Capítulo unico
Después de que todos sus problemas se hayan solucionado y ahora se lleven mejor, Sae jamás se imaginó estar en esta situación.
Rin, saliendo del closet. Con él.
Era bastante sorprendente porque él pensaba que su hermanito jamás encontraría el amor. No lo malentiendan, simplemente pensaba que su hermano no estaba hecho para esa clase de cosas; el romanticismo, cursilerias, las personas en general. Pero ahí estaba, confesandole su orientación sexual de forma tan tranquila que era digna suya.
—¿Eres gay? —preguntó sin cambiar su semblante serio.
—Sí —respondió simple, alzándose de hombros.
—Oh. Está bien.
Y obvio que lo estaba, él también lo es, está contento de que al menos su hermano sepa quien es y esté seguro con ello. Lo hace muy feliz realmente.
—Y tengo novio.
Qué.
Muy bien, eso no se lo esperaba. Es decir, Rin es alguien trabajador, sincero y que siempre está buscando cumplir sus objetivos, también es consciente de que es guapo, está más o menos en los genes de los Itoshi (una forma un tanto menos soberbia para decir que sabe que es atractivo), pero la verdad pensaba que Rin no era el pretendiente... preferible o que alguien esperaría encontrar, al menos no ahora que estaba medio verde, es decir, inmaduro.
Eso sí que era una sorpresa.
—¿Tú? —preguntó extrañado. Rin se limitó a asentir aún sin cambiar su semblante—. Es sorprendente.
—Lo sé —coincidió, lo que le sacó una pequeña risa.
—¿Cómo es él?
Por primera vez en aquellos diez minutos de conversación, Rin pareció entrar en pánico. Era extraño, ¿qué podría ser tan malo como para que le diera miedo? ¿Acaso tiene un nombre tan feo? ¿Era un criminal en potencia? Oh acaso... ¿Su pareja lo odia a él y prefiere nunca ir a la casa para no tener que cruzarselo? Sae no cree poder soportar que su cuñado lo odie apenas conociéndolo en las imágenes públicas que hay de él.
—Bueno, en realidad también quería contarte eso. Va a venir aquí a casa.
Vaya que Rin se despertó muy conversador hoy.
Era bastante para procesar. Primero, Rin sale del closet con él, que aunque sea encantador sigue siendo algo shockeante; después le confiesa que tiene novio, no lo puede creer todavía; y ahora resulta que ya va a ir a su casa a conocerlo. Todo iba demasiado rápido para una persona que se toma su tiempo para todo como lo es él.
—Oh, está bien —Tamborileo las uñas sobre la mesada de la cocina donde estaban sentados, pensativo—. ¿Cuándo?
—Ésta noche.
Quéeee.
—Pero, Shidou va a venir hoy a cenar —refutó, Rin pareció recién acordarse y se quejó.
—Mierda, lo olvidé —murmuró con los dientes apretados—. Bueno, ya qué. Supongo que no habrá problema que ambos vengan. No voy a cancelarle.
Sae frunció el ceño, confundido. Sabe muy bien que Shidou y Rin tienen sus roces, que no se agradan en lo más mínimo y que harían lo que fuera para golpearse cada vez que se ven, si no fuera por él ya lo hubieran hecho. Esto parece algo apresurado en su opinión, pero si es algo que Rin quiere hacer debe confiar en él.
—¿Estás seguro, Rin? —preguntó y él se alzó de hombros.
—Mientras no asuste a mi novio todo va a estar bien.
Su novio. La palabra casi lo hace enternecerse (y vomitar), no tiene idea de cuando Rin creció tanto. El tiempo pasa volando cuando menos te lo esperas.
—Bien, pues a preparar la cena entonces.
.
.
.
Aquella tarde se pasó entre planeaciones y expectativas por cómo resultará la noche. Rin se encargó de preparar la comida (Sae es muy inútil como para cocinar por su cuenta), hizo unos fideos caseros con salsa roja y Sae tuvo que ir a comprar el pan y bebidas a su vez que limpiaba la casa, cosa en la que Rin ayudó también después.
Era extraño, pero por primera vez en su vida Sae sentía dentro suyo que algo se revolvía, su estómago parecía dar vueltas sin parar y amagaba a descomponerse. No entendía porqué estaba tan nervioso, ¿será porque es la primera pareja de Rin y no quiere echarlo a perder? ¿O por temor a que Shidou se la mande en colores y arruine la cena? ¿O quizá por no ser lo suficientemente bueno y simpático como para agradable a su nuevo cuñado y que este termine odiandolo y la familia acabe peleándose otra vez y se dividan? No quiere volver a decepcionar a su hermanito y que éste lo odie, fue suficiente con España y después con Blue Lock como para que todo vuelva para atrás.
El timbre lo trajo de vuelta de sus pensamientos y escuchó a Rin gritar "yo voy" desde la cocina para proceder a abrir la puerta. Al oír una queja seguido de un saludo lleno de malhumor y repleto de falsedad, se dio cuenta de que Ryusei llegó. Se acercó para recibirlo adecuadamente, lo rodeó con sus brazos en un abrazo mientras su novio apoyaba sus manos en su cintura y besaba sus labios. Apenas y si habían pasado tres días desde que lo vio por última vez pero de igual forma lo extrañaba, aunque este lo saturaba de mensajes a cada rato.
—Hola, lindo —saludó sonriente Shidou. Sae esbozó una propia pero más pequeña.
—Hola, Ryusei.
Habían empezado a llamarse por sus nombres hace relativamente poco, aunque Shidou prefería llamarlo por apodos cariñosos, Sae no es tanto de eso, ya es un golazo que quiera decirle por su nombre y no demonio como todos lo hacen.
Se separaron y el más alto rodeó los hombros del otro con su brazo, iniciando una tranquila charla trivial mientras tomaban asiento en el sillón de la sala. Rin, por su parte, mascullaba algo molesto por la situación desde la cocina; para empezar, Shidou no le agradaba ni un poco, nada en realidad, y encima se pone todo meloso y acaramelado con su hermano dejándolo como el tercero en discordia (cosa que aborrece). Había olvidado totalmente que él vendría hoy antes de que Sae se lo recuerde, solo espera que no lo arruine cuando su pareja llegue, sabe qué tipo de persona es Shidou y esa es: insoportable. Aunque todo lo que él odia del moreno es lo que ama su hermano mayor. Agh, jamás entenderá su mal gusto. Ya se lo repetirá cuando Shidou termine preso por alterar el orden público y robar cualquier institución gubernamental (cosa que está casi seguro de que pasará), lo mirará a los ojos y le dirá "te lo dije" mientras le enseña su dedo corazón al chico.
Sería una buena realidad.
El sonido del timbre lo alerta y hace que deje su fantasía soñada de lado, se seca las manos con un trapo y se dirige a la puerta para abrirla, encontrándose con quien hace su corazón saltar y querer sonreír cada que lo ve (que es más veces de las que sonrió en su vida).
—Hiori —saludó y el chico le sonrió de vuelta—. Ven, pasa.
—Hola, Rin —dijo mientras ingresaba, deteniéndose para plantar un pequeño beso en la mejilla del más alto—, ¿cómo estás?
El chico, quien pareció que quedó medio tonto por la nuestra de cariño, se recompuso rápidamente y le dirigió una tierna sonrisita mientras ambos se encaminaban a la cocina, así Rin podía terminar con la cena.
—Todo está bien —contestó tomando su mano. El ambiente fue interrumpido por una serie de pequeñas burlas de parte del otro invitado. Rin hizo una mueca y puso los ojos en blanco—. Bueno, algo así.
Hiori observó curioso al chico desconocido (para él), estaba sentado junto con Sae, a quien abrazaba como si fuese a perderse lejos de él, y mirándolo con una confianza como si fuesen amigos o conocidos al menos.
—¿Quién eres? —preguntó Shidou, manteniendo esa sonrisa que Rin aborrece con toda su alma.
Rin rodeó los hombros de su pareja a su vez que este sujetaba su cintura y alzó el mentón, desafiante y con el ceño fruncido de la irritación provocada por el chico.
—Él es mi novio, pedazo de idiota —contestó furioso y Shidou soltó una pequeña carcajada.
—Wow, para el carro, maquina. Solo estoy asombrado que alguien esté interesado en salir contigo, sobretodo alguien tan lindo y tierno como él.
El menor de los Itoshi chistó molesto y tomó la mano de Hiori para marcharse a la cocina, lo que sea para estar lejos de aquel tipo que detesta. Hiori de despidió con la mano aunque no había dicho ni una palabra. Ryusei rió por lo bajo, se divertía mucho haciendo enojar al hermanito de su novio. Sin embargo, cuando giró para ver el rostro de Sae, se encontró con una mueca enojada y brazos cruzados, dejando en claro que había hecho algo mal. Eso y sus bellos ojos turquesas asesinandolo como miles de cuchillos.
Oh, no.
—¿Q-Qué pasa, Sae? —preguntó con un hilo de voz. Tenía miedo de desatar la furia de los Itoshi que sabe, por experiencia propia y pública, no es nada bueno.
—¿Él te parece lindo y tierno?
Ay. Shidou tragó duro y rápidamente negó con la cabeza, riendo nervioso.
—No, no, claro que no, mi amor. Solo lo dije para molestar a Rin. Tú eres el más lindo y tierno de todos —dijo con su voz temblando. Tomó las mejillas de su novio entre sus manos, buscando que se calme y se olvide del tema—. Eres lo mejor de mi vida, lo único bueno que he tenido, en realidad.
Sae relajó se expresión y se tiró a abrazarlo. Shidou suspiró satisfecho al lograr su cometido.
—Lo sé. Solo estaba bromeando de todas formas. Ahora me sale mejor, ¿no crees?
Shidou titubeó.
—Ehh, sí, sí, claro. Ja, sabía que todo era una broma.
El ceño del pelirrojo volvió a fruncirse y una mueca se coló en su expresión.
—Ah, ¿o sea que no sientes todo eso que me dijiste en realidad? —preguntó con molestia y el chico palideció. Sin embargo, Sae soltó una risa sutil y le pinchó la nariz con su dedo índice—. Bromeo de nuevo. Ven, vamos a la cocina, quiero conocer a mi cuñado.
Sin más se levantó del sofá, dejando a un Ryusei confundido y algo temeroso por el monstruo "bromista" (y muy buen actor) que había creado.
.
.
.
Rin y Hiori estaban en la cocina manteniendo una charla trivial sobre sus días. Hiori le contó que había estado probando un nuevo video juego de supervivencia durante la tarde y que pronto tendría la nueva versión del Fiffa para que puedan jugar juntos y Rin habló sobre su charla con su hermano mayor y lo atareada que estuvo su tarde.
—No tendrían que haberse esmerado tanto, sabes que yo como poco y cualquier cosa —dijo divertido. Rin suspiró.
—Lo sé, Hiori, pero la mayoría de esta comida se la comerá Shidou, de verdad no tienes una idea de lo que trata ese tipo.
Hiori se carcajeó y Rin lo observó enternecido. Cuando era un niño el amor no le parecía la gran cosa, que era una cosa de la vida y que algunos no estaban hechos para eso, como él, a quien nunca nadie le llamó su atención o que aborrecía mostrar grandes obras de cariño. Pero allí estaba, totalmente rendido por aquel chico. Secó sus manos, pues estaban ambos lavando los platos en ese momento, Rin lavaba y Hiori secaba, y corrió un mechón de la cara de su chico por detrás de la oreja. Este le sonrió dulce y se inclinó a besarlo. Sin embargo, no pudo hacerlo ya que alguien entró a la cocina y los interrumpió.
—Rin, ¿cómo van las cosas? —preguntó Sae. Rin y Hiori se alejaron en seguida, con sus rostros ardiendo de vergüenza, dejando a Sae totalmente confundido.
—¿Qu-Qué cosas? —preguntó medio perdido el menor, evitando a toda costa los ojos de su hermano.
—La cena, Rin.
—Ah, eso. Todo está bien, bien —titubeó. Sae entrecerró los ojos con duda.
Rin jamás de los jamases titubeaba o se trababa al hablar, incluso desde que aprendió a hacerlo, es muy bueno es eso. Es muy extraño para él verlo así ahora, todo nervioso, rojo y tartamudeando. Vaya, sí que el amor cambia a las personas.
—¿Interrumpí algo? —Una media sonrisa se asomó por su comisura al ver como ambos rostros le hacían honor a un tomate maduro.
—N-No, no, no, ¿por qué piensas eso?
—Bueno, pues-
—Por favor, no contestes.
Sae soltó un bufido divertido y salió de la cocina sin la respuesta que buscaba pero con el logro de hacer sonrojar y molestar a su hermanito menor.
Hiori y Rin compartieron una mirada de soslayo cuando el mayor se fue. Finalmente, suspiraron aliviados y soltaron algunas risas nerviosas para descargarse.
—¿Terminamos con la cena? —consulta el más bajo de los dos y el otro asiente.
Y así, juntos terminaron de preparar las cosas para la comida y ordenaron (Rin, en realidad, con algunos gritos) que los demás pongan la mesa para disfrutar lo que sería la cena más incómoda en la que estuvo.
.
.
.
Los cuatro se sentaron en total silencio. El ambiente era muy tenso y ni siquiera querían mirarse a los ojos, los hermanos incluidos. No fue hasta que Shidou carraspeó para llamar la atención de todos los presentes que por fin alzaron las cabezas de sus platos.
—Me gustaría saber... —de cayó un segundo, mirando al segundo invitado para que le diga su nombre.
—Hiori, Hiori Yo.
—Hiori —continuó sonriente—. Como fue que conociste a una persona tan —miró a Rin de arriba a abajo, quien lo fusiló con la mirada— particular como el pequeño Rin.
—Oh, bueno, estamos en el mismo equipo —explicó el menor.
—¿Y eso no fue señal suficiente para huir de ahí? —se carcajeó el moreno. Rin lo fulminó con la mirada—. Solo bromeo, ¿qué fue lo que te atrajo de pestañas?
Hiori observó a su pareja y sonrío, provocando que este se sonroje ligeramente. Obviamente, Shidou se burló de esto, pero la respuesta de Yo lo interrumpió.
—Bueno, creo que Rin es alguien muy especial —dijo, sus ojos brillando con ilusión.
—Sí, en eso no te equivocas —se mofó Ryusei, ganándose un golpe en la nuca de parte de su novio.
—Es trabajador, persistente y muy lindo.
—En eso coincido, es parte del gen Itoshi —mencionó el mayor y guiñó un ojo hacia su "querido" cuñado, el cual revoloteó los ojos.
Hiori apoyó la cabeza en el hombro de su pareja, quien se puso rígido por un momento antes de relajarse por completo, agarrando su mano con la de él. Instintivamente, Shidou hizo lo mismo con Sae.
—Aunque no lo crean, es más dulce de lo que parece —dijo el peliceleste. Rin chistó al verse expuesto y los otros chicos rieron ante eso.
—Eso sí que es una sorpresa —comentó Shidou.
—¿Y tú, Rin? —preguntó el mayor de la habitación. Su hermano lo miró curioso— ¿Qué te atrajo de Hiori?
El menor miró a su pareja de soslayo e inhaló con fuerza, preparándose para responder lo que sería lo más vergonzoso (pero tierno) de toda su vida.
—Ehh, yo... ehh —titubeó antes de suspirar rendido, girandose para ver los ojos de su pareja—. Creo que él es la persona más hermosa y maravillosa que conocí en mi vida. Es gentil, audaz y, sin importar qué, está siempre ahí para ti.
La conexión de sus miradas, chocando una con la otra, provocó una fuerza de atracción que los atraía hacia el otro, acercándose despacio hacia la cara del otro, buscando conectar sus labios. Sin embargo, fueron interrumpidos (otra vez) por Shidou, quien aplaudía totalmente conmovido por sus palabras y lloraba a moco tendido (muy falso, a sus palabras), totalmente emocionado. Sae lo acompañaba con sus aplausos.
—Qué tierno eres, pequeño Rin.
—Sí, como sea, dejemos de hablar de mi —pidió frustrado. Shidou secó sus (falsas) lágrimas en seguida y le sonrió.
—Está bien —decidió el pelirrojo—. Hiori, hablemos un poco más de ti.
El menor tragó duro y se preparó para el bombardeo de preguntas incómodas.
.
.
.
La noche pasó mucho más rápido de lo que esperon, rieron y disfrutaron más de lo imaginado. Sae estaba feliz, se notaba que su hermano estaba feliz con su pareja y le alegra que este chico le haga tan bien a él. Es buena persona y sabe que lo cuidará, tiene qué porque si llega a lastimar a su hermano lo buscará y lo aniquilará con sus propias manos. Obviamente se lo dijo, así que es bueno que se tengan las cosas claras, solo por las dudas.
Shidou se fue primero, besó las mejillas y labios de su novio antes de salir por la puerta, claro que también se despidió de la otra pareja, con una sonrisa a Hiori y una señal con el dedo corazón a Rin (obviamente sin que Sae lo vea), y prometió volver en alguno de esos días, para martirio de Rin.
Hiori se puso la bufanda después de haberse abrigado bien, Rin lo acompañó hasta la puerta, donde un taxi estaba esperándolo.
—Bueno, fue una buena cena. Supongo —dijo el azabache con las manos en los bolsillos.
—Claro que sí, pero recuerdame que jamás te haga llorar. Tu hermano y tu cuñado dan miedo.
Rin soltó una pequeña risa, negando con la cabeza por las ocurrencias de su hermano y Shidou. Todo con tal de burlarse de él, aunque sí se lo cree un poco de Sae, su mente es un misterio del universo a veces.
—No te preocupes, yo nunca lloro —Alzó el mentón, un poco altanero, y Hiori se rió suavemente.
—Eso me tranquiliza bastante, entonces.
Se paró de puntillas y se tiró a besar sus labios, enredando sus manos enguantadas en su nuca y cabellos. Rin quedó rígido en su lugar por un instante antes de relajarse y tomar la cintura del chico con su mano izquierda, la otra se mantuvo en su bolsillo. El beso duró apenas unos segundos pero se grabará en el corazón de Rin toda su vida. Se separaron finalmente y el chico se despidió antes de correr hacia el taxi, buscando sufrir el menor frío posible. El menor de los Itoshi lo despidió con la mano y reingresó a la casa una vez que el auto arrancó.
Cuando entró, Sae lo miraba con una ceja en alto, curioso y burlesco a la vez.
—¿Qué pasa? —preguntó frunciendo el ceño.
—Es bueno verte sonreír más, te sienta bien. Y estás muy rojo, te ves tan tierno.
Rin tocó sus mejillas, estaban hirviendo, probablemente estaba más rojo que un tomate y ahora mucho más porque se lo hicieron notar. Chisto fastidiado y se apresuró a subir las escaleras con el fin de no ser más humillado por el resto de la noche.
Sae se rió ante eso. Está satisfecho por cómo resultó la noche. Rin ahora estaba feliz y muy enamorado y es todo lo que quiere para él. El amor toca a todos en algún momento, puede ser recíproco o no, cotidiano o maravilloso; o incluso todo un nuevo mundo por descubrir. No puede esperar para que Rin se aventure hacia el.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro