《2》Bella durmiente.
Casi beso el suelo al bajar del avión. Pero no pude, todo daba vuelta a mi alrededor, sigo mareada. Así que Alex me ayuda a subir al auto. La parte más desagradable de volar para mí, es aterrizar. Es como si mi cuerpo baja con el avión, pero mi corazón no. Lo siento en mi garganta y mi estómago ocupa el lugar de mi corazón. Sujeto con fuerza la pequeña bolsa que me ha facilitado la azafata por si pasaba cualquier incidente durante el viaje en auto.
Hay altas posibilidades que todos terminen llenos de mi vómito. Por precaución, todos están lo suficiente alejados de mí. Estamos en una limusina, así que hay suficiente espacio para que todos se mantengan a salvo.
Mis ojos están cerrados, trato de relajarme. No puedo disfrutar del paisaje que nos ofrece este hermoso país. Estamos en Santorini, he visto este lugar por fotos desde hace años, Carol me mandó cada foto que se tomó en este lugar la primera vez que vino y quedó profundamente enamorada.
Ahora solo necesitaba caer en una cama y no dormir hasta el otro día.
—Isa, llegamos —Me avisa Alex.
Abro mis ojos y efectivamente hemos llegado al castillo que me ha enseñado Carol con miles de fotos los últimos seis meses.
—Llegamos al castillo de la princesa —suelto con intención de molestar a Carol.
Ella ignora mis palabras y blanquea sus ojos mientras se baja de la limusina. Todos imitamos su acción y yo lo hago con ayuda de Alex. Sé que estructuralmente no era un castillo solo lo decía para molestarla. Ahora que estoy frente a esta obra de arte arquitectónica, creo que las fotos no le hacen justicia. Tiene tres pisos, si no me equivoco.
Podría alojar a todos los invitados de la boda sin problema de lo grande que es, pero Carol solo quiere a las personas más cercanas a ella y a Mateo. Por el simple hecho de que cuando mi amiga fue creada, Dios le dio muchas cualidades, pero entre ellas, no está la paciencia. Por eso su familia no llega hasta el miércoles, que son dos días antes de la boda.
—Te extrañé tanto, bonita.
Esas palabras me hacen buscar el dueño de estas y sonrío con levedad al notar que es Mateo, el cual abraza a mi amiga con fuerza.
—Solo fueron unas horas, exagerado —expresa ella.
—Pronto no te vas a despegar de mí, ni siquiera unas horas.
—Ni creas que voy a estar todo el tiempo para ti, necesito...—él no la deja terminar.
—Me necesitas a mí.
—Si pensar eso te hace feliz, hazlo —dice ella y ambos ríen.
Él aparta la vista de su futura esposa y la posa en nosotros. Sus ojos me indican que hasta ahora se ha dado cuenta de nuestra presencia. Lo que me hace pensar que cuando están juntos, él se olvida de su alrededor. Es algo que he vivido, así que lo entiendo a la perfección.
—Discúlpenme cuñados —dice él con rapidez y se acerca primero a Emil.
—Tranquilo, sabemos que si no la saludas primero. La niña hace berrinche —comenta Emil.
—Callate Emil —exige Carol mientras cruza sus brazos sobre su pecho.
—Tú la conoces —susurra Mateo aguantando las ganas de reír.
—Mateo te escuché —expresa Carol.
—Escuchaste que dije que eres el amor de mi vida? Porque eso dije Cierto Alex?—dice ahora saludando a Alex.
—Obvio que eso dijo, Carol no comiences que Mateo para nosotros siempre tendrá la razón —expone Alex para hacer que se moleste.
—Traicioneros —escupe con ira.
Lo cual nos hace reír a todos. Mateo se dirige hacia mí y lo abrazo de inmediato con mucho entusiasmo. Al pasar de los años Mateo se había convertido en alguien muy especial para todos nosotros. Una de las cosas que más nos gusta hacer es molestar a Carol y es algo que se consigue con facilidad.
—No es traición, es lealtad...hacia Mateo —le comunico al terminar el abrazo.
Mateo vuelve a colocarse a su lado, toma la mano de Carol para así calmarla.
—Es que cariño, si ustedes se divorcian —Emil los señala a los dos—Nos quedamos con Mateo, digo por si no sabías —Ella suelta un suspiro y se voltea para subir los pequeños escalones que había en la entrada.
Mateo sostiene su mano, por lo tanto, es arrastrado por ella al interior del lugar. Nosotros lo seguimos. El interior es cautivador, está lleno de cuadros preciosos que decoran las paredes, así dándole vidas a estas paredes blancas, posee unas ventanas enormes que hacen que la luz entre en gran cantidad. Justo frente a la puerta por donde acabamos de entrar hace solo unos minutos, se encuentran las escaleras que conectan con los otros pisos.
Mateo nos guía a todos a nuestras respectivas habitaciones, la de nosotros está en el segundo piso. Para nuestra fortuna nuestras habitaciones está una al lado de la otra. El primero al entrar a la suya es Alex, luego Emil y por último está la mía.
—La nuestra está en el cuarto piso —Me informa Mateo.
—Pero no te recomiendo visitarnos —expresa mi mejor amiga.
Lo cual es un alivio, en los últimos años he podido ir a varios viajes junto a esos dos y sé que ella no gime, esa mujer grita. Me causa tranquilidad saber que podré dormir.
—Tranquila no pensaba hacerlo.
Me despido moviendo mi mano y me introduzco a la habitación que será mía por la siguiente semana. No me detengo a observar el gigantesco lugar donde podría alojarse a la perfección una persona, sino tres. Mi cuerpo lo único que necesita es dormir. La cama es extremadamente suave y cómoda. Ni siquiera me percato cuando quedo totalmente dormida.
Alguien mueve mi hombro con energía, lo cual me hace abrir levemente mis ojos y me encuentro con Carol.
¿Por qué Dios? ¿Qué hice para merecer esto? Solo quiero dormir y algo me dice que ella no me lo permitirá.
—¿Qué quieres?—Vuelvo a cerrar mis ojos.
—Es hora cenar.
—No quiero —Cubro mi cabeza con una almohada.
—No has comido nada en todo el día, debes comer algo —Ella quita la almohada de mi rostro para lanzar esta a alguna parte de la habitación —Luego si quieres vuelves a dormir.
Suelto un suspiro no queriendo salir de esta cama bajo ninguna circunstancia, creo que debería investigar para ver si me la puedo llevar a casa. No sé cuánto tiempo he dormido, pero me ha hecho descansar como nunca. Siento el movimiento brusco de mi mejor amiga sobre mi hombro nuevamente, así que yendo contra todo lo que quiero accedo y me siento sobre la cama. Eso hace que una sonrisa de oreja a oreja aparezca en su rostro.
Mis ojos se fijan en la ventana y me percato de que se ha oscurecido. Arrugo mis cejas al estar algo desconcertada ¿Cuántas horas dormir?
—Como cuatro horas —Me comunica Carol Acaso lo he dicho en voz alta? —No lo has dicho, pero se te notaba en la cara —ríe levantándose de la cama.
—En serio no pueden traerme la cena aquí?
—No, porque así no podré supervisar que en realidad comas —Ella acomoda su cabello mientras espera por mí.
Bajo mis pies de la cama sin tener ganas de hacerlo y me coloco los zapatos, aunque me siento tentada de ir descalza.
—Vamos alégrate de que hoy te dejaré dormir más. Solo lo haré porque lo siguientes días apenas podrás hacerlo.
—Que consuelo.
La veo posicionarse frente a un espejo para colocarse un poco de labial rojo sobre sus labios.
—Deberías peinarte un poco —Me sugiere.
—¿Y si no quiero?
—Pues no lo hagas —ella levanta sus manos indicando paz.
Busco algo para recoger mi cabello en una cola alta. Me sorprende todo lo que me ha crecido este en los últimos años. He pensado más de una vez córtalo hasta mis hombros, pero no termino de animarme.
—¿Contenta?
—Un poco.
Ella abre la puerta para que así pueda salir de la habitación. Ella camina delante de mí mientras bajamos hacia la primera planta. La sigo por un enorme pasillo, veo al final de este uno de los jardines que posee la casa. Porque sí, tiene más de uno. Si no me equivocaba al que nos dirigíamos es el más pequeño e íntimo.
La brisa fresca choca con mi rostro al salir. Cierro mis ojos unos segundos disfrutando de esta. Es una sensación agradable, la cual se debía disfrutar siempre que se pudiera.
—Al fin despierta la bella durmiente —Mis ojos se abren de golpe.
Por favor no.
Me giro con lentitud suplicándole al Dios que se paseaba por los cielos, que no sea él. Aprieto mis labios al confirmar mi sospecha.
—Pensaba que me tocaría ir a despertarte con un beso —agrega él.
—No correrías con tanta suerte, Hugo —dice mi mejor amiga colocándose a mi lado.
Mis ojos se fijan en ella y lo único que pasa por mi cabeza son diferentes formas de matarla ¿Cómo no me había comunicado que él estaría aquí?
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