Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

《25》Lo quieres, lo tienes.

Óscar

Golpeo con suavidad su espalda para evitar que se ahogue con ese helado de chocolate, el cual tanto defiende. No sé si soy el único, pero puedo disfrutar del chocolate y no gustarme el helado de este sabor. Suelen ser muy amargos para mi gusto.

—¿Estás bien? —pregunto cuando deja de toser y me fulmina con la mirada.

—¿Cómo puedo estarlo? Cuando dices esas cosas.

—Solo hice un comentario—Paso la servilleta que sostenía en una de mis manos por la comisura de su labio, quitando todo resto de helado existente.

—Un comentario dice —Isabela blanquea sus ojos mientras echa lo que queda de su helado en la basura.

Ella me había dicho al momento de comprar el helado que nada podría hacer que no disfrutara de este postre. Pero creo que yo he encontrado una razón.

—No me culpes a mí, tú eras la que se comía ese helado de esa forma tan provocadora.

Solo es la verdad.

—¿Provocadora? —Enarca una ceja—Yo no soy provocadora.

Sé que está a punto de echarme la culpa de todo por mal pensado, pero no lo voy a permitir.

—¿No lo eres? Se te olvidó que hace unas noches casi te aprovechas de mi inocencia—digo mirándola directamente a sus ojos.

Finjo estar ofendido colocándome de pie. Pero la verdad, no lo estoy. Ni siquiera un poco. Me hubiera fascinado haberla complacido aquella noche, pero para mi mala suerte, ella no estaba en sus cinco sentidos.

Aunque estoy seguro de que jamás seré capaz de olvidar la imagen de Isabela sobre mí, pidiéndome que sacie sus ganas. Una parte de mí creía que ella no recordaría nada de la despedida, porque su sistema tenía demasiado alcohol, pero su rostro enrojecido, la forma de como aprieta sus labios y su mirada llena de sorpresa, me dice lo contrario. Lo recuerda todo.

Ella mira a nuestro alrededor como si alguien más nos observara.  Sin embargo, sé que nadie lo hace, todos están sumergidos en sus propios asuntos.

—¿Recuerdas eso?, ¿cierto? —Me aseguro.

Ella niega con su cabeza con rapidez.

—No recuerdo nada y tú tampoco —Se levanta de golpe de su asiento—Sácalo de tu cabeza, eso nunca pasó.

Sus palabras torpes y rápidas, hace que una sonrisa se pose sobre mis labios. Aunque no crea que voy a dejarlo pasar así de fácil, tengo que aprovechar esta oportunidad y créanme que la disfrutaré.

Echo el resto de mi cono de helado a un basurero justo a mi izquierda.

—Por supuesto que pasó, —Mis ojos detallan los suyos, mi voz se vuelve más áspera—jamás olvidaré lo caliente y húmedo que se sentía tu exquisito...—No puedo seguir hablando porque ella cubre mi boca con sus manos.

—No sigas, por favor—pide soltando una risa llena de nerviosismo.

Aprovecho la cercanía para colocar mis manos sobre su cintura y apretarla contra mi cuerpo. Su reacción solo me provoca ganas de seguir hablando de aquella noche. Pero ella es más veloz.

—No puedes decir nada, al menos que digas...—Observo como aprieta sus labios unos segundos— que desaprovechaste la oportunidad de hacerme tuya —No me mira, sino que fija su mirada en algún punto detrás de mí.

Espera.

¿En serio quiere voltearme la situación?

Ella no tiene idea lo que me encanta que haga eso. Me quejo para que ella retire sus manos de mi boca.

—No lo hice, porque... —Coloco mi mano sobre su mentón para que sus ojos se vuelvan a posar en los míos—Cuando vuelva estar dentro de ti, quiero que estés en tus cinco sentidos y que recuerdes a la perfección cuando me pidas más.

Mis labios rozan los suyos con suavidad.

—No pediré más.

—No pedirás, suplicarás por más.

Una de mis manos se posa en su espalda baja, justo unos centímetros por encima de su exquisito trasero. Tengo que luchar conmigo mismo para no bajar mi mano solo un poco más y apretar ese atributo que tanto me fascina de esta mujer.

Su aliento caliente choca con mis labios y no puedo contenerme más. La beso. No soy gentil, ni amable, me paseo por su boca con rapidez y ferocidad. Es un beso de necesidad, por la forma que ella me corresponde, me hace pensar que ambos lo requeríamos.

Mi lengua no solo quiere jugar con la suya, es algo que exige. La incito a abrir un poco más su boca para así empezar una guerra imposible de detener. Hasta ahora pensaba que no me gustaba el helado de chocolate, ahora sé que era porque no lo había aprobado de sus labios. En este instante me parece el mejor sabor de este mundo. 

Su mano se pasea por mi cabello haciendo que nos acercamos más, la poca distancia que existía entre nuestros cuerpos ha sido eliminado. Sus senos se aprietan contra mi pecho y eso hace que todo el calor de mi cuerpo se centre en mi entrepierna. Me obligo a detenerme cuando ella gime contra mis labios, esa acción me hace recordar donde estamos.

Impongo distancia entre nuestras bocas, una distancia que detesto, pero que sé que en este momento es lo más prudente. Busco cualquier cosa donde pueda concentrar mi mirada, que no sea los labios hinchados de Isabela.

Puedo visualizar una fila de pequeñas boutiques, recuerdo que cuando vine hace unos años con mi familia. Mi madre me dijo que vendían detalles para llevarse de recuerdos de aquí.

—Bajando aquí —señalo el camino —Hay algunas tiendas, quiero comprarte algún recuerdo—expreso como si no le acabo de comer la boca en plena plaza.

Siento como mi entrepierna se ha comenzado a endurecer y sé que es el momento para pensar en cualquier otra cosa que no sea la diosa de mujer que tengo a mi lado. Suelto aquella cintura que he deseado recorrer con mis dedos por tanto tiempo, me alejo de esa mujer que tiene el poder excitarme con una simple acción como comer un helado. Cierro mis ojos unos segundos recordando como movía su lengua...

«¡Basta!»

No puedo evitar querer tenerla entre mis piernas haciéndome gemir su nombre al estar en su cálida y experta boca. 

«Piensa en otra cosa.»

Lo intento, pero es tan difícil. No sé si es las ganas que he tenido que guardarme para mis todo este tiempo o es el hecho de que todos sus atributos han mejorado con el pasar de los años. Al conocerla creía que era la mujer más hermosa que mis ojos habían visto, ahora no tengo dudas de que es la mujer más despampanante que existe en este mundo y todos los simples mortales, incluyéndome, no saben la suerte que tienen de poder admirarla.

—¿Un recuerdo? —Ella trata de regular su respiración.

Noto como arregla su vestido, el cual se había comenzado a levantar o ¿acaso yo lo había hecho? Ya ni sé. Pierdo el control hasta de mi propio cuerpo al tenerla entre mis brazos.

—Sí, algo que te recuerde este viaje a Grecia—respondo quitando mi vista de ella para fijarla en el camino que debemos emprender.

—Tú has hecho que este viaje sea imposible de olvidar—dice al pasar por mi lado.

Mis labios se curvan en una sonrisa y acelero mis pasos para poder caminar a su lado.

Entramos a la primera tienda a nuestra izquierda, pero ella no encuentra nada que le guste. Al llegar a la quinta encuentra un imán para poner en su refrigerador. Le digo que empiece en grande, que elija algo que se compare con su belleza. En la siguiente tienda se decide por una pequeña bandera. Ella me comunica que cuando tenga su consultorio quiere tener un pequeño lugar que contenga todos los países que haya visitado representados por pequeñas banderas.

Lo cual me parece una gran idea, yo tengo algo similar en mi oficina en Londres. Tengo un mapa que contiene todos los continentes. Le coloco un alfiler verde sobre el país cuando lo visito.

Recuerdo que durante mi infancia mi abuelo me solía traer caracoles de las playas que exploraba buscando la mejor zona para fundar hoteles. Los mantengo guardado en un pequeño cofre de madera en la habitación que tengo aún en casa de mis padres.

No vivo actualmente con ellos, pero mi madre mantiene una habitación para mi hermano y otra para mí en su casa. Ella anhela que pronto esas habitaciones se conviertan en donde sus nietos se quedarán cuando la vayan a visitar.

Pero creo que ni mi hermano, ni yo, estamos con planes de tener hijos en este momento. Aunque estoy seguro de que los dos algún día queremos formar una familia.

—¿Crees que deba comprarme un vestido? —Sus palabras me sacan de mis pensamientos.

Observo como muerde su labio inferior mientras mira una tienda que supongo que es de ropa.

—Me dijiste que tus padres querrán que cenemos con ellos un día y quisiera tener algo bonito para ponerme—agrega viendo los aparadores.

—Todo te queda bonito, Piccolina —Coloco mi mano en su espalda baja, dejo pequeñas caricias en esa zona.

Ella niega con una sonrisa sobre sus labios.

—¿Te gusta ese? —cuestiono cuando noto que observa una prenda de ropa con detenimiento. 

Aunque el brillo que contiene su mirada al apreciar el vestido azul milenio que lleva uno de los maniquís me da la respuesta. No dudo en guiarla hasta la entrada del lugar y así poder introducirnos en este.

Una joven no tarda en acercarse a nosotros. Le pregunto por el vestido que a Isabela le ha gustado. Ella nos guía hacia la parte de la tienda donde se encuentra.

Isabela se acerca a observarlo con una sonrisa que intenta ocultar, pero no lo logra. Me percato que busca la etiqueta y sus ojos se abren de una forma que temo que le duela tal acción. Ella mueve su mano indicando que me acerque.

—Este cuesta lo que me podría ganar en un mes—susurra.

—¿Te gusta?

—Cuesta demasiado, Óscar.

—¿Te gusta? —Vuelvo a preguntar. Ella sube su mirada para encontrarse con mis ojos—No hay nada lo suficientemente caro para ti, mientras estés conmigo—expreso con firmeza mientras tomo el vestido—Lo quieres, lo tienes, ¿entendido?

—Pero...

—Pero nada—digo con seguridad —Mira a ver cuál otro te gusta. Para que tengas varias opciones, ¿sí?

No le doy tiempo para que me contradiga y deposito un corto beso sobre sus labios.


......................................
Amé escribir este capítulo❤️ y el próximo va a estar🔥🔥

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro