07
Su trabajo se había tornado extraño, ya nadie le molestaba o hacía bromas extrañas, ahora la mayoría parecía relativamente ajeno a él y digo relativamente, ya que en ocasiones pasan, cosas...
— Oye Midoriya — Izuku se asusto ante el llamado tan repentino, estaba demasiado concentrado antes de darse cuenta de la presencia del pelirrojo.
— K-kirishima-K-kun... — Izuku estaba algo sorprendido con la presencia de mayor — ¿S-sucede algo?
— Si, bueno... Sobre la cita... — Izuku se sonrojo.
— N-no es una cita.
— B-bueno la salida... Decidimos al final que sería por separado, cada uno saldrá contigo en un día diferente — Izuku alzo una ceja sin comprender.
— ¿Porqué el cambio tan repentino? No puedo estar saliendo de casa tan seguido — aseguro el menor.
— L-lo sabemos, por eso si quieres acordamos que tus hijos también podrían ir, tranquilo, nosotros les pagaremos todo — Izuku dudoso asintió, al final de día les debía ese favor a los tres y sería una buena oportunidad de sacar a pasear a sus pequeños, hace años que no salía con ellos.
Regreso a casa, estaba muy cansado, sus compañeros se ofrecieron a llevarle, pero Izuku seguía sintiéndose extraño en su presencia, además del cambio repentino de actitud.
Al llegar el aroma a una deliciosa cena se sintió, estaba confundido, se suponía que Yaoyorozu no iría a su casa, últimamente estaba muy ocupada con su empresa, así que era extraño el aroma, hasta donde sabia sus hijos no podían cocinar así.
— ¿Kota? ¿Eri? — las voces de sus niños se escucharon desde arriba, corrieron dónde s padre y lo abrazaron con fuerza — ¿S-sucede algo? — los dos niños apuntaron a la cocina, Izuku estaba confundido, hasta que cierta castaña salió de la cocina con el mandil rosa de Izuku, la misma le sonreía.
— Hola, Deku-Kun... — los niños se aferraron más a su padre, Izuku los abrazo de vuelta de forma protectora ¿Como había entrado ahí?
— U-uraraka-san...
— ¡Ochako! Izuku ¡O-cha-ko! ¡¿Es tan malditamente difícil para tu estúpido cerebro?! — Izuku se estremeció ante el grito.
— ¡N-no le hables así a papá!
— ¡¡CÁLLATE ESCUINCLA!! — la niña abrazo con más fuerza al pecoso, Izuku molesto puso a sus dos pequeños detrás suyo.
— Uraraka-San... ¿Qué haces aquí? — menciono a la defensiva.
— Vine a verte... Y a cobrarte... Supe que recibiste una parte de mi dinero Izuku, así que anda, dámelo — la chica extendió su mano sonriente, el pecoso asintió.
— Si, vengan niños, acompañenme.
— Oh, no, no, Izuku-Chan~ mis pequeños tienen que comer, ya les sirvo — vio a los niños con molestia — siéntense — ordenó de una forma autoritaria, los pequeños se aferraron más a su padre, Izuku suspiró y se inco frente a ellos.
— Tranquilos... No voy a tardar, vayan a comer ¿Sí? Háganlo por mi — los niños asintieron e hicieron lo pedido por su querido padre, tanto Eri como Kota vieron de mala forma a la mujer, ni en mil años le llamarían "madre" o algo parecido, la odiaban tanto.
Izuku subió las escaleras, debajo de la cama de su cuarto busco el maletín, tomándolo saco el dinero extra que el tipo le había dejado para sus gastos personales y dejo solo el dinero correspondiente.
Bajo de la casa y vio a sus hijos mover un poco de Katzudon, era su comida favorita, trago en seco, se acercó a la chica y le dió el maletín.
— Gracias Izuku... Ahora, anda, come — dijo sonriendo mientras le mostraba su plato, Izuku se sentó junto a los niños y vio desconfiado la comida, mientras tanto Uraraka contaba el dinero con cuidado, habia ahí 4 billones de yenes ¿De dónde Izuku había sacado tanto dinero? Sabía bien que nadie conocido se lo había dado, había estado vigilando cuentas bancarias de todos los amigos de Izuku, ni Iida ni Yaoyorozu habían tocado sus cuentas más de lo necesario.
Cerrando el maletín con enojo se levantó, Izuku no había dado bocado, aquello le molestó también, aporreando su mano en la mesa, alertó a los tres presentes.
— Quiero que me expliques de dónde sacaste todo ese maldito dinero.
— No te incumbe, lo que te interesa es que lo tengas... — dijo simple y con una mirada seria, Uraraka no oenso que Izuku pudiera ver de esa forma.
— Claro que me incumbe... Al final del día, es mi dinero — dijo molesta.
— Solo guardalo... No es tan importante... — la chica molesta tomo de la ropa al pecoso, Izuku confundido abrió sus ojos como platos.
— Me lo vas a decir o te saco la maldita verdad Midoriya... — Izuku tembló, Ochako solo le hablaba así cuando estaba realmente molesta, pero él también podía enojarse.
Tomando la muñeca de la chica la aparto de sí, mirándole enojada aparto el plato de Katzudon.
— Ya te dije que no te incumbe, solo tómalo y vete de una buena vez, no voy a permitir que vengas a mi casa, le grites a mis hijos y además, me trates de humillar frente a mis hijos... — dijo molesto, se levantó de la mesa, tampoco sus pequeños habían probado bocado — así que Uraraka-San, te pido que te retires... — Izuku tomo el maletín y a la chica de la muñeca, la llevo a la salida y dejo el maletín en sus manos — adiós — y sin más cerró con fuerza.
Ochako estaba realmente molesta, Izuku se había atrevido a desafiarla, aquello no estaba en sus planes, su Izuku jamás sería así, molesta se dió la vuelta y ya un auto de lujo le esperaba.
— Te vas a arrepentir de esto Izuku — y sin más se subió al auto.
Izuku se deslizó por su puerta, estaba completamente asustado ante la situación, sus dos pequeños se acercaron de inmediato a su padre, estaban tan orgullosos de él.
— ¡Eso papá! ¡Le diste una paliza a esa bruja! — grito el pelinegro, Izuku sonrió.
— Gracias... Ustedes me dan fuerzas mis niños — y un hermoso y cálido abrazo se dió en la familia, nada ni nadie los separaría en mucho tiempo y de eso Izuku se encargaría — ahora... Votemos esa cosa que hizo su madre, hagamos una verdadera cena ¡¿Quién quiere crepas?!
— ¡¡Yo!! — gritaron los dos, Izuku sonrio, se levantó del suelo y fue directo a la cocina, los pequeños guardaron el Katzudon, luego lo llevarían a personas sin hogar o comida suficiente, Uraraka había hecho demasiado, como si planeara que al menos tres personas más fueran.
Izuku hizo unas deliciosas y dulces crepas que comieron felices en familia mientras veían un programa de comedia, la familia reía, aquella felicidad era enorme, un ambiente tan cálido que ni siquiera parecían tener problemas reales.
Izuku suspiró, ahí iba de nuevo, tomo su laptop y prendió las cámaras al rededor de su habitación, después de aquel caluroso encuentro con Uraraka, al menos se trataría de relajar con el placer que podía otorgarle a su cuerpo.
Sus hijos ya estaban profundamente dormidos y mañana entraba temprano, se estaba debatiendo demasiado si hacerlo o no, pero al menos podría sacar algo más de dinero para su familia y otras deudas pequeñas.
Decidido, encendió la cámara y sonrió, una sonrisa falsa que demostraba tanto que incluso él se la llegaba a creer.
— Buenas noches queridos espectadores — saludo, los mensajes comenzaron de inmediato, al igual que algunas donaciones — seamos directos — sonrió — ¿Con que quieren jugar hoy? — pregunto mostrando tres diferentes tipos de dildos, con su pie apretó un botón en la computadora y en la pantalla salieron tres precios diferentes, cada cantidad era mayor a la anterior y eso dependia del tipo y tamaño del dildo que tenía en manos.
Ganó el más grande y grueso, Izuku trago en seco.
— Estamos ambicioso hoy — sonrió feliz, dejo los otros dos a un lado y tomo una botella de un lubricante especial — como pueden ver este amiguito hace que tenga una sensación de hormigueo... Esto será increíble — mintió.
De un momento a otro, ya tenía aquella cosa monstruosa en su trasero, era esas clase de dildo que simulaba el miembro de un caballo, además de que tenía una jeringa para inyectar semen artificial, Izuku apretaba las sábanas, como siempre, tenía una camara que enfocaba su rostro y otra su trasero, por alguna razón sus expresiones eran mucho mejor pagadas que su trasero.
Izuku mordía la sabana, su cuerpo ya se estaba acostumbrando a ello, sintiendo como es que aquella cosa entraba por completo en su ser y poco a poco se abría paso por su pancita, un vultito demasiado común en sus transmisiones se asomó, ahora su estómago estaba abultado, e Izuku no podía estar más avergonzado, sobre todo cuando termino teniendo un squirt de un momento a otro ¿Eso era posible en hombres? No tenía ni la más mínima idea.
Izuku jadeaba ante la reciente situación. Su cuerpo lleno de orgasmos y una mirada perdida, con trabajo se reincorporo, sentándose sobre el juguete, leyó los comentarios de reojo mientras seguía jadeante.
“— ¡¿Porque no te vendas los ojos?! ¡Eso sería grandioso! —”
Izuku se sorprendió por el pedido, no lo iba a hacer, hasta que una donación generosa llegó, era un usuario extraño, no el mismo tipo de antes, alguien nuevo, alguien diferente, no le tomo importancia, sonrió a la cámara.
— ¿Qué clase de fetiches tienen eh? — dijo simple, se levantó del dildo gimiendo en el proceso, fue a su armario por una corbata del trabajo, era la única limpia, si no la ensuciaba lo suficiente esa misma llevaría mañana al trabajo.
Trago en seco, el pensamiento le hizo sentir un enfermo mental.
Nego, se acercó a la cámara y con una sonrisa falsa sonrió.
— Bien... Usaré esto por ustedes — sonrió coqueto y se la puso, solo escucho el sonido de donaciones ¿En serio una simple corbata sobre sus ojos hacia tanto revuelo?
No lo pensó más, tomo el dildo y con puro tacto se sentó sobre este para dejarse caer.
— ¡Ah!~ — gimió al sentir este en su interior, el sonido de donaciones se hizo mayor, aquello fue extraño, tomo la jeringa y la mostró a la cámara mientras sonreía — S-sí llegamos a la m-meta... Usaré esto... Ngh~ — con cuidado presiono el botón y las donaciones comenzaron a subir.
Izuku comenzó a dar saltitos sobre el dildo, gemia y jadeaba, estaba en una pose incómoda sobre la cámara mientras gritaba de placer, no l gustaba, pero era necesario.
— ¡Ah! ¡Ah!...~ — sus gemidos eran una dulce melodía erótica, sin dudas aquello se sentía increíble — ¡Ngh!~ ¡Ah!~ — Izuku seguía gimiendo ante la sensación, las donaciones seguían sonando y de un momento a otro el sonido de una campana de un juego se escuchó.
Había llegado a la meta.
Tomo la jeringa y dejándose sobre el dildo la presión dejando salir todo.
— ¡A-ahhg!~ — su cuerpo se estremeció ante la sensación de ser llenado, cayendo hacia atrás levantó sus piernas y las cerró dejando ver únicamente su trasero, con cuidado saco el dildo dejando escurrir el semen artificial.
Más regalías llegaron, e Izuku estaba orgulloso jadeando sobre la cama.
— G-gracias...~ — se sentó y apagó la transmisión aquello había sido intenso, se quitó la corbata de los ojos y la vio.
No estaba sucia.
A la mañana siguiente Izuku ya servía los desayunos con una sonrisa, estaba listo para ir a trabajar, solo le hacía falta su corbata.
— Bien mis pequeños... Vayan con cuidado — la casa quedó vacía.
Izuku en el trabajo tecleaba algunas cosas, aún la situación era tranquila, sin bromas pesadas ni nada por el estilo, solo él trabajando en paz.
— ¿Vieron lo de ayer? — Pregunto Kaminari
— ¿De que hablas?
— La transmisión, apostaría mi cabeza a que esa es la misma corbata que utilizo — afirmó el rubio.
— No es algo que nos incumbe Kaminari — le regaño Kirishima, el rubio hizo un puchero.
— Pero si bien que lo vieron, no se hagan...
— Puede que lo hayamos hecho... Pero no nos interesa saber más — afirmó el pelirrojo.
— Sigo pensando que es mala idea que Izuku haga esos stream... Cualquier loco lo puede ver — afirmó Tenko.
— Como nosotros — susurro Kirishima y cerró su lap — en fin ¿Vamos a cenar? Todoroki sale temprano hoy... Podríamos invitar a Midoriya.
— No es mala idea, pero les recuerdo que tiene dos pequeñas bestias — afirmo Kaminari, recordar a los niños le daba escalofríos.
— Justo por eso propongo hoy... Salimos temprano, si esos niños están acostumbrados al horario normal, nos era s problema.
— Bien, hagámoslo — dijo Katzuki, quien no había dicho palabra alguna.
Los chicos salieron de la oficina, Izuku estaba parado en frente de la entrada principal, ellos se iban a acercar, pero un auto lujoso se acercó al menor.
Izuku saludo a la persona que estuviera dentro, entonces vieron a aquel peliazul que tres de ellos conocían, este mismo tomo la mano del pecoso, le dió un beso al menor y después le sonrió.
Izuku le dió un golpesitos en la cabeza y rio levemente, los dos subieron al auto y se fueron.
— Ahí se fue nuestra buena cena con Midoriya — afirmó Kaminari.
— Supongo — dijo Shimura.
Mientras tanto desde un callejón, cierta castaña mordía su uña con total enojo ¿Cómo su Izuku se atrevía a serle infiel?
— Esa maldita zorra... Tengo que enseñarle su maldito lugar...
¡¡Yupi ya volví!! Amo esta historia Dios mío jiji, amorcitos, espero lo sigan disfrutando ¡Los amo!
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