Incondicional
Cherry mordisqueaba ansiosa la pluma, rompiendo la punta del plástico en pedacitos, tan pegada la mirada al examen de química que en cualquier momento parecía que iba a quemarla solo con los ojos. Levantó la cabeza para ver a su alrededor, algunos igual de ansiosos, otros mirando las caras de los demás como ella y el resto escribiendo sin parar en la hoja, una persona de esas era Bonbon, quien parecía haber estudiado tranquila el día anterior pese la pelea.
Cherry tiró un suspiro amargo. Ella apenas pudo abrir el cuaderno. No dejaba de pensar en el pleito, en su vergonzosa escena de celos la cual en realidad, era la primera vez que hacía una y de tal forma.
Ubicó sus ojos enfrente, donde la subdirectora Luna, quien era que impartía esta materia, miraba concentrada cada movimiento de sus estudiantes con ojos de halcón. Con Luna, era muy difícil copiarse.
Cherry volvió a suspirar, perdiendo su mirada en Luna.
*Flashback*
Cherry estaba sentada en una silla frente al escritorio de la oficina oscura de la subdirectora.
La joven estaba simplemente sentada de piernas cruzadas, mirando a Luna, que desde su asiento telefoneaba a Celestia, quien parecía no contestar. La mujer resopló, cerrando por ni se cuanta vez el teléfono y miró a Cherry.
-¿Sabes en el problema en el que estás?
-Por favor- sonrió -. Es Luna, la autoridad cool. Déjeme ir y le prometo...
-Cherry...- le interrumpió, seria y firme-. ¿No estás consciente en el lío gigantesco en el que te has metido? Te encontramos droga en tu mochila- hizo una pausa para que lo asimilara -. Podrías ser expulsada por esto.
Cherry parpadeó, al fin mostrando alguna reacción acorde a la situación.
-Subdirectora Luna- interrumpió la secretaria abriendo la puerta -. La solicitan en Contabilidad.
-Ahora no.
-Pero dicen que es importante. Hay unas contradicciones que...
-Ya voy- interrumpió mirándola con sus ojos enseriados -. Vaya adelantándose usted. Gracias. Ya voy para allá- respondió para devolver la mirada en Cherry -. Lo siento pero tendré que llamar a tu casa- avisó tomando el teléfono.
-No hay nadie- avisó. -. Mi padre salió de la ciudad y no regresa hasta el domingo.
-Cherry...- suspiró contrariada mientras se ponía en pie -. Quédate aquí. Ya regreso. Si cuando regrese no estás aquí...definitivamente considérate expulsada, si aún te interesa la escuela.
Ante la advertencia, Cherry tensó el rostro, casi odiándola. Luna suavizó la mirada, relajándose.
-Vamos ayudarte- exclamó con voz casi maternal. -. Pero debes dejarte ayudar y ser sincera.
-¿De qué habla?
-Esas drogas... ¿Eran tuyas o se las guardabas a alguien?
-¿Por qué la pregunta?
-Coincide...-decía, pensativa -...que tenemos problemas de un grupo de alumnos que descubrimos consumen drogas. Ese grupo, se reúne bastante con tu amiga Sweet Breeze.
-Sweet no es mi amiga- aclaró -. Es mi novia.
-Ah...- respondió ciertamente sorprendida para aclarar la garganta -...perdón. Entonces, tu novia se junta con esos alumnos que ya estamos tratando de ayudar.
-¿Está acusando a Sweet de consumir drogas?- mostró indignación -. A la persona que halló con la heroína fue a mí, no a ella. No la meta en mis líos. Ella ni siquiera asistió a clases hoy. No toleraré esa acusación. Es mi droga. Es mi culpa. Es mi castigo.
Luna torció el gesto con cejas curvadas, mostrando que no se creía ni una sola palabra.
-Déjate ayudar- repitió -. Ya regreso- avisó, rodeando el escritorio.
Luna salió y Cherry se dejó hundir en la silla, pateando con fuerza el piso en un intento de descargarse la frustración que tenía al estar atrapada en este lío. Sacó su celular y marcó enseguida.
-¿Me echaste de cabeza?- oyó enseguida.
-Por supuesto que no.
-Bien. Bien. Te han de castigar nomás. Tú historial con ellas es más limpia que la mía.
-Sweet...puedo ser expulsada.
-No lo serás.
-Pero qué si...
-Por Dios, Cherry, deja de ser tan idiota para variar- se quejó con fastidio -. Además tú sola te metiste en este lío. Quién te manda ser tan ridículamente cursi al hacernos usar mochilas iguales y te hayas confundido con la mía. Quién te manda ser tan distraída. Es lo que me molesta de ti. Así que es tu culpa. No mía.
-...- se dejó hundir en la silla, tan...idiota, como lo dijo Sweet. -.Bien- contestó con un ardor en su garganta.
-¡Hey, ya cuelga, Sweet!
-¿Quién es?- preguntó Cherry enseguida al no reconocer esa voz-. ¿No se supone que estabas en tu casa después de esa "reunión" de anoche?
-Sabes que detesto que me interrogues- se quejó con voz pesada.
-No es una...- decía con esa voz baja de inseguridad cuando solía hablar con ella, cuando escuchó la puerta de la oficina abrirse. -. Debo colgar.
-No me eches de cabeza, Cherry- advirtió para terminar la llamada.
-Buen día sub...oh...no está- escuchó Cherry la voz extraña a la par de sus pasos acercarse a ella. Levantó la mirada mientras se guardaba el celular, viendo a una joven de cabello largo morado, al igual que sus ojos y de piel azul claro. Vestía genial para su gusto, ya que se notaba que le gustaba el rock, reconociendo que la había visto con su grupo últimamente-. Hola, ¿Sabes dónde está la subdirectora Luna?
-Salió.
-Eh...eso ya lo noté...- contestó pasándose una mano a la cintura -. ¿Sabes si tarda? Necesito rogar por mi vida- confió, sentándose en la silla junto a Cherry.
-Ya somos dos entonces- sonrió.
-Me va mal en química- contó andando en los bolsillos de su falda -. Quiero ver si puedo hacer algún trabajo que me haga ganar unos puntos o al menos me ponga un tutor por más que no quiera- sacó una cajita blanca del bolsillo derecho y lo levantó con una amigable sonrisa de lado -. ¿Mentas?- ofreció y Cherry sonrió lentamente.
-Ya rugiste- aceptó estirando su mano y cinco caramelos salieron de la cajita. -. ¿Sabes? te he visto que últimamente te juntas con unos amigos de mi grupo con tu novio.
-...- la miró -. Se llama Flash Sentry y...no es mi novio- miró a un lado, mordiendo innecesariamente con fuerza los caramelos.
-Ah...pero quisieras, ¿no?- se burló y la joven le devolvió la mirada con un ceño fruncido, levemente sonrojada. Cherry se le rió -. Sí, el tipo es guapo y ya va ganando popularidad entre las chicas así que más vale marques tu territorio- agregó metiéndose de golpe los caramelos a la boca.
-Ni si quiera sé tu nombre y te he visto sólo de lejos, y ya me das consejos amorosos- se sonrió sacudiendo la cabeza.
-Arreglemos eso entonces. Mi nombre es Cherry Crash- se presentó estirándole una mano.
-Mistery Mint- exclamó ella un tanto extraña del tener que estrechar su mano -. ¿Tú por qué estás aquí?- preguntó.
-Aaaah. Lo habitual. Esperando sentencia.
-¿Qué hiciste?
-Tonterías- se encogió de hombros -. Es usual en mí.
-Es usual en todos- murmuró -. Pero ya dime. ¿Qué hiciste?
-Qué entrometida, chica- se burló.
-¿Es porque tocaste con tus baquetas en la espalda del profesor Gruñón Rebuznón?
-Jajajaja. No, no- rió -. Él y yo tenemos una relación amor-odio y sólo me mandó a la Sala de Castigo.
-¿Y por qué hiciste eso?- curioseó risueña.
-Pues se me ocurrió una nueva tocada, él estaba cerca y... ¡yap!- justificó y alzó la sonrisa al ver a esa Mistery sacudir la cabeza con una sonrisa divertida, sonar la boca y darle un empujón amistoso.
-Ya, ahora sí, dime, ¿Por qué estás aquí?
-Rayos, guapa, qué te importa- rió.
-¿Acabas de llamarme "guapa"?- dudó ciertamente incómoda pero sonrojada.
-Jajaja, no te ilusiones. Suelo decir así a la gente. Además ya tengo pareja y no eres mi tipo.
-¿Qué rayos...?- se quejó con una sonrisa suavizando un ceño -. ¿Puedo saber por qué? Apenas me estás conociendo.
-No sé...no me malinterpretes...la estoy pasando cool pero...- se la quedó mirando, como en análisis -...neh...no me atraes.
-Okey...- expresó levantando ambas cejas con media sonrisa -...siento dos barritas debajo de mi autoestima ahora...
-Ya, ya, guapa- consoló dándole palmaditas en su antebrazo -. Mira, te admito que creo que tienes unos bonitos y sexys pómulos que de seguro alguien se morirá de morder- sonrió en confianza pellizcándole uno y lanzó dos mordiscos al aire.
-¡Silencio, Crash!- se quejó sonrojada pero risueña, apartándole la mano de su mejilla y sacó de su caja un par de caramelos que se los tiró encima que Cherry abrió la boca en un intento de atraparlos, sin éxito, y compartieron una risa -. ¡Ahora sí dime!
-¡Y dale! ¿Por qué sigues con el tema?
-Es que para que no me digas debe ser una travesura genial- se justificó -. Mira, te diré una mía- ofreció y se aclaró la garganta para contar -: En mi antigua escuela, me llevaron a la oficina del director porque lancé un borrador a la cabeza del maestro de Lengua mientras estaba de espaldas escribiendo en la pizarra.
-¿Por qué lo hiciste?
-Era un idiota conmigo por cómo vestía...y me sentí con el derecho de hacerlo.
-Jajajajaja- se carcajeó con gusto. -. Qué cool.
-Ahora dime tú qué hiciste- insistió juguetona-. Yo ya te dije una de las mías.
-Porque quisiste, yo no te dije "dime".
-Pues ahora me siento con el derecho, ¡No me hagas lanzarte el borrador! Tengo un brazo fuerte.
-Jajajaja- volvió a reír, realmente muy cómoda con esa chica que apenas empezaba a conocer. Su actitud toda alivianada, segura, confiable y amistosa, le sedujo a decírselo -. Tú has sido muy sincera así que yo también: me encontraron droga en la maleta.
La joven pelimorada detuvo el movimiento de sus caramelos en su boca, agrandando sus ojos morados sorprendida hacia Cherry, que se encogió de hombros restándole importancia y saboreaba los caramelos.
-¿Por qué hiciste eso?
-Excelente pregunta- suspiró, pasándose los dedos entre su corto y desbaratado cabello verde. -. Sólo fui a una fiesta anoche, me ofrecieron y acepté.
-Eso no es bueno- sonó preocupada y Cherry se la quedó viendo -. ¿Cómo puedes estar tranquila? ¿No te importa cómo esas cosas van afectar tu vida?
-No sabes lo que dices- replicó -. No las has probado de seguro. Por eso dices eso.
-¿Y de qué me pierdo?- preguntó levantando una ceja.
-Mmm ¿La felicidad infinita?- dudó, la verdad, nunca las había probado aunque siempre le tuvo curiosidad, pero cómo veía a Sweet...debía ser eso, ¿no? -. Mi novia siempre se pone tan risueña y divertida. Muy cariñosa y linda conmigo. Es felicidad- contestó, aunque cuando no lo estaba...la mayor parte del tiempo la trataba...como la trataba hace un rato. Suspiró.
-Dirás una temporal- corrigió -. La felicidad que siente al consumirlas, es falsa, es temporal. Es un espejismo. Una ilusión. Se esfuma. Si de verdad quiere ser feliz, tiene que concentrarse de vuelta a la realidad.
-No la conoces, guapa- se incomodó por el regaño y le frunció el ceño.
-Pues su "felicidad" te trajo a este lío. No me parece correcto que te meta en problemas por su vicio.
-No me conoces como para decir eso.
-Lo sé pero...te he mirado- sacudió la cabeza -. Sé que no es de mi incumbencia, pero...ella es algo posesiva contigo.
-¿Qué te hace pensar eso?- preguntó con voz seca.
-Pues...mi amigo Flash Sentry y yo nos estamos juntando con dos chicos de tu grupo, y pues, han hablado cosas geniales de ti y con lo que llevamos conversando lo pude comprobar por mí misma, pero dicen que últimamente solo la pasas con Sweet, porque siempre te lleva al grupo de ella, separándote del tuyo y ya no sales con ellos...por ella.
-Ya me caíste mal- gruñó -. Y ellos no deben andar diciendo esas cosas.
-Lo hacen porque están preocupados por ti.
-No te metas- le desvió la cara.
-Te incomoda oír la verdad- la escuchó decir -. Lo siento si fui entrometida. Me gustaría charlar de nuevo contigo. Salir después de la escuela, ¿Qué dices? Pareces alguien genial.
Cherry no le dijo nada, sin mirarla. Escuchó un suspiro, una despedida y el sonido de la silla moverse un poco y sus pasos al irse.
-Tú...también lo pareces...- respondió al final, bajando las cejas".
Cherry sacudió la cabeza, para bajarla hacia su hoja vacía, sólo con su nombre. Sostuvo su cabeza con la mano, sin dejar de pensar en Sweet, en Mistery, en Bonbon...le dieron ganas de robarle una mirada de nuevo, pero al alzar la cabeza hacia donde la había visto sentada, se percató que el pupitre estaba vacío. ¿Ya había terminado? Miró de nuevo su hoja, torció los ojos resignada y se levantó tomando su mochila. Se la entregó a Luna, quien apenas vio su examen vacío, la llamó pero Cherry la ignoró por completo, claro, cojeando de una pierna que se había lastimado de la caída que se dio bajando las escaleras. Salió del salón cerrando fuerte la puerta, para buscar a Bonbon.
Ya no quería lidiar con esta rara mezcla de sentimientos.
Reconocía que actuó mal, ida de los celos y no culpa si Bonbon no la ha buscado en toda la mañana, ya que ella tampoco la buscó.
Pero ahora quería encontrarla, acabar con esto y pedirle perdón. Aunque sentía que Bonbon también le debía una disculpa...aunque no estaba segura, tampoco se lo pediría. Se echaría la culpa de ser posible, pediría perdón por ser una idiota celópata y la tendría de nuevo con ella. Torció el gesto mientras hacía un esfuerzo para hacer mover su pierna derecha, la cual además tenía un corte largo y rasguños, que latían del dolor, por lo que no sólo se ganaba miradas por su andar rápido como raro cojeo, sino porque usaba pantalón, dejando de usar sus tan características faldas cortas cuadriculadas, con tal de no enseñar su pierna dañada. Suspiró con ironía, pues era la pierna que había recibido la caricia de Bonbon ayer.
Al primer lugar que se le ocurrió buscarla fue en su casillero, ya que a veces estaba allí arrimada sola con su celular o hablando con Trixie. En cuanto giró la esquina del pasillo donde se encontraba su casillero, se detuvo en seco al ver que sí, efectivamente estaba allí arrimada, pero Lyra Hearstring estaba allí, recostada a un lado de ella, ambas conversando distraídamente que al decir algo Lyra, Bonbon sonrió ampliamente con una mirada demasiado alegre hacia ella para ambas corear una risas musicales. Pero para los oídos de Cherry fueron ruidos.
Suspiró, volviendo a la otra esquina para apegarse a la pared cerrando los ojos. Perfecto. De nuevo se llevan bien, ¿Demasiado bien? No, Lyra era novia de Bicmac. ¿Y? ¿Eso detenía algún resurgimiento de sentimientos por parte de Bonbon? Tres años son demasiado, ¿Cómo competir con eso? Además, ¿No le afectó la pelea de ayer? Ella no podía dejar de lamentarse y darle vuelta al asunto pero Bonbon...ahí, tranquila, porque... ¿Tenía a Lyra?
Sintió un profundo hueco en el pecho, gruñó con una gran frustración y se giró con fuerza para caminar sentido contrario a ese pasillo, ya harta de cojear. Sentía un frío helado congelar su corazón, lo que lo hacía pesado y que en cualquier momento caería al suelo, y sintió miedo, mucho miedo a que se rompa...de nuevo. "Por favor, no..." suplicó mientras caminaba, sintiendo sus ojos vidriar ante las dudas, la inseguridad y miedo. Junto sus manos y estaban frías. Sólo pensaba en buscar a Mistery Mint. Pero...ella ya no la quería. Sólo lo comprobó aún más ayer, cuando simplemente le quitó los libros de las manos y le dio la espalda mientras la veía correr...alejándose de ella. Cherry descompuso más el rostro y entró al baño pero por andar distraída no se dio cuenta a cuál entró...
-¡AAAHHHH, UNA CHICA!- gritaron Thunderlane y Soarin, que estaban frente a los urinarios, rápidamente buscando subirse el cierre.
-¡Ah, como si me importara lo que están escondiendo!- les gritó ella haciéndose a un lado mientras los dos corrían fuera del baño -. Aunque bueno...me da curiosidad...- admitió, rascándose la barbilla.
-Cherry...- suspiró Flash Sentry paciente, que estaba en los lavamanos. -. ¿Qué haces en el baño de hombres?
-No tenía nada mejor que hacer que espiarlos orinar.
-...
-Y misión cumplida. Ya me voy- exclamó dándose la vuelta y se fue, por supuesto dejando nada convencido a Flash.
-¡Cherry, espera!- la llamó saliendo tras ella, pero la peliverde sólo aceleró el paso. No quería lidiar con nadie ahora, si ni ella misma se aguantaba, pero por tratar de huir forzó su pierna lastimada y se venció, y por el dolor, no tuvo la agilidad de recuperar el equilibrio y empezó a caer de lado -¡Cherry!- volvió a llamarla tomándola en el aire que, aunque de todos modos cayó, fue suave el aterrizaje, ya que un impacto mayor se impidió el que Flash la haya atrapado, colocándola despacio al suelo. -. ¿Por qué huías de mí? ¿Qué te pasó en la pierna? ¿Te duele mucho?
Pero Cherry sólo mantuvo la cabeza baja, para que no la viera. Flash descompuso el rostro. Aunque no pudiera verla de frente, sabía que lloraba, pues escuchaba gemidos de un repentino llanto.
-Cherry...- la nombró por última vez, con una voz suave, reemplazando la posición de los brazos para rodearla y abrazarla, consolándola -. ¿Qué pasa contigo?
...
La unicornio azulada despertó tras mover dormida un casco hacia su pecho, el cual estaba vendado. Hizo un gesto de dolor y respingó, para acomodarse bocarriba, mirando el vendaje cuadrado de unos doce centímetros de largo y ancho, que ocultaba la huella del casco de Sunset marcada por la quemadura. Suspiró curvando las cejas. Se sentía mal y culpable. No echaba toda la responsabilidad a Sunset. Sentía que debió ser prudente y no dejar hablar a ese...ente, con ella. Fue lo que le mencionó a Shimmer cuando entró al cuarto de hospital donde se quedaba.
Trixie se negó rotundamente a quedarse en el castillo. Si ese ente quería encontrarse con Celestia con el Amuleto del Alicornio como le contaron, no era para nada una buena idea siquiera la probabilidad de ese encuentro.
Suspiró y sonrió cortamente al recordar también cómo Rarity la elogiaba tanto por el nuevo camino que había optado en su vida, destacando sus habilidades y carisma en el escenario, y con los potrillos especialmente, ganándose la aprobación de las demás ponies, de Twilight Sparkle. Al principio se sintió muy avergonzada y cohibida ver de nuevo al resto de mane6, pero ante la aportación de Rarity, le dieron una cálida bienvenida y la sonrisa orgullosa de Twilight le hizo sentir mucha seguridad. "Sabía que eras lo suficientemente lista para darte cuenta" había dicho la Princesa de la Amistad y Trixie le sonrió con cierta petulancia "¡Ja! Hasta que lo admitiste, Sparkle. Tardaste demasiado" soltó, tan típico de ella pero en vez de sonar molesto, sonó gracioso. Sin embargo, pese el momento ameno que se consiguió, se puso seria y habló con Twilight para que Celestia revele la historia tras el Amuleto del Alicornio y pudiera contárselo. Se sentía con el derecho de saberlo, ya que estaba demasiado involucrada como para que se guarde información de lo que le ocurre. Suspiró. Ahora entendía mucho más a Sunset Shimmer. Esa frustración, impotencia y desesperación que guarda por saber lo que le pasa. Nunca había visto a un pony iluminarse y con una temperatura tan alta como para dañar su piso y su pecho en una quemadura de segundo grado...como también hermoso.
Frunció el ceño, sintiéndose rara, porque al volver en sí, en el momento que era atacada, aquel brillo incandescente que emanaba su cuerpo y melena ondeando como flamas, fue algo precioso de ver, aunque no pudo contemplar porque entonces el ardor de la quemadura le robó su completa atención.
En ese momento que hablaba con las ponies, Trixie vio salir de la habitación a Sunset, con la cabeza gacha. Realmente sintió mucha lástima por ella y le nació ayudarle. Tal vez si ella misma lograra convencer a ese ente de decir la verdad a cambio de nada...
Trixie se sentó en la cama, relajó su respiración y cerró los ojos.
"Hey, sal de dónde estés. Necesitamos hablar"
"Si es sobre esa unicornio..." escuchó enseguida "...te aviso de una vez que pierdes el tiempo"
"Por favor. Tú hablas de injusticias. Ella pasa por una"
"Ella nos quemó"
"Quemó a Trixie. Es el cuerpo de Trixie, no el tuyo"
"Lastimosamente" aclaró para hacer una pausa "¿Te trataste la herida? ¿Estamos en un hospital?"
Trixie miró a un lado. Por suerte, el ente dependía mucho de Trixie. Nunca sabía dónde se localizaban, ni veía ni escuchaba cuando Trixie tenía el control absoluto de su cuerpo, mucho menos usar su magia, ni siquiera cuando salía a la superficie. Por eso le impresionó tanto que este ente fuera capaz de salir y controlar su cuerpo sin su consentimiento, cuando apareció Sunset. Literalmente, estaba atrapada en el cuerpo. Encarcelada.
"Sí, pasé la noche en un hospital" le contestó.
"¿Estás bien? ¿Fue grave?"
"¿En serio te preocupas por Trixie?"
"Si debo pasar lo que reste de vida contigo, debemos llevarnos bien, ¿no lo crees?"
"¿Es en serio?" preguntó con incredulidad ¿Y qué te hace pensar que estarás por siempre en el cuerpo de Trixie?"
"Cuando pasas miles de años encerrada en un rubí, tratando de salir pero nunca conseguirlo, es tiempo suficiente para encontrar un poco de paz con el único pony que al fin puedes hablar" contestó con amargura "Fui usada por dos ponies alguna vez, pero sólo en ti pude trasladarme, aunque sin mi poder. No sé por qué, pero tu energía era compatible conmigo. Supongo que no estás corrompida lo suficiente y tu magia limpia impidió la mía. Impresionante. Nunca fuiste lo suficientemente egoísta"
"Dime quién eres" pidió con suavidad, amable. "Trixie merece saberlo"
"¿Por qué?"
"Pues...como dijiste. Ya que parece que tendremos toda una vida juntas...más nos vale llevarnos bien" hizo una pequeña pausa "Ser amigas".
"Amigas..." repitió.
Trixie respetó su silencio. Debía ganarse mejor su confianza si quería sacarle información. Pero si alguna vez fue alguien merecedor de ser encarcelado en un rubí que se convirtió en un amuleto de magia oscura, ahora, que han pasado siglos, pareciera no ser la misma. Tan sólo, pudiera. Pero no bajaría la guardia. Sería astuta, cuidadosa y recelosa.
Mientras tanto, en el castillo de Canterlot, Twilight abría las cortinas de su cuarto para darse vuelta y ver a Sunset aún dormida en su cama. Últimamente la unicornio no dormía en su cuarto, sino en el de Twilight, compartiendo el colchón. La alicornio se sintió contrariada. Ya van dos ocasiones en el que Sunset casi se transforma, y la segunda fue peor que la anterior, pues había herido a alguien.
Twilight sintió una presión amarga en su pecho, con los ojos arderle un poco. En realidad, anoche, cuando escuchó el suave ronquido de Sunset, había soltado unas lágrimas.
Las primeras lágrimas de frustración. Las primeras lágrimas de tristeza. Lágrimas de añoranza, de recuperar la felicidad de su amiga. Lágrimas de dudas, de inseguridad. Unas lágrimas que rodaron a sus labios, saboreándolas tan saladas. Se sentía en un laberinto que en cada vuelta que daba, sólo encontraba un callejón sin salida, con un muro más grande que el anterior. Empezaba a sentirse incapaz, a dudar.
Ayer, antes de notificar lo sucedido con Trixie, estaba con Pinkie Pie en la sección oscura de la biblioteca. Ambas tenías diferentes expresiones de un mismo sentimiento, tanto de incomodidad como de temor. La magia oscura en su nivel tan avanzada era tan misántropa y cruel. Le parecía increíble que Celestia fuera capaz de estudiarlas en su tiempo. Contradecía toda la armonía y mensaje de segundas oportunidades y esperanza de Equestria.
Allí encontró el libro de hechizos del Rey Sombra. En sólo verlo, tanto ella como Pinkie se lanzaron una sincronizada mirada, para abrirla.
Por más que le costara decirlo...Sombra era un genio, un villano inteligente que usó para mal su habilidad de crear hechizos pero que no pudo ejecutar a su tiempo al ser detenido por Luna precisamente. Leyó con mayor claridad las características y estudios respecto a cómo penetrar los peores miedos de los ponies y crear pesadillas a base de él, logrando dejar afuera la magia de la Princesa Luna cómo Guardiana del mundo onírico de sus súbditos.
-La Princesa Luna de todos modos no podría meterse en los sueños de Sunset- había dicho Twilight en voz alta -. Porque el hechizo bloquea su magia, impidiendo saber lo que sucede en su mundo onírico, manipulando la subconciente al estar en la última etapa del estado REM del sueño.
-Tal como le ocurre a Sunset- opinó Pinkie Pie con seriedad -. Entonces, ¿Ella está bajo ese hechizo?
-Eso...creo...- respondió con cejas encorvadas pasando páginas del libro -. Si es un hechizo del Rey Sombra, Luna no podía tener contacto con la pesadilla, porque no puede intervenir su magia. Entonces lo que sea que está dentro de Sunset, nos dejó entrar apropósito para intimidarnos con las pesadillas personales de nuestros peores temores. Dejó usar a Luna su magia para entrar como salir y cuando la Princesa quiso de nuevo meterse sin esta vez ser Sunset advertida, no pudo, porque se terminó de bloquear por completo su mundo onírico.
-¿Pero quién le hace esto?
-O es ella misma- dudó, rascándose la cabeza. -. Ya que yo misma puedo usar el hechizo conmigo, pero...algo más debe haber pasado... ¿pero qué?- preguntó con profunda frustración.
Twilight abrió las puertas de su balcón ante ese recuerdo, para recibir el aire dejando danzar su melena. Dejaría dormir a Sunset. Anoche concilió el sueño muy tarde, casi al amanecer. Para ser sincera, ella no durmió más que unas tres horas. Se dejó sentar cerca del barandal, con la mirada hacia los jardines del castillo, cuando divisó que un humo verde mágico viajaba en su dirección. Twilight reconoció enseguida que se trataba de una carta enviada por Spike. Se incorporó enseguida apenas el humo se detuvo frente a ella y recuperó su forma de pergamino. Lo desenrolló y lo abrió de inmediato, leyendo la carta.
Al parecer, Moon White le había confirmado que iría a las nueve y media, y ya había pasado un poco más de una hora y no llegaba.
-¡Genial, lo que me faltaba!- se quejó con el peso del estrés sobre su lomo.
Si lo conocía bien, sabría que cuando da su palabra y compromiso a algo, cumplía con ella. Si tardaba, era porque algo debió haberle pasado.
Se acercó al cuarto de Applejack, donde encontró a la vaquera frente a un espejo acomodándose el sombrero.
-Debo salir- avisó con prisa -. Por alguna razón Moon White no ha ido a Ponyville a cruzar el espejo. No tardo. Por favor, atiendan bien a Sunset y díganle...
-...una de las tantas excusas que has usado- le interrumpió mirándola -. Tranquila. Ya estamos acostumbradas- arrugó la frente al mirar su rostro -. ¿Estás bien, Twilight?
-Por supuesto que sí- contestó mientras se daba la vuelta y caminaba para salir del cuarto.
Una vez fuera en el pasillo, no le dio tiempo a Applejack a que la atajara por la mentira y apretó los ojos e iluminó su cuerno, teletransportándose afueras del castillo, concentrarse de nuevo y volver a teletransportarse en otra zona de Canterlot.
Así hizo un par de veces más hasta que se encontró frente a la casa de Moon White. Tocó la puerta insistentemente pero no recibió respuesta. Curvó las cejas. ¿Habría salido ya? Debía estar fuera. Sí, eso sería. Aunque...y volvió a tocar, esta vez posando una oreja sobre la puerta, comprobando el silencio de la casa. Por alguna razón le daba mala espina y sintió preocupación, sólo para asegurarse...allanaría su casa por segunda ocasión y se teletransportó en su sala.
-¿Moon White?- lo llamó, moviendo la cabeza mirando el alrededor de la modesta sala. Se asomó a la cocina, encontrándola igual de sola. -. ¡Moon White!- lo llamó desde debajo de las escaleras que dirigía a los cuartos.
Subió los escalones y al llegar al siguiente piso, recordó cuál era su cuarto y comprobó que su puerta estaba entreabierta que mientras se acercaba a ella, pudo soltar un suspiro de alivio al ver que estaba allí...durmiendo.
"¿En serio?" se quejó ingresando al cuarto "¿Te quedaste dormido? Qué poco profesional" comentó en su cabeza para desviar la mirada hacia el escritorio. Estaba desarreglado, con hojas dispersas, libros y cuadernos abiertos. La lámpara aún estaba encendida y había una taza de café a medio beber. Twilight sabía muy bien ese tipo de escenario. Una noche en vela de estudio. Entonces, ¿Se había desvelado? ¿Haciendo qué? ¿Por eso se quedó dormido? ¿Sería sobre lo que avanzó ayer en el otro mundo? La curiosidad le hizo caminar hacia el escritorio y levitar unas hojas pero torció el gesto, devolviéndolas en su lugar. Las vería cuando despertara o si no sentiría que estaba fisgoneando. Y con "cuando despertara" se refería a que ella lo iba a despertar.
-Moon White- lo llamó con suavidad, para tampoco asustarlo.
Se acercó con pasos lentos hacia el unicornio, quien estaba acostado bocabajo, casi al filo de aquel lado del colchón, con una pata delantera que colgaba de la cama, la melena negra desarreglada y la boca un poco entreabierta. Se veía cansado pero a la vez en un plácido sueño, con esa serenidad que ya le había visto cuando se queda dormido, que realmente sintió lástima despertarlo.
-Hey, Moon White- insistió, levantando un casco, dudando si darle un pequeño toque sobre el lomo, o mejor en la cabeza.
Torció el gesto. Mejor le levantaría esa pata que colgaba...o le arreglara la melena que tenía sobre sus ojos haciéndola hacia atrás y que el movimiento lo despertara. Aún no se decidía cuando empezó a acercar su casco.
No sabría bien si fue por su sombra sobre él, o el calor de la mirada que le tenía, o la misma sensación de cercanía que estaba, pero sea lo que sea, eso, despertó a Moon White, levantando con un movimiento rápido la pata que colgaba, que no dejó tiempo para reaccionar a Twilight...cuando retrocedió unos pasos al recibir un golpe en el rostro.
-¡¿Quién anda allí?!- gritó el unicornio ceñudo irguiéndose en la cama y levantando el casco en amenaza, para agrandar sus ojos y dejar caer la quijada, al ver a la alicornio con ambos cascos a un lado de su rostro -. ¿Twilight?- se sorprendió.
-¿Moon White?- dudó también, impresionada, aun tocándose donde recibió el golpe.
-¿Te...golpeé?- dudó, arrastrando las palabras.
-¿Me... golpeaste?- dudó también, para mirarlo y apartarse los cascos del rostro, mostrando un moretón que ya le latía del dolor. Moon White apretó los labios, agrandando aun más lo ojos.
-¡Te golpeé!- gritó en pánico saltando de la cama. -. ¡A una yegua! ¡A ti!
-¡Me golpeaste!- gritó también, ocultando de nuevo el moretón con los cascos.
-¡Oh, por Celestia!- exclamó preocupado y avergonzado, curvando las cejas -. Yo...lo lamento tanto. Lo siento, perdón- decía, acercándose con un casco en alto.
-¿Pero qué ocurre contigo?- se quejó, ceñuda -. ¿Acaso tenías puesta una herradura? ¡Me diste un buen golpe!
-P-pero...¡Tú tienes la culpa!- la señaló.
-¿Cómo? ¡Yo fui la que recibió el golpe!
-Pues vivo solo. ¡No se me hace natural sentir a alguien respirándome la cara! Creí que eras... ¡Yo qué sé! ¿Un ladrón? ¿Un lunático? ¡¿Un lunático ladrón?!
-¡No te respiraba en la cara! Y vine porque te quedaste dormido.
-Hice una siesta de quince minutos a las siete y media ¿Qué hora es?
-¡Más de diez y media!- exclamó.
-¿Qué? ¡Qué poco profesional!
-Lo mismo dije- reprochó y él cerró los ojos exhalando con fuerza por la boca, para quedar mirando donde la alicornio mantenía su casco.
-Twilight...- suspiró en un lamento, apartándole sus cascos para ver el moretón. Sus ojos se expresaron muy avergonzados y arrepentidos -. Lo siento tanto- se volvió a disculpar con una voz que hizo que Twilight se lo tomara más en serio.
-Lo sé- se limitó en contestar viéndolo sacudir la cabeza, en reproche y contrariado.
-Déjame...revisar...-decía con cierta ansiedad, caminando hacia el baño del cuarto -...el botiquín...debo tener algo qué ponerte o saldré a comprar...
-No me duele tanto- aclaró para llevarse un casco al moretón y presionarlo, sólo logrando que torciera el rostro en gesto de dolor.
-Sólo quieres hacerme sentir menos culpable- le decía desde el baño -. Esto es simplemente genial- dijo con amargura -. Primero soy un mirón, después, te golpeo, ¿Qué sigue? ¿Halarte de la melena hasta mi cueva?
-Jajajaja ¡auch!- se quejó durante la risa por estirar la mejilla.
-No era un chiste- aclaró serio saliendo del baño con un tubo de crema -. Enhorabuena aún tengo un poco de esta crema mágica- anunció acercándose.
-¿Medicina mágica?- preguntó ella viéndolo acercar -. Bueno...sé que Canterlot está muy avanzando en esa rama de estudios, aunque sus medicinas son muy caras estar en pruebas y especiales.
-Dímelo a mí...- farfulló para sí.
-¿Disculpa?
-Nada- suspiró para estirarle el tubo de crema-. Cura cualquier golpe al restregarte con la crema en movimientos circulares en el área afectada durante un minuto.
-¿Y aún queda?- dudó ella arrugando la frente, viendo el tubo exprimido hasta más no poder.
-Lo usaba más para mis alumnos. Ya sabes. Durante el receso o las propias prácticas salían unos por ahí lastimados...y sí que pasaba a menudo como verás- recordó con una corta sonrisa para pasarle el tubo. Twilight lo tomó con su magia y exprimió, logrando sacar lo que quedaba de crema. -. Creo que con eso será suficiente- aclaró levantando la mirada y descompuso de nuevo el rostro al ver el moretón -. Golpeé a una yegua... a ti- se repitió y curvó las cejas, con horrible remordimiento molestándole el pecho -. Mi padre debe estar revolcándose en su tumba y cuando pase a otra vida, me halará de la oreja no importa la edad que tenga- arrugó más la frente -. En serio, perdóname. Me siento terrible- suspiró sacudiendo la cabeza.
-Hey- lo llamó con media sonrisa mientras se llevaba el casco hacia el moretón y restregárselo con la crema. -. Fue un accidente.
-De todas formas...lo siento...-insistió para mirar cómo se colocaba la crema -. Movimientos circulares- recordó.
-Eso hago.
-No. Estás haciendo arriba abajo.
-Creo que sé lo es que un círculo, Moon White.
-Sí, pero subes y bajas, pero no vas bien hacia los lados- corregía y ella le frunció el ceño.
-¿Todavía que me golpeas te me pones terco?
-Sólo quiero que lo hagas bien o no hará el efecto.
-Hazlo tú entonces, ya que eres el doctor- reprochó, bajando el casco.
-¡No!- advirtió levantando su casco de inmediato para colocarlo en su mejilla y continuar el movimiento -. Si no es continuo, no hará efecto y ya no hay más crema- llamó la atención.
-Auch.
-Lo siento- dijo suavizando el masaje sobre su rostro, mirando donde su casco presionaba con delicadeza el golpe, casi en una caricia.
Twilight le miró la expresión de su rostro, aun culpable pero a la vez atento mientras la curaba, con un ceño suave entre sus cejas, concentrado. Lo vio aún ciertamente cansado, esa apariencia "usada" que dijo Discord. Nunca le había mirado con atención su rostro ni tenido tan cerca, dándose cuenta que había perdido elasticidad de su piel, tenía cierto arco bajo sus ojos, como huella del propio cansancio, así como la piel ciertamente apagada, dándole aspecto frágil. ¿Siempre había tenido esa apariencia? Y es que pese se expresaba así físicamente, algo, el semblante, su siempre disposición, de alguna forma dejaba pasar desapercibido esa apariencia en Moon White. Y es que había mucho más en ese rostro, un algo, un destello que cubría esa apariencia, no estaba segura, pero sea lo que sea, era encantador de ver.
El unicornio apartó los ojos de donde le colocaba la crema y le dio una mirada rápida hacia sus ojos para devolverla hacia donde tenía su casco, pero entonces arrugó la frente y regresó su mirada hacia sus ojos violetas.
Twilight miró también los suyos grises al ver cómo había devuelto la vista hacia sus ojos, la forma en que los miraba tan directa, incluyendo el pensamiento que había tenido, más el movimiento suave de su casco en su mejilla, le hizo sentir una extraña incomodidad de vergüenza, como un extraño calor en el rostro.
-¿Qué te pasa?- le preguntó él.
-¿Ah?
-Te pasa algo, ¿no?
-¿Por qué?
-Tus ojos...- decía para darle una última mirada a ellos y desviar sus ojos devuelta hacia donde terminaba de masajear el moretón, el cual el dolor cada vez mitigaba más -...tienen una expresión apagada...- respondió arrugando un poco la frente.
-Nada, sólo estoy cansada. También me desvelé ayer.
-No, no- negó levantando una sonrisa de satisfacción por su seguridad de contradecirle y la volvió a mirar con astucia -. Yo sí que sé cuando hablamos de desvelo y cansancio, y esos ojos, no están gastados de mala noche.
-¿Entonces?- preguntó casi en instinto de continuar la conversación, mirando su reacción.
Moon White abrió la boca pero la cerró, apretando los dientes mirando de nuevo donde le curaba el golpe.
-¿De qué?- insistió ella y él dejó el masaje, pero mantuvo el casco en su mejilla, sin mirarla. -. Moon White- lo llamó alzando una pata delantera para apartarle el casco del rostro y mientras se lo bajaba, él le devolvió la mirada y lo soltó rápido:
-Están gastados por llorar.
Twilight sintió cómo si un telón cayera delante de ella y fuera expuesta ante una millonaria multitud. Una ola de vergüenza la revolcó, como el recuerdo de estar descargando un llanto silencioso en la madrugada. Se sentía tan exhibida, avergonzada, como desalentada y frustrada. Y es que no importaba lo que haga, no encontraba nada en lo que leía. Tampoco en lo que veía en los pasados y sus saltos. Sus amigas la ayudan, están ahí pero...no las siente tan cercanas como antes. Como si estuviesen ahí como...obligadas, porque realmente no les nacía ayudar a Sunset, porque ya parecían haberla condenado mucho antes. No sabía qué hacer. Ya estaba por desesperarse. Pero no debía hacerlo. Jamás. Era una líder. Debía mantener la compostura. Pero era tan difícil ver cómo una amiga se le va de sus cascos, y deja de ser la pony que alguna vez quiso tanto y ahora...ya no sabía cómo tratar. Esa frase, la de "no puedes salvar a todos", le había quitado el sueño, la energía, la esperanza, y la bloquearon mentalmente. Ya no sabía qué camino escoger y no sabía bien a quién preguntar. Porque nadie sabía nada. Se sentía mucho peor que cuando entró en pánico cuando no sabía qué hacer para romper el hechizo de las sirenas...que irónicamente, quien la alentó y animó...fue la propia Sunset Shimmer.
Podía sentir que la garganta se le inflamaba y se hacía nudo, se mordió el labio inferior en resistencia, pero igual se le descompuso el rostro, sintiendo el fuerte ardor en sus ojos, exigiendo llorar como se debe, no en silencio ni en resistencia como anoche, que no la dejó desahogar enteramente, que pese su lucha, se humedecieron tan rápido que apenas pestañeó, se le cayeron, paseándose de nuevo en sus mejillas.
Moon White la miró impresionado. No fue su intención hacerla llorar y...¡tampoco se esperaba tener que lidiar con su llanto! Así que no supo cómo reaccionar, quedándose en su lugar, con una presión en su pecho, mirándola mientras a ella se le escapó un jadeo de lamento, sólo haciendo que se sintiera más avergonzada y agachara la cabeza. Con el temor de que se fuera de allí en ese estado, Moon White soltó lo primero que se le vino a la cabeza.
-Twilight...- la nombró con una voz que salió de lo más profundo de su garganta, casi en un suspiro, acercándose a ella-...está bien llorar...- le susurró, como si fuese un secreto, a la par que bajaba su cabeza para ver su rostro-...eso no cambia lo que eres. Sigues teniendo la fortaleza, la templanza y la valiente pony que ha dado la cara por nosotros sin esperar nada cambio. Yo...no te juzgaré. No lo haré. Puedes...si quieres, confiar en mí y decirme...por qué esas lágrimas.
Ella entrecerró los ojos, acumulándose más de lágrimas y levantó la cabeza con un ceño.
-Estoy llorando por Sunset- exclamó con voz quebrada pero conservando cierta firmeza -. Y sé que no te importa Sunset. No puedo decirte nada sin que hagas amonestaciones de rechazo hacia ella, cosa que me duele pues hablas de mi amiga- agregó, saliéndosele más como un reproche -. Tú no vas a entender mi posición. No sabes...lo que es estar en mi lugar- calló, negando con la cabeza -. Me siento tan...impotente. Tan atrapada...- se dijo más para sí misma, sintiendo otra nuevas tiras tibias de sus lágrimas recorrer su rostro, cuando la envolvió una repentina suavidad, un calor, aquel único que se siente, cuando te dan un abrazo.
Así. De golpe. Sin pensarlo, ni dudarlo, Moon White se acercó a ella y abrió sus cascos para envolverla.
Twilight se pasmó ante el repentino abrazo, abriendo más los ojos mientras aún le caían ciertas lágrimas.
-Alguna vez...me importó- habló, sorprendiendo a Twilight -. Fue la pony que más me importaba...en ese entonces- agregó con voz lejana y apagada -. Ella fue mi...- suspiró, cerrando los ojos -...mi mejor amiga, Twilight, y...ese tipo de lugar que ocupa un pony, se te queda en el corazón...y donde lo estuvo ella, dejó una herida que aún supura y me molesta al mismo tiempo sentirme y reaccionar así. Pero eso no importa. Yo... no sé lo que es estar en tu lugar...- intentaba concluir la idea -...tal vez no...estime a Sunset como lo haces tú pero... sé que quiero ayudarte. Quiero comprenderte, para poder...cumplirte mi promesa. Habla lo que quieras, yo...no voy a hacerte sentir mal. Lo que quiero decir...es que...-se interrumpió, con esa presión en el pecho y la verdad, descubriendo las propias palabras que decía -...que ahora me importas tú.
Tras decir eso, se silenció, mirando el alrededor del cuarto sin necesariamente prestarle atención, al igual que Twilight, algo extraños tras decir y recibir respectivamente, esas palabras, que podría interpretarse de varios significados.
La alicornio dejó dibujar una sonrisa torcida entre sus lágrimas, percibiendo esas palabras como un bálsamo para aliviar la angustia que residía en su corazón y recién, alzó sus patas para corresponderle el abrazo. Envolver su cuerpo con ellas. Acomodar su rostro entre su cuello y hombro, dejando sus alas descansar, dejando caer las lágrimas con ciertos jadeos, terminando de liberar en un llanto todo lo que acumulaba dentro.
Necesitaba sacarlo. Necesitaba limpiarse para despejar su mente. Encontrando un puerto seguro. Un pedazo de tiempo para encontrar alivio de sus problemas, estrés y preocupaciones.
Entre aquel silencio que los envolvió, tranquilo, sereno, nada incómodo, ya ni gris, Twilight percibió como el sentir un corto movimiento de los cascos de Moon White en su lomo, que rozaban también sus alas, en un intento de mostrar consuelo. Parpadeó lento, con un calor en su rostro al despertarse un perezoso rubor al sentirse...tan enternecida por el gesto.
Él sintió su pelaje y plumas tan tiernas y suaves al tacto, y esa sensación que atrapó de sus cascos, había subido por sus patas y recorrido hasta las puntas de su melena, conmoviéndolo entero, ardiéndole las mejillas, sonrojándose. Pero arrugó la frente y detuvo el movimiento, por la sensación que provocó. Se quedó quieto, asimilando lo que sentía.
Ella sólo pegó un lado del rostro en su hombro, dejando caer la última lágrima y soltó un profundo suspiro, de esos que pareces que te desprendes un pedazo de algo, sintiéndose mejor.
No era su primer abrazo. Ya habían tenido uno. Pero éste, había provocado sensaciones diferentes. Sólo mantuvieron el abrazo. Uno cálido, reconfortante, que los hizo sentir una mezcla extraña de paz, sosiego y bienestar.
En ese silencio, ya más relajada, cayó en cuenta en la situación en la que estaba ahora, en ese cuarto, abrazada de quién, pensando en qué parte de la línea habían cruzado, despertándole más la curiosidad de descubrirlo, de qué más era, porque sinceramente, este gesto, la sorprendió, pero de una forma agradable. Sólo pensó, en que esta amistad estaba más íntima, más unida, de lo que pensó que tendría con él. Y no le desagradó la idea.
Con la cabeza ciertamente nublada por las sensaciones despertadas en ese abrazo, al mismo tiempo se fueron separando, aun sin emitir palabra alguna, y por un momento corto, tener los rostros cerca, intercambiándose una mirada suave hacia sus caras. Algo tenían atravesado en la garganta, en el pecho. Pero se limitaron a ese cruce de miradas.
Ella se pasó los cascos a los ojos y mejillas, secándose el rastro de sus lágrimas, mientras a su vez, miraba con una sonrisa agradecida al unicornio, quien ya mantenía una suya levantada, mirando que esos ojos violetas habían recuperado ese brillo usual, y sonreír más al ver que el moretón había desaparecido por completo.
-Gracias- fue lo único que Twilight pudo soltar con seguridad.
Fue una sola palabra, una simple, una de las primeras que aprendes cuando recién empiezas a aprender modales; era un simple agradecimiento pero cargaba tantas cosas y salió tan suave, tan dulce, al menos así las sintió Moon White, que por su parte, le sonrió de lado, con ese esplendor que decoraba su rostro, levantándole una ceja inclinando un extremo de su rostro hacia ella, con sus ojos grises abiertos y seguros mirándola firmemente, con un delicado ceño, sagaz.
Ella soltó una corta risa, tan liviana que parecía flotar al son del viento, expandiendo más la sonrisa, no teniendo idea de lo que diría, pero sin dudarlo, reconocía que con esa mueca que sacó de su gran repertorio, expresaba que tenía planeado algo.
...
-¡¿Dónde está?!- se quejó Rainbow Dash frente a la base de la estatua con las demás.
-¿Hablas de Moon White o de Sonata?- preguntó Fluttershy.
-¡Pues ambos!- contestó ceñuda mientras un autobús se estacionaba en la calle frente a ellas, para al retomar su camino, dejar a la vista a Sonata Dusk.
-¡Viniste como invocada!- chilló Pinkie Pie alegre y la sirena expandió la sonrisa, cruzando la calle enseguida.
-¡Pinkie Pie!- celebró Dusk mientras la fiestera se apartaba del grupo para recibirla.
Y es que ambas habían creado su propio saludo. Con un juego de manos, que cambiaban de lugares las palmas, llevándoselas hacia arriba y abajo, repitiendo movimientos, chocando las manos, corearon:
-¡Dan! ¡Dan! ¡Debi! ¡Debi! ¡Toca la sinfónica! ¡Zibi! ¡Zibi! ¡Jota! ¡Jota! ¡Zibi! ¡Zibi! ¡ZA!- finalizaron con un chasqueo de dedos y un choque de caderas, para abrazarse con una enorme sonrisa.
-Eh...eso es nuevo...-murmuró Rarity.
-¡Te extrañé mucho!- corearon aun en el abrazo.
-¡Lo siento, pero he estado muy ocupada de voluntaria!- se disculpó Sonata para separarse del abrazo -. Además, he pasado toda la semana con Rain Shinning para probar qué tanto ha cambiado- comentó para sonreír delicadamente mirando hacia arriba -. Es muy lindo, y divertido, y bueno, y muy lindo, ¡También le gusta cantar! Aunque no se atreve en público. Es tan lindo, y dedicado, ¿ya dije que era lindo? Por si las dudas ¡Es muy lindo!- celebró juntando las manos con una enorme e inocente sonrisa. -. Y su energía...- murmuró suavizando la mirada -. Es hermosa...- comentó para llevarse las manos a su pecho y ver sólo ella, esa energía azul eléctrico, manteniéndose en ella.
-¿A alguien le gusta el chico nuevo?- se burló Pinkie Pie hincándole una mejilla de Sonata.
-No, no lo creo- contestó apartándole el dedo manteniendo la sonrisa -. Solo digo que es lindo, como humano. Además no es un chico. Es un adulto y nos llevamos bien aunque yo...bueno...soy yo...una sirena milenaria en el cuerpo de una colegiala. Puedo ser su bisabisabisabisabisabisabisabisabi...
-¿Podrían decir de qué hablan?- le interrumpió Applejack.
-¡Uh, uh! ¿Recuerdan al malvado que quiso abusar de Sonata hace meses atrás y ella lo atacó y le absorbió algo que no sabía y lo dejó inconsciente y ella creyó que lo había matado?- preguntó Pinkie como carretilla y las demás asintieron -. ¡Pues ahora es bueno!
-¿Qué? ¿Segura?- preguntó Fluttershy admirada, como las demás, mirando a Sonata.
-Pues sí. Al parecer yo le quité su energía negativa, lo limpié- dijo mientras hacía como si limpiara una ventana -. Y estoy segura porque lo siento en su energía- anchó la sonrisa cerrando los ojos, ubicando sus brazos tras su espalda -. Está limpio.
-¿Puedes...erradicar...la energía negativa...?- preguntaba Applejack, pensativa como esperanzada -. ¿Podrás...hacer lo mismo con Sunset?
Las demás levantaron cabeza enseguida, más atentas ante la probabilidad. Sonata parpadeó, mordiéndose el labio y juntando sus dedos índices con una pierna doblaba sobre la otra.
-Ahm...no tengo idea... ¿no es una magia oscura? Creo que es diferente... ¿no?- dudó torciendo el gesto, rascándose la cabeza, y las demás no supieron qué contestar.
-¡¿Dónde está Moon White para esta cosa de magia?!- se volvió a quejar Rainbow Dash y dio una patada en el que dejó posando su pie sobre donde se cruzaba al portal.
...
Sunset había despertado, pero no tenía ánimos de salir de la cama. A ratos, se quedaba dormida de nuevo, para volver a despertar y mantener los ojos cerrados, arropada en esa suavidad de la sábana. Lo creyó mejor para todos. Que se quedara sola, en el cuarto, en cama lo que reste del día...o de su vida. Parecía entrar en otra etapa de emociones. Primero; pasó por angustia; después, defensiva; ahora, depresión.
No tenía que decírselo Twilight, pero la forma en que le cruzaba palabras, como si no hubiera acabado de visitar a alguien que mandó al hospital. Sunset sintió mucha angustia de que Twilight perdiera la fe en ella. Si lo hiciera...no le quedaría a nadie confiable en Equestria. No sabía dónde estaba, y ya ni le importaba. La verdad, ya no importaba nada.
No recordaba sentirse tan desalentada y triste desde...
Suspiró, cerrando con fuerza a los ojos al sentirlos vidriosos.
Sabía lo que era que alguien de quien te acostumbraste, cambiaba contigo.
Sunset estaba consciente lo cambiante y difícil de tratar que siempre fue. En especial desde potrilla. Recordó aquella ocasión que rechazó el casco de Moon White, rechazando así su acuerdo de amistad. Para la siguiente vez que fue al parque, ya no fue recibida con él abalanzándose. Tampoco aguardándola con esa entusiasmada sonrisa en el campo de flores. Estaba, sí, pero jugando con otro grupo de potrillos, cuando Sunset comprobó...que al fin la había dejado en paz. De que había conseguido captar el mensaje que no lo quería cerca. De que ya nunca más volvería a lidiar con sus molestas preguntas, molestas atenciones, molestas motivaciones, molestas sonrisas, esa molesta compañía...y sintió el amargo sentimiento de abandono crecer en su pecho, recorriéndole lentamente el cuerpo, como carcomiéndola.
Apenas comprobó que se fue, ya lo extrañaba.
Lo había perdido.
Estaba sola, de nuevo.
Pero... ¿No era lo que quería? Ya no lo sabía.
Sólo se sentó sola, en el campo de flores, como siempre lo había hecho antes de que él empezara a frecuentar el parque. Intentaba inútilmente el hechizo...pero se distraía para mirarlo jugar, sosteniendo con su magia una pelota que era lanzada por cinco potrillos más entre diferentes razas. Se veía feliz...pero ella tan miserable. Siempre estuvo sola toda su vida, pero desde ese momento, jamás se había sentido tan inconforme de estarlo. Había probado la amistad...le había gustado...y no supo aprovecharlo. La ignoró ese sábado y para el próximo, no apareció, lo que le hizo pensar en pánico, que dejaría de venir. Que ya ni lo volvería a ver. Jamás. ¿Mejor o peor? No sabía. Sólo sabía...que lo quería de vuelta. Y exactamente es cómo se sentía ahora.
Desde donde estaba acostada en la cama, Sunset dejó caer una lágrima, estirando un casco a una almohada y abrazarla, cerrándosele los ojos, con ese ardor en el corazón.
Lo extrañó en su momento...y lo extrañaba más que nunca ahora. El único amigo que hizo en Equestria. A quién dañó. Por eso temía tanto querer. Su destino estaba marcado con la desgracia de sólo provocar daño por donde pasaba, hasta en otro mundo. Por eso apenas se reformó, dudaba tanto en juntarse con Las Rainbooms. Se le hacía tan difícil volver a entregarse. Volver a ser feliz por la compañía de alguien y de dar lo mismo. Pero Applejack no la dejó apartarse como quería. La sinceridad con la que hablaba sobre la amistad, sobre creer en ella, de mostrar interés en conocerla realmente; le hizo pensar en la tan sola probabilidad, de ser feliz rodeada de otras personas, que no sea ella misma. De nuevo. Y así creció el lazo entre las seis, cuando permitió dejarlas pasar. Se permitió aceptarlas.
Entendía lo que era amistad, porque aprendió a valorarla.
Dejó abrir la boca, como si le faltara el aire. Ocultó su rostro en la almohada, recordando de golpe escenas cortadas de ese lazo que tuvo con Moon White hasta la adolescencia. Una amistad en la que entregó poco y recibió demasiado. Una en que no supo apreciarlo en su momento, que sólo reformada, la venda cayó de sus ojos y se horrorizó de ver que pudo aprovecharla tan bien como la que tiene con Las Rainbooms y Trixie, pero no lo hizo; una en la que se aprovechó de los sentimientos y confianza del otro, usándolo a su favor. Si tan mal se sintió por lo que le hizo a Flash Sentry por jugar con él, pues sentía el triple con Moon White.
Forzar su cabeza a recuerdos tan antiguos le hacía provocar jaqueca, como en una repentina desesperación. "Te lo dije" escuchó de nuevo la voz y aspiró del susto "tú no puedes querer en ninguna de su máxima expresión". La unicornio se quedó quieta y se atrevió a hacer algo que no quería "No te vayas, quiero escucharte" dijo a la nada, esperando respuesta.
-¿Sunset?- la llamó Rarity desde la puerta -. Se hace más tarde, ya están hasta preparando el almuerzo de mediodía y nos has desayu...
-No tengo apetito- contestó, manteniendo esa posición.
-Querida...debes co...
-Sólo déjame, Rarity. Descuida. No saldré de aquí. A ningún lado.
-Pero eso tampoco está bien.
"Nada de lo que hacemos está bien" pensó para sí, apretando más la almohada, invocando de nuevo el sueño. Un momento...¿habló en plural?
-Me preocupa- susurró la modista apenas salió del cuarto y encontrarse con el pasillo con las demás -. El estado en el que está...no es bueno para ella.
-¡Esto es un desastre!- chilló Pinkie Pie abriendo mucho los ojos. -. Yo no sé ustedes pero lo que menos puedo tolerar es alguien deprimido.
-¿Y si está fingiendo?- dudó Rainbow.
-Pues Applejack se hubiera dado cuenta, ¿O no?- preguntó tomando de los cachetes a la vaquera.
-Tal vez pero juega muy bien con las emociones- exclamó la terrestre apartándose de los cascos de Pinkie y acariciarse las mejillas. -. Puedo sentir que no miente pero puedo estar equivocándome.
-Y no nos señales con el casco- le dijo Rainbow a Pinkie -. Tú también la recelas.
-Sí pero...-decía con voz baja y descomponiendo el rostro -...está triste. Muy triste. De seguro perdió su sonrisa... ¡Y eso me afecta!
-Ponies- saludó Celestia caminando hacia donde estaban. Ellas enseguida dejaron de hablar e hicieron una reverencia mientras la alicornio blanca se detenía frente a ellas -. Buenos días.
-Buenos días- corearon irguiéndose y dándole una sonrisa.
-¿Sigue dormida Twilight?- dudó -. No la he visto y necesito hablar con ella.
-Ella salió- avisó Fluttershy delicadamente.
-Asuntos del espejo- resumió Pinkie Pie.
-Esa pony no para- comentó Celestia, "ninguna" pensó, para sacudir la cabeza -. Por favor, apenas llegue, le dicen que vaya a buscarme. Me urge hablarle.
-Claro- respondió Applejack -. Princesa...sobre el Amuleto del Alicornio...
-Es precisamente lo que quiero hablarle- le contestó sin perder la seriedad -. De eso y otras cosas más- agregó mirando la puerta de la habitación de Sunset para darse vuelta e irse.
Las ponies se intercambiaron una mirada interrogativa. Si sólo solicitaba a Twilight... ¿No podría saberlo ellas?
...
Bonbon estaba sentada, al filo de la terraza de un edificio. Mantenía los ojos cerrados, sintiendo el suave viento refrescar su rostro humedecido por el sudor tras una misión de simulacro. Podía sentir la cercanía de su pareja sentada a su lado, dando cara al paisaje de la ciudad.
Golden movía las piernas tal niña como si se tratara de un columpio, ignorando ambas por completo los 300 metros de altura en el que estaban.
Ambas usaban una camiseta negra de cuello de tortuga con mangas hasta los codos, un pantalón del mismo color con altura hasta las rodillas, botas de cuero y un cinturón multifunción.
Repentinamente, ambas pieles se erizaron al mismo tiempo, para expandir una sonrisa y abrir los ojos transmitiéndose un rápido mensaje, para sincronizadas, lanzarse hacia atrás, caer y rodar por el piso y de uno de los compartimientos de su cinturón, tirar con precisión y fuerza una tira metálica que se deslizó al suelo y al chocar con algo, cerrarse con fuerza, uniendo y apretando unos tobillos con las pequeñas pero numerosas y afiladas púas enterrándose en su piel.
Una joven con el mismo atuendo que usaban ellas, retardó su silencioso ataque hacia ambas ante el punzante dolor de aquella herramienta, que también le impidió continuar su andar, dándole suficiente tiempo para ser tirada al suelo cuando Golden se deslizó hacia sus tobillos ya como punto referencial de debilidad y la pateó allí, haciéndola caer, enredar sus piernas con las suyas en una retorcida posición mientras le sostenía los brazos, estirándoselos más de lo que llegaban, cruzándolos sobre su cuello, apretándolo, enrojeciendo el rostro.
Por otro lado, la pareja de aquella chica ya vencida, un joven fornido, resistió tener esa tira metálica enterrada en un sólo tobillo, dirigiéndose a Bonbon, quien impulsándose con las piernas, se levantó de un salto del suelo y rodeó su brazo tras el cuello de él, apretando el cuello de su camiseta con el ademán de alzársela para ubicarla sobre su cabeza y ganar tiempo cubriéndole el rostro con ella, pero él le tomó el brazo y con un movimiento rápido, se lo torció, enredó su piernas tras una suya y la hizo flaquear al atinarle detrás de la rodilla, impulsándola hacia adelante, sin embargo, ella resistió el dolor de la torcedura del brazo y con esa misma, hizo puño la mano y apretando los dientes la levantó, golpeándole bajo la mandíbula, darse vuelta manteniendo la pierna de él con la suya, enredándola y así hacerle perder el equilibro, levantar el otro brazo hacia atrás y golpearlo tres veces seguidas con el codo sobre la mandíbula, dejándosela ya lo suficientemente herida para empezar a sangrar por la boca, mientras con el brazo herido se las arreglaba para quitarle de su mismo cinturón, y tirar una esfera que hizo explotar entre ellos, pero él alcanzó a tomarla del brazo torcido y no la dejó ir mientras se expandía la cortina que explotó de la esfera, siendo que ésta contenía gas. Sin poder ver ni respirar, Bonbon se resistía a ceder a él y le daba pelea.
No importaba el género. El tamaño. La edad. No era cuestión de fuerza, sino de agilidad, pensar rápido...de usar tus "herramientas" necesarias.
Entonces Bonbon sintió unos brazos enroscarse por detrás de ella, impidiéndole continuar la lucha, pero se dejó, porque su cuerpo, su ser, su conciencia, reconocía como una parte de ella misma esa intromisión, y cedió a ser halada con fuerza rápida hacia atrás, separándola violenta de su atacante, pero haciéndole emitir cierto jadeo de dolor ante su brazo torcido. Sin embargo no era impedimento. Salieron de donde estaba el gas y sincronizadas, Golden y ella levantaron a la otra atacante, que tenía ahora la tira metálica enredada en sus muñecas, y la lanzaron hacia donde estaba la cortina de gas, esperando el malentendido y sí, se sonrieron cuando su propia pareja atacaba a la suya por confundirla con Bonbon.
Sin esperar a nada, salieron de allí por el ascensor, ardiéndoles las vistas y el pecho provocado por el gas, así como el latir loco del brazo izquierdo de Bonbon por la torcedura, pero apenas se inmutaban a algo. Habían recibido golpes muchísimos peores. Casi se quejaban de la facilidad de este encuentro. Aunque a juzgar de todo, ellos parecían cansados ya. Eso pasa cuando lidian por su parte la misión, no en equipo. Entonces Bonbon sacó un celular de tapa y color negro de su bolsillo y marcó al único número, lo puso en altavoz y en medio de ellas.
-Ése eran los últimos que quedaban en el contrareloj- avisó su Superior apenas contestó-. Ustedes fueron la pareja que aprobaron este simulacro. Pero...Sweetie Drops- llamó la atención y la joven del cabello bicolor sintió helarse la sangre -. Estabas distraída.
-Lo sé, Superior.
-No puedes distraerte.
-Lo sé, Superior.
-¿Qué te ocurre?
-Yo...-dudaba en responder, mirando a su pareja, quien también miraba con cierto reproche por su distracción, pero a la vez, con empatía -...cosas de Bonbon.
-Sweetie...- soltó con un suspiro, mostrándose contrariado-...es tu vida falsa- recordó con voz seca, lo que tensó el ambiente de ellas -. No tiene por qué afectarte. Todo lo relacionado con Bonbon es sólo un montaje y no, ¿Me escuchas? no debe por qué afectarte. Estás con un pie adentro en la Agencia para terminar de ser una agente profesional ¿Y debo repetírtelo?-reclamó con la voz más acelerada y dura.
-No- contestó con firmeza -, yo lo sé, Superior.
-Entonces que sea la última vez que lo repita.
-Lo será, confíe en mí.
-Y lo hago- relajó más su voz -. Vayan a casa.
-Gracias, Superior- corearon ambas para cerrar la llamada.
- Tú no te distraes en las misiones- exclamó sin rodeos la pelinaranja, con acusación -. Sweetie, ¿Qué pasa?
-¿Es momento?
-Lo es si vas andar molestando al Superior y obvio, yo salvándote el trasero.
-No necesitaba tu...
-¿Qué te ocurre?- insistió perdiendo la serenidad y con exigencia -. Escúpelo de una vez, Drops.
Bonbon le torció los ojos y bajó la mirada. Sabía que Golden se tomaba muchísimo más en serio su papel de agente y le enojaba que le llamaran la atención. No aguantaba fallar, aunque no fue ella quien falló, le molestaba las fallas. Bonbon endureció la barbilla, moviéndola de lado a lado.
-Me peleé con Cherry- se limitó en decir mientras levantaba la cabeza y mirar esa sonrisa burlona de Golden, más relajada al oírla.
-Su primera pelea fuerte, ¿no?- preguntó para molestarla -. ¿No es eso tierno?
-No- contestó con esa seriedad sobándose el brazo, viendo los números que se encendían sobre las puertas del ascensor mientras bajaban de piso en piso -. No lo es.
Golden levantó ambas cejas, asintiendo, mordiéndose el labio, esperando.
-¿Me dirás lo que sucedió?
-Hizo una escena de celos y tú sabes como soy- contestó cortante, mirándola con el ceño fruncido.
-Sí, sé cómo eres- exclamó con obviedad para negar con la cabeza -. La dureza del mundo termina de absorber lo que queda del bueno- habló para colocarse frente a ella y quitarle la mano con la que se acariciaba el brazo, siendo ella quien continuara el masaje -. Algunos se preguntan, cómo disfrutar de las cosas buenas, sabiendo cuanta dureza existe, y eso lo sabemos tú y yo de antemano- sonrió un poco con la mirada sobre sus ojos -. Y "Carrot Top" representa ese deseado lado bueno, el lado que todos queremos pero sólo es eso, una realidad parcial, porque existe otra verdad, otra que otros más lo quieren, el crudo, el oscuro- entrecerró los ojos -. Pero, cuando pasan realmente cosas buenas siendo Carrot...destella con fuerza lo que vive Golden, por eso disfruto tanto esos banales y divertidos momentos cuando soy Carrot Top así que, no es que finja, realmente disfruto lo que puedo ese lado del mundo antes de enfrentarme al otro, como Golden- miró a Bonbon, quien mantenía característica seriedad pero escuchándola con atención -. Así como tú empezaste a disfrutar mejor cuando nos transfirieron a Canterlot High bajo la identidad falsa. La vida que elegimos es dolorosa y dura, pero necesaria, para que no expanda su intoxicación a ese lado bueno que tanto queremos disfrutar sin que se infiltre la dura realidad de su otro lado.
-¿Por qué me dices todo eso?- escupió reteniendo un suspiro.
-Para que disfrutes con más pasión lo bueno que tienes como Bonbon, Sweetie.
-¿Qué...?
-¿Te has dado cuenta de un patrón?- le interrumpió -. Sabes que te conozco más de lo que crees, como tú a mí. Hasta siento que yo te parí- rió y Bonbon gruñó.
-¡Ay, pero qué metáforas las tuyas!
-Puedes ser una pesada- continuó -, sin embargo, ¿Has visto con la gente que te rodea siendo Bonbon? ¿Derpy, Lyra, Lulamoon, y tienes de pareja a Cherry? Todas, o son alegres, extrovertidas, risueñas, cariñosas o te hacen reír. Y eso que no menciono al resto, a Whooves, Las Rainbooms, y no tienes nada en contra de nadie del alumnado, te importan, que los ignores es diferente...te gusta Canterlot High aunque no lo expreses.
-Me hace feliz- dijo a media voz.
-Eso...- dijo -. O representa el lado bueno del mundo que vamos a proteger. Sabes que lo veo todo, he estudiado a cada estudiante desde mi llegada y veo, que esa dureza que debe mantener Sweetie Drops, dejas que se infiltre en tu falsa vida como Bonbon- negó con la cabeza -. Ya no lo hagas.
-Golden...- suspiró sacudiendo la cabeza con los ojos cerrados-. No entiendo...
-Claro que no- suspiró -. Aún te falta aprender que querer y expresar ese cariño, no te hace débil. Detesto a Applejack por tener la atención de Thunderlane pero...seamos realistas...pueden querer a Carrot Top pero... ¿Alguien querría a Golden Harvest?
-Yo lo haría- le sonrió de lado y Golden expandió la suya.
-Gracias...pero no le doy a ese bando.
-¿Te he dicho que eres insoportable?
-Más de lo que imaginas- se burló sonriéndole anchamente -. Disfruta ser Bonbon, Sweetie, es parte de tener esa falsa identidad. Nuestras reglas, ¿recuerdas?- avisó -. Ve y has lo que te haga feliz. No seas tan dura con tus amigos, exprésales más seguido cómo te hace feliz su amistad, deja de ser tan fría con la gente, y por supuesto, ve y hazle el amor a tu pareja en vez de estar peleando.
-No tienes remedio- farfulló incómoda bajando la mirada pero soltó una sola risa para hacer a un lado la boca, devolviéndole la mirada -. Gracias, Golden.
-Oh...es un placer, Bonbon- contestó con la suave voz que usa como Carrot, jugando con su cabello y parpadeándole, para ambas soltar una misma sonrisa.
...
Twilight caminaba en el castillo de Canterlot con un ánimo que por mucho, contrastaba con el que se fue. Mantenía un firme galope, al igual que una sonrisa alta y sus ojos tan despiertos y vivos a los que estaban antes. Y en su boca...aun podía saborear el dulce y frío sabor de...
*Flashback*
-Creo que no debí aceptar- murmuró Twilight con cejas curvadas caminando con Moon White. -. Debo volver al castillo de inmediato.
-Twilight...necesitas este paseo rápido- replicó con serenidad -. No quería decirlo...pero tienes un aspecto...- se detuvo de hablar al ver las cejas levantadas de Twilight, pero también veía su melena crispada, las bolsas bajo sus ojos. Él entrecerró los ojos rascándose la barbilla para señalarla -...digámoslo así; tienes la palabra "estrés" en mayúscula en toda tu cara.
-¿Y crees que es para menos? Ya te conté lo que...
-Lo sé- le interrumpió con suavidad deteniendo su andar, haciendo que ella también detenga el suyo -. Vamos arreglar esto. No te frustres. Podemos hacer lo siguiente: Vas a ir al castillo y hablarás lo que tengas que hablar, y recolectar todo lo que tienes ahora. Cuando regrese del espejo, yo organizaré mi información y teoría, compartiremos ideas que algo se te puede escapar y puedo captar, como asimismo algo se me puede escapar a mí y tú lo captes. Hallaremos el modo, la forma- le sonrió de lado suavizando un ceño con acusación -. Pero por ahora, date unos minutos para mantener el ánimo que necesitas y no caigas en tus neurosis- cerró los ojos manteniendo la sonrisa y levantó un casco -. ¿Está bien?
Twilight exhaló por la nariz el aire que retenía de aun de la frustración que le quedaba, como expulsándolo enteramente, de alguna forma le contagiaba ese positivismo de Moon White y le devolvió la sonrisa, levantando su casco a la de él para el choque.
-Está bien- acordó compartiendo la sonrisa y continuar su camino, sólo para un par de cuadras más, saber dónde la llevaba. -¿Es en serio?- preguntó la alicornio con una automática sonrisa para lanzar risas.
-Soy un pony de palabra- se defendió llevándose un casco al pecho-. Y aunque lo dudes, un buen perdedor...así que...- animó empezando a galopar hacia la puerta de vidrio del local y se la abrió -...con confianza. Pide la cantidad de helado de vainilla que quieras.
-¡No me lo pidas dos veces!- exclamó risueña mientras pasaba por su lado para ingresar a la heladería.
-¡Princesa Twilight Sparkle!- reconoció enseguida la unicornio que atendía en la Caja, de pelaje verde, pecas en pómulos y sobre la nariz, melena dorada y ojos del mismo color. Su Cutie Mark era un cono con tres bolas de helado. El resto de ponies que comían se limitaron en posar sus ojos en ella y hablar entre sí, entusiasmados -. ¡Es un honor! ¡Bienvenida, bienvenida a Froosty Ice Cream! ¡Oh, por Celestia! ¡Hermana!- gritó hacia el fondo, donde se asomó una unicornio igual a ella, sólo que no tenía pecas y su Cutie Mark era de una jarabe de fresa que caía. Eran gemelas. -. ¡¿Adivina qué Princesa está aquí?!
-¡Princesa Twilight Sparkle! -decía acercándose de prisa, para ensanchar la sonrisa -. ¡No puede ser, no puede ser! ¡Al fin puedo conocerla personalmente! ¡Soy su más grande admiradora! ¡Me siento tan honrada de que haya venido a consumir de nuestras especialidades heladas!
-Ahm...de nada...-contestó arrugando un poco la frente, avergonzada.
-¡Ay! ¿Pero no es un ternurita? El cómo se encoge y se avergüenza ¡Es tan modesta!- celebró.
-Dígame, ¿Qué sabor desea?- preguntó la pecosa manteniendo el entusiasmo.
-Sin duda si la ven comer ese helado, ¡Todos querrán hacerlo también, como el vestido de Miss Rarity! ¡Oh, por todos los cascos, es que se veía tan divina! ¡Compré dos!- exclamó la otra llevándose ambos cascos alrededor de su cara conteniendo emoción y con su hermana se dieron una risita cómplice en acuerdo.
-Ah...pues...-decía, hundida más en la vergüenza para mirar de reojo a Moon White, a quien se lo imaginaría incómodo por la exagerada atención, pero lo encontró que se mantenía en silencio con una sonrisa divertida, mirando todo el show, o más bien esos ojos grises risueños la miraban precisamente a ella, entretenido, viendo su típica reacción de mostrar sencillez en momentos así. Twilight dejó bajar las orejas y sintió que las palabras se le atascaban en la garganta para regresar la mirada a la vendedora -...va-vainilla. Un sencillo cono, cono de vaini-vainilla- pidió para aclarar la garganta de lo que sea que se le atravesó y volteó enteramente la cabeza hacia él -. ¿Y tú?
-¿Yo?- preguntó deshaciendo la expresión de la mirada para levantar un poco la cabeza, como volviendo en sí-. No qui...
-No comeré sola- insistió -. Pedí mi favorito- acusó con una sonrisa -. Ahora pide el tuyo.
-Va. De acuerdo- accedió sin dejarse de rogar más y con media sonrisa miró a la vendedora -. Un cono asimismo, por favor. De Menta granizada.
-¿Menta? ¿Es tu favorito?
-Oye, yo no critiqué que el tuyo fuese el de vainilla.
-Es que el helado de menta...- sacudió la cabeza -...me sabe a pasta dental frío.
-...- se la quedó mirando con incredulidad y le levantó la ceja. -. ¿En serio, Twilight? ¿Pasta dental frío? ¿Lo dice quien tiene de helado favorito el más clásico pero que quedó relegado?
-No es tan relegado.
-Bueno, para mí lo es. No lo como hace años.
-Pues...no por eso tiene que ser relegado. No tienes la última palabra.
-¿Contigo? Muy escasas- admitió con ese buen humor, dibujando una suave sonrisa, desviando la mirada hacia la vendedora que estiraba el cono de vainilla que Twilight tomó con su magia.
Teniendo ambos sus conos, detuvieron una carretela que recogía pasajeros, que es un carruaje abierto para dos pasajeros, para llevarla al castillo.
A medio camino, Moon White la convenció de darle una segunda oportunidad al helado de menta. Al menos este tenía trocitos de chocolate. Mientras ella saboreaba, él se burlaba diciendo que sería el colmo que le salga en que sabría a pasta dental frío...con chocolate. Para esto, Twilight levitó su helado, para que también le diera otra oportunidad al de vainilla. ¿Veredicto?
-La menta no es está tan mal después de todo...al menos este...sabe diferente...- decía ella aun moviendo la lengua en su paladar -...es un poco pungente pero es fresco...es suavemente picante, pero se mantiene dulce...
-Lo mismo digo, con la vainilla...es sencilla pero...tiene su encanto...es dulce, sutil pero concentrado...y se mezcló bien con el sabor a menta que tenía.
-A mí también, la menta se mezcló con el sabor a vainilla que tenía- agregó, para mirarlo y percatarse del rostro reflexivo de Moon White, que mantenía la mirada hacia su cono para después mirarla con los ojos suavizados, con un bonita expresión pero asimismo algo distraídos, de lo que pensaba también.
-¿Y no crees que hacen una buena combinación?
Por alguna razón, las orejas de Twilight se movieron hacia atrás ante la pregunta. Moon White levantó la mirada hacia ellas y se le salió una sonrisa, como si ese simplemente movimiento le divertía ver, para regresar su mirada hacia ella, manteniendo esa sonrisa que levantaba sus pómulos y le hacían ver el color gris de sus ojos más brillantes, como un par de lunas que se posaban en ella para bañarla con su mágica luz, mientras su oscura melena revoloteaba por el aire, dándole un rara necesidad de acomodársela ella misma.
-Eso...creo- respondió con hilo de voz y el parpadear lento-. Sí".
Twilight había detenido su andar, en medio pasillo, con la frente arrugada, ¿en serio se referían a los helados?
-¡Twilight!- la interrumpió el pensamiento la voz de Pinkie Pie brincando hacia ella. -. ¡Qué bien que no tardaste demasiado! ¡La Princesa Celestia le urge hablar contigo!
-Ya me lo esperaba. De todas formas teníamos una charla pendiente- comentó tomando aire y expulsándolo con suavidad, para no perder la postura y firmeza que debía mantener.
Apenas puesto un casco en la Sala de Tronos, Twilight no pudo evitar ablandar un poco el rostro de asombro al tomarla desprevenida la seriedad con la que expresaba el rostro de su antigua maestra. Celestia la miró llegar desde su trono y se irguió. Twilight aún estaba incrédula de aquella posición que la Princesa del Sol estaba poniendo frente a ella. No la había visto así desde que tuvo su ataque de neurosis y lavó el cerebro de todo Ponyville con tal de aprender una lección de amistad.
-Twilight- dijo apenas la vio frente a ella -. Lo siento. Pero tendré que declinar a que Sunset Shimmer esté bajo tu tutela.
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