
Capítulo 3: La chica de negro.
―Lucía, por favor, bajá el volumen ―Lizzy le pidió a su hermana menor de 15 años.
―Ay, ni que estuviera fuerte ―Se quejó la adolescente―. Además, es Shawn, él es el que está fuer...
―Sea quien sea, con Pilar necesitamos estudiar ―sostuvo la mayor―. Así que te lo pido por última vez: bajá el volumen.
―¡No las soporto! ―Llorisqueó pero no tuvo más opción que buscar sus audífonos y escuchar para ella misma.
Lucía Ángelo es una adolescente caprichosa y algo aniñada, que suele pensar solo en ella misma. Al contrario de sus hermanas mayores, Lulú, como le gusta que le digan, busca beneficiarse constantemente de todo. ¿Conocen aquel famoso dicho "la culpa no la tiene el chancho, sino quien le da de comer"? Podría decirse que se aplica perfectamente para ella, ya que su carácter es así, gracias a que la madre le ha cumplido cada uno de sus caprichos y sus límites fueron claramente escasos, al punto de preguntarse si realmente alguna vez los tuvo. La última hazaña que hizo fue lograr una increíble fiesta de quince años, donde entró con un vestido de princesa, después de haberla llevado una limusina rosa. El salón era más grande de lo que necesitaban y la lista de invitados era tan amplia que ella misma ni conocía a la mitad. Todo esto avalado por su madre, que repetía constantemente que aquella fiesta debía ser la mejor del vecindario... y lo fue. Sin embargo, habían quedado endeudados hasta el cuello.
―Lulú, no te enojes con nosotras, sabés bien nuestra situación ―expuso Elizabeth―. Además, ya es tarde, tendrías que ponerte a estudiar vos también o a descansar.
―Seré la menor, pero yo no soy tonta, ¿sí? Voy a estudiar, pero voy a atrapar al primer chico adinerado que vea para dejar de hacerlo ―soltó orgullosa de su extraña decisión―. Yo no nací demasiado bonita como para estudiar. Pilar es una tonta que siendo la más hermosa de las tres, no lo aprovecha.
Pilar, que llegó justo para escuchar la respuesta de su hermana menor, miró a Lizzy sin poder creer lo que una niña de 15 años pensara de tal manera, y más que esa muchacha fuera su hermana menor. Lizzy también miró a Pilar y no supieron qué responderle a la menor. Por lo que cerraron la puerta de la habitación y caminaron hasta la suya en silencio, pero con un malestar estomacal que no se lo produjo ninguna comida, sino que las palabras tan incoherentes y vacías de Lucía.
―Ay, Lizzy querida, no sé qué haremos con Lucía ―dijo Pilar al llegar ambas a la habitación. Se sentó sobre su cama y sostuvo una de sus almohadas―. ¿Escuchaste lo que dijo?
―Es que no podemos hacer nada si mamá no lo hace, y decirle a papá es preocuparlo más, ya bastante tiene con que esté trabajando todo el día ―respondió agobiada―. Lo que nos resta es tratar de cuidarla mientras podamos. Pero cambiemos de tema, hoy tuve un día demasiado largo y no quiero terminar hablando de problemas...
No pudo evitar recordarse a ella misma esperando en la sala 25 desde las nueve de la mañana hasta que casi se hicieron las once. Se repitió que en Cardenal son todos iguales, su único interés es el dinero y el manejo de la empresa que heredarán. Todo allá se trata de apellidos, cuántas propiedades tiene la familia y los lugares donde suelen vacacionar o pasar los fines de semana. Muchos ni estudian siquiera, porque el dinero beneficia a la universidad y terminan pagando sus títulos. En ese lapso de espera se sintió una tonta por pensar que William Darcy sería capaz de ayudarla después de enterarse sobre su beca. Todo lo contrario, cuando fue a la primera clase, lo vio allí hablando desinteresadamente con una chica y un chico que nunca vio. Sí, ambos cruzaron miradas, pero la de él era altiva con una pizca de menosprecio, que le provocó alejarse de él y tomar asiento frente a todos.
Las horas siguieron de la misma forma, incluso en varias oportunidades se cruzaron en los pasillos y otras clases, pero él hacía de cuenta que ella no existía. No obstante, lo bueno era que ella no lo había mirado nuevamente y se limitaba a hablar con Pilar y Charlotte, quienes la distrajeron charlando constantemente sobre la fiesta de comienzo de semestre. No es que ella sea capaz de asistir, es una completa locura, pero su hermana y amiga son parte del comité que se encargará de decorar el salón de eventos de uno de los hoteles más prestigiosos de Córdoba. ¿Qué si se haría en la Universidad? Estamos hablando de Cardenal, los alumnos querían lo más exclusivo de lo exclusivo, por ende, donde estudian siempre no se encuentra dentro de las opciones.
―Tenés razón, mañana será otro día largo, pero en realidad quiero saber cómo estás vos, te vi algo apagada durante todo el día, algo extraño cuando ayer tenía un no sé qué en la mirada ―cuestionó Pilar.
―Oh, nada de qué preocuparse, es solo mi canción ―mintió. Sus intenciones son hacer de cuenta que aquella mañana y su conexión con Darcy nunca sucedió―. Pero no hablemos de mí, por favor, quiero saber si ya terminaste de ultimar todos los detalles para mañana.
―¡Sí! ―Pilar chilló de alivio y se terminó tirando a la cama―. Fuimos al hotel y todo quedó perfecto. Es increíble lo que se gastó en esta fiesta, Lizzy, con tan solo la mitad del dinero, nuestras deudas...
―Eso no importa, qué bueno que terminaste todo. Quiero ver las fotos después ―Le dijo Lizzy.
―¿Cómo que fotos? ―cuestionó Pilar.
―Si sabés que no voy a ir.
―¿No puedo persuadirte para que vengas conmigo? ―Pili volvió a sentarse―. Por favor, la verdad es que tu compañía me hará mucha falta, rodeada de todos ellos.
―Ellos te adoran, estoy segura que solo sería una carga para que vayas conmigo de acá para allá.
―¡Para nada! Todo lo contrario, quiero que mi hermana y mejor amiga esté allá, es la única que me interesa ―Le dice Pilar.
―Dios, ¡Pilar! No puedo creer que me muestres tus sentimientos tan a fondo, esto sucede cada mil años y estoy segura que es porque querés convencerme a toda cosa ―espeta Elizabeth.
―Me descubriste, pero sabés que todo es verdad ―Pilar le hizo un puchero.
―No tengo un vestido como la gente, bueno, como los de ellos ―siseó Lizzy.
―Eso tiene solución ―Pili sonrió y se puso de pie para ir hasta el ropero y sacar dos grandes bolsas que claramente ocultaban dos vestidos.
Ella les quitó el cobertor y Elizabeth vislumbró dos de los vestidos más hermosos que alguna vez pudo observar. El que más le gustaba, era el rojo con un corte a la cintura y encaje en las mangas. Pero el pensamiento que la desvió de seguir admirándolos, fue al preguntarse cómo había conseguido Pilar aquellas prendas de alta costura.
―Pilar...
―Antes que nada, quiero contarte que todo es gracias a Charlotte ―Su hermana se apresuró a decir―. Yo también me negué, es más, iba a llevar el mismo vestido que usé en los quince de Lulú, pero Lotti no iba a aceptar un no como respuesta.
Charlotte es la única persona no becada que habla con ella, sin importar que la vean los demás, es más, Lizzy sospecha que es por eso que no es tan sociable con los demás alumnos. Sin embargo, no es por eso que ella se junta con las hermanas Ángelo, sino porque quiere amistades verdaderas y no que te critiquen cuando no estás presente. Lotti tiene esa manía de que cuando algo se le mete en la cabeza, hará hasta lo imposible por lograrlo, y estos vestidos son la prueba de ello: quiere que ambas asistan a la fiesta de bienvenida.
―Acepto ir, pero si me siento muy incómoda o la paso mal, me voy ―Elizabeth le advirtió a su hermana.
―Trato hecho ―respondió Pilar con una sonrisa de oreja a oreja.
El salón exclusivo para eventos importantes del hotel Luxor, estaba impecable de esquina a esquina. Los espejos grandes daban la sensación de amplitud y los candelabros de cristal en las paredes, te llevaban al mismísimo palacio de Versalles. Casi todos los invitados de la fiesta de bienvenida ya habían llegado, y a pesar de que los chicos estaban elegantes, toda la admiración, los halagos, incluso la envidia, la provocaban las chicas con sus vestidos de diseñador que buscaban opacar el de su compañera. ¿Para qué ver los premios Oscars, si Luxor era el vivo retrato de ellos? Incluso hasta mejor, porque ni la alfombra roja faltó. Los periodistas hacían fila para sacar fotografías y hacerles notas a los herederos que asistían en la fiesta. Al día siguiente es normal encontrar las revistas, diarios, portales de internet y programas de televisión, abarrotados por el gran evento de Cardenal.
Charles Bingley, el heredero de Bingley entertainment, la productora de música, películas y series más importante de Europa, se encontraba caminando por la alfombra roja junto a su hermana melliza Caroline Bingley y su mejor amigo William Darcy. A diferencia de su hermana, Charles es de corazón sencillo y no busca estar rodeado todo el tiempo por aquellas excentricidades de las cuales están acostumbrados. Le pareció perfecto y una agradable oportunidad el elegir estudiar su segundo año de Licenciatura en Música en el Cardenal de Argentina, a diferencia de Caroline que deseaba ir al Cardenal de Francia y Darcy, que deseaba quedarse en casa con su pequeña hermana Georgiana y no estar en la otra punta del mundo como en este preciso momento.
―Wow... veo el empeño que le pusieron a la fiesta ―ostenta Charles apenas ingresaron dentro del salón.
―Debo confesar que me sorprende, hasta parece el palacio de Versalles, pero claro, no es nada más que imitación ―respondió la ponzoñosa lengua de Carolina.
―La verdad es que el decorado me es irrelevante, mi intención no era estar aquí ―Se limita a decir Will.
―Hermano, ¿qué ibas a hacer encerrado en casa? Estás en otro país, es tu oportunidad de conocer gente nueva y agradable. ¡Disfruta este tiempo!
―Sí, Charles, como digas ―respondió de manera taciturna. La verdad es que no sabía ni por qué fue persuadido de aquella manera para terminar en una fiesta como esta. La verdad, es que es la demasiada estima que le tiene a su mejor amigo.
―Si no quieres hablar con nadie, yo estoy dispuesta de hacerte compañía durante toda la velada ―Le susurró Caroline al oído, sin que Charles escuchara.
Otra vez uno de los reiterados movimientos de Caroline para tratar de impresionar a Will. Él es consciente de que ella lleva demasiado tiempo atraída hacia él, no cree que sea enamoramiento, porque ella ha tenido sus conquistas, pero que ha tratado de convertirlo en uno de ellas, lo ha tratado por años e incontables veces. Mas no hay manera de que él pueda sentir algo por la hermana de su amigo.
―Te lo agradezco Lonie, pero disfruta de la velada, de mi parte no obtendrán más que monosílabos y comentarios vacíos ―expuso Darcy, a lo que ella no supo qué responder.
―¡Allí está! ―espetó Charles ganando la atención de su amigo y hermana―. Díganme si no es la muchacha más hermosa que han visto en sus vidas.
Ambos vieron hacia donde Charles miraba y tres chicas se encontraban hablando y sonriendo. A la más alta, Charles la había visto cuando entró al aula con una sonrisa y saludando a todos. Desde ese momento no pudo parar de mirarla y pensar en ella, pero no había tenido la oportunidad de presentarse hasta ahora. Hoy es la ocasión perfecta, pensaba él, es una fiesta y las personas pueden conocerse en ella, también bailar y pasar un buen momento. ¿Qué lo detenía? Nada. Después de todo, jamás había visto a una chica tan preciosa como ella y no era tan tonto como para desperdiciar la oportunidad de hablarle.
―¿Cuál de ellas? ―inquirió William, examinando a la muchacha que llevaba puesto un vestido rojo.
―No importa cuál, Will, las tres no me parecen lo suficientemente bonitas ―alegó Lonie.
―La chica de negro ―Se apresuró a decir Charles―. ¡Vamos! Acompáñenme a presentarme.
Caroline gruñó y Darcy no supo cómo actuar, pero lo siguió de todas formas.
Mientras se acercaban a las muchachas, iban siendo saludados e invitados a pasar tiempo con otros compañeros. Desde que llegaron les llovía invitaciones de todo tipo, de las cuales declinaban a muchas con la excusa de que todavía están asentándose en la provincia y por varios días no podrán acudir a otros lugares que no fuera la universidad.
A diferencia de los alumnos de intercambio, las hermanas Ángelo y su amiga Charlotte, se encontraban hablando de la competencia de vestidos de alta costura que se había desatado y de la manera en que se miraba cada dama de la habitación. Además, estaban complacidas de cómo quedó decorado el lugar, la idea fue de Pilar, que a pesar de no ser del rango social de los demás alumnos, sabe muy bien cómo quieren que sus eventos se organicen: excentricidad, exclusividad y no escatimar con los gastos.
Las tres estaban tan distraídas que no se dieron cuenta de que dos chicos y una chica se acercaban a ellas, así que la sorpresa de ver quiénes las saludaban, fue enorme, especialmente para Elizabeth Ángelo.
―Señoritas, perdonen mi interrupción ―dijo Charles con una sonrisa de lo más cortés―. Quería presentarme con ustedes: mi nombre es Charles Bingley, ella es mi hermana Caroline y mi buen amigo William Darcy.
Las tres, al ser muy educadas, saludaron a sus nuevos compañeros con una sonrisa discreta y amable. Especialmente Lizzy, que cruzó notables miradas con un Will que al parecer no poseía el don de disimular, sin embargo, ella optó por desviar su vista hacia el simpático Charles, que les hablaba a las tres, pero con evidentes intenciones de conquistar a Pilar.
―Hola, mi nombre es Pilar Ángelo, ella es mi hermana Elizabeth Ángelo y nuestra amiga Charlotte Lucas ―Se presentó una nerviosa Pilar, que no podía dejar de ver hacia los ojos más tiernos y lindos que vio en su vida―. Es... es...
Sus palabras no le salían, así que su hermana tuvo que auxiliarla:
―Es un gusto conocerlos ―habló Lizzy―. ¿Qué tal les está pareciendo el decorado del hotel?
―Oh, de lo más espectacular, incluso hasta podría visualizar al Rey Luis XIV aquí mismo ―contestó Charles.
―Eso es el mejor cumplido que podrías haberle dicho a mi hermana, ya que Pilar es la mente creativa de todo esto ―expuso Elizabeth.
―Exacto, todo lo que vemos no podría haber salido bien si Pili no se encargaba ―aportó Charlotte.
―Wow, felicidades, eres asombrosa ―señaló Bingley―. Me quedé absolutamente fascinado.
Todos los presentes, menos Pilar, notaron el doble significado de aquellas últimas palabras.
―Muchas gracias ―Pilar apenas sonrió de los nervios y porque no podía evitar que su timidez salga a flote frente al primer chico que le gusta en años.
La verdad, era raro que un chico como él esté coqueteando con ella. Sí, a pesar de que ella es humilde de corazón, Pilar sabe que es bonita, todos se lo dicen regularmente, pero los chicos de Cardenal no se relacionan con ella más allá de una amistad porque saben la posición social en la que se encuentra. No es bueno llevar a casa una novia que no tiene una gran empresa por heredar, por el contrario, su padre es enfermero y su madre profesora de Música en una escuela pública. No, acá no importa si sos o no una buena persona, sin apellidos o títulos importantes, no sos una buena candidata.
Justo cuando Charles iba a aportar otras palabras, la música de bienvenida cambia gracias al DJ que aparece casi de la nada, ganándose la sorpresa y la agitación de todos. Porque a pesar de ser jóvenes elegantes, siguen siendo jóvenes que aman la música electrónica y bailar. Pilar sonríe ante la emoción de los invitados, lo cual es una ventaja para Bingley que la sabe aprovechar.
―Pilar, ¿te gustaría bailar conmigo? ―Le propuso Charles.
Ella, que no salía de su asombro, solo pudo asentir con la cabeza y regalarle una sonrisa. Después de esto, la pareja se va dejando al pequeño grupo de desconocidos que no tienen la intención de hablarse los unos a los otros.
―¿No le gusta bailar, William? ―Charlotte le preguntó a Darcy, que no sacaba sus ojos de la muchacha que lo ignoraba por completo, mientras contemplaba a su hermana bailar con Bingley.
―No si puedo evitarlo ―respondió al salir de su trance.
Darcy se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se llamó a sí mismo un imprudente. ¿Cómo podía mirar a una chica como ella? No solo eso, ¿cómo pudo dejar que su mejor amigo bailara con una muchacha como Pilar? Ambas eran becadas y sabía muy bien que las personas becadas no son las mejores para mantener una amistad verdadera y solo buscan beneficiarse del resto. Así que, sin decir una sola palabra, se fue hacia otro lado del salón para evitar volver a encontrarse con Lizzy y su precioso vestido rojo.
BUENAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSS.
Para quienes leyeron OyP, estas escenas últimas escenas se les hicieron hiper conocidas 7u7. Falta más de la fiesta así que imagínenseeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee.
¿Cómo están?
¿Les gustó el capítulo?
Quiero hacerles una pregunta:
Mi intención que esta historia tenga un plus juvenil, pero otro plus de era victoriana, ya que hablamos de una historia que surgió en aquel contexto.
¿Se está notando? Trato de que sea casual y que puedan entenderlo sobre todo.
Espero que hayan pasado un buen momento leyéndomeeeeeeee.
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS por todo. Y si les gustó, no olviden votar, comentar y compartir esta historia.
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