06
Los chicos chismosos vieron a Izuku irse en el auto negro a través de la ventana principal de la casa, se vieron entre sí confundidos, aun totalmente curiosos de a donde iba Izuku exactamente, pero se exaltaron al escuchar como una taza caía al suelo y por ende esta se rompia en pedacitos.
Voltearon sorprendidos y vieron a la niña albina de ojos profundamente rojos, aún no comprendidan como la pequeña era así, no se parecía en nada s su padre y bueno, no conocían a su madre.
- Papá se va a enojar... Fue su culpa - dijo la pequeña viéndolos de forma seria.
- ¿Disculpa? Tu la tiraste mocosa - dijo Katzuki viendo a la albina.
- Además nos gritan y tratan mal, papá seguro los va a odiar - ahora hablo el niño pelinegro que les miraba como lo haría un gato.
- O-oigan tranquilos... ¿Qué tal si vemos una película? Tengo cuenta en Disney - dijo Kirishima tratando de calmar las aguas, pero los dos niños no tenían esos planes.
- No... - dijeron tan a la vez que hasta dió miedo.
- Ustedes lastimaron a papá y ahora lo van a pagar - los tres se vieron entre sí ¡¿Qué les había dicho Deku sobre ellos?!
- Papá llegó llorando después del trabajo y ya que ustedes son sus compañeros seguro tuvieron algo que ver... - los tres se vieron de nuevo.
- ¿Qué clase de niños son ustedes?
- Su peor pesadilla - dijo Eri sacandoles la lengua.
Lo que siguió del día fue ellos persiguiendo a los niños por toda la casa, más bien a Eri que se encargaba de tirar cualquier cosa que se pudiera romper con un pequeño impacto, mientras que Kota se había escondido y solo salía para comenzar con su trampa.
- E-eri-chan... Podemos hablarlo pacíficamente - la niña ahora mismo estaba detrás de la televisión de 50 pulgadas que le había regalado Yaoyorozu a Izuku, con trabajo, pero Izuku la termino aceptando.
- ¿A sí? ¿Cómo? - dijo la niña con malicia empujando un poco la pantalla haciéndola tambalear, los chicos también temblaron al pensar en esa enorme y cara pantalla rompiéndose en cachitos.
- E-escucha ¿Qué es L-lo que quieres? - dijo temeroso Denki.
- Te daremos lo que quieras mocosa - dijo Bakugo alterado.
- ¡Quiero que se alejen de papá! Le hacen daño - aseguro viéndolos fijamente.
- ¡¿Ah?! ¡¿Nos estás jodiendo mocosa?!
- ¡Kota! - los tres sorprendidos solo sintieron como terminaban colgados del barandal de las escaleras.
Desde arriba el niño pelinegro les veía con una sonrisa burlona mientras aseguraba una cuerda, tampoco eran homicidas.
Osea si querían matarlos, pero no era algo correcto.
Los dos niños chocaron sus manos mientras los veían inmóviles atados boca abajo.
- ¡Ja! ¡Ahora a cocinar Kota!
- A papá le gustará nuestra comida -dijeron con malicia y así es como llegamos al punto de inicio, Izuku no aguanto más su risa y termino por soltar una carcajada.
Los chicos estaban apenados,es decir, se suponía que ellos iban para cuidar a esos niños y terminaron más bien siendo sus víctimas mortales en menos de lo que canta un gallo.
Ahora además de tener sal y pimienta por todo el cuerpo, estaban totalmente apenados con el simple hecho de que Izuku se estuviera burlando de ellos con carcajadas de lo más fuertes.
Aunque debían admitir, que ver a Izuku feliz era una gloria para sus ojos.
- ¡No puedo creerlo! - el menor por su parte hasta su dolor en las caderas y la tristeza de hace un rato se le había olvidado por completo - ¡E-es decir! ¡¿C-como?! - Izuku seguía muriendo de risa, mientras los otros tres solo le veían con sus ojos espectantes a como el menor limpiaba incluso lágrimas.
Ellos no lo veían, pero los dos niños chocaron palmas de nuevo al ver que su objetivo había sido logrado, ver a su papá reír.
- ¡Dios! ¡Son las peores niñeras del mundo!
- E-es solo... Tus hijos son monstruos Midoriya! - grito Kaminari viendo como el menor se callaba de golpe y les veía de una forma tétrica.
- ¿Qué dijiste de mis niños?... - el pelirrojo le callo la boca al rubio de un golpe, viendo apenado al pecoso rio nervioso.
- Na-nada Midoriya, es solo que tus pequeños angeles parecen querer matarnos.
- Tu mocosa es la cabeza de todo, el otro solo es el bueno haciendo cosas.
- Kota-Chan es bueno construyendo - dijo el menor apenado - en fin, ejem, siento mucho los acontecimientos ¿Cómo puedo pagarles? - dijo Izuku verdaderamente preocupado, es decir, se pudo haber reído de lo sucedido, pero realmente estaba preocupado ¡Pudieron lastimarlos!
- Una cita - dijo rápido y feroz Bakugo, los otros le siguieron a lo dicho, Izuku abrio sus ojos con sorpresa, mientras sus dos pequeños se abrazaban ante la idea de su padre saliendo con esos monstruos.
- ¿Eh? D-debe de haber algo... A-algo m-más importante...- los tres negaron, e Izuku suspiró - está bien... Pero solo será una vez, aún estoy molesto con ustedes.
- ¡Tómalo como nuestra disculpa también Midoriya!
- Nosotros invitaremos - dijo Kaminari, Bakugo solo asintió a lo dicho.
El menor asintió, ahora tenía que sacar tiempo para ellos, después de hablar y acordar el día y el lugar, Izuku comenzó a despedirlos, Izuku iba abrir la puerta, pero se sorprendió sl sentir una presencia frente suyo, levanto la mirada y se encontro con una sonrisa amplia y aquellos feroces, pero calidos, ojos azules detras de unas gafas de montura gruesa y notoriamente cara lo recibieron sorprendiendolo.
- I-iida-kun... - el pecoso se sorprendió cuando el mayor lo abrazo y estrechó entre sus brazos al punto de casi quitarle por completo el aire.
- ¡Midoriya-Kun! - Izuku comenzó a palmear su espalda, se estaba quedando sin aire - no sabes cuánto te extrañe.
Los chicos veían curioso la escena, aquel tipo era un monstruo comparado con el pequeño Izuku, bueno, realmente cualquier al lado de esa pequeña pulga era así, incluso ellos le llebaban unas buenas dos cabezas al pecoso, pero lo que más se les hacía curioso era la cercanía que este tenía con el amor de su vida.
- Ejem - Izuku vio hacia atrás, es cierto, se separó de Iida y les vio algo apenado.
- Perdonen chicos, él es Iida-kun, mi mejor amigo - el peliazul, que había estado demasiado ocupado viendo a Izuku, al fin había levantado la mirada viendo a esos tres chicos misteriosos en la casa de su pequeño pecoso - Iida-kun, ellos son mis compañeros de trabajo, Kirishima-Kun, Kaminari-Kun y Bakugo-Kun - presento Izuku.
- Un gusto - menciono serio y calculador el peliazul acomodando sus lentes.
- El gusto es nuestro - dijo Kirishima, apesar de lo saludos la tensión era obvia.
- Uhm... B-bueno, ellos y se i-iban, nos vemos el martes chicos - los demás asintieron y se retiraron, pero Iida los veía fijamente, no le daban buena espina, sobre todo cuando Izuku ya le habia contado la mala racha que tenia en su trabajo y más la relación con sus compañeros y jefe - listo, es un gusto verte Iida-kun... Ahora dime ¿Cómo está estados unidos? - pregunto Izuku sonriendo como solo él sabía hacer.
- Midoriya-Kun... ¿No son tus compañeros que te molestan? - el pecoso llevo una mano a su nuca apenado, para soltar una pequeña risita.
- Oh eso... Bueno... S-sé podría decir q-qué hicimos las pases... Además hoy necesitaba que alguien cuidara a Eri y a Kota - aseguro, el peliazul levanto una ceja, Izuku no era alguien que dejaba a sus hijos solo porque sí.
- ¿Y a dónde fuiste? - le pregunto al pecoso que se dirigía a la cocina.
- Oh... B-bueno... T-tenia... U-un compromiso algo lejos - dijo nervioso, su mano temblaba mientras comenzaba a sacar algunos ingredientes para el almuerzo.
- ¿Qué clase de compromiso?
- Ohm... Na-nada importante - dijo, Iida era demasiado calculador, si decía algo mal seguro lo descubría.
- Mientes, siempre haces un gesto con tu mano cuando mientes - Izuku le vio apenado, se inclino en la nevera para sacar algunas frutas y verduras.
- E-era una cita... A ciegas.
- ¡¿Qué?! - Izuku se asusto un poco al escucharlo - lo siento, pero, es demasiado extraño que dejaras a tus hijos solo por una cita y para colmo a ciegas.
- E-es solo... Que he estado solo ya mucho tiempo ¿No crees que es momento de cambio? - aseguro el menor apenado - a-ademas no soy suficiente para Eri y Kota... E-ellos seguro n-necesitaran a una figura extra aparte de mi - aseguro el menor, Iida se dió un golpe en la frente, carajo, él quería estar con Izuku, venía estando enamorado del menor desde hace mucho y ahora para que alguien tratara de arrebatarselo, no, no lo iba a permitir
- Midoriya...
- ¿Si? - el pecoso no se volteo mientras cortaba las frutas, cuando de golpe sintió la gran e imponente presencia de Iida detrás suyo, aquello le trajo un breve recuerdo de lo sucedido hace unas horas, su mano comenzó a temblar, pero ahora del miedo al sentir de nuevo una enorme presencia detrás suyo y todo empeoró cuando la mano del mayor fue hacia una suya.
Izuku de inmediato se alejo del peliazul, este confundido me vio con una ceja alzada.
- A-ah... Y-yo, t-tengo que ir al baño - Izuku sin pensarlo salió corriendo de la cocina, Iida vio confundido por dónde se había ido.
- Es el transformer... - escucho una voz infantil, volteo solo para encontrarse con unos ojos tan negros como un vacío.
- Shh, te puede escuchar y va a sacar rayos de sus pierna y va a volarnos la cabeza de una patada - ahora escucho la voz de la niña.
- Oigan escuincles... ¿Saben a dónde fue su papá hace rato? - pregunto, los niños se escondieron detrás de la pared asustados.
- ¡Nos vio!
- ¡Te dije que te callaras!
- Oigan hablo enserio, su papá puede estar juntando se con gente peligrosa - aseguro el peliazul, los niñoa escondidos se preocuparon por eso, habían visto que su papá al llegar tenía leves marcas en su cuello, además de que caminaba raro ¡¿Y si le habían dado una golpiza?!
- ¡N-no sabemos! - grito Eri apareciendo en su campo de visión.
- Solo sabemos que un auto con la matrícula DTI-3ITDR vino a buscarlo - afirmó Kota, aveces se le olvidaba que ese niño tenía memoria fotográfica.
- Bien bien, cuiden mucho a su papá, podría estar con gente muy peligrosa que podría hacerle daño y también a ustedes - los niños se abrazaron entre sí asustados, lo último que querían era que su papá sufriera algun daño.
- Gracias Tio-Sonic... Investigue de esas personas malas - dijo la niña.
- Hagamos una tregua, tenemos el mismo objetivo - dijo Kota, apesar de que odiaban al peliazul, por muchas razones, pero por su papá estaban dispuestos a tener una tregua con él.
- Estoy de acuerdo - el mayor sabía que era algo infantil, pero vamos, esos niños eran las personas más cercanas al pecoso, además que su única razón de vivir del mismo, si no se ganaba a ellos primero era inútil cualquier intento de cortejo al pecoso.
Un pacto se había sellado con un choque de manos entre el peliazul y los dos niños, una tregua que no podían romper por nada en el mundo.
¡nuevo cap amores míos!
Se vienen cositas jiji, espero lo sigan disfrutando ¡Los amo!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro