribles en su persona.

Pero, ¿Qué podía hacer? Parecía no haber una respuesta. No la podía ver ante tan abrumadora situación.

Pasaba días y tardes con sus pequeños hijos. A-Huan era un niño saludable y pequeño, era curioso y risueño, le gustaba saltar sobre sus piernas, y disfrutaba de escuchar su voz. Ella podía verle por horas y horas sin cansarse de ello. Cuando dormía lucía tan sereno. Era como un ángel y lo amaba tanto.

Eran la cosa más apreciada en su vida. Eran pequeñas criaturas a las que prometió inmensa felicidad bajo cualquier costa.

Lan Zhan era un bebé curioso que gustaba colgar en el cuello de su madre, disfrutaba cuando ella le cantaba; aplaudía como ella le había enseñado y observaba el mundo con interés con esa mirada curiosa de redondos ojos expresivos.

La primera vez que QingHeng-Jun la golpeó fue después de una cena de negocios con socios internacionales, ella estaba cumpliendo con su rol de esposa florero. Estaba angustiada, al ser la primera vez que dejaba al pequeño Lan Zhan bajo el cuidado de alguien más. Sus deberes como esposa requerían su presencia en aquel sitio, no pudo esconderse más de la alta sociedad después de casi tres años. El hombre acusó de mimarle demasiado con los niños. YuZhén intentó persuadir a QingHeng-Jun pero este le observó con severidad para que entendiese su lugar. Por lo que no protestó más.

Lan YuZhén ni siquiera recordaba que había dicho, pero QingHeng-Jun estaba como echando humo una vez que volvieron a casa en aquella cena. Por supuesto ella estaba cumpliendo su papel como esposa modelo, había atinado un par de comentarios ingeniosos y llevo una conversación recatada con el resto de invitados.

¿Habría sobrepasado el nivel de confianza? ¿Había dicho algo indebido? ¿Hablo sobre algún tema indebido? ¿Dijo algo acerca de su marido? ¿Hirió su orgullo?

Ella no podía recordar qué fue lo que dijo exactamente, pero no quería quedarse a otra ronda de palabras denigrantes de parte de QingHeng-Jun, ella quería ver al bebé por el estuvo preocupada toda la noche. Quería verle un par de minutos durmiendo en su cuna, darle la fórmula de media noche antes de que despertase llorando, y cantarle un poco para eliminar el malestar que también se generaba en ella.

Al parecer el comportamiento altanero de YuZhén molesto a QingHeng-Jun de sobremanera. Como él no había terminado de hablar ella no podía abandonar la habitación, pero en ese momento Lan Zhan era más importante que su discusión irracional.

Por lo que QingHeng-Jun la detuvo a mitad del camino, sujetándola por el brazo y captando su atención.

Ah, probablemente él se enojó porque había hablado con esa bella mujer de la familia Chen, pensó.

No se percató de en qué momento o cómo es que el hombre soltó una fuerte bofetada en el rostro que la dejó helada. Largas y amargas lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas, y ella se dejó caer llorando mientras QingHeng-Jun seguía con su abuso verbal.

Ella escuchaba el llanto de A-Zhan en la habitación cercana pero se veía incapaz de atender su llamado. A-Huan se encontraba en LangZhong con su abuela paterna, pasando el fin de semana, y agradeció durante un instante que el niño no estuviese en casa para presenciar tan terrible escena.

QingHeng-Jun le había encerrado en la habitación debido a su insolencia, para que reflexionara sobre su actuar. YuZhen sabía que su hijo estaría bien, alguna empleada se encargaba de alimentarlo y cumplir sus necesidades básicas. Pero el niño seguía llamándola, seguía llorando por ella.

Lo más seguro es que le extrañase.

Que tuviera miedo a los gritos.

Pero no podía hacer nada.

Nada más que llorar de impotencia y amargura.

Cuando los Lan se percataron que apartarle de sus hijos era buena manera de someterle a la obediencia, el resto fue más sencillo. Alejarla de su preciado hijo supuso un mejor y mayor dominio en ella. Alejarla de sus hijos supuso obediencia para el centenar de reglas erigidas por la familia Lan en pro de ser la mujer digna del líder del grupo familiar.

Lo cual le convertía en un despojo sumiso y taciturno de lo que alguna vez fue una mujer. No se veía inmiscuida en temas de hombres, tampoco parecía entusiasta a mantener grandes conversaciones en los eventos sociales en los que participaba y dependiendo de su comportamiento le permitían pasar más, o menos, tiempo con su bebé.

De esta manera, Lan YuZhén fue fiel y leal a su marido, para obtener la mayor cantidad del tiempo posible con su hijo, quien aún lloraba y se lamentaba por las atenciones de su madre.

XiChen, un niño muy brillante, reaccionaba a los estímulos de su voz; si QingHeng-Jun y Lan YuZhén discutían el bebé parecía percatarse de ello y comenzaba a llorar hasta que la niñera lo apartaba y le consolaba en otro anexo. Lo cual, en la mayoría de los casos terminaba por romper a la mujer.

Se sentía como una mala madre al permitir que su hijo llorará se tenso ante sus discusiones, y por permitir que les separasen.

Cada vez podía pasar menos tiempo con A-Zhan y A-Huan. No sabía si estaban cuidando bien de ellos, si Lan Zhan estaba recibiendo estímulos, si les leían o les cantaban; si jugaban con ellos o les daban paseos en el exterior.

Nada le dolía más que verse privada de estar con Lan Zhan. QingHeng-Jun no le golpeaba tan seguido. Él no era ese tipo de hombre, ya qué prefería otro tipo de control, y una vez que lo consiguió siguió con el un tiempo más.

En el pasado, cuando YuZhén se percató de su segundo embarazo se rompió a llorar con amargura. No es que no desease a este niño. Ella amaba a los niños. Ella quería tener muchos hijos, y quería hacerlos felices, pero no era tiempo.

Ese bebé se había adelantado. Aún no era tiempo para que ese bebé llegase. La situación era demasiado tensa con los ancianos de la familia, casi no tenía tiempo con Lan Huan, quien estaba creciendo con ella como una desconocida; y la llegada de este otro bebé podría suponer más fricción en la relación tormentosa.

Para su suerte, o desgracia, el mal carácter de QingHeng-Jun pareció aplacarse, y no hubo más golpes. Tampoco discusiones fuertes. Él prefería irse y dejarle sola. Y ella lo agradeció.

QingHeng-Jun tomó largos viajes de negocios y se ausentó por semanas. Esto supuso paz y tranquilidad para YuZhén. Como QingHeng-Jun no estaba para lastimarla aprovechó su tiempo con su pequeño bebé, el cual había crecido considerablemente en un pestañeo, pero se sintió extraño.

No es como si el bebé huyese de su tacto, Lan Zhan recibía su cariño sin problema, pero parecía ajeno. Ya no estiraba los brazos hacia ella en busca de ser sostenido o sacado de la cuna. No lloraba. De hecho, los casos en los que lo hacía era cuando se sentía enfermo o con fiebre, no se le veía tan animado como antes.

Aquello le pareció extraño. Los bebés no debían estar tan tranquilos a su edad. Era para que A-Zhan intentase escapar de su cuna o salir corriendo por ahí; negarse a comer su papilla y balbucear algunas palabras o sonidos para llamar su atención, pero no lo hacía.

Ella supuso que el niño la estaba desconociendo a causa de las privaciones de QingHeng-Jun .

Aun así planificó una visita al pediatra lo más pronto posible, a pesar de ello, no encontraron nada anormal en él.

Tenía buena audición, una vista decente, reaccionaba a los estímulos por lo que no había nada de qué preocuparse, lo más probables que el niño estuviese desarrollando su propia personalidad, así que la dama de la familia Lan lo dejó pasar.

º Lan YuZhén II º

Después de algunos meses, las cosas se asentaron en una fría rutina, y fueron, por decirlo de alguna manera, casi amenos. QingHeng-Jun era un marido ausente pero imponente, y Lan YuZhén vivía con el miedo latente de que la separaran permanentemente de sus hijos.

Ella hizo su mejor trabajo para congraciar a su marido; se esforzaba el doble e incluso el triple que antes. Lo satisfacía de todas las maneras posibles y guardaba su opinión para ella misma.

El único alivio a su martirio eran sus hijos, que eran la suficiente alegría y felicidad que necesitaba en dicho momento.

El tiempo transcurrió como una infección. Las discusiones fueron contadas y los golpes no tan frecuentes, y por un instante Lan YuZhén se permitió respirar sin opresión en el pecho.

YuZhén se preocupó al momento en que XiChen comenzó hablar le fue imposible contener las comparaciones. A-Huan era un niño vivaz y activo, él iba de arriba abajo, buscaba su afecto y la llamaba a su madre con palabras inteligibles aunque lógicas , A-Zhan no había dicho absolutamente nada hasta ese momento, pero el pediatra seguía indicando que era normal y los niños eran diferentes los unos de los otros..

Lan Zhan era un niño tranquilo, ahora a sus casi tres años no parecía interesado en jugar con nada, o hacer mucho de nada. No corría hacia ella en busca de sus abrazos o afecto físico, y tampoco musitaba.

Era un niño sumamente calmado y tranquilo. Ahora no lloraba ni siquiera cuando tenía fiebre.

El foco rojo que llamó su atención fue el percatarse del inquieto XiChen caminando tras ella mientras hacía la colada, como un pequeño patito, jalando y sosteniendo las cosas para ella, con una sonrisa inocente y complaciente. Lan Zhan sin embargo, se mantuvo tranquilo en su guardería, plácidamente recostado como una estrella de mar.

En otra ocasión, Lan Zhan se quedó viendo a la pared, cubriendo sus oídos por dos horas seguidas mientras se reproducía una película animada infantil en la pantalla. Esto horrorizó a la joven madre, y le rompió el corazón haciéndole llorar con amargura. Ante la preocupación de aquello que estuviese afectando a su hijo menor.

Lan Zhan había sido un niño tan lleno de vida y expresivo en el pasado. Era un bebé con energía y bastante inteligente. La clase de niño que reconocía letras, sonidos y formas, que era capaz de reconocer la voz de su madre y su estado de ánimo. Sus primeros meses habían sido como los de cualquier otro bebé, pero por alguna razón terminó dando un cambio radical. Caminaba aunque no corría, tenía un andar lento y medido, no articulaba palabras aunque parecía bastante capaz de entender el lenguaje oral; no parecía particularmente interesado en nada, y no buscaba afecto de Lan YuZhén aunque jamás lo rechazó. Fue simplemente que él nunca comenzó la muestra de afecto.

Lan YuZhén estaba siendo humillada, atormentada y denigrada tanto física como psicológicamente por un hombre abusivo con el que se había casado por tradición y orden de sus padres. Estaba viviendo una vida sin amor pero tenía a sus hijos quienes eran la fuente de su felicidad.

Lan Zhan había observado todos esos sucesos oscuros y trágicos de manera paralela, de una manera casi indiferente, desapegado de cualquier vínculo, sin emoción alguna, como si algo dentro de él hubiese cambiado, como una caja de fusibles quemada.

Por alguna razón las reacciones del niño se habían reducido al mínimo, y aquello supuso la pérdida de ciertas emociones. Incapacitandolo a reaccionar a nada; como si se hubiese ahuecado por dentro. Similar a una carcasa. Esto para un niño es algo preocupante. Las horas de abandono, el cuidado precario, el estímulo nulo... todo ello influyó de manera negativa en el desarrollo del infante.

Comprendió, de alguna manera, que debía sobrevivir sin el afecto de su madre veinticuatro-siete, y tras ese pensamiento subconsciente el niño se vio incapaz de necesitar de nadie. Había sido un bebé abandonado, cuidado pero abandonado, con horas y horas esperando en una puerta cerrada, con nada más que el silencio de la habitación y el llanto de su madre al otro lado del muro.

La culpa agobio a YuZhén y le carcomió las entrañas. Supuso entonces, que ella provocó todo. Que fueron sus fallas las que estaban afectando a su bebé. Y los inicios de un ataque de pánico se arañaron bajo su carne.

Era inverosímil, porque su ZhanZhan disfrutaba la voz de su madre cuando le cantaba, leía o hablaba con él; utilizando palabras que no comprendía. Cuando hablaba con él utilizaba un tono dulce y cariñoso, sus sonrisas eran amorosas y le hacía sentir cálido. Pensó ingenuamente que la limitada cantidad de tiempo compartido sería suficiente, siempre y cuando el mismo fuese de calidad.

Cuán estúpida fue.

º Lan QiRen I º

Agobiada, preocupada y afectada Lan YuZhén recurrió a la única persona en quien podía contar. Se inundó de vergüenza y pena. Y se forzó a hacerlo. No habían hablado en años desde que Lan QiRen tomó la decisión de apartarse de los negocios familiares en función de profesionalizarse en la enseñanza.

Lan QiRen era la única familia con la que podía contar. Al menos sintió que lo hacía. Lan QiRen era el hermano menor de su esposo, en términos de edad, era mucho más contemporáneo a YuZhén que a QingHen-Jun. El hombre era remilgado y justo. Siempre mostró su inconformidad al matrimonio concertado de su hermano, y si bien el afecto entre sus familiares, las diferencias de opinión terminó por apartar a QiRen de la rama principal de su familia. Inicialmente se debió a las nobles sugerencias de QiRen a permitir la educación complementaria a YuZhén, la cual rápidamente le fue negada.

Posterior a ello, la decisión de QiRen de dedicarse a la enseñanza, delegando sus funciones como líder putativo del grupo familiar causó disputas. Actualmente, el grupo Lan se veía dividido en dos facciones. Aquellos que ancianos que apoyaban a QingHeng-Jun y los sabios que apoyaban los pasos de QiRen, al seguir el camino trazado por sus ancestros, desde la ominosa Lan Yi en sus aportes a la enseñanza, hasta Lan An, con su incursión en la educación musical.

QiRen cortó lazos con la mitad de su familia, eso no le apartó por completo del contacto a su saozi , y el trato injusto con el que se le confinó en casa. Sus conversaciones fueron esporádicas sin profundizar, aunque existía una ligera cercanía ante la preocupación por los niños. Incómoda y ataviada, se forzó a presionar las teclas en el teléfono, conteniendo la respiración por temor a que algún empleado leal a su esposo apareciese para arrebatarle el comunicador. Pero la situación era delicada. No podía darse el lujo de ser quisquillosa ni pensar en la impresión que podría dar a las demás personas.

Dejó de lado los convencionalismos típicos de su educación tradicional y busco el número telefónico que había recuperado de casa de sus suegros en una última visita, al notar que QiRen no contestaba el número de su ofcinal.Y cruzo los dedos para que el hombre siguiese conservando el número de su residencia a las afueras.

Cuando el teléfono comenzó a sonar ella respiró un poco más calmada. Las lágrimas se derramaban por sus mejillas y tenía a Lan Zhan en sus brazos ocultando su rostro contra su cuello.

Entonces escuchó su voz. Y se rompió a llorar al darse cuenta que era él.

La voz entrecortada de Lan YuZhén preocupó a QiRen. Había pasado un año desde la última vez que hablaron. Y aquello no era lo que realmente esperaba de una llamada por parte de su saozi .

Lan QiRen no había escuchado a la mujer tan atormentada jamás, por lo que canceló sus planes de la tarde a fin de comprender que le tenía tan alterada y atormentada. A YuZhén le costó un cuarto de hora de llanto amargo el poder articular frases y oraciones comprensibles. Entonces comenzó a relatar el martirio de los últimos años, bajo la custodia de su marido. No es que llorase porque algo estaba mal con Lan Zhan, que lo era, sino porque aquello fue la gota que derramó el vaso en toda esa situación caótica. Era el abuso, el maltrato; el asilamiento y percatarse de que A-Zhan, su niño especial muy probablemente no estaba bien, terminó por liberar todo lo que embotello con tanto pesar.

La conversación duró horas, horas ininterrumpidas . Para su suerte, QingHeng-Jun estaba en uno de sus tantos viajes de negocios así que no apareció de improviso para violentarla, ni a sus hijos.

Mientras más hablaba más ligera se sentía YuZhén en sus pesares. Estaba mal, lo sabía . Necesitaba ayuda, lo supo conforme relataba los agravios permitidos.

La voz molesta de Lan QiRen se percibió en el teléfono. Estaba conteniendo su rabia completamente. Ella se arrepintió enseguida, no debía depositar esa enorme carga sobre Lan QiRen, mucho menos con el hermano de su esposo. Que, podría tomar partido hacía su hermano de sangre. Era un buen hombre, no tenía porque alterarse por cosas que ella pudo haber solucionado por su cuenta.

Comenzó a disculparse apenada, Lan YuZhén tenía esa costumbre, solía disculparse por cualquier sin sentido o cuando sentía que molestaba a los demás.

Pero la voz firme del hombre le frenó a mitad de sus disculpas lastimeras.

Él le ofreció una mano amiga y cobijo, protección. Todo lo que ella debía hacer era tomar una decisión.

Entonces ella lo supo. El alivio que sintió en su pecho al escuchar esas palabras le hicieron doblar sus rodillas.

YuZhén tembló, y deseo concluir que no estaba sola.

Pero entonces quedaba otro asunto pendiente. Y ese fue QingHeng-Jun .

La bilis se agitó en su estómago y le dio un regusto agrio. Se paralizó de miedo ante la idea de enfrentarlo y el alivio que experimentó, se esfumó reemplazado en angustia agonizante.

¿Si exponía su secreto? Aquel que se escondió en lo profundo de su ser por temor al rechazo de sus seres queridos. ¿Que haría ella si lo abandonaba y en venganza trataba de quitarle a sus hijos? ¿Cómo podría ser tan cruel como para permitir eso? ¿Cómo podría ser tan egoísta? Ella comenzó a sobrepensar las cosas... sería mejor si se quedaba, si trataba de arreglarlo por su cuenta. Si buscaba ayuda con algún profesional o...

No podía arriesgarse a perder a sus hijos. Eran todo lo que ella tenía en el mundo.

Pero Lan QiRen logro leerla perfectamente.

Él no la conocía a profundidad, pero entendió el cariño y la devoción habida hacía sus hijos. Ella era capaz de sacrificarse en ese infierno a fin de que no sufrieran ningún mal. Pero eso no fue justo para Lan YuZhén, jamás lo fue. Ella merecía una vida feliz, siendo amada y con sus hijos felices y seguros.

QiRen aclaró su garganta y con un cono solemne le recomendó recuperase la compostura. Ella obedeció.

El educador anunció en un tono cauteloso, como el de un operador de servicios, que compraría boletos de tren para esa tarde. Ella podía aceptarlos o rechazarlos pero los boletos estarían ahí. Pagados y listos. Lan QiRen iría a recogerla a ella y a sus sobrinos a mitad de camino. Si bien, el actuar de QiRen rompió cualquier convencionalismo de la conducta tradicional adecuada, bien aceptó torcer las reglas en pro de la seguridad de los niños.

Planeó la opción de acogerle en su casa; después de todo era un hombre con una casa amplia y sus niños supondría un toque de alegría a su pragmática vida. Todo lo que YuZhén debía hacer era tomar la decisión de dejar a QingHeng-Jun.

Ella le rogó tiempo para pensar. Pero si Lan QiRen lo permitía su cuñada se enroscaría en preocupaciones, llenándose de ideas absurdas. Se vería incapaz de abandonar a su esposo y entonces su hermano ganaría.

Ante la conflictiva situación, QiRen se vio obligado a presionar muy a su pesar. Por supuesto se sintió como un hermano desleal. Sus acciones terminarán por romper la ya de por sí frágil relación con su hermano mayor, pero la vida de sus sobrinos, resultó mucho más relevante que la estima de un hermano corrompido por los ancianos de la familia.

"He comprado los boletos de tren, te enviaré el fax de los mismos. Te esperare en la estación de la sexta parada. Estés ahí o no." Y dicho esto comenzó a sonar la máquina de fax con impresiones y letras escritas. No había mentido, Lan QiRen había comprado el pasaje a su liberación.

Estaba anonadada, si pudiese llorar aún más lo habría hecho. Y ella abrazó los documentos incapaz de tomar una decisión certera.

Dio una rápida mirada a sus hijos y se preguntó: ¿Qué debería hacer?

º Lan QiRen II º

Lan QiRen se encontró en la novena estación a la hora pactada, en la línea de abordaje. Arribo puntual con media hora de antelación. Había conducido dos horas hasta la estación del tren, ni siquiera sabía si su saozi YuZhén aparecería en el sitio, pero confiaba en su juicio, a espera que tomara la decisión correcta.

Cuando el tren 3313 llegó a la estación QiRen se estiró el cuello para ver entre la multitud, a espera de encontrar cierto rostro conocido; desafortunadamente el gentío le impidió ver con claridad.

Diez minutos más tarde, vislumbro una dama delgada de larga melena ébano; la mujer en cuestión sostenía a un niño en su mano y cargaba a una pequeña criatura con su otro brazo, siendo ayudada por un empleado del tren a llevar un carrito con un par de valijas, y apenas vio aquella escena los ojos de Lan QiRen se llenaron de frustración.

La delgadez y el estrés eran evidentes en la mujer.

Lan YuZhén lucía pálida y enfermiza, era como un fantasma de la hermosa dama que conoció durante sus años como estudiante; y maldijo a su familia por permitir un trato tan desagradable. QiRen caminó entre la multitud para acercarse a la mujer y en cuanto ella se percató de su presencia la mujer se estremeció; temblando y derramando las lágrimas de preocupación que había contenido durante el largo trayecto.

Lan QiRen no estaba acostumbrado a las muestras de afecto en su educación tradicional, por ello le resultó sorprendente encontrarse atrapado dentro del abrazo de la joven y agotada madre. Fue una concesión silenciosa a un momento de vulnerabilidad y consuelo.

*

Lan Zhan simplemente vio la escena con curiosidad pero no hizo movimiento, ni llamó la atención de su madre sobre aquel hombre. Se limitó a observar sin mover un músculo, o tratar de liberarse del agarre de su madre sobre su pequeña mano. Su madre había llorado mucho ese día, tanto, y no entendía por qué.

El hombre no había estado en ningún sitio, y estas lágrimas en ella eran diferentes

¿Por qué eran diferentes?

Lan Zhan no lo sabía.



º Interludio º

Lan YuZhén lloró durante gran parte del viaje de carretera. Para su suerte sus lágrimas no eran de amargura, eran lágrimas de felicidad. La situación fue un rayo de esperanza para la caótica vida en la que se vio presa.

Lan QiRen fue su salvación. La mano amiga que se extendió para sacarle del pozo de desesperanza y oscuridad en la cual QingHeng-Jun la había sumergido. Ella jamás podría pagar por la oportunidad, su corazón se sentía agradecido al punto en que las palabras no lograban expresar su sentir.

El viaje en carretera fue sereno y calmado. El paisaje se extendió ante ellos bajo un cielo de paleta al óleo en naranjas y azules. Había pasado mucho tiempo desde que apreciaba una vista exterior, con una sensación de calma y serenidad en el corazón. Tan profunda que se sintió en un sueño. Sus manos no dejaron de temblar ante las emociones abrumadoras a lo largo del día, ¿Quién hubiera pensado que esa mañana ella estaría justo ahí, con Lan QiRen, el hermano de su esposo, la única persona en la familia Lan que alguna vez abogó en su caso? ¿ con sus hijos lejos de la casa de QingHeng-Jun en donde se sentía una prisionera?

Lan QiRen no era un gran conversador. Por lo que el silencio que se generó entre ambos no supuso ningún problema; él era una persona justa y solemne. Tenía algo especial en él que permitía a las demás personas abrirse; era una sensación de estabilidad. Por supuesto aquello era lo que la joven madre necesitaba en ese momento.

Hablar .

Hablar derramando sus sentimientos, las emociones embotelladas dentro de ella en esa falsa fortaleza que cargó durante años. La realidad fue que ella era una persona, era una mujer con un corazón expuesto, vulnerado, del cual todos abusaron. Dejó salir su dolor, las frustraciones con las cuales cargó hasta perder el sueño.

YuZhén vivió una relación tormentosa con un hombre abusivo, humillada, sobajada en una jaula de oro. Él era un hombre inteligente. El hecho de tener dinero, prestigio y el apoyo de su familia política lo hicieron sentir como una especie de señor importante. Intocable.

QiRen contuvo la bilis, consciente del hombre en el que se transformó su hermano mayor. Un títere manipulado por los ancianos más ambiciosos de la familia. Se había convertido en el tipo de hombre que prometió jamás ser, y se apartó del gentil recuerdo que QiRen albergó en su tierna infancia.

Lan YuZhén no pudo quejarse de la situación económica en la que se veía; siempre teniendo un servicio de excelencia, comida lujosa y ropa elegante. Pero el dinero no lo era todo en la vida, y ella jamás se sintió cómoda con dicho pensamiento arraigado en su familia.

"El dinero es la clave de la felicidad. Un pobre jamás sonríe alegre por estarse muriendo de hambre" señalaba su madre desde que era pequeña.

Cuán equivocada había estado aquella mujer interesada. YuZhén creía que en el mundo había carencias más terribles que la monetaria. La carencia afectiva, la carencia de amor o respeto atormentaban más que un poco de hambre.

Ahora estaba más que segura de dicho pensamiento.

YuZhén se retorcia ansiosa en su asiento. Daba mirada por el retrovisor. Atrapó a XiChen durmiendo su siesta de la tarde, envuelto en una manta suave que le cubría los hombros, Lan Zhan por otro lado estaba sentado en su sitio, tranquilo, en silencio y sin mover un solo músculo. A ella le hubiese gustado tener a su niño más cerca de ella, sostenerle en sus brazos, acunarlo de manera reconfortante. YuZhén supuso que A-Zhan no aceptaba muy bien los cambios, lucía un poco tenso, y el nerviosismo bailó en sus pupilas.

Pero no podía ser tan irresponsable, sosteniendo a dos niños en la parte delantera, y menos si no contaba con sillas de viaje. No tuvo el derecho de quejarse; no habían salido de casa para una escapada vacacional, habían dejado casi todo en casa. Apenas tomando con ellos lo necesario; limitándose a todo lo que cupiese en sus maletas. Se arrepintió de no tener oportunidad de llevar más con ella.

Apenas se asentaran en un lugar seguro compraría suministros para sus hijos, ropa y comida. Debía ser inteligente, cuidadosa en medida de lo posible. Sus ingresos actuales no eran demasiados y no se podía permitir derrochar.

YuZhén daba miradas fugaces y espontáneas en dirección de Lan Zhan mientras QiRen se explayaba en actualizaciones de su trabajo; el nerviosismo orientado a su hijo menor, le impidió comprender el hilo de la conversación. Si QiRen lo noto no dijo nada. A-Zhan por otro lado se notó aburrido de la conversación. Indiferente, ignorando las palabras de los adultos a su alrededor. YuZhén sintió una opresión en el pecho, como una roca pesada.

Ella esperaba que su ZhanZhan se hubiera dormido, ante el agotamiento por el día agitado, o el movimiento delicado del auto, pero no lo hizo.

Había pasado tanto tiempo restringida de sus hijos, incapaz de brindarles atención y estímulos que ignoró que estaba ocurriendo. Cuando QingHeng-Jun abandonó el hogar para atender un viaje de negocios, ella corrió a abrazar y besar a sus hijos ignorando al mundo entero.

Supuso que todo estaría bien. Exprimió todo momento junto a sus hijos, pasando por alto pequeños, pero importantes detalles cuales focos de alerta sobre el comportamiento de sus bebés .

El médico especialista le explicó que Lan Zhan era un niño normal y "funcional" , casi parecía molesto cuando ella regresaba a él indicando algún tipo de comportamiento fuera de lo normal para los estándares de un niño. Pero el anciano Lan siguió acusandola de imaginaciones infundadas. La culparon, señalando que era una madre que sofocaba a su hijo.

YuZhén no creía eso.

Necesitaba una buena noche de sueño. Estaba agotada, los niños debían estar agotados, su cabeza martillaba a causa del llanto y del estrés por el que había pasado. No importaba el sitio que fuese, incluso el sofá de la sala de estar sonaba como el mejor sitio para dormir en comparación de yacer en el lecho con QingHeng-Jun otra noche más.

Dio una última mirada al retrovisor, A-Zhan no mostró emoción por el óleo multicolor que el exterior le brindaba, diferente a la reacción de Lan XiChen que saltó en su asiento emocionado.

"Mira, didi " anunció el mayor de los hermanos, señalando hacía el exterior.

***

Algo no estaba bien con A-Zhan .

Lan QiRen inteligentemente se percató de ello. No lo había notado a primera vista, él suponía que tal comportamiento en el niño partió de la confusión. Conforme hablaba y escuchaba más y más historias de su cuñada se percataba de que no estaba del todo bien.

YuZhén habló de sus hijos con afecto genuino a profundidad, detallando pequeños detalles y actitudes; como lo energético que era Lan XiChen, lo animado que era cuando se trataba de figuras y formas, de cuán brillante y elocuente era al relacionar conceptos; a Lan QiRen le sorprendió el hecho de que el hijo menor de saozi no se hubiese privado del balbuceo y al llanto desde hacía meses. Lan QiRen escuchó sobre las restricciones instauradas por los ancianos de la familia y la manera en que la familia orquestó apartarle de los niños que ella engendró.

Una pausa.

YuZhén detuvo su relato por tercera vez, había interrumpido su animada observación para prestar atención al pequeño bebé en la parte trasera de la camioneta. Lo observaba por el retrovisor y giraba su cuerpo para dar cara a cara con él. Intentaba, cuidadosamente tocar su rostro o acariciar sus cabellos, pero el niño parecía indiferente al toque; indiferente a los intentos de su madre para captar su atención y divertirlo con algún juego como solía hacer con Lan XiChen.

En cuanto Lan YuZhén se percató de la mirada interrogante de Lan QiRen, quien había alejado la vista de la carretera en el semáforo rojo, esta se ruborizó cambiando el tema de la conversación. QiRen no se atrevió a preguntar qué estaba mal, y la mujer agradeció por ello.

YuZhén prefirió cambiar de tema, preguntó por la vida de su cuñado. No se sintió tan natural, pero había sinceridad en sus palabras. Ella había sido tan egoísta. Lo sentía así. Él era un hombre con sentido de la responsabilidad y gran amabilidad. Dedicado a la enseñanza y en apoyar a las jóvenes mentes del futuro; la joven madre había hablado de ella y de sus problemas por horas sin tomar un solo respiro; había llorado agobiada y abatida en su sentir, pero no tuvo la delicadeza para preguntar a su cuñado algo sobre su vida.

Si el empleo iba bien, si salía con alguien, si gozaba de buena salud. No había hecho ni una sola pregunta. Y se sintió como un ser humano terrible.

Ella lo compensaria, toda esa ayuda, la compensaría de alguna manera tan pronto como le fuese posible.

La respuesta de Lan QiRen fue breve, él era un hombre de pocas palabras por lo que no se explayo demasiado a la hora de contar nada acerca de su vida. Era un hombre ocupado y pragmático por lo que no había grandes sucesos en su vida en ningún sentido. Él mismo señaló su vida como irrelevante. Apenas era despertar, tomar el desayuno, dirigirse a la oficina, atender estudiantes todo el día, impartir cursos, volver a casa, cenar cualquier cosa, encerrarse en el estudio para seguir trabajando haciendo papeleo e irse a dormir temprano.

En un ámbito más íntimo, QiRen no sintió necesidad por estar en una relación. Él era un hombre sabio, capaz de disfrutar de su soledad y vida pacífica.

La joven madre siempre había admirado tal faceta de él; la manera en que se sentía satisfecho con él mismo y el camino que había tomado para su vida y que le hacía plenamente satisfecho. Era un hombre firme e independiente que no parecía temer a nada.

El gran maestro Lan se detuvo a mitad del camino en un restaurante que tenía una pinta agradable. Después de todo, ella no tenía nada en su estómago desde el desayuno, al igual que Lan QiRen quien apenas había tomado una ligera merienda antes de que saozi le llamase.

Aparcaron delante del local. QiRen ayudó al pequeño A-Huan a bajar del auto, mientras YuZhén se dirigía a la parte trasera del auto para abrir la puerta de A-Zhan . El niño aguardo en su sitio sin pizca de somnolencia, imperturbable, y observándola de manera vacía. Su sonrisa vaciló por un instante.

Aun así, ayudó al infante a bajar con una sonrisa, pareciendo casi indiferente a su toque. Apenas tocó el suelo, se posicionó cerca de su madre sin tocarla en absoluto. Ella le tendió la mano, Lan Zhan solo se le quedó viendo hasta que la sonrisa de YuZhén desapareció y abandonó el gesto.

Le permitió a Lan Zhan caminar a su lado sin presionar el contacto. Aquello le pareció un poco extraño a Lan QiRen.

En el restaurante comieron hasta que se saciaron. Llenaron sus estómagos con platillos deliciosos cargados de sabor y hierbas aromáticas. Incluso habían tomado el postre y una taza de té permitiendo que la tarde cayese en el exterior.

Lan XiChen era un niño sonriente y educado. Era brillante para su edad, y mantenía la etiqueta apropiada para sostener un par de cubiertos sin terminar tomando la comida con sus dedos. Parecía más bien interesado en llenar el plato su hermano menor, quien, apenas había tocado su comida del menú infantil.

Lan QiRen supuso que el niño esperaba a que YuZhén le ayudará a comer, después de todo ella daba la impresión de ser una madre comprometida en las labores de la maternidad.

No fue así. Lan Zhan era un niño propiamente autosuficiente y se valió por él mismo para la mayoría de las tareas que efectuaba sin la necesidad de un adulto, o en su mayoría, hacia tanto como le era posible sin mostrar signo de necesitar de nadie. Cuando YuZhén limpiaba su rostro manchado él no se mostró molesto, pero en cuestión de minutos A-Zhan comprendió la función primordial de una servilleta y la utilizó sin volver a requerir de su progenitora. Lan QiRen alabo pese al gesto de Lan YuZhén que se torció con incomodidad.

El hombre pidió una explicación a dicha melancolía, la mujer aceptó bajo la condición de hacerlo después de comer.

Ella no quería romperse a llorar a mitad de tan agradable cena

A-Zhan obsequio un par de patatas en el plato de su hermano mayor y continuó ignorando a los adultos en la mesa. Ni siquiera se inmuto bajo la mirada atenta del educador; y por el contrario, hizo en cuenta que él no existía.

Más tarde, cuando Lan QiRen escuchó la historia detallada del maltrato de su cuñada y sobrinos pequeños comenzó a temblar, su mandíbula estaba rígida y apretaba los dientes para contener su enfado.

Debía hacer algo. YuZhén había abandonado a su marido y partió de casa con apenas pocos ingresos. No tendría dinero para un abogado de divorcio, pero pensó en conseguir dos o tres empleos hasta conseguir el ingreso suficiente.

A Lan QiRen le llevo un tiempo regresar a la normalidad.

Más temprano que tarde YuZhén sacó a colación el tema de Lan Zhan. Esa mañana vio como WangJi se lo quedaba viendo a una pared durante casi dos horas, y más temprano en el tren se mostro imperturbable, no hacía ningún ruido, ni llanto ni balbuceo, y en el auto Lan QiRen pudo apreciar que las palabras de YuZhén no eran una exageración como el especialista infantil lo hizo ver.

QiRen exigiría el nombre del médico de pacotillas que había llamado a Lan YuZhén una mujer asfixiante a fin de que removieran su licencia.

Lan QiRen le aconsejo acudir al consultorio de un pediatra para que valorara a Lan Zhan y calmara sospechas. Pero YuZhén se mostró dudosa, él comprendió el mensaje de manera clara. Ella no tenía dinero ni aseguranza para cubrir el gasto médico.

Pero el médico era amigo de larga data del educador, y debía un par de favores.

Cuando Lan QiRen dio una miradita a saozi se percató de lo cansada que lucía, como en sus hermosos ojos ámbar habían marcas y manchas purpuras. Cuán preocupada parecía estar, sobre todo.

El impulso altruista del académico golpeó en pro de ayudar a su cuñada y sobrinos.

YuZhén tomó la mano del hombre entre las suyas y las apretó en un gesto amable, dulce en el cual buscaba transmitir su gratitud.

Ella se permitió una sonrisa y pequeñas lágrimas se asomaron entre sus pestañas, pero se negó a llorar de nueva cuenta.

Finalmente, llegaron a la ciudad. Era una ciudad aglomerada con servicios y edificios vistosos; algo de campo verde y el panorama pintaba al ambiente de tranquilo suburbio. Lan YuZhén se permitió bajar la ventanilla, sintiendo la brisa de la noche que caía sobre ellos.

El viento fresco del verano acariciaba su rostro y era como un respiro de paz.

Llamó la atención de sus pequeños hijos para que viesen por la ventana el espectáculo exterior.

El menor de los niños apenas si escuchó las palabras de su madre por apenas un minuto y luego regresó a sus pensamientos.

XiChen era quien se veía particularmente asombrado por los destellos brillantes del exterior. Era un show de luces brillantes jamás antes visto.

No hubo oportunidad de salir a demasiados sitios mientras se vivía con QingHeng-Jun , podría decirse que aquel era el primer viaje largo en auto con los niños. La primera vez que ninguno de los dos presenciaba la ciudad por la noche.

El viaje duró otros diez minutos hasta que llegaron a una zona residencial con vistosas casas de colores claros y amarronados.

YuZhén estaba asombrada. Era su primera vez en Yiling. Durante la noche tenía encanto. La emoción burbujeaba en su interior como si fuese una niña. Y Lan QiRen se percató de ello.

El auto aparcó delante de una casa amplia de dos plantas, de colores crema y tabaco, un patio generoso en el cual Lan YuZhén supuso que sería lindo y propicio para hacer jardinería. Era una morada encantadora. Era sobria, bastante bonita, por lo que una sonrisa discreta se formó en el rostro dela joven madre.

Cuando el motor del vehículo se apagó está bajó del auto y sostuvo a XiChen que estaba dormido, y tomó la mano de Lan Zhan.

El hombre abrió la puerta principal permitiendo a la joven madre acceder a la vivienda, no sin antes encender la luz del corredor y la sala de estar que se encontraba a pocos metros del pasillo.

El educador pidió a su cuñada entrase al interior. Preocupándose por la mujer y sus pequeños hijos quienes podían pescar algún resfriado con el fresco del exterior. QiRen bajó el equipaje del auto y señaló cortésmente que no había nada de qué preocuparse. Él era suficientemente capaz como para hacerse cargo de unas pocas valijas en el portaequipaje.

La casa era tan agradable como el exterior, Lan QiRen tenía una casa ordenada, él había señalado que no pasaba tanto tiempo en casa por lo que tenía un aire solitario, pero ella no lo sintió así. También había comentado que una mujer de la empresa de limpieza acudía dos veces por semana.

Apenas el hombre reapareció en el interior de la casa con todas las maletas guió a saozi por el lugar hasta que llegaron a las escaleras laterales que guiaban a la segunda planta. Y ella mantuvo a sus niños bastante cerca mientras se abría paso por los escalones.

QiRen los llevo hasta la habitación de invitados, siendo la tercera puerta a la derecha; e informó dónde podían encontrarle. La habitación de Lan QiRen era aquella a final del corredor, y del otro lado estaba su estudio. El cuarto de lavado estaba en la primera planta, además, si tenía hambre podía tomar cualquier cosa del refrigerador o los gabinetes, aunque también había una alacena secreta cerca de la estufa.

YuZhén no podía comprender palabras, estaba demasiado sobrecogida, demasiado agradecida, y con un sentimiento conmovedor.

Ella abrazó a Lan QiRen por un largo rato mientras lágrimas de felicidad empapaban su hombro, el hombre trazó suaves círculos en su espalda de manera reconfortante.

Ella prometió pagar hasta el último centavo por la ayuda, pero Lan QiRen le respondió que no era necesario.

¿Qué clase de hombre cobraría por ayudar a una madre herida con sus hijos?

En cuanto Lan QiRen abandonó la habitación, ella se permitió relajarse desvergonzadamente. Liberó el aire en sus pulmones que ignoraba estar conteniendo.

Lan Zhan no se apartó de su lado. Le observó con enormes ojos poblados de pestañas y mejillas rellenas.

Ella reacomodó a XiChen, que dormía suave y profundamente en la cama de huéspedes. Había algunas mantas y cobertores extra en el armario así que los tomo para más tarde y los colocó en una esquina de la cama.

Lan Zhan le había estado siguiendo como un patito.

Lan YuZhén arrastró las maletas al interior de la habitación y se sentó sobre sus talones de manera cuidadosa, mientras sacaba ropa para pasar la noche.

Abrió una valija, y busco un pijama para ZhanZhan , ella le pidió al niño eligiese el conjunto que más le gustaba colocando delante suyo un par de opciones. El niño analizó las piezas de ropa con diseños coloridos y estampados de autos, astronautas y conejos hasta que se decidió por el pijama de conejitos. YuZhén inspeccionó un poco más la maleta y sacó de la misma un peluche felino esponjoso con un pijama a juego con tema de conejos. Ella emulo las orejas de estos animales e hizo bailar al peluche cerca de Lan Zhan entregándolo en el acto. El niño lo sostuvo entre sus manos y acarició la textura suave del juguete con su mejilla.

Lan Zhan no sonreía en absoluto, tenía el mismo mote serio no importa lo que pasara o de quien se trataba. Ella tragó esos sentimientos por un momento y le brindo una sonrisa suave mientras acercaba al niño a su pecho envolviendo en un reconfortante abrazo.

"No te preocupes, estamos a salvo ahora... pronto estaremos bien... conseguiremos ayuda. Mamá no permitirá que nada te lastime" Juró mientras acariciaba la cabeza de su hijo.

◊◊◊

Aquella primera noche fue revitalizante.

YuZhén durmió por horas, con una paz no experimentada desde el inicio de su matrimonio. Si bien estaba un poco incómoda con el amurallado de almohadas para evitar que sus hijos se moviera, en la cama; o el considerable calor que tenía por dormir abrazando a ZhanZhan . Sintiendo el brazo entumecido, pero no encontrando aquello como razón por la cual desanimarse.

Era temprano, no serían más de las cinco. Y XiChen ya estaba despierto tocando levemente su rostro.

Lan Zhan seguía dormido por lo que opto dejarle dormir un poco más, besó su coronilla y acarició sus cabellos. Con su brazo libre jugueteó con A-Huan sacudiendo un muñeco de peluche cerca de él.

Aquella sería una de las pocas y primeras veces que dormía con sus hijos cerca suyo, QingHeng-Jun era un hombre imponente que al parecer no gustaba de los niños, por lo que jamás permitió que ninguno de sus vástagos se encontrara en la cama en su presencia, y cuando el hombre no estaba ella se veía demasiado preocupada de que este llegase de improviso para tomarla.

Se recordó que QingHeng-Jun no estaba ahí.

Lan Zhan finalmente se giró captando la atención de YuZhén quien se divirtió de la mirada somnolienta y confundida del bebe temprano por la mañana. Aquello le lleno de deseos por besar ese rostro regordete. Lo cual hizo hasta que el bebé se alejó un poco en busca de aire fresco.

Había sudado bastante durante la noche por lo que necesitaba un baño.

Eso podría hacerlo pronto.

Tomó a los niños en sus brazos dirigiéndose a la cocina, ingeniándoselas para preparar el desayuno y cuidar de sus pequeños hijos en un hogar no adaptado para bebes.

Para su suerte Lan Zhan no supuso un gran problema, se había quedado en su sitio cuando le dio congee.

El aroma del té recién hecho captó la atención de Lan QiRen; y su estómago comenzó a rugir exigiendo comida. Bajó a la primera planta encontrando a su cuñada, que preparaba el desayuno. Hubo varios platillos que hacían agua la boca; observó a Lan Zhan, el niño se lo quedó viendo, mientras disfrutaba de su papilla de arroz.

Aquello pudo interpretarse como el primer desayuno familiar y agradable en la vida de Lan Zhan.

◊◊◊

Largas y amargas lágrimas se derramaban del rostro de YuZhén cuando escuchó la noticia.

Su corazón simplemente no podía soportar la realidad. Una opresión aterradora destrozó su corazón. Y se sintió terriblemente culpable.

Finalmente, tras establecerse en casa de su cuñado, YuZhén se dirigió a su cita con el pediatra y terapeuta que QiRen contacto para Lan Zhan.

El diagnóstico que dieron del niño la dejó helada.

Lo impensable había ocurrido a lo largo de aquella crianza desorganizada. Ella no comprendía del todo las consecuencias venideras del apego evitativo, pero el niño, espantosamente calzaba con todas las características que le señalaron. Sumado al diagnóstico de autismo, que explicaba el porqué del mutismo selectivo del niño.

Antes había sido un niño tan normal y ahora lucía tan ajeno del mundo exterior que parecía preocupante. YuZhén inocentemente pensó que, al salir de casa de los Lan las cosas mejorarían y su A-Zhan podría desenvolverse como un niño normal lejos del ambiente toxico que le llenaba de ansiedad y tensión. Pero estaba equivocada en eso. Las consecuencias de sus distanciamientos habían mermado en esa pequeña criatura.

Su intuición de madre no había fallado en lo más mínimo.

El diagnóstico advirtió a la joven e ignorante madre sobre los problemas de comunicación e interacción social, que podría enfrentar el niño. Sobre conductas restrictivas o repetitivas, inclusive los problemas de aprendizaje y atención. Mencionando en cuán importante era que A-Zhan recibiese terapia de lenguaje. Cuando YuZhén preguntó, el psicólogo respondió sobre casos severos caracterizados por una completa ausencia del habla de por vida.

La culpa le inundó. No comprendía mucho del tema, pero supuso que fue su culpa.

YuZhén había permitido todas las cosas malas. Había sido una tonta. Se quedó a lado de QingHeng-Jun para que abusara de ambos, por lo que ahora su bebé estaría en una situación de desconexión emocional de la cual era tremendamente difícil salir. Y nada le aseguraba que los tratamientos funcionarán en su totalidad.

Lan QiRen le había acompañado para recibir el diagnóstico tras varias sesiones de evaluación. Incapaz de dar palabras a la ansiosa madre.

QiRen quiso golpear a su hermano por destrozar la voluntad de una mujer cuyo corazón latía por amar a sus hijos.

Este sostuvo su mano y le dio palmaditas en la espalda tratando de reconfortar.

No había funcionado, por lo cual lloró abatida. No era solo la noticia. Era todo lo que la misma englobaba, la situación con QingHeng-Jun, la violencia, la culpa, pensar en el futuro la aterraba. Pensar en qué tipo de vida podía esperar a Lan Zhan, y si él no podía devolverse como un niño normal. Ella no quería ver el panorama de manera negativa. Pero claramente acaba de escapar de una situación oscura pocos días atrás así que aún estaba sensible al tema. Había hecho una cita con un terapeuta para la próxima semana a fin de encontrar ayuda a su situación; e incluso pedido asesoría legal para un divorcio y orden de alejamiento contra su próximo exmarido.

Todo esto gracias a las palabras de QiRen y su infinito apoyo.

El día anterior QingHeng-Jun había llamado a casa a lo que YuZhén se paralizó.

Para su suerte el QiRen que estaba cerca, se percato del horror en la mujer.

QingHeng-Jun se había enterado del abandono de YuZhén por parte del ama de llaves, y siguiendo el número de registro del fax lograron dar reconoció el contacto de Lan QiRen.

Cuando QiRen colgó, ella perdió la estabilidad en sus rodillas, la bilis subió por su garganta haciéndole toser, conteniendo las arcadas. Y sudo en lo que supuso era un ataque de pánico.

YuZhén se percató de que el terror que le infundida QingHeng-Jun no era normal y que si, quería ser la clase de madre que sus hijos merecían debía acudir a ayuda psicológica para superar el trauma.

También entendió que debía divorciarse de QingHeng-Jun ya que era un hombre con tendencias vengativas y obsesivas. Pero en ese momento nada de ello importaba. Lo importante era la noticia recibida por parte del terapeuta infantil.

El gran maestro continúo hablando acerca de la condición y recomendó algunos libros que podían ayudarles.

Lan QiRen condujo a casa con una mueca seria, preocupado por su cuñada a quien se le veía llorar discretamente en silencio.

Apenas llegaron a casa YuZhén abandonó el auto y se adentró a la vivienda. Era tan colorida y llena de flores. La mujer había optado por correr las cortinas e iluminar el sitio, la niñera apareció enseguida, parecía estar jugando con Lan Zhan, pero él no estaba interesado y en su lugar veía al techo aburrido mientras Lan XiChen bailaba al son de una canción en un programa en un canal infantil.

La chica se despidió amablemente, aunque asombrada en la reacción sin vida de YuZhén, sin decir una sola palabra la chica se fue y Lan YuZhén se permitió romperse.

Ella se acercó a Lan Zhan.

Quería invitarle a jugar, a que le dijese algo, cualquier cosa.

Quería preguntarle si había algún show que le gustase o si tenía algún juguete favorito.

Ella insistió e insistió con más preguntas y comentarios dulces a espera de cualquier reacción, pero no encontró ninguna, ni una sonrisa, tampoco una mueca de disgusto.

Aquello le dolió.

Entonces desde la distancia en la que estaban ella extendió las manos en un mensaje claro hacia su hijo para que se adentrará a sus brazos. Para llenarle de abrazos y besarle cariñosamente.

Pero Lan Zhan no movió ni un músculo. Solo se le quedó viendo con su hermoso rostro infantil de mejillas coloradas y cabello alborotado.

La gélida acción la rompió.

Y ella comenzó a disculparse. Una y otra y otra y otra vez se disculpó mientras envolvía a su hijo en brazos y acariciaba su cabello humedeciendo su camisa con sus lágrimas.

El niño no hizo afán de querer librarse, ni siquiera cuando lloró por veinte minutos rogando por su perdón. Por no haber sido una buena madre y no ser capaz de salvarlo.

Lan Zhan no entendía. Su madre estaba llorando de nuevo. Llorando con gran tristeza, entonces ella decía su nombre. Lo decía constantemente

¿Acaso él tenía la culpa de algo?

¿Ella estaba triste porque no tenía intenciones de abrazarla?

¿Estaba triste por algo más?

"Perdóname... perdóname por favor. Yo no lo sabía, si lo hubiese sabido no lo hubiera permitido. Baobei , perdóname por no intervenir antes... yo tengo la culpa de todo" se lamentó YuZhén.

Aun así no entendió. No entendía aquellas palabras. No comprendió en qué tenía culpa. Pero las caricias de su madre eran tan dulces que sus labios se curvaron ligeramente.

º Lan YuZhén III º

Lan XiChen había comenzado el discurso fluido a los cuatro años, capaz de pronunciar palabras más complejas, en comparación de los monosílabos del pequeño Lan Zhan.

Aquello hizo que Lan YuZhén se maravillara del progreso de su hijo, que corría, jugaba y se desenvolvía activamente como un niño de su edad. De manera inevitable la casa siempre terminaba hecha un desastre, pero ella estaba trabajando en eso.

No podía negarle un poco de diversión a sus hijos. Lan XiChen, ayudado por Lan Zhan algunas de las ocasiones, arrastraban su caja de juguetes derramando todos sus juegos en el alfombrado de la sala de estar. Lan Zhan estaba ahí sentado sin hacer nada la mayor parte del tiempo. Simplemente sentado cerca de su hermano mayor, quien se entretenía con juegos elaborados, hablando y murmurando sin sentidos infantiles.

A veces XiChen buscaba incorporar a su hermanito en sus tardes de diversión. Este jamás se negó o se quejó por ello, aunque Lan Zhan jamás inició la interacción, y muy apenas seguía el hilo de las aventuras de su hermano.

Lan Zhan imitaba el movimiento de Lan YuZhén cuando sostenía un juguete. Lo meneaba cerca del rostro de Lan XiChen, como incapaz de entender cómo se utilizaba el mismo. Para su suerte ambos eran pequeños y encontraban diversión incluso en dinámicas como esas.

Lan XiChen podía sostener el brazo de su hermano con el juguete y guiarlo para que lo moviese a su gusto, por ejemplo, que el juguete que meneaba de un lado a otro en su rostro fuese una especie de nave espacial con la suficiente imaginación.

Ella escuchaba entre balbuceos como Lan XiChen decía algo a Lan Zhan quien le observaba inexpresivo, como resignado al juego de su hermano mayor.

Lan Zhan repetía el movimiento que su gege le había enseñado al menos una docena de veces, sin encontrar la genuina emoción en ello y lo dejaba por ahí casi amable. Aburrido .

Aquello supuso una pena para YuZhén. Su hijo no parecía disfrutar de las dinámicas más sencillas; no encontraba divertido o interesante el jugueteo, siendo todo lo contrario. Por lo que supuso una gran carga para la joven madre. Todo lo que ella deseaba justo después de la separación con QingHeng-Jun era dejar las cosas en el pasado, iniciar de nuevo, hacer una feliz y pacífica vida con sus hijos con esta oportunidad que Lan QiRen había brindado. Pero las secuelas eran más de las esperadas.

Una tonelada de daños colaterales resultaron de dicha relación.

Ella había estado yendo a terapia desde hacía mucho tiempo, había conseguido ayuda psicológica para superar lo ocurrido y el mundo de abuso al que se enfrentó por años. También la consiguió para A-Zhan y A-Huan,a recomendación de su cuñado. Y más tarde tras el diagnóstico del menor de sus hijos.

Ella derramó tantas lágrimas que pensó que jamás llegaría a un límite. La tristeza en su persona y la culpabilidad le carcomía por dentro.

Aprendió a perdonarse por permitir tal abuso, a dejar ir esa culpa que no le correspondía. Ella nunca había querido lastimar a Lan Zhan de ninguna manera, todo lo que deseaba era llenarle de amor y felicidad.

Felicidad, propiamente dicha, que todos merecían.

Podría decirse que las circunstancias actuales eran buenas a esas alturas. Lan Zhan tenía un brillo especial que se detectaba de vez en cuando. Él aparecía en los rincones de la casa y les seguías como un patito bebe; lo hacía con el maestro QiRen tambien, y algunas veces le atrapaba cuidando de su hermano mayor, aunque jamás comenzó el afecto ni las interacciones. Él estaba amando, pasando tiempo con sus allegados a su propia manera.

YuZhén reflexiono, no podía esperar que Lan Zhan fuese como los otros niños, a ella le hubiese encantado que fuera el caso, ya que, supuso que su vida sería más sencilla asi.

El hecho de que A-Huan hablase como cualquier niño de su edad supuso gran emoción, pero también una preocupación alarmante ante las pocas habilidades lingüísticas y orales del menor de los hermanos.

Ella sabía que A-Zhan le entendía. Lo veía en su pequeño rostro inexpresivo, bueno , ella no lo veía así.

Las otras madres siempre se quejaban o comentaban cualquier tontería, una madre en el parque le había llamado la atención ante la falta de expresión en su hijo. Pero YuZhén no veía ningún mal en él.

Su ZhanZhan era un niño saludable que disfrutaba la vida de una manera particular. Ella podía descifrar la mayoría de sus gestos. Él era tan transparente, aunque se empeñaran en decir lo contrario. Podía ver como sus cejas se juntaban ligeramente cuando algo no ocurría como él lo deseaba, o como sus ojos enormes y expresivos tenían un débil brillo cuando algo llamaba verdaderamente su atención, como es que ella sentía una especie de sonrisa débil contra su cuello cuando abrazaba a Lan Zhan cerca de su cuerpo; la manera en que no rehuía de su toque y lo gustoso que parecía observar el mundo que le rodeaba sobre el regazo de su madre.

Por ello trató de mantener una fortaleza inquebrantable ante sus hijos. Sobre todo en Lan Zhan, si ella se mostraba preocupada o adolorida por las carencias de su hijo menor, la falta de interés hacia las cosas o su nula comunicación básica entonces él se percataría de ello. Era un niño muy perceptivo, lo que ella menos quería era llenar a Lan Zhan de angustia y ansiedad de nueva cuenta.

Debía aprender a amarlo tal y como era, sin forzarle a cambiar, sin exigirle ser como el resto de otros niños.

Ella ya lo amaba, ella lo amaba desde que era una pequeña criatura que se formaba en su vientre. Y cuando lo vio por primera vez ella se rompió a llorar prometiéndose amar a ese niño tanto como le fuese posible.

Ella mantenía una actitud positiva pese a sus inevitables sentimientos de tristeza, Lan Zhan hablaría cuando estuviese listo, Lan YuZhen solo debía ser paciente y creer en él.

Una sonrisa se formó en sus labios, aunque no llegaba a sus ojos completamente era una sonrisa sincera, una sonrisa llena de amor, paciencia y esperanza.

Ella se sentó educadamente cerca del alfombrado donde los niños jugaban, o más bien donde Lan XiChen jugueteaba dando órdenes infantiles a su hermano menor mediante el juego simbólico, mientras Lan Zhan se limitaba a observar sin perturbación.

Ella tomó a Lan Zhan en sus brazos cubriéndolo protectoramente, y este elevó su mirada para encontrar a su madre con una sonrisa dulce.

Ella apreció sorpresa en esos ojos ámbar. Sorpresa y felicidad. Ella creía ver eso.

Lo acercó más a su pecho y mantuvo el abrazo por un tiempo mientras convivía con sus hijos alejando sus penas y dejándolas ir como si se tratase de humo que se disipaba lentamente.

La cena estaba lista y Lan QiRen llegaría de la academia hasta bastante más tarde, por lo que podía permitirse una buena tarde de calidad con sus hijos. Ella formaba parte de las dinámicas de su primogénito; cantaba o seguía el hilo de su juego a su manera, acariciaba el cabello de A-Huan o pellizcaba sus mejillas y le llenaba de besos hasta que el niño se irritaba y huía por ahí lejos de su toque.

Lan Zhan no era así, él aceptaba los mimos de su madre más que nadie, era un pequeño bastante consentido que adoraba estar en los brazos de su madre, ser abrazado por esta, ser llenado de besos sin huir de la misma pese a la incomodidad a su espacio personal.

Ella llenaría Lan Zhan de tanto amor en la vida, de tantas experiencias maravillosas, respetaría y alentaría sus sueños sin dudarlo, y sería tan pleno que jamás sentiría que había algo diferente en él.

Entonces los tres continuaron con sus rondas de juego y canto hasta que se instalaron en el sofá donde YuZhén les mimó a sus anchas.

Cuando Lan QiRen llegó a casa encontró una escena de lo más conmovedora. Su saozi libre y despreocupada durmiendo una siesta en el extenso sofá de la sala de estar con los niños cerca de ella mientras su brazo los cobijaba.

Lan QiRen pudo percibir una sonrisa en Lan Zhan que descansaba cerca del pecho de su madre. Entonces les cubrió con una manta y se dirigió a su estudio a terminar con su papeleo.

º Lan QiRen III º

Era un fin de semana normal y cualquiera en casa, Lan QiRen había trabajado hasta medio día para pasar a retirarse a su hogar tras extensas tutorías a sus pupilos.

Su hogar siempre estaba lleno de risas y un ambiente cálido y comida caliente. YuZhen que se comportaba amable, digna y a la altura había construido el ambiente familiar del cual fue privada mientras grecia en un entorno tenso y estricto en casa de su familia biológica. QiRen admitiría en que era la primera vez disfrutando la comodidad de una vida doméstica.

No es que lo odiase.

En el pasado fue rara la ocasión en que se animó a volver a casa. De hecho, lo consideraba una pérdida de tiempo muchas de las veces se quedaba dormido en el sofá de su oficina privada; iba a casa para cambiar sus trajes o en dado caso para descansar después de jornadas de estudio y asesoría. En temporada de evaluación, su tiempo en casa se redujo en gran medida.

Las cosas habían cambiado, sus colegas lo notaron, y señalaron la buena actitud y energía. QiRen jamás pensó que, un buen desayuno, un almuerzo preparado y las palabras "animo", "suerte" o "buenos días" podían significar tanto en la vida de alguien.

Le resultaba difícil creer que aquella era su vida aun después de un año. Los últimos meses habían sido tensos y problemáticos. El acoso de su hermano, ahora exmarido de YuZhén; la situación especial con A-Zhan, y la depresión, a raiz de la separación y el maltrato lo que mantuvo a todos exhaustos sin posibilidad de dormir como era adecuado. Además el divorcio-demanda efectuada en contra QingHeng-Jun , dividió a la familia en dos bandos con implicaciones políticas, el juicio de separación se explayó por poco más de un año, eso sin sumar los inconvenientes familiares en los que se vieron envueltos y los chismes de amores prohibidos entre hermanos, y más tarde la revelación de un secreto personal cuidadosamente atesorado, terminaron por destrozar a YuZhén.

Las personas podían ser muy crueles.

Para su suerte todo eso había terminado, y estaban todos en una especie de "etapa de adaptación" . Habían vivido alrededor de veinte meses, aunque privados de la libertad para el libre albedrío.

Ahora podían hacerlo, podían, porque habían roto con las ataduras de una vida de sometimiento. Lo que trajo consigo días más felices.

Lan QiRen despertaba temprano por la mañana, levantado por el exquisito aroma de la cocina de YuZhén; el maestro Lan reconoció su talento y lo elogió en igual medida. Hacía experimentos de cada tipo y su comida tenía un toque hogareño que no solo llenaba el estómago. QiRen había señalado que no era necesario que se esforzara tanto cada día. Pero YuZhén veía aquello como una actividad placentera y menos como una carga o una responsabilidad. Disfrutaba de su cocina, haciendo felices a otros con su comida.

Él siempre se sentía un poco preocupado por ella al abandonar la vivienda. Preguntándose si estaría bien todo ese tiempo sola en casa mientras él trabajaba. Por supuesto que lo habían hablado. Ella podía trabajar si así lo deseaba (aunque por supuesto no lo requería, teniendo el dinero suficiente para una buena vida).

YuZhén negó. Todo lo que deseaba en esos momentos era estar presente en la vida de sus hijos, criandoles hasta la cómoda infancia. Parecía ansiosa ante la idea de separarse de A-Zhan, expuso su intención de pasar tantos buenos momentos con sus hijos a la par que les veía crecer.

Eso no le convirtió en una mujer ociosa. Tomó bajo su cargo el control de la casa, pese a que Lan QiRen se veía bastante cómodo con el servicio de limpieza. Más pronto que tarde optó por darle la razón a ella.

El sitio parecía como nuevo, ella lo había llenado de color y vida, corriendo las cortinas y dejando entrar la luz. Llenando cada esquina con plantas y flores; abriendo ventanas para que el aire fresco y la brisa entrase al interior de la morada. Había tanto color y vida en el sitio que ahora, verdaderamente, se sentía como un hogar cimentado en calidez.

YuZhen, la anterior madam de la familia Lan, pasaba sus tardes, o cada momento libre en que sus hijos estuviesen dormidos, estudiando. Estaba motivada a continuar sus estudios superiores a distancia. Yendo a presentar exámenes tantas veces al mes. Tal como QiRen sospecho, YuZhén se reveló demasiado brillante, al punto en que sus estudios no se convirtieron en un gran reto. Inclusive comenzó a practicar yoga, y se enfocó en un estilo de vida saludable.

Pese a mantener una dinámica familiar estable, QiRen reconoció que su interacción con sus sobrinos fue buena pese a las limitaciones por cuestiones laborales.

Él amaba a esos niños, los adoraba y trataba de comportarse como lo haría cualquier figura paterna adecuada. Pasaba tanto tiempo como le era posible, pero él no estaba seguro de que tipo de imagen mental tendrían los niños de él. Quizá era nada más que un desconocido, o la persona con quien vivían y veían ocasionalmente en el desayuno.

Si quería ayudar a Lan YuZhén en la crianza de esos niños que eran su vida entonces tendría que comprometerse más. Después de todo YuZhén no tenía necesidad de aislarse, o exigirse lidiar con la crianza de sus hijos de manera solitaria.

Él podía apoyarla. Y lo haría.

A veces QiRen se quedaba viendo a madre e hijos. La manera en que reían y se divertían. Cuán competente era Lan YuZhén como madre.

YuZhén cambio con los meses; por supuesto el cambio fue positivo en gran medida. Volvió a la vida y resplandeció a cada momento. El fantasma pálido de una mujer en pena había desaparecido. Entonces estaba él, quien intentaba ser una figura de crianza a la altura para sus sobrinos, pero se sintió desplazado en un rol en el que no parecía encajar.

Se preguntó si los niños le habían aceptado completamente, si él tenía algún espacio en sus vidas.

No es que fuese una persona insegura, al menos QiRen no creía eso.

Era solo que, jamás había pensado en niños. Sabía que, si encontraba a la persona correcta tendría hijos. A pesar de ello estuvo inmerso en su profesión, en una vida pragmática que le resultó satisfactoria disfrutando de su propia compañía; al punto en que, con el paso de los años, la idea de asentarse se convirtió en un pensamiento difuso.

*

Lan QiRen aparcó el auto en el estacionamiento; se dirigió a la entrada principal donde apreció algunos juguetes cerca de la jardinera, suponiendo en que se hizo jardinería más temprano. Una sonrisa se formó en sus labios, sintiendo el cosquileo de su barba contra la piel. Sostuvo su maletín y abrigo debajo del brazo mientras buscaba las llaves de la puerta principal y apenas entrar se sintió revitalizado. Cualquier pizca de cansancio desapareció de él, le inundó un aroma suave como té dulce proveniente de la cocina.

Su saozi reía y bromeaba besando las mejillas y el cuello de A-Huan, quien tenía toda la atención de su madre. Ella besaba sus pequeñas manos y su estómago causando la carcajada humeda del mayor de sus sobrinos. A-Zhan no se vió en la escena, aunque Lan QiRen supuso que estaría por ahí hecho un ovillo en los brazos de su madre o sentado alrededor disfrutando algún bocadillo saludable. A ella simplemente le gustaba mimar a sus hijos, - por favor no piensen que es una madre irresponsable que no se preocupa por una dieta balanceada y rica en vitaminas y minerales para sus hijos- , ella era una de esas madres que trataban de mantener un estilo de alimentación equilibrado a fin de que los niños creciesen sanos y fuertes. Pero también era una madre que arruinaba a sus hijos con bocadillos dulces.

Rápidamente la voz de YuZhén resonó percatándose de su presencia. Le dio la bienvenida desde su sitio en la alfombra, su tono era solemne; y QiRen jamás pensó que dichas palabras le harían sentir tan bien.

Saludo en un silencioso asentimiento, preguntó algunas pocas cosas y pasó a dirigirse al estudio para terminar el papeleo inconcluso para la evaluación docente de los académicos bajo su cargo.

YuZhén asintió en comprensión las intenciones de su cuñado, asegurandose de llamarle a cenar más tarde. Este aceptó. QiRen continuó su camino y consideró la opción de tomar una siesta de media tarde apenas concluir sus obligaciones.

Subió las escaleras a paso fluido mientras relajaba los hombros y estiraba el cuello, masajeándolo en el proceso. Escuchó un sonido que captó su atención, pero rápidamente lo superó asumiendo que se trataba de su cuñada en la planta inferior.

Se desplazó sin detener su andar hasta el final del corredor donde se encontraba su estudio privado. El ruido sordo se hizo presente de nueva cuenta. Al girar no vio nada.

Abrió la puerta de la oficina,inesperadamente, antes de cerrar se vio tentado a mirar detrás de él. Encontrando al causante del ruido sordo. A-Zhan quien le observó con sus enormes ojos infantiles. No movió un solo músculo, estaba estático frente a él, aguardando algún tipo de permiso para adentrarse a la habitación.

Lan Zhan no dijo nada. Tampoco fue como si QiRen esperase mucho al ser consciente de la comunicación limitada del menor. El niño tenía un habla limitado, por decirlo menos, dudaba que este comenzará a charlar de la nada, aún así Lan QiRen contribuyó en la confianza del niño y sus intentos por el desarrollo lingüístico del niño.

Hablaba con su sobrino, aunque nunca recibía respuesta de ningún tipo, y muchas de las veces Lan Zhan se limitaba a irse como si hubiese perdido el interés en su persona.

" WangJi , ¿Qué estás haciendo ahí?" preguntó. Su sobrino no era el tipo de niño curioso que iba en su búsqueda para jugar juntos. De hecho, no parecía llamarle la atención el concepto de los juegos sociales.

No hubo respuesta. No se sorprendió. Tampoco esperó contestación.

"¿Qué haces ahí parado? ¿Quieres entrar?" Abrió el espacio entre el estudio y el infante para que pudiese adentrarse si así lo quería.

Tuvo una respuesta, no la que esperaba, pero estaba satisfecho. Lan Zhan aceptó su invitación abriendose paso en la habitación apenas le dio oportunidad.

QiRen se pregunto entonces cuántas veces habría ocurrido algo similar en el pasado, cuántas veces Lan Zhan se acercó a él, pero este estaba tan agobiado en trabajo y ensimismado en su propio papeleo que paso totalmente del niño, ignorando el hecho de que le perseguía por la casa. ¿Cuántas veces no habrá cerrado esa puerta, cerrando oportunidades valiosas en la nariz de aquel adorable niño?

El gran maestro Lan se sintió terrible. Hizo un voto silencioso, prometiendo ser más cuidadoso al tratarse de del pequeño A-Zhan. El niño tenía problemas para las interacciones, y ciertamente tal descortesía como cerrar las puertas delante suyo era como cortar oportunidades de crecimiento y vínculos familiares que podía fortalecer. No era de extrañar que Lan Zhan pasara de él tantas veces.

Una sonrisa casi remilgada se formó en él. Era bueno ver los esfuerzos de WangJi por conectar con otros, o al menos simpatizar con él.

QiRen apreció a A-Zhan, sosteniendo uno de sus peluches afelpados que su cuñada le regaló; supuso que era uno de los juguetes favoritos de A-Zhan, para justificar el tenerle sujeto en su mano, y no votado con indiferencia como el resto de sus posesiones.

Lo recordó.

Había visto a Lan Zhan con tal esponjoso apego. Siempre le había parecido un poco tierno, y extraño el juego que mantenía con dicho peluche. Sentía la textura afelpada del muñeco contra su mejilla como si se tratara de algún cachorro.

Pero YuZhen explicó que estaba bien y nada malo había con ello.

QuRen Tenía comentarios al respecto, pero prefirió el silencio.

Lan QiRen no estaba muy seguro de cómo animar o iniciar una interacción entre ambos. En eso eran similares, eran reservados en muchos aspectos. Él, inseguro en cómo interactuar con un niño, y WangJi teniendo problemas para relacionarse.

No presionó la situación, por lo que optó por continuar con su trabajo. Lan Zhan podía jugar cerca si así lo deseaba. Era un niño tranquilo, por lo que carece de opinión para negarlo.

Saco algunos bocadillos de su cajón personal para comida no saludable y tendió a A-Zhan algunas opciones de entre las cuales el niño tomó una figura de chocolate envuelta, solo porque él mismo tenía forma de conejo de pascua. El hombre lo desenvolvió para él y se centró en su papeleo, dando un par de miradas ocasionales al infante.

Lan Zhan se mantuvo tranquilo en el sofá de cuero, jugando con su apego infantil. Jugar era un eufemismo, en realidad se limitó a acariciar las orejas esponjosas del peluche con la yema de sus dedos.

QiRen terminó su papeleo apenas hora y media más tarde; cuando se percató de una figura pequeña, diminuta e infantil que se posicionaba cerca de él. El adulto corrió la silla de oficina quedando aún más cerca del niño y se preguntó qué podría necesitar. Era malo para leerlo, no lo entendía. Lo quería y deseaba brindarle felicidad de todo tipo, pero no sabía que deseaba, Lan YuZhén le comprendía perfectamente, o al menos lo intentaba, pero el hombre no. Y temía estropearlo o molestar a WangJi de alguna manera.

Lan Zhan hizo lo inesperado. Dejó su peluche sobre el regazo del hombre, era como un mensaje silencioso y claro. Lan Zhan estaba compartiendo su peluche preferido con él. Con Lan QiRen quien había estado tan increíblemente angustiado con agradar al niño, cuando ciertamente el niño siempre pareció simpatizar con él.

La acción hizo a QiRen abandonar la silla, tomó el muñeco con su mano y se posicionó sobre sus rodillas en el suelo quedando a una altura del niño. Era una invitación. O así quería creerlo QiRen. La muestra de que el niño no era indiferente de él y quería pasar tiempo juntos.

El hombre se permitió abrazar a su sobrino y acariciar su cabeza con ternura. Para su sorpresa A-Zhan no rechazó su cercanía como supuso, WangJi no era el tipo de niño que gustase del contacto físico más allá del de su madre. Enorme fue la sorpresa de QiRen cuando A-Zhan hizo el mismo gesto que hacía con su madre de esconder su rostro en su cuello.

El niño pequeño tocó su rostro con curiosidad mientras seguía atrapado en el abrazo, sentía su barba, quizá nunca había visto una antes, la sensación debía parecerle intrigante pues siguió así por un tiempo.

Lan QiRen contuvo una sonrisa. Junto su frente con la del niño e hizo un dulce gesto de afecto mientras lo tomaba en brazos a fin de abandonar el estudio para reincorporarse con su cuñada en la planta inferior. Aún no era hora de la cena, podía pedirle consejos a saozi , preguntarle una que otra cosa sobre WangJi para acercarse a él, para entenderlo.

Lan Zhan sonrió para sus adentros cuando QiRen le levantó del suelo. Era casi divertido, no era suave y delicado como el toque de su madre, era un hombre torpe que no sabía muy bien cómo tratar a un niño, incluso le cargaba un poco inseguro pero no fue malo.

Ese hombre lo había abrazado, logró sentir una paz similar a la transmitida por su madre. Entonces supo que era bueno y que quería pasar más tiempo con él.

Lan Zhan entendió,tiempo después, que ese hombre, Lan QiRen , era su Shufu; y por ello era tan bueno con él.

Eso solo le hizo más feliz.

º Primer día º

Lan Zhan amaba el aroma de su madre.

Estar cobijado bajo sus suaves brazos era la sensación más cálida jamás habida.

Lan YuZhén le hacía sentir protegido, especial . El aroma de su mamá era agradable. Dulce como las flores y tranquilizante en las noches cuando tenía malos sueños.

Le gustaba.

Le gustaba mucho.

La manera en que su madre le susurraba palabras dulces al oído, como cepillaba sus cabellos con los dedos hasta que se quedaba dormido, y aquellas manos cálidas que acariciaban sus mejillas con ternura.

No había mejor madre en el mundo que la suya.

Puede que nadie en la tierra lo notara, pero Lan Zhan estaba sonriendo internamente en ese preciso instante; disfrutando de la gentileza de su madre mientras ella murmuraba palabras afectuosas que no terminaba de comprender.

"Nunca debí haber permitido que te hicieran daño... Debería haberte abrazado así" Se le escuchó en un tono bajo, casi como un susurro mientras sorbía su nariz tratando de no romperse de nueva cuenta en un llanto amargo.

¿Por qué ella siempre sonaba así? ¿Tan frágil?

"Como te amo, te amo tanto..."

Amaba a su mamá. Lan Zhan la amaba muchísimo.

Su mamá también lo amaba... ¿No?

Era lo que decían sus palabras, pero entonces, ¿Por qué siempre que estaba con él lágrimas recorrían su rostro?

¿Derramándose con tristeza? Luciendo decaída y sin vida.

Perdiendo toda chispa alegre de su persona apenas tratando con él.

Había visto cómo reía y jugaba con su gege , pero siempre era distinto con él. Cuando su madre lo tomaba entre sus brazos; cuando lo colocaba en su regazo o apretaba contra su pecho había una expresión de dolor. No importaba el tiempo, siempre estaba esa expresión dibujada en su rostro, y sus sonrisas, aunque llenas de amor eran tristonas la mayor parte del tiempo.

Algunas noches cuando no podía dormir entre los brazos de su madre, o apretujado por su Huan -gege que gustaba de patearlo, podía escucharla llorar entre sueños.

Era un niño sumamente inteligente para su edad.

Al crecer Lan WangJi comprendió muchas de esas situaciones.

Pero hasta ese entonces pensó que era un niño malo.

¿Por qué?

¿Había hecho algo malo?

Solo los niños malos hacían que sus madres llorarán, lo había visto en los programas animados.

Además, cuando Lan XiChen hacía berrinche y lloraba su madre lloraba también porque él se portaba mal.

Por eso Lan Zhan trataba de no molestarla, de no ser un niño llorón y ruidoso, quizá de esa manera su madre dejaría de llorar. Si no hacía ruido y se quedaba quieto como le decían entonces ya no tendría que ver a su madre triste.

Acaso, ¿él era un niño malo?, fue el pensamiento recurrente durante su infancia, y gran parte de la adolescencia temprana.

¿La había herido? No podía recordar cómo.

¿Había jugado muy brusco como esa otra vez en que le jaló el cabello a su hermano? ¿Por eso siempre le miraba triste? ¿Por qué él era un niño malo?

¿Qué había hecho?

¿Era por qué no quería jugar con ella a los cubos?

¿O por qué perdió al sr. peluche en el parque el otro dia?

¿Es por qué comió el pastel muy rápido? Recordaría entonces comerlo más lento la próxima vez, solo quería que aquello desapareciera del rostro de su mamá.

Lan Zhan solo necesitaba eso. Nada de juguetes nuevos, o programas animados, ni caramelos o postres. Todo lo que quería era una risa de su madre. Un abrazo. Verle sonreir.

Solo con aquella pequeña acción sería feliz, no necesitaba nada más.

Deseaba que la expresión desapareciese de su bonito rostro, no comprendía el porqué, pero la angustia en su la tristeza y el sonido de su llanto generaba un peso enorme dentro de él, como si de pronto algo lo abrazara muy fuerte, como si se ahogara. Y no pudiese respirar.

Quería apreciar a su madre feliz.

Ella siempre estaba triste, pero era buena con ellos en ese otro lugar. Reía y los abrazaba mucho, por mucho tiempo. Aunque ahora vivían en ese sitio muy lejos del hombre que gritaba.

Su padre, comprendió al final de su infancia.

Aunque él ya no estaba, su madre siguió abatida. Con nadie más que con Lan WangJi.

A Lan XiChen no lo veía así. Ella sonreía y aplaudía todo lo que hacía.

Pero nunca con él.

¿Acaso...él tenía que desaparecer también? ¿Irse lejos? ¿Jamás volver? ¿A pesar de que le gustaba ese lugar, la comida y dormir con su mamá?

Si era el caso, entonces no volvería si su madre se lo decía.

Si ella se molestaba con A-Zhan, si finalmente se hastiaba de él y le exigía se largase entonces Lan Zhan accedería. Se prometió a sí mismo, en aquel momento, siendo nada más que un infante, cumplir con sus palabras. Si ella lo decía, lo haría.

Haría todo por hacer que esas lágrimas se fueran de sus ojos.

Al menos eso era lo que Lan Zhan pensaba, como él se sentía.

Algunas veces, la situación era tan pesada que se sentía tentado a llorar con amargura. Triste y confundido, ¿Por qué tenía que ser un niño malo? ¿Por qué hacía llorar a su mamá?

Se detenía ante el mínimo atisbo de lágrimas. A su madre no le gustaría aquello, por el contrario se enojaría o lloraría más. Lan Zhan ya no podía recordar cuando perdió la capacidad de llorar.

Debieron pasar muchísimos años antes de poder volver a hacerlo. Y esas lágrimas derramadas tenían nombre.

Wei Ying. Pero Lan Zhan no lo conocería hasta muchos años después.

" Baobei , ¿Qué te parece si vamos al parque a dar un paseo?" sugirió la mujer con voz dulzona, colocándose cerca de su rostro, tan tan cerca que sus narices se rozaban.

El parque estaba bien. Había flores muy bonitas y su madre le daría un paseo en los juegos, aunque no encontraba diversión en los mismos.

Era como si no le llamasen la atención en absoluto.

Pero él nunca se negaría a pasar tiempo con ella.

"..." Lan Zhan se mantuvo en silencio.

No fue hasta muchos años después que comenzó a hablar.

Después de todo no hubo nada que decir. Por el contrario, fue la voz de su hermano mayor la que llenó el ambiente, aplaudiendo y dando una carcajada en brazos de shufu , Lan QiRen. Ante los ojos de Lan Zhan él fue una presencia enteramente nueva en su vida. Aunque, no le interesó desde un comienzo. El hombre fue nada más que una presencia terciaria que no tenía relevancia ante sus ojos, nadie para un infante de cuatro o cinco años.

Con el pasar de los días, el hombre comenzó a llamar su atención; su amabilidad, seriedad y cariño le llamaron la atención, pese a no entender quién era él. O porque ahora vivía con ellos.

Pero era bueno . Le daba fruta en cubos después de la cena, lo cargaba de vuelta a su habitación cuando tenía sueño o lo tomaba en brazos de manera cuidadosa tratando de arrullarlo. Algunas veces veía los dibujos animados con él sentados juntos en el sofá, o siendo el pequeño sobre su regazo. A veces le contaba historias y recitaba reglas para que un hombre creciera con buenos valores, de vez en cuando, cuando su madre no lo hacía le arropaba.

Le agrado. A lo que Lan Zhan le comenzó a seguir. Lo seguía a todos lados, siempre observando detenidamente sin pronunciar una sola palabra. El niño estaba gustoso de escuchar sus palabras y voz grave. Le agradaba. Desprendía una tranquilidad y serenidad que atraían fuertemente a Lan Zhan. Algo necesario para su pequeña persona; Lan Zhan solo sabía que esa persona no era como el hombre malo que lo lastimaba cuando lloraba o que le sacudió de los hombros. Al niño no le gustaba en absoluto ese trato anterior.

"..." Silencio de nueva cuenta.

Su madre parecía preocupada, pero la calma natural del hombre llenaba la habitación, para aminorar la tensión, QiRen lo tomó en brazos. Lo cual alivió a YuZhén, alzando a XiChen en su lugar.

"...¿Pero qué dices? Saozi , a A-Zhan le encanta el parque, ¿WangJi? ¿Te sentirás cómodo yendo al parque para ver los cachorros? ¿Estaría bien?" ánimo con un tono educado. Lan QiRen jamas uso el tono de bebé en sus sobrinos, y les trato con un discurso tradicional, sin olvidar las limitaciones de su edad.

Evaluó las expresiones del niño. Pero fueron nulas. A pesar de ello, QiRen comprendía que en el fondo sus ojos brillaban con emoción ante la idea de ver pequeñas criaturas peludas como las de sus programas.

"..." Silencio de nueva cuenta.

Lan Zhan alzó al sr . Peluche , que en general era una especie de peluche gatuno en un pijama de conejo, que paseaba por todo sitio.

"Claro Claro, tu peluche ". QiRen se abstuvo de mencionar lo dañino que solían ser algunos apegos en la crianza de niños. Pero el juguete era lo único con lo que WangJi parecía estar cómodo. Soltó un intento de risa baja, e interpretó al menor tanto como le fue posible, la realidad era que no comprendía al niño o sus deseos.

Al niño le gustaba el juguete. Y QiRen se preguntó si este quería un gato, probablemente un conejo. No había manera de saberlo. Lan Zhan un día tocó un felino en el parque.

Reconoció que el peluche necesitaba una cirugía pues había perdido el rabo.

***

A los ojos de Lan Zhan, el mundo era simple, casi plano.

Se sentía indiferente del mismo.

No había nada relevante.

Todo era una eterna escala de gris. Vacío, sobrio y aburrido gris. Solo tenían color su madre, su shufu , gege y flores.

Nada nunca tenía color.

Nada llamaba su atención. Nada era relevante para él fuera de los anteriores mencionados. Y eso le trajo problemas.

*

Una vez que tuvo la edad suficiente, ingresó al jardín de infantes.

El primer día su madre lo acompañó, tomando su mano de manera tierna y protectora, hablando sobre muchas cosas que el infante no comprendía, pero también le señaló algunas cosas de interés durante su trayecto.

Señalando flores u observando aves entre los árboles.

La mujer lo animaba a jugar un poco, como aquel juego de rayuela dibujado en la acera del vecindario. Ella le indicó cómo jugar, saltando los cuadros. Pero el niño parecía indiferente del mismo, limitándose a observar a su madre sin mediar palabra.

Lan YuZhén estaba realmente nerviosa.

No sabía cómo se desenvolvería su pequeño en esa clase de ambientes. Ella hubiese preferido educarlo en casa, a su propio ritmo y seguro bajo su supervisión. Los niños podían ser crueles y no comprender a niños como Lan Zhan, ella no quería hacerle pasar por más cosas tristes y desagradables de nueva cuenta. Incluso había planteado la posibilidad de esperar un año más antes de inscribirle en la guardería.

Tras varias charlas, y sesiones con su terapeuta, concluyó en que lo mejor para él era hacer una vida enteramente normal. No era aconsejable tratarle de manera especial, o aislarlo de los otros niños por temor de que experimentará algún tipo de situación poco agradable.

Si su pequeño notaba más interrupciones en vida de forma anormal, su situación solo empeoraría. Y ella no quería eso. Así que tomó una decisión. Lan Zhan haría su vida como la de cualquier otro niño de su edad, aun si le costaba un poco más que al resto adaptarse.

Lan YuZhén, orgullosa y optimista, cruzaba los dedos para que su hijo menor lograse hacer amigos pronto.

Esa mañana lo admiro de la manera más amorosa posible.

Su A-Zhan . El tiempo pasaba tan rápido.

Ahora estaba en la escuela. Ella lo amaba tanto, quería que fuera un bebé para siempre, pequeño entre sus brazos, pero no podía detener el paso del tiempo.

Una lágrima traviesa amenazó por derramarse.

Su uniforme le quedaba bien. Quería comerlo a besos; en realidad lo hizo más temprano en casa.

Le colocó suavemente el sombrero mal colocado; aprovechando la oportunidad para dar un último beso en la frente, conteniendose de darle más. No molestaría a su bebé tan temprano, era su día especial, y ella sabía que su humor era difícil temprano por la mañana, no quería tentar a su suerte.

Por muy adorable que luciese con un puchero en su rostro. Le colocó la mochila en hombros, retirándose para admirar su forma. Lan Zhan le observó en silencio. El corazón de YuZhén estalló en amor. Contuvo la emoción deabrazarlo para no soltarlo. Lan QiRen observó sorbiendo una taza de té fresco y sonrió con naturalidad. Esos niños hicieron estragos en su corazón, los amaba profundamente como si fueran suyos.

Sostuvo su mano por un momento, ganando la atención de este.

"Suerte, WangJi" Fueron las amables palabras de QiRen. Con ese tono digno, con el cual leía cuentos y fábulas cada noche. Nadie en la tierra lo notó, pero los ojos de Lan Zhan se abrieron una milésima más. Él recordaría esas palabras para siempre.

Lan YuZhén dejó a Lan XiChen bajo el cuidado de Lan QiRen. Le indicó que solo debía ponerle un programa infantil en la televisión y estaría distraído hasta que ella regresara, debido a que el niño se estaba recuperando de los brotes de la varicela.

Y tras ello salió de la mano con Lan Zhan por la tranquila calle.

Hacía buen clima.

Los rayos del sol calentaban la piel.

Lan YuZhén tenía una sonrisa dibujada en su rostro. Enorme y luminosa , en emoción apenas contenida. Una sonrisa que se iba deshaciendo mientras se acercaba más a la institución. Escuchaba las voces alegres y chillonas de los niños.

De absolutamente todos sin excepción.

Ya sea rabiando, llorando, gritando, riendo o hablando fuerte. Como todo niño solía ser. De emociones intensas y llenos de energía.

Algunas voces resonaban graciosas, otras tristes, o alegres. Todos tenían ese brillo infantil en sus miradas.

Sus ojos se enfocaron entonces, en la figura de su pequeño Lan Zhan, que tenía una mirada desorbitada mirando al frente y nada a la vez.

Indiferente de todo lo sucedido a su alrededor.

Sintió ganas de desaparecer. ¿Era muy tarde para volver a casa? ¿Sería demasiado si optaba por inscribirle el año próximo?

Los ojos de su pequeño Lan Zhan debían brillar con inocencia infantil, y no lo hacían. Nunca lo hacían. Siendo así desde que era un bebé.

Apretó los dientes intentando que su sonrisa no se borrara por completo. Quería dejar a su hijo de buena manera. No quería llorar, no podía hacerlo.Tenía que ser fuerte por él. Mostrarse segura. Para que llevara una vida normal.

Las maestras estaban en el portón recibiendo a los infantes; saludaban animadamente, ganándose la confianza de los pequeños, quienes respondían el saludo con desconfianza, pero luego sonreían.

Lan YuZhén suspiró, buscando serenar su corazón agitado, y una preciosa sonrisa se formó en sus labios.

Detuvo su paso, soltando de la mano a Lan Zhan una vez que se encontraron relativamente cerca del resto de padres de familia.

"Lan Zhan, mírame" Le llamó con amabilidad.

Este volteó pausadamente haciendo caso a las palabras de su madre. Entonces el sonido de una cámara sonó.

Ella había captado ese momento para la posteridad.

Su primer día inmortalizado.

"Es tu primer día. Recuerda que debes escuchar lo que te digan tus maestros. Sé un buen niño, ¿Me lo prometes?" Rogó ella acuclillándose hasta la altura del niño, quedando a centimetros su rostro, aprovechando ese último instante para arreglar su uniforme.

Aquella voz suave inundó los oídos de Lan Zhan.

Él se limitó a observarla.

Lan YuZhén intento no desanimarse.

"... Bien , entonces es una promesa" Tomó su rostro y juntó sus frentes en un gesto cálido.

Era la primera vez que lo hacía, pensó Lan Zhan.

"Cuidate ¿si? Te amo, ZhanZhan ... Te amo, mucho mucho mucho...Has muchos amigos" Señaló ella dándole un beso en la punta de su nariz.

Nadie lo notó pero Lan Zhan estaba levemente desconcertado.

Lan YuZhén despidió a su pequeño quien era llevado de la mano por una profesora que sonreía de oreja a oreja. La docente hablo con entusiasmo, pero Lan Zhan se limito a observar a su madre, ignorando a quien le dirigía la palabra. Así fue hasta que desapareció de su vista.

Permitió que su sonrisa se esfumara. Y una lágrima cayó sobre el aparato que mostraba la imagen anteriormente tomada.

Ella deseaba intensamente que un día, él portara una sonrisa en su rostro.

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