Capítulo uno
RECONOCIMIENTO
A night that they'd never forget. Touch me, yeah
A Little Death by The Neighbourhood
Febrero, 2013.
Darcy Hall.
—Oh, joder...sí
Las manos del chico estaban por todas partes: mis hombros, mi cuello, hasta llegué a sentirlas en mi trasero, pero no me distraigo con la deliciosa sensación, en cambio me enfoco en quitarle la camisa. Mis manos se dirigen de inmediato a los rosados y duros pezones del chico. El chico gime, jodidamente había gemido cuando empecé a chupar con más fuerza.
Era una jodida subida de ego poder hacer esto con alguien como él: es ridículamente hermoso.
Me deslizo de un pezón al otro y chupo con fuerza, rodeando su pezón con la lengua en movimientos circulares dejándolo hinchado y dolorido. Bajo un poco más colocando mis palmas caliente sobre su abdomen plano, mis manos recorren su cintura para darme cuenta que es atlético. Es hermoso, tan jodidamente hermoso cuando baja la mirada.
— ¿Qué estás...? —susurra entrecortado.
Mis dientes rozan la suave piel del estómago y divisó el momento en que ahoga un gemido bajo y ronco sobre su palma. Vuelvo a hacer lo mismo cerca de su pelvis y esta vez no puede evitar soltar un gemido aún más placentero que el anterior. Muevo mi rostro hasta dar con su ombligo y muerdo un poco, haciendo que sus manos se apoyen con más fuerza sobre la mesita de noche de aspecto barato, sus nudillos quedan por completo blancos.
Es hipnotizante verlo.
— ¿Te gusta?
Podría usar sus gemidos para una nueva canción.
— ¿Puedo chupártela? —pregunta. Joder. Trago grueso cuando mi polla da la respuesta antes que yo.
Me levanto del suelo para ver cómo se arrodilla, antes de que pueda decir algo, sus largos dedos ya están abriendo la bragueta y sacando mi polla. De inmediato, saca un condón y lo envuelve en mi polla. Suspiro, conteniendo cualquier cosa que pueda decir. Sus mejillas se sonrojan cuando alza la vista, sus ojos me tientan por un momento a moler mi polla de forma rápida y dura en su boca, no lo hago, porque quiero que esté cómodo. Saca su pequeña lengua rosada para darle una lamida en la punta, dándome cuenta que estoy muy sensible.
Jadeo, incapaz de siquiera contener el pensamiento de que es bueno en lo que está haciendo. Su boca es estrecha, sintiéndose de maravilla contra mi dolorida polla. Pongo una mano en el cabello del chico, pero no lo impulsó, solo la dejo hay. El chico baja su lengua por toda la extensión de mi pene hasta llegar a mi bolas, tomando una en su boca y succionando con agilidad, para después dejarlas salir con un morboso sonido antes de atraparlas de nuevo.
No puedo contenerme, no cuando se empeña en torturarme: mueve su boca a los lados de mi polla, pero no se digna a volver a chuparlo. Puedo sentir mi pecho agitarse por el calor de esa hermosa boca. Lo atraigo usando como agarre su cabello para que vuelva a engullir. El chico gruñó haciendo que su garganta vibre, dando una sensación increíble bajo su manto, presiona la vena de mi pene contra la lengua para mover su lengua en círculos.
Sube la vista para volver a hacer el movimiento.
Es un maldito descarado.
Agarro su cabello con una mano para buscar alguna expresión de desagrado en el gesto, pero no encuentro ninguno. Sigo con lo que hago para guiar sus movimientos haciendo que sean más profundos, viéndolo todo el tiempo por si necesita parar. El chico corresponde el movimiento y vuelve sus movimiento más fluidos, mientras la saliva empieza a escurrir de la comisura de sus labios y sus ojos se cristalizan por la presión, creando una imagen erótica y seductora.
Saco mi pene de la cálida boca para darme cuenta como vuelve a erguirse, respirando pesado cerca de mi pene. Vuelve a inclinarse y a chupar con rigidez, haciendo que cada lamida sea más placentera y cálida. Lame cada pedazo dejándola rojiza e hinchada.
—Te ves hermoso —declaró.
Traga grueso, y aunque quiera sentirme avergonzado no puedo. No tengo tiempo para la vergüenza. Eso una verdad, es tan cierta como las ganas que tengo de besarlo justo ahora.
La imagen del chico todo sonrojado, sin camisa, con la boca llena de mi pene, es malditamente magnética, y aún más cuando me mira: esos ojos me harían pagar pleitesía. Se detiene de chupar y da cortas lamidas a la cabeza haciendo que cada nervio de mi cuerpo se despierte.
Lo levanto para poder besarlo, amando como sus labios se vuelven feroces y demandantes sobre los míos, como una suave lucha entre ambos. Tiembla con suavidad cuando muerdo su labio inferior. Es tan sensible y suave que me dan ganas de marcarlo, romperlo, hacerlo un manojo de nervios. Puedo sentir el sabor del látex, pero no me importa antes de darle otro beso y volver a bajar, quitando el jean y los boxers, recibiendo unas largas piernas, su polla está a centímetros de mi rostros así que me apodero de la cabeza, envolviendola en mi mano. El de inmediato se pone rígido y se estremece.
—No... —suspira mascullando con suavidad—, no quiero eso. Quiero...
Por supuesto que alguien como él quiere eso, se nota que puede obtener lo que desea con solo mirarlo, y no me convertiré en la excepción, y menos cuando es algo que también quiero. Sonrió pasando mis dientes sobre la carne sensible del interior de sus piernas.
— ¿Qué quieres?
Alza una ceja con evidente descaro, así que terminó empujando al borde de la cama, lo que hace que suelte un jadeo bajo. Vuelvo a besarlo una vez más, parezco un puto adicto a sus labios, no quiero dejar de besarlo. Me separo un poco dejando sus labios rosados y húmedos haciendo que nuestros alientos se entrelazan por la cercanía.
— ¿Puedo follarte? —digo con la voz aún más ronca que de costumbre.
Es por esto por lo que estamos en este hotel a unas pocas cuadras del bar de Philip, sí, pero nunca está demás preguntar.
Asiente con un suspiro tembloroso, enrosca sus manos en mi cabeza y baja sus manos por mis brazos y mi espalda haciendo que la punta de sus dedos toque mi piel. El calor se enrosca en mi ingle. Muevo mis manos hacia sus piernas mientras miro alrededor, haciendo que se levante de la cama y se arrastra hacia la mesita de noche del otro lado de la cama, dándome una perfecta visión de su culo. Vuelvo mi vista a sus manos que tienen un tubo de lubricante.
Precavido y descarado.
Como me gustan esas combinaciones.
Lastima que sea solo algo de una noche, debería pedirle el número.
Deja el lubricante en el colchón para morder con suavidad sus labios. Sabe lo que hace, sabe cómo envolver y lo hace a la perfección, lo cual no sé si es lo mejor para mi polla. Agarró su piernas, besando su tobillo, percatando que su piel es tersa y bonita. Parece que hace ejercicio.
Me muevo de la cama para agarrar el lubricante, unto un poco de lubricante entre mis dedos para empujar un dedo sobre su entrada. Pongo mis manos entre sus muslos para escuchar un agudo gemido ser liberado de lo más profundo de su garganta, empieza a mover sus caderas de adelante hacia atrás haciendo que mi dedos vayan más profundos.
—Oh, mierda. Sí, sí, ahí... —exclama, con los brazos apoyados sobre el colchón mientras me observa.
Arrastro con más fuerza y encajó dos dedos hasta que puedo sentir el manojo de nervios. Aprecio el momento en que sus ojos se vuelven llorosos y sus brazos dejan de sujetarse para caer sobre la cama. Salgo de él al momento en que se viene, su respiración es acelerada y tiene semen en todo su abdomen.
Dios, me duele la polla de solo verlo.
— ¿Puedes montarme? —mi voz suena más ronca de lo normal, haciendo que me mire—. ¿Quieres montarme, dulzura?
Suelta un ligero gemido para levantarse de la posición. Agarra mis tórax y dejo que me guíe. Me siento en la cama y se sube a horcajadas. Se ve tan malditamente sexy cuando está rojo de la excitación. Sujeto su cadera para darle más estabilidad mientras guia mi miembro en su latente entrada. Pone lubricante en sus dedos para terminar de cubrir mi miembro y bajar el condón un poco lentamente. Presiono la mandíbula cuando la presión es fuerte, dándome cuenta que ya entro la cabeza.
Dios, ¿puedo llorar?
— ¿Puedes soportarlo, dulzura? —dice haciendo que suelte una risa ronca.
Empujo hacia arriba y él baja, ambos jadeamos. Le doy tiempo de que se acostumbre al tamaño, y él se apoya en mi hombro, con la respiración agitada.
—Eso creo —aseguro.
—Bien, eso espero.
Elevó la cadera de golpe, sin darle tiempo de reaccionar cuando profundizó en las estocadas. De inmediato, me sigue el ritmo clavando sus uñas cóncavas en la piel de mis hombros. Por un momento se tensa con fuerza y arremete con más fuerza en el punto exacto, agita las caderas y se apoya de las piernas para más balance moviéndose como un maldito Dios. Sale de mi hombro para apoyar sus manos en mi cuello haciendo que pueda ver las hermosas expresiones de su rostro. Es cautivador, tan hermoso, tan lleno de mi. Llega más adentro para sentir como sus paredes se contraen sobre mi verga.
—Vamos dulzura, córrete para mí.
Él gimió y asiente con más fuerza cuando empiezo a moverlo en el punto justo en donde ambos empezamos a jadear. Puedo sentir mi propio calor aumentar y solo ver como se empieza a mover más rápido, como si estuviera danzando con mi miembro asomándose de vez en cuando entre sus mejillas, me está provocando que desee correrme antes de tiempo. No duraré tanto si sigue así. Muevo mi mano a su entrepierna, haciendo que un gemido roto y delicioso sea expulsado de su linda boquita. Baja el ritmo a su punto lento y se aleja haciendo que el movimiento entre nuestros cuerpos. Muevo mi mano de forma perezosa mientras se mueve. Ambos nos miramos y el contraste de su piel con la mía es hermoso.
Tengo que dejar de elogiarlo en mi mente.
Me enfoco en él de nuevo para ver su mirada quebradiza y empapada de lujuria crea un instinto hipnotizante. No puedo hacerlo así. Lo giro dejándolo boca abajo, con el torso y la mejilla pegado al colchón, y me encargo de embestir con toda la necesidad que creo en mi interior desde que lo vi esta misma noche.
Entierro mi pene hasta que no queda nada afuera y empujo, quedándome allí para que pueda sentir la maldita necesidad que creó, como cada centímetro, vena y gota de presemen es a causa de él.
Apretó las sábanas y giró la cabeza. Su maldito rostro es una distracción.
—Más... por favor.
Su voz suena tan rota, necesitada y lujuriosa, apetitosa como plato de comida para un hambriento. Saco mi polla hasta la cabeza y vuelvo a enterrarme, magullando su próstata en el proceso, vuelve a gemir. Mis caderas golpearon antes de sentir como el orgasmo empezó a formarse en mi interior y cuando siento que el se corre por segunda vez, terminó de desmoronarme.
Jadeo acelerado mientras nos muevo para poder recostarme en su espalda. Su hermosa espalda con ligeras pecas.
Salgo de él y bajó un poco la vista, sin poder contenerme de ver cómo está todo destrozado, jadeante, sudoroso y lleno de esperma.
— ¿Todo bien? —pregunto preocupado porque sigue respirando de forma irregular.
Él chico asintió todo jadeante y se tumbó boca arriba, dejando ver el borde como había estado llorando. Dios, quiero volver a romperlo. Un sentimiento de orgullo se forma en mi mente, pero me deshago de la idea, hasta que sus ojos, brillantes ojos de diferentes colores, vuelven a enfocarse en mi. Lame sus labios y se sienta en la cama, dejando que sus rizos negros enmarquen su rostro.
— ¿Quieres repetir?
Si, yo no podría negarme a algo como eso.
Vuelvo a besarlo y me pierdo en la sensación cálida de sus labios.
🎵
—¿Por qué no le pedí el número? —suelto en voz baja mientras el chico del auditorio sale y con él, también las ganas de seguir haciendo algo.
Un golpe ensordecedor hace que mire en dirección al ruido.
Mierda, estúpido oído de bajista, no se le escapa nada.
Ciro me está mirando con hartazgo en sus rasgos que tiene desde siempre, pero hoy parece peor. Está estresado, lo sé.
—Darcy, cariño, te quiero, pero es la quinta vez que hablas de tu ligue al cual no le pediste el número —Gaspar asiente a su lado y le doy una mala mirada. Traidor—. Te puedes concentrar en lo que importa: tres días antes del concierto y Jason se fue a la mierda.
—Bueno, si, pero...
Hace un sonido con sus labios en forma cortante haciendo que muerda el interior de mi mejilla. Estoy siendo un idiota con mis prioridades, pero en realidad quería su número, no era mi intención quedarme dormido, tampoco que él se fuera sin al menos despedirse, asi que no debería ser culpado de mi pésimo humor y falta de concentración, en lo que en realidad parece ser una perdida de tiempo.
Debería concentrarme, trabajo es trabajo. Aún tengo que elegir pistas, afinar acordes, practicar las canciones, y por supuesto las nimiedades como conseguir un puto cantante en medio de 72 horas.
Quizás si tuve que hacerle caso a mi madre y convertirme en panadero.
—Siguiente —gritó Ciro.
Un chico nuevo entra al auditorio donde Ciro decidió hacer audiciones flash para intentar ayudar a Greta, intentar hacerle el trabajo más fácil a nuestra manager. Esto debería demostrar que aún intentamos mantener la banda unida, sigue siendo nuestro sueño y tenemos un concierto importante que a Greta le costó mucho conseguirlos por ser nuevos en la industria. Es difícil hacerle el trabajo fácil a Greta cuando es jodidamente imposible con las personas: estas carecen de talento o confianza, o como él que acaba de pasar, carece de ambas.
Mi teléfono vibra y lo saco.
GASPARIN: Deberíamos estar ensayando, no haciendo esta mierda. 14:24 pm
DARCY: ¿Quieres practicar sin cantante? ¿Recuérdame otra vez porque no golpeé a Jason la última vez que lo vi? 14:24 pm
GASPARIN: Eres un blando, no podrías golpear a alguien ni porque te paguen.14:24 pm
— ¿Por qué se envían mensajes idiotas si están aquí mismo? —Ciro arremete contra ambos haciendo que suelte el celular, antes de que su ira se centre en mí y Gaspar hace lo mismo.
El chico se había ido después de los murmullos con un "te avisaremos" de Ciro. Fue amable porque estoy seguro que tiene entre la punta de su lengua el: "No te dediques a esto nunca más". Pobre chico, tiene que haber sido muy valiente para presentarse a este tipo de audiciones, tuvo el valor de presentarse y después la cago, a todos nos pasa.
—Esto es una mierda —dice Gaspar haciendo que Ciro lo mire mal—. Avísenme cuando consigan a alguien.
Gaspar se levanta de los cómodos asientos rojos del auditorio, sin embargo, antes de que pueda irse, Ciro agarra su muñeca y lo detiene.
— ¡No te puedes ir Gaspar, tenemos que intentar solucionar la cagada que nos dejó Jason!
Ciro lo suelta, pero Gaspar ya acaba de girar en su dirección.
—Esto no hubiera pasado si fueras un poco más amable, te recuerdo. No todo el mundo está dispuesto a soportar tu mierda, Ciro.
—¿Mi mierda? Te recuerdo que estábamos mal desde antes. ¡Jason mismo provocó esto! ¡Yo no hice esto! No nos hice esto.
— ¡Chicos basta! —Suelto un poco más fuerte de lo que pretendía. Sus gritos suelen darme dolores de cabeza, pero es un factor que siempre intentó descartar por el bien de la banda. Ambos se callan y me miran—. No tenemos tiempo para pelear, no tenemos tiempo para esta mierda, no hoy, sé que están estresados, sé que todos están estresados, pero esto no va a...
Greta entra corriendo al auditorio haciendo que me calle a mitad de la oración.
Un chico la sigue desde el fondo, camina detrás de Greta, parece despreocupado, suelto y un poco confiado. Mientras se acerca sus rasgos se vuelven más nítidos: cabello rizado muy negro; piel morena bronceada a pesar que en Londres no es un sitio para broncearse; pecas esparcidas en sus mejillas y que se pueden ver en los hombro por su camiseta sin mangas; y claro esos jodidos ojos heterocromaticos, ese termino me lo dijo él, su ojo derecho es gris por completo, mientras el izquierdo tiene parte de un segmento café que no llega a cubrirlo todo.
Apartó la mirada cuando lo reconozco, por supuesto que lo reconozco.
—Conseguí a su vocalista —dice Greta sonriendo apenas llega, pero mis ojos vuelven al chico que parece percatarse de mi mirada. Él me reconoce, mierda—. Si quieren pueden hacerle una prueba como los otros —señala con el dedo hacia el auditorio—, pero mi ojo crítico nunca falla y creo que él es el bueno. ¡Sé de lo que hablo!
—Soy París Graham, mucho gusto.
Hazte el pendejo, Darcy, hazte el pendejo.
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