Isabela

Hay personas que le gusta conocer culturas y costumbre nuevas, pero no les encanta tomar un vuelo de siete horas para pasar de un país a otro. En cambio, yo le he tomado un gusto especial a viajar, los paisajes que nos regala el cielo, las horas de paz con buena música y un libro como acompañante, pueden hacer de que cualquier viaje se vuelva extremadamente agradable.

Además, las siestas que tomas en avión son espectaculares, descansas todo lo que tu cuerpo necesita. En realidad, quiero tener la oportunidad de viajar al menos una vez cada año y conocer algún lugar nuevo, que sea capaz de robarme el corazón. Quiero conocer ciudades que me hagan dudar de mi elección de hogar.

Este año me ha sorprendido porque he podido conocer Santorini y ahora estoy aterrizando en Londres, cosa que creía imposible. Pero le agradezco al universo y al hombre a mi lado, que me ha brindado esta oportunidad. Siendo sincera pensé que Óscar volvería a Londres y que no nos veríamos hasta que volviera a Miami, pero me ha sorprendido trayéndome hasta aquí, ha repetido durante todo el viaje que hará todo lo que esté en sus manos para resolver la situación que amerita su presencia. Porque quiere tener oportunidad de mostrarme, aunque sea un poco de esta ciudad que se ha convertido en su hogar.

Me ha entristecido un poco el hecho de dejar a mi madre en Grecia, después de todo ella se había quedado un tiempo allá para pasar tiempo conmigo. Pero al comentarle que había oportunidad de conocer Londres, me motivó a no perder la oportunidad. Ella misma me pidió que no me preocupara porque después de todo, no se quedaría sola, Fernando y Cielo se ofrecieron a quedarse con ella, el tiempo que ella decida. En realidad, me sorprende lo bien que se llevan esos tres, sí, sabía que interactuaban, pero no sabía que había tanta confianza.

La voz de la azafata me saca de mis pensamientos, ella nos avisa que podemos quitar el cinturón de seguridad y desbordar cuando así lo deseemos.

—No estuvo tan mal, ¿cierto? —siento las manos de Óscar en mi cintura, me ayuda a liberarme del cinturón.

—Estuvo increíble, he descubierto que me gusta viajar.

—Gracias a Dios, —noto el alivio en su voz—porque si esto avanza como los dos queremos, necesitaré que me acompañes a algunos viajes de vez en cuando.

Una sonrisa se apodera de mis labios.

—¿Por qué? ¿Necesitará mi presencia?

—Siempre necesito su presencia —deposita un corto beso en mis labios— no soy capaz de estar separado de ti, más de lo estrictamente necesario.

Me inclino para volver a hacer contacto con sus exquisitos labios. Es por un corto tiempo, pero disfruto cada segundo. Él se levanta recogiendo su laptop la cual había utilizado por gran parte del viaje, se acerca a la azafata quien la toma y la introduce en su estuche.

Logro admirar un poco de la ciudad desde la ventana y es imposible que alguien sea capaz de desaparecer mi sonrisa. Londres ha estado en mi lista desde el momento que me hice fiel seguidora de aquella banda británica que le robó el corazón a medio mundo. Necesito ir a todos los lugares que aparecen en One thing, es una necesidad, debo tener mi momento direcctioner.

—¿Lista para conocer mi segundo hogar? —La voz de Óscar interrumpe mis pensamientos. Poso mis ojos en él, noto como su cabeza se encuentra girada levemente hacia la izquierda. Como si fuera un pequeño niño que está emocionado de mostrarle a alguien su juguete favorito.

—Estoy lista para que me muestres las razones por lo cual esta ciudad es tan especial para ti —Me coloco de pie y tomo mi bolso para acercarme a él.

—No me alcanzarían estos días para hacerlo —acuna mi rostro al ubicarme frente a él —Pero te puedo asegurar que contigo aquí, ahora es perfecto.

Una sonrisa boba aparece en mis labios y no dudo en colocarme en puntillas para dejar un corto beso en sus labios.

—Para mí cualquier lugar es perfecto, si tú estás—digo con sinceridad.

Sus ojos sonríen junto a sus labios.

Él deposita un beso en mi frente para luego tomar mi mano y guiarnos a la salida del avión, la brisa fría de la ciudad de Londres me golpea. Aunque me he abrigado como me ha aconsejado Óscar, incluso así siento el frío entrar a mi piel. Estoy acostumbrada al Clima cálido de casa.

Veo como un grupo de seis hombres nos esperan afueran del avión, se encuentra al lado de dos vehículos completamente negros.

—Has aumentado la seguridad—comienzo a bajar las escaleras justo detrás de él.

—Solo soy precavido—Su voz se vuelve más profunda.

—En Grecia ¿no? —pregunto con curiosidad.

Me detengo al llegar al suelo. Estoy sosteniendo su mano así que él también lo hace, se gira para quedar frente a mí.

—¿Qué te hace pensar que no nos estaban cuidando? —Él enarca una de sus cejas—Solo que como era una semana para que ambos disfrutemos, quise que lo hicieran a distancia.

Esto no debería sorprenderme, la villa donde se había realizado la boda tenía un equipo de seguridad. Es algo entendible después de todo lo que ha vivido su familia. Mi cerebro no ha sido capaz de olvidar lo que tuvieron que pasar Celeste y Ángel, unos años atrás. Creo que eso obligó a su familia a vivir con mucho más cuidado.

—Pero prometo que ni sentirás su presencia, solo se asegurarán de que tú estés bien—aprieta mi mano con suavidad—Yo debo ir a resolver un asunto que se le salió de las manos a Amelia, además de reclamarle por acortar nuestros días en Grecia. Pero desde que termine soy todo tuyo.

—Bueno, puedo leer mientras te ocupas de todo eso, ¿no?

—No voy a tenerte encerrada en una oficina, Piccolina—Niega con su cabeza.

Hace que ambos comencemos a caminar hasta una de las camionetas.

—No tengo problema con eso—comento.

Es la verdad. Entiendo que ha venido aquí para trabajar, no voy a ser un obstáculo, él debe hacerse cargo de sus responsabilidades. Con comida y un libro, estaré más que cómoda.

—Lo sé y lo agradezco. Pero necesito que te diviertas y ellos se encargarán de eso—Abre la puerta del auto y me fijo en su interior.

Mi cuerpo se llena de pura emoción y alegría cuando logro visualizar a Ángel y a Louis.

—¡Bienvenida a Londres! —grita Ángel mientras veo como Louis me regala una pequeña sonrisa.

—Pensé que este sería mejor plan que estar esperándome, —Óscar deja un beso sobre mi mano.

—No te le voy a negar—lo rodeo con mis brazos para poder abrazarlo.

—Respeten, aquí está tu ex —Ángel señala a Louis—y su alma gemela—Me causa risa cuando se señala así mismo.

—No me causa gracia—expresa Óscar. Subo mi mirada para verlo y su rostro no refleja emoción. La cual hace que la sonrisa en mi rostro se amplíe.

—A mí sí—comenta Ángel guiñándole un ojo.

—Iré por ti lo más rápido que pueda—susurra en mi oído—Intenta no echarme de menos— deja un beso en mi mejilla.

—No prometo nada.

Lo abrazo con todas mis fuerzas, aunque me emociona conocer esta tan emblemática ciudad con la compañía de Louis y Ángel. Sé que esta es el primer choque con la realidad, ya no estamos en Grecia y nuestra burbuja se ha roto. Habíamos podido incluir a nuestros padres, pero no creo que el tiempo de gracia ha llegado a su fin.

—Vamos, fresita—Habla Ángel al bajarse del auto para permitirme entrar.

Óscar deja un beso en mí frente al separarnos del abrazo. Luego decido en subirme al vehículo, no dudo en saludar a Louis, dejando un beso sobre su mejilla.

Noto como Ángel permanece afuera mientras habla con su hermano. Los dos jóvenes sentados en el parte delantero del vehículo captan mi atención, parecen de nuestra edad, ¿serán amigos de estos dos?

—Te presento a Max y a Derek, —dice Louis sacándome de mis pensamientos—Trabajan para mi padre.

—Isabela, es un placer—Me presento.

—El placer es nuestro, señorita—responde uno de ellos.

—Se encarga de mi seguridad, pero para los ojos de los demás... son compañeros de clase—explica Louis.

—Oh.

Es lo único que sale de mí. Vuelvo a fijarme en los jóvenes, ellos a diferencia de los hombres que se encuentra afuera, van vestidos de una forma casual. Técnicamente son como el ¿servicio secreto? ¿es enserio?

—Mi padre se ha vuelto paranoico con el pasar de los años—agrega Louis.

Asiento con levedad con mi cabeza, sé que su padre es alguien importante. Incluso más que los Anderson o los Baracchi. No olvido que lo sucedido hace unos años ha sido causa por un enemigo de los Harris. Lo cual tiene sentido que

—Andar todo el tiempo vigilado es... exhausto—Él suelta un leve suspiro—Pero si has vuelto con Óscar te acostumbrarás.

—No he vuelto, solo...—Intento explicarme, pero él me interrumpe.

—No tienes que explicarme nada, —dice negando con su cabeza—solo me alegro por los dos. Por lo que sea que esté pasando entre ustedes.

—Gracias—Me limito a decir.

Es agradable no tener que explicarlo. Por lo menos a él, no sé si corra con la misma suerte con Ángel. Con él si tengo un tema pendiente. 

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¡Ayuda! Solo iban a hacer 40 capítulos🤭 y ahora creo que va a llegar hasta 47 + Epílogo