Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Día... raro.

Siempre llego un poquitín tarde para esto de los cumpleaños, técnicamente ya pasó pero igual voy a saludar a una lectora que hace como dos horas todavía estaba de cumpleaños. Gise, espero que hayas tenido un lindo día y acá está mi regalo, dedicado para vos por ser una estupenda persona que sigue esta locura mía de escribir. Es un gusto tenerte del otro lado y leer tus comentarios, saber que te lo pasas bien y bueno... todo eso. Espero que hayas guardado algo de pastel para compartir, yo siempre estoy dispuesta a comer cosas dulces xDD Saludotes ^^

                                                        Día… raro.

Es increíble como los pensamientos negativos pueden llegar a joder la mente más sensata. No que esté hablando de mi mente, porque ¡vamos! Ese barco ya zarpó hace mucho tiempo, hasta dudo de que alguna vez haya estado en puerto. Pero lo relevante aquí es saber el momento preciso en que mi mente comenzó a arrojar malas ideas; ideas tales como necesidad de ir al baño, necesidad de Salvador, necesidad de rascar la pierna enyesada… etc, etc.

Miré la puerta de la habitación abierta, esperando que mágicamente me trasladara al piso inferior cerca de Cher, de Salvador y Arthur… aunque, a decir verdad no es como si Arthur no estuviese allí conmigo. O sea él estaba donde yo quisiera imaginarlo, ¿cierto? ¡¿Entonces por qué rayos no estaba atrapado conmigo en la habitación del payaso?!

—¡¡Cameron!!

No me gustaba estar sola, me inventé personas imaginarias para evitar eso. Y ahora mis amigos estaban a un piso de distancia, incapaz de subir porque mi imaginación no les había dado piernas. Oh…diablos, estaba por llorar. Dios, soy tan ridícula.

—¡¡Cameron Brüner!! —El hijo de su mala madre, no podía dejarme allí todo un fin de semana. Tarde o temprano debía remorderle la conciencia, tarde o temprano se enteraría de que no podía salir de esa cama por mi propio pie—. ¡Hijo de mil puta!

Lo sé, no es correcto insultar a su buena madre sólo porque él fuera un bastardo infeliz. Pero pónganse en mi lugar, Marc no regresaba hasta el lunes. ¿Qué se suponía que haría mientras tanto? Ni siquiera había un teléfono en esa habitación—recuerden todo el asunto de mi madre no creyendo en las llamadas telefónicas—, moriría de inanición hasta que Marc regresara.

—¡Necesito orinar! —No tenía idea a quién le estaba gritando, porque hacía como diez minutos que Cameron se había marchado. Ok, tal vez exagero, pongamos mejor siete minutos.

Pero independientemente de los minutos que habían pasado, realmente, realmente necesitaba orinar. Y para llegar al baño debía lanzarme de la cama y atravesar media habitación, ¿cómo en el nombre de Cristo llegaría hasta allí? Ya me era difícil orinar teniendo a Cher, sin ella era como ponerme frente al Himalaya con los calzones abajo y esperar darle a la cima.

—¡¡¡Cameron!!! —Juro que perdí al menos dos cuerdas vocales en ese grito. Tal vez si me esforzaba lo suficiente algún otro vecino—los Cardozo que vivían a la derecha, por ejemplo—serían capaces de oírme y no lo sé… ¿llamar a los bomberos? (obviemos esa ironía) —. ¡¡Señora, Cardozo!!

La señora Cardozo tendría alrededor de ochenta años y estaba casi segura de que ajustaba su audífono al mínimo para que nadie interrumpiera su siesta, siendo el mediodía esperaba que al menos aún lo tuviese encendido. La esperanza era lo último que se perdía.

—¡Auxilio! —Recurrir a la técnica: por favor me están matando, ¿sería tan amable de llamar a la policía? Es de las que menos recomiendo, pero mearse en la cama de tu madre son cosas que sólo se están permitidas hasta los siete años. Quince, si eres mi primo Calvin y tu madre insiste en llamarte “corazoncito”, acompañarte hasta la escuela de la mano, y besarte delante de cualquier chica que pudiera o no, estar interesada en ti.

Sí, el primo Calvin creo que se llama Adele desde hace unos dos años.

Estaba apunto de soltar otro berrido venido desde lo más profundo de mi negra alma, cuando un cuerpo apareció en el marco de la puerta atorando el grito en mi garganta. Por un segundo tuve todo tipo de pensamientos paranoicos, sobre psicópatas escuchando mi llamado y buscando obtener algo de una mujer desesperada e indefensa. Pero no, no era un psicópata… bueno, no al menos uno oficialmente declarado.

—¿Quieres dejar de gritar como una loca?

Lo miré echando veneno por los ojos, ¿acaso iba a reclamarme algo? ¿Él de entre todas las personas?

—¡Tú me abandonaste! ¿Qué esperabas? ¿Que me pusiera a tejer?

—Pues podrías haber hecho algo útil para variar. —Murmurando obscenidades sobre vaya a saber qué, se acercó a la cama. Tras calibrar lo que fuera que estaba pasando por su cabeza—los pastos del oeste, tal vez—, me tendió una mano.

—¿Qué? —insté indiscutiblemente recelosa.

—Te llevaré abajo —masculló como si le fastidiara tener que decírmelo.

—¡Qué te jodan! —Lo siento, sé que esa no fue la respuesta más inteligente mucho menos con mi vejiga reclamando atención, pero mi boca tenía cerebro propio. Y nadie dijo que fuese un cerebro muy despierto.

—Podrían estar haciéndolo, pero por desgracia tengo que atender a una loca.

Abrí la boca, lo admito, herida en alguna parte interna de mí que todavía era lo bastante humana como para sentirse una carga. Bajé la mirada hacia mi regazo incapaz de soltar una replica mordaz, mi cerebro se encontraba momentáneamente apagado porque al igual que yo, sabía que éramos unos jodidos lunáticos que sólo estaban fastidiando a Cameron, a Marc e incluso a Arthur. En silencio coloqué mi mano sobre la de Cameron, consciente de que no podría salir de esa habitación a no ser que él me ayudara.

—Oh, mierda… —Lo oí sisear entre dientes, un segundo antes de que me alzara el rostro lentamente hacia arriba—. No pongas esa cara, Blue.

Me encogí de hombros escapándome de su contacto, él volvió a mascullar una maldición para luego dejarse caer frente a mí en la cama.

—Lo lamento, no quise decir eso.

—No dijiste nada que no fuese cierto —respondí escuetamente—. ¿Podrías llevarme abajo?

Él me miró por un largo segundo, entonces alzó su mano y corrió el cabello que cubría mis ojos como una cortina, para darme una vacilante sonrisa que murió al instante.

—Diablos, Blue, pensé que estábamos en el mismo nivel. —Se removió incómodo, tomando mi rostro por las mejillas como si intentara forzar a mi boca a responder su gesto—. No quise ir tan lejos, no estaba hablando en serio.

—Claro que lo hacías, sé que lo hacías. Y… y no me importa. —Mi tartamudeo lejos estuvo de convencerlo, pero fue mi patético intento por no parecer débil ante él—. Llévame abajo.   

—¿Podrías insultarme para poder sentirme mejor? En este momento me siento como una basura.

—Como si eso alguna vez te haya importado. —Oh, podía sentirlo regresar—. Siempre fuiste una basura.

¡Sí, señores! Sarcasmo estaba de regreso, sufrí un pequeño lapsus de estupor al no tenerlo cerca.

Cameron sonrió brevemente, deslizando sus manos lejos de mis mejillas. Juro que vi como un peso simbólico se bajaba de sus hombros, no me había dado cuenta que podía importarle un cuerno herirme o no. Nunca le importó.

—¿A dónde te fuiste de todos modos? —reclamé viéndolo ponerse de pie para dar una mirada extrañada a la habitación. Sí, finalmente los colores le habían llegado a la retina.

—A golpear mi bolsa. —Se volvió dándome una media sonrisa socarrona—. Comenzabas a exasperarme, debía sacar algo de presión.

Claro, eso era completamente entendible.

Enarqué una ceja, notando que yo no era la única loca de remate en esa casa, de alguna forma era reconfortante saberlo.

—¿Eres agresivo normalmente?

—Sólo con mi bolsa de boxeo, Blue, no tienes de que preocuparte. —Eso lo dijo mientras ponía sus manos en las caderas y daba una nueva vuelta sobre su eje apreciando el entorno.

—Es post modernismo —le informé, captando su atención.

—¿Pura basura?

—Exacto. —Cameron me sonrió fugazmente, respondiendo a mi propia sonrisa.

Oh, Jesús, ¿qué estaba mal conmigo? ¿Ahora teníamos bromas privadas? Este hombre acababa de abandonarme, gritarme y tratarme como una carga por la cual no podía tener sexo.

—¿Así que estás lista para bajar?

Observé los papales parcialmente diseminados en la cama y el suelo, aún no tenía idea dónde podría haber escondido el testamento mamá. Tratando de pensar como ella casi me causo un retardo mental, por lo que no intentaría volver a ponerme en sus zapatos. Pero ¿qué otro lugar me quedaba? Ella no lo habría escondido en mi habitación, pues… bueno, es mi mamá, jamás tendría esa clase de plan. Entonces mi vista se disparó hacia el armario; recordaba de mi niñez verla colocando cajas sobre el enorme mueble. Era posible que…

—¿Podrías chequear el armario antes?

Cameron frunció el ceño echando una mirada de reojo al armario.

—No creo que eso sea buena idea.

—Pero el testamento puede estar allí.

—Marín, no. —No sé si me sorprendió más el “Marín” o el “no” tajante, fuese lo que fuese no pude más que bufar en respuesta—. No me siento cómodo haciendo esto.

—¿Y por qué crees que me importa tu comodidad?

—Hablo en serio, no quiero hacerlo.

Rodé los ojos, no logrando que aflojara ni un poco su postura.

—Bien —mascullé molesta—. Sí que sabes echar a perder la diversión. —Agité mi mano llamándolo hacia la cama, sintiéndome como la realeza.

Maldita sea, ahora tendría que esperar por Marc para poder hacer otra inspección del cuarto del payaso.

Cameron se acuclilló a mi lado, dándome su espalda como si se tratara de una costumbre de años. No pude evitar soltar una risa y él se volteó sobre el hombro, enarcando las cejas de forma inquisitiva. Negué presionando mis manos sobre sus hombros, para luego pasar mis piernas a cada lado de su cuerpo. La que sí se doblaba fue a parar a su abdomen, mientras que la otra quedó completamente extendida bajo su palma. Cameron se incorporó conmigo en alzas, pero un segundo después volvió a bajar con brusquedad y mi mente automáticamente gritó: ¡Houston, tenemos un problema!

Él soltó una carcajada, cuando mis manos se aferraron en puños a la tela de su camiseta y pensé que pasaría por encima de su cabeza, cuando volvió a erguirse con el mismo movimiento tosco.

—¡Qué fue eso! —exclamé junto a su oído, dándole una cachetada en la nuca.

—Tranquila. —Soltó mi muslo, alcanzándome algo por sobre el hombro y luego se puso en movimiento—. Eres tan dramática, Blue.

—Cierra la boca. —Una vez que mi estomago se asentó tras la subida y bajada de Cameron, pude ver lo que me había dado.

Se trataba de una fotografía, tal vez alguna que había ido a parar al piso luego de mi arrebato con la “basura” de mi madre. Y comprenderán el porque de las comillas, pues definitivamente no calificaría de basura a una fotografía donde yo aparecía.

—¿La viste? —preguntó Cameron en un tono ligeramente cómplice.

Tal vez deben saber que él también estaba en esa fotografía, una versión suya de unos doce años. Una versión que se encontraba a mi lado, posando con los brazos cruzados y mirando de reojo hacia donde estaba yo, abrazando felizmente a Grace.

—Es extraño —musité mordiendo mi labio—. ¿Por qué tiene una foto de nosotros?

—Ni idea.

—Tal vez nos haga vudú, ¿no te arrancó ningún cabello o si?

Él casqueó la lengua como toda respuesta, así que desistí de ir por ese camino. Levanté la imagen hasta la nuca de Cameron, mirando detenidamente a las tres personitas retratadas. Grace sonreía al igual que yo, pero el pequeño Cameron parecía molesto por algo o alguien. Me habría gustado recordar ese día, pero parecía algo tan lejano e irreal.

—¿Te acuerdas de este día?

Él se encogió de hombros debajo de mis manos, por lo que coloqué mi rostro junto al suyo para poder mirarlo mejor. Cameron rodó los ojos al encontrarme tan cerca, pero no me pidió que me apartara.

—Creo que era del cumpleaños de Grace.

—Claro, Grace… —Al pronunciar su nombre en voz alta, algo hizo clic en mi cerebro y me eché hacia atrás desestabilizando ligeramente a mi caballo—. ¿Dónde está Grace? —pregunté casi en un chillido

¿Cómo era posible que hubiese pasado tanto tiempo sin pensar en Grace? ¡Dios! Grace, la única Brüner que valía la pena realmente—su mamá no contaba, porque en teoría no era Brüner—. Y vamos a ser honestos, Tino no calificaba como el mejor de ellos tampoco. Tino, también conocido como Constantino Brüner era el hermano mayor de Cameron. Papá solía llamarlo Constantino el grande, lo cual era jodidamente gracioso porque nunca nadie lo llamaba por su nombre completo sin recibir un puñetazo. Sólo papá tenía esa inmunidad. 

—¿Le dijiste a Grace sobre mi accidente? —continué—. ¿Por qué no me ha visitado? ¿Cameron, le dijiste?

—Cálmate —me espetó algo exasperado, para luego detenerse a medio tramo de la escalera y levantarme con un extraño movimiento de caderas—. No sabe de tu accidente, ella no está aquí.

—¿Dónde está?

Él guardó silencio y lo sentí exhalar claramente debajo de mi cuerpo.

—Mamá y ella se mudaron hace unos años. —Su voz baja y distante—. Grace consiguió una beca en la universidad de Austin…

—¿Texas? —¡Dah! No es como si existiesen muchos Austin con universidades, ¿no? Pero es que era de no creerse, Austin estaba demasiado lejos. ¿Cómo era posible que Grace se hubiese marchado hasta allí?

—Aja…

—No lo sabía.

—No tendrías porque.

Sí, definitivamente esa fue una respuesta hostil. Le había faltado poco para escupirme esas tres palabras. ¿Cuál era su problema? Yo también echaba en falta a Grace, ella no era la clase de persona que sólo se olvida con el tiempo.

—Ok, sé que perdí el…

—No me vengas con tonterías, Blue —me cortó a media frase, girando la cabeza lo suficiente para fulminarme con sus ojos—, no perdiste el contacto. Simplemente te importó un cuerno…

En ese momento llegamos al sofá y por un segundo pensé que me dejaría caer allí como una bolsa de patatas, pero él se limitó a acuclillarse para depositarme con suavidad. Su cuerpo crepitaba debajo de mis manos, por lo que sabía que el acto de tratarme con delicadeza le había costado más de lo que pensaba admitir. Comprendía que estuviese cabreado, Grace era más joven que yo pero eso no quitaba el hecho de que me consideraba una amiga. Luego de la treta de Cameron en la fiesta, fue como si mi rabia por él se extendiese hacia cada Brüner y desgraciadamente opté por ignorar a Grace.

Lo sé, soy una mierda de amiga, no lo mencionen.

—Bien —admití una vez que se volvió hacia mí, mi voz tembló ligeramente pero eso no me detuvo cuando agregué—: ¿Puedes culparme? No es precisamente que se me hiciera fácil ir a buscar a tu hermanita, sabiendo que te podía ver. O salir con ella a cualquier parte, sabiendo que habría fotografías humillantes de mí empapelando cada escaparate. Lo siento, ¿de acuerdo? Tenía diecisiete años y lo que hiciste me enrabió… me dolió.

Ahí estaba, lo había dicho. Llevaba masticando esas palabras desde hacía ocho años, quizá no era el momento de dejarlas salir, quizá tendría que haber utilizado otro catalizador que no fuese Grace. Pero una vez que la chipa ardió, me fue imposible detener la llama (nota completamente aparte, ¿apoco la analogía de la chispa y la llama no es buena? Lo sé, hasta yo me sorprendo a veces).

Cameron pareció desconcertado por medio minuto, al parecer fue el tiempo que le tomó procesar y digerir lo que acababa de soltarle sin aviso. Sus ojos azules recorrieron mi rostro buscando algún indicio de burla, pero por primera vez estaba siendo terriblemente honesta con él. ¿Acaso le costaba tanto comprender que había golpeado mi orgullo aquella noche?

—No… —Suspiró pasándose una mano por el cabello en gesto nervioso—. Supongo que entonces no pensé que eso iba a pasar.

Me sorprendí que pudiera adivinar el curso de mis pensamientos, aunque rápidamente logré apartar esa curiosa sensación.

—¿No? ¿Para qué tomaron la foto entonces?

—¡Demonios, Blue! No sé, simplemente fue un juego… no planeaba que llegara tan lejos…

—Casualmente nunca esperas llegar tan lejos, pero te sigue pasando ¿no?

—Bueno, ¿qué quieres?—medio exclamó, presionando los puños—. Pasó, fue una idiotez que sólo pasó…

—Y debo superarlo, ¿no? —Cameron presionó los ojos en rendijas, quizá recordando aquel arrebato en que me pidió dejar de vivir en el pasado. Y en parte sabía que tenía razón, pero también sabía que merecía una disculpa por todo aquello.

Llámenlo ignorancia, optimismo, o estupidez. Pero quería que se arrepintiera, quería que viera que había incluso arruinado mi amistad con su hermana.

—Creo que deberíamos dejarlo atrás —murmuró al cabo de un tenso silencio—. No puedo cambiar el pasado, está hecho…

—Podrías disculparte al menos. —Creo que esa no la vio venir, pues parpadeó repetidas veces como si acabara de decirle que era un marciano del planeta Melmac.   

—¿Quieres que me disculpe? —Definitivamente estaba sorprendido, ¿es que esperaba pasar por esto con un simple borrón y cuenta nueva?

—Sí.

Bufó, literalmente soltó un bufido que me hizo perder cualquier esperanza de escuchar una disculpa proviniendo de él.

—No voy a disculparme.

—Eres un imbécil. —Ya no sentía ganas de hablar con él, ¿por qué demonios seguía dejándolo entrar a mi casa de todos modos?—. Lárgate de aquí.

—Blue… —comenzó Cameron, pero moví mis manos hacia adelante para detenerlo en seco.

—Nada de Blue, ni un carajo. Si no te vas a disculpar, entonces vete. —Apunté la puerta, ¡bien! La pared que estaba en dirección hacia la puerta, era lo más cercano que podía apuntar—. Largo.

 Cameron suspiró sacudiendo la cabeza, me dio una mirada que parecía preguntar “¿segura?”, así que para que no le cupieran dudas volví a señalar la pared.

—Como sea —masculló esquivando el sofá para dirigirse hacia el pasillo, sentí sus pasos detenerse y a regañadientes lo observé—. No voy a disculparme por algo que quería hacer, yo no tomé la foto sólo te besé.

Y con esas desconcertantes palabras, se marchó nuevamente. A decir verdad no entendí lo que eso significaba, ¿acaso acababa de decirme que no se arrepentía de besarme aquella vez? ¡Mierda! Veía venir otro amigo imaginario para discutir este asunto. 

¡Doble mierda! Acababa de recordar que tenía que orinar aún.  

____________________

Deben saber que escribí todo este capítulo sintiendo muchas ganas de hacer pis xDDD Lamento si eso influenció en el desarrollo, a veces me dejo absorber por todo esto jeje Saludos para todos ^^

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro

Tags: