Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

《3》Buena suerte.

Intento comer mi pasta sin levantar la mirada de esta. Ni siquiera por un segundo me puedo permitir cometer ese error. Hugo se encontraba justo frente a mí y yo solo quiero esconderme bajo la mesa. Pero lamentablemente no puedo, odio ser adulta. Solo esta vez hubiera preferido ser una adolescente inmadura y simplemente huir de esta situación.

Tuvimos tres citas hace unos meses, luego de eso decidí no volver a verlo. No tenía tiempo para una relación, estaba en una etapa muy importante de mi pasantía y no podía darme el lujo de tener distracciones. Le dije que no quería nada más con él por un mensaje de texto, fui cobarde lo sé, pero no tenía el valor de decírselo mirando a esos ojos azules tan cautivadores que posee. Lo acepto siempre me he sentido atraído por personas de ojos azules, de hecho todos mis ex lo han tenido así, excepto Oscar. Creo que él fue la excepción.

—Jugar con la comida no cuenta como "comer" —Levanto la mirada para encontrarme con mi mejor amiga, la cual está sentada junto a mí. Espero que sus palabras la hayan dicho lo suficiente bajo para que solo yo pudiera escuchar.

—Lo sé —Sujeto la copa de vino que había frente a mí y tomo un poco de su contenido para poder relajarme un poco y tratar de incorporarme, aunque sea un poco a la conversación.

—Disculpa la pregunta Hugo, pero ¿qué haces aquí?

—¿Quieres que me vaya Emil? —cuestiona Hugo levantando su tono de voz.

—Sabes que no me refiero a eso —se trata de explicar Emil. Pero Hugo lo interrumpe.

—Tranquilo, lo sé.

Una sonrisa se posa en sus labios. En el poco tiempo que compartimos me di cuenta de que le encantaba decir algo serio, cuando en realidad estaba bromeando.

—Se casa la bruja que tengo de prima y mis padres me asesinaban si me la perdía —expone Hugo.

—Podrías venir el viernes ¿Lo sabes? —ruge Carol.

—Lo sé, pero me puse a pensar que viajaría por casi diez horas ¿solo por un día?

—Buen punto, mejor aprovechar toda una semana —comenta Alex, el cual había terminado su comida.

En realidad, todos estaban a punto de terminar, así que agilizo mi mano para así comer lo más rápido que puedo sin parecer un animal que no ha comido en semanas.

Por mi bienestar mental no soy la última en terminar. Los chicos hablaban entre ellos sobre el mundial, el cual ha terminado solo hace unas semanas. Aprovecho mi desconocimiento sobre algún tipo de deporte para colocarme de pie y arrastrar a mi mejor amiga a un lado.

Ella trae una botella de vino y dos copas.

—¿Quieres? —Me brinda un poco.

—No—gruño.

—Oye no te enojes.

—Hugo está aquí.

—Si —dice como si eso no significara una posible crisis existencial para mí.

—¿Por qué no me dijiste?

—Era una sorpresa.

—¿Sorpresa para quién?

—Para ti—Abro mi boca para gritarle, pero ella no me lo permite —Antes que digas algo, sé muy bien que ustedes se llevan excelente y cuando me enteré de que Oscar vendría también antes a la boda. Tenía que traerte una distracción y que mejor que mi primo, el cual ya conoces—Quiero matarla en serio quiero hacerlo —Es solo para que no tengas ninguna excusa de estar sola. Sé que le gustas a mi primo, no, me corrijo, le encantas y quien sabe estos días puede servir para darse otra oportunidad.

—No puedo Carol...—No me deja terminar.

—¿Por qué? Ya saliste de tu pasantía.

—Tendré un trabajo nuevo.

—¿Y? ¿Nunca tendrás una relación mientras trabajes?

Ni una palabra sale de mí, porque efectivamente me ha dejado sin argumentos.

—Solo disfruta el día a día Isa. Quiero que tú seas feliz —Siento su mano acariciar la mía —Por mí, por ella.

Suelto un suspiro al escucharla, sé que se refiere a Celeste. Una presión aparece en mi pecho. Desde su muerte, cada situación que nos ha presentado la vida que no hemos querido enfrentar o simplemente cualquier cosa que no nos atrevemos a ni siquiera intentar, su simple mención es suficiente para convencer a cualquiera de los cuatro.

Sé que, si Carol la menciona, es porque en verdad está viendo algo que yo no. De seguro ve mi miedo, ese que no quiero aceptar, pero que sé que tengo. Miedo a intentarlo y terminar rota, otra vez.

—Bien —accedo.

Ella extiende la copa ofreciendo un poco de vino y esta vez si la tomo.

No lo admitiré en voz alta, pero sí agradezco que Hugo esté aquí, no sé si me atreveré a intentarlo con él. Pero será muy bueno tener a alguien con quien platicar y distraerme cuando Oscar vuelva a aparecer en mi vida. No lo he visto en años y sí, me tiene algo ansiosa toda esta situación. Pero sé que es algo que debo enfrentar.

—Me disculpo por interrumpirlas —no tengo que girarme para saber que es Hugo —Pero me prestarías unos segundos a Isabela?

Carol posa sus ojos en mí, sé que no se va a mover al menos que se lo indique. Así que asiento y ella sonríe con levedad.

—Solo unos minutos Hugo ¿Oíste?

—Bien —Ella me sirve un poco más de vino y luego se marcha.

Hugo se coloca frente a mí y tengo que levantar la mirada para verlo a los ojos. Este hombre es gigantesco y solo con tacos no me sentía tan pequeña a su lado, pero hoy llevo zapatos deportivos.

—Es un placer volver a ver su belleza de cerca.

—Lo sé, eres afortunado —bromeo para tratar de no hacer incómoda esta conversación.

—En definitiva —él ríe un poco —Te he traído algo.

—¿Por qué? —Mis cejas se arrugan.

—Porque me quise asegurar de hacerte sonreír—Su mano la cual ha mantenido detrás de él sale de su escondite y sin poder evitarlo una leve sonrisa se posa en mis labios.

—No era necesario.

—Lo sé, pero algo que me sucede solo contigo. Es que siempre quiero hacer las cosas que no son necesarias —me extiende el paquete de malvaviscos —Debes aceptarlo.

—Solo porque creo que no hay en este país —tomo la bolsa.

No puedo creer que se haya recordado que son mis favoritos.

—Obvio solo por eso —siento su mano acomodar un mechón rebelde detrás de mi oreja. Sentí el impulso de alejarme, pero no lo hice — Sería un crimen que pasaras una semana sin tu único vicio.

Llevo la copa a mis labios para tomar de este cuando él aparta su mano de mi rostro. Trato de disimular lo nerviosa que me estoy comenzando a sentir por su simple toque.

—Sé lo que haces y ni creas que te daré alguno.

—No, tranquila, sé que hacer eso sería un delito para ti.

Los dos reímos. Lo estrellada que está el cielo esta noche llama mi atención.

—En serio es agradable verte y escucharte reír —Siento sus ojos en mí—Puede sonar algo tonto, pero tres citas fueron suficiente para notar lo especial que eres.

—No tengo nada de especial, soy muy común.

—No—objeta de inmediato— no hay nada de común en ti y esto días que estemos aquí te lo voy a demostrar.

—Buena suerte —Vuelvo a mirarlo y noto que mis palabras lo hacen sonreír y por inercia mi sonrisa aparece en mis labios.

Esta semana será interesante. 


...........

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro