《36》Estamos enamorados.
Óscar
Entro al ascensor para poder llegar hasta el piso donde se encuentra mi oficina. Trataré de resolver este pequeño inconveniente lo más rápido que pueda, quiero estar lejos de Isabela lo menos posible. Porque sé que mis vacaciones están a nada de acabarse y sé que tendré menor disponibilidad para estar con ella. Además, se acerca la inauguración del nuevo hotel en Miami, eso ocupará gran parte de mi tiempo.
También tendré que ponerle ánimos a este nuevo proyecto que quiero empezar con Strickland. La única razón por la cual decidí venir a Londres es porque Amelia no había conseguido la firma de mi nuevo socio y sin firma no hay nada. Sé que solo necesito una conversación con él para sacar toda duda de su cabeza. Él fue quien me buscó con un plan de negocio elaborado, que para muchos sería una locura, pero a los dos nos gusta tomar riesgos y más si sabemos que hay altas posibilidades de multiplicar nuestras inversiones.
Confío de que esto solo será la primera victoria que compartiremos y no tengo dudas que vendrán más, porque si en realidad este proyecto funciona, este solo será el principio.
Visualizo la oficina de Amelia y no dudo en tocar la puerta antes de introducirme en ella.
—¿A qué hora va a venir? ¿Por qué no pudiste convencerlo? —suelto con brusquedad.
—Buenas tardes, Amelia, ¿Cómo estás? —dice ella cruzando sus manos sobre su pecho.
—Amelia...—No me deja continuar.
—Puedes estar estresado y frustrado porque se han acortado tus vacaciones, pero recuerda que no es mi culpa —dice con firmeza —Así que, por favor, no olvide su educación, señor Baracchi—Ella me ofrece un vaso de agua.
Sé que quiere que beba, aunque sea un poco, en los años que hemos trabajado juntos, siempre esta simple acción ha funcionado para tranquilizarme cuando lo he necesitado. Sin querer hacerlo, sostengo el vaso y tomo un poco de agua.
—Buenas tardes, Amelia—digo con suavidad —Espero que hayas tenido un día calmado. Por casualidad, ¿has podido agendar la cita con el Señor Strickland?
—Ves, que no es tan difícil —Ella me regala una sonrisa y yo me limito a negar con mi cabeza —Sí, llegó hace unos minutos y lo he ubicado en el salón de conferencias, él se encuentra esperándote.
—¿Tienes el contrato listo? —investigo.
—Sí —Se coloca de pie y me lo ofrece —Tiene indicado donde ambos deben firmar. Sus abogados lo han aprobado, solo falta que lo firme.
—Perfecto, —digo tomando el contrato.
—¿Crees que se ha arrepentido?
—No, creo solo tiene dudas, es muy joven. Pero confío que soy capaz de convencerlo.
—Estoy segura de que lo hará, jefe. Por eso era de gran importancia su presencia.
—Gracias por tener todo listo.
—No agradezca, solo hago mi trabajo.
Salgo de su oficina para caminar hasta el salón de conferencias. Al abrir la puerta, puedo observar al pelirrojo dándome la espalda, investiga algo en su celular mientras espera.
—Quiero saber ¿Qué ha cambiado? —digo llamando su atención.
Él gira su cabeza para posar sus ojos sobre mí, ninguna emoción recorre su rostro.
—No ha cambiado nada —expresa con dureza mientras se coloca de pie.
Me acerco para saludarlo estrechando su mano, deposito el contrato sobre la mesa.
—Lo habías decidido hace meses, viniste a mí con tu plan infalible y decidí creer en tu visión. —expreso tomando asiento, dejo una silla entre ambos— ¿Por qué ahora dudas de tus propias ideas?
—Estoy arriesgando mucho, Baracchi—Vuelve a tomar asiento.
No veo preocupación en aquellos ojos cafés, en realidad nunca he podido ver nada. Creo que el tiempo que tenemos conociéndonos, ni siquiera lo he visto sonreír. Cosa que entendería de alguien de la edad de mi padre, que haya vivido demasiado, pero él apenas había cumplido los veinticuatro.
—Ambos estamos arriesgando mucho—Le recuerdo—Pero estoy seguro de que esto funcionará, Strickland.
—Sé que eres capaz, Baracchi—Noto que pasea dos de sus dedos por su mandíbula por unos segundos— Te investigué con esmero para asegurarme de que eras la mejor opción para mí.
Lo noto tenso, sé que él está arriesgando más que yo. Tal vez solo necesita dejar de pensar en esta decisión, aunque sea unos segundos.
—Ha terminado mis vacaciones por tu culpa—digo tratando de aliviar el ambiente.
—La boda de tu primo ha sido hace unos días, cada revista de entretenimiento del país ha hablado de eso—deja un golpeteo con sus dedos sobre la mesa—¿Has encontrado algo interesante en Grecia?
—No tienes idea.
Se me hace imposible no sonreír cuando hablo de ella.
—Esa chica, es la de que estás obsesionando, ¿Isabela?, ¿no?
— El único que se obsesiona con mujeres, eres tú Strickland, no lo olvides—hago que mi sonrisa se hospede a un lado de mi rostro—Por eso estamos aquí, por una obsesión tuya.
Por primera vez siento que estoy a nada de hacer que sonría. Pero algo me dice que no soy el responsable, es esa chica, que lo está haciendo ser capaz de renunciar a todo lo que alguna vez le ha sido fiel.
—Estuvieras dispuesto a hacer lo mismo por Isabela, ¿no?
—Si fuera por ella, hubiera firmado ese contrato sin pensarlo.
—Entonces estás más obsesionando que yo.
—Enamorado, sé que tú también lo estás, aunque lo niegues.
Él se queda en silencio por unos segundos y posa su mirada en algún punto del salón que no me preocupo en ubicar.
—¿Tienes un bolígrafo, Óscar?
—Hasta dos si quieres, Zahir.
Me subo al auto para dirigirme al banco, no puedo permitir que el inicio de este proyecto se atrase más. Debo autorizar el traslado de doscientos cincuenta millones de dólares que me corresponde para que la constructora empiece su trabajo.
Tengo toda mi confianza que esto creará una ganancia, aunque una parte de mi cabeza no se me olvida el hecho de que me estoy metiendo a la boca del lobo al trabajar con Strickland.
Ante de pensar asociarme con él, lo he investigado. Thomas Harris me ha sido sincero, su familia ha tenido negocios ilegales, pero Zahir me ha jurado que él no tiene nada que ver con su padre y Thomas me lo ha confirmado que es la primera vez que escucha de Zahir, que sabe de su padre porque incluso él ha hecho negocios con él. No olvido que Harris está metido en ese mundo de caos, pero como siempre mi familia se lo ha dicho a Thomas, no queremos que mezcle ni por un segundo nuestros mundos y ha podido lograrlo hasta ahora. Lo que me ha dicho Zahir es que quiere empezar a invertir en cosas estrictamente legales con base, no quiere tener problema con la justicia en un futuro por culpa de las acciones de su padre.
Es algo con lo que puedo ayudarlo y solo espero que cumpla sus palabras.
—¿Estás bien? —La voz de Amelia interrumpe mis pensamientos.
—Sí, solo quiero terminar con esto para ir por Isabela—comento. Prefiero que mis preocupaciones se limiten a afectarme a mí.
—Por todo el estrés de volver, no me has contado como te ha ido con ella en Grecia— Incluso en la oscuridad del vehículo puedo notar sus ojos mieles lleno de curiosidad—Aunque le has traído contigo, eso en definitiva es una buena señal.
—Estamos dejando que todo fluya. Sin embargo, creo que ambos tenemos algo de pánico de permitir que nuestros mundos se encuentren, tal vez al chocarnos con la realidad varios obstáculos aparezcan.
—Es compresible, pero confío que podrán con cada obstáculo que le presente la vida.
—Eso espero.
—Ella tiene suerte de tenerte, Óscar, eso jamás lo olvides—Siento su mano posarse sobre la mía que descansa sobre el asiento del auto —Ambos tienen suerte de estar con quien aman, no desperdicien esta oportunidad. Inténtelo las veces que sean necesario.
Me intriga la forma que habla, como si ella amara a alguien con quien no pudiera estar. No le he conocido novio desde que ha iniciado a trabajar conmigo. Según lo que ella me ha comentado, su último novio ha sido Mateo, ¿Seguirá sintiendo algo por él?
—¿Te gusta alguien? —No me puedo quedar con las dudas— Hablas como si tú quisieras que no perdiera esta oportunidad, porque tú la has perdido.
Silencio es lo que recibo de ella. La he notado rara desde el día de la boda. Esa mañana me comentó que quisiera que alguien hablara de ella como yo hablo de Isabela. Como si sintiera algo por alguien, pero esa persona no le corresponde.
—Sí, —responde mi pregunta. Ella retira su mano de la mía —pero él ama a alguien más.
—Pero...—Intento hablar, pero ella no me lo permite.
—Es complicado, no te preocupes—Aparta su mirada de mí— Yo lo he aceptado y vendrá alguien mejor ¿Qué me sepa valorar?, ¿no?
Quiero decirle que sí, que cuando llegue esa persona a su vida, todo lo sucedido no tendrá importancia. Porque su mundo se verá completado y el amor que ella anhela sentir será correspondido de la forma más bonita posible. Pero no me da tiempo, porque hemos llegado al Banco. Ella se baja con rapidez del vehículo, ni siquiera permite que el guardaespaldas le abra la puerta.
Imito su acción y la ubico en frente la puerta del banco, ella entra cuando siente mi presencia.
—Por cierto, Strickland tiene un evento mañana, —comenta mientras caminamos hacia la recepción del lugar — deberías ir con Isabela, así incluyen más personas en su burbuja, creo que sería de ayuda.
—Lo pensaré.
Ella asiente y se acerca a la recepcionista para informar nuestra llegada. Aunque quiero concentrarme en lo que hemos venido a hacer una parte de mí no es capaz. Es mi mejor amiga, no puedo estar en paz si sé que ella no lo está. Necesito que continuemos esta conversación, pero me niego a presionarla. Sé que debo esperar que ella esté lista para hablar y cuando esté, estaré aquí para escucharla.
.....................................................
La primera aparición de mi querido Zahir Strickland🔥, les cuento que es un personaje que llevo trabajando en él varios años. Para mí es una felicidad saber que este año podrán conocer su historia. 🎉
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro