Capítulo seis
PARADOJA
'Cause I see sparks fly whenever you smile
Sparks Fly by Taylor Swift
Darcy Hall.
En el transcurso de mis veintitrés años me he dado el lujo de saber cuando estoy a punto de cometer una mala idea: esto es una. Es lo primero que tengo claro cuando París entra al auto vestido con un pantalón ajustado negro, crop top negro y unas cadenas sujetas a la cintura. Me quede mudo, y quizás él lo noto cuando sonrío, todo hoyuelos y mejillas abultadas, con los rizos definidos y una expresión suave, pero reservado.
Me da un saludo breve al que correspondo y enciendo el auto, para empezar a conducir.
— ¿Querías hablar conmigo? —París alza una ceja y su expresión ha decaído a una curiosidad tácita.
—Si, quería tu ayuda para escribir una canción —Esta vez sus ojos son de confusión, y la forma en que se deja ver tan claro. Sus rasgos son tan expresivos que ni siquiera hace falta pensar porque se puede leer en su mirada—. Bueno, para terminar —aclaro, como si importará.
— ¿Por qué quieres mi ayuda?
—Me dijiste que escribes, así que pensé que sería una buena.
—Dije a veces.
—Sé que puedes hacer un esfuerzo extra ya que eres parte de la banda.
Rueda los ojos y asiente con una sonrisa más suave de lo esperado.
— ¿Ese es el único motivo por el que me dijiste para reunirte conmigo?
— ¿Pensabas que había otro?
—Pensé que me obligarían a renunciar a la banda o algo así —comenta, a pesar de que es burlón, me da curiosidad el porque pensaba eso.
— ¿Por qué haría eso? —preguntó con una risa por lo hilarante de la situación, París se encoge de hombros, pero aún así noto como su cuerpo se tensa involuntariamente antes de soltarse de forma consciente—, además creo que tendría que pagarte para que puedas salirte de la banda y no pareces fácil de comprar.
—No creo que me quisieras comprar —dice aunque su voz sale un poco más ronca de lo esperado para ambos.
—No me gustan las cosas que puedo comprar, si decides venir de forma voluntaria no tengo problemas.
—No soy tan fácil, Darcy, esa vez fue...
—Estabas caliente, igual yo, no creas que soy tan fácil, París.
En eso llegamos al bar de Philips y estaciono el auto en la entrada, dejando encargado a Miles para que lo cuide, como cada noche que solía venir. París camina hacia la barra, y noto como los demás parecen desviar la mirada hacia su cuerpo. Tienen un buen motivo: París no es demasiado delgado, pero no cae en ser relleno, parte de su abdomen está marcado por suaves abdominales apenas visibles que se han perdido por algunas frituras y su piel es delicada, pero lo que más impresiona es la cintura.
Además, si no se hubiera sentado le estaría mirando el trasero.
Me acerco hasta donde está y lo sentí tensarse sobre la silla. Me detengo cerca de su oreja para lograr hablar en voz baja—. ¿Tomas lo mismo? —pregunto. Me alejo despacio para poder oler un poco de colonia masculina de su cuello. Sus ojos grises y el que tiene motas cafés, están dilatados mientras que un suave rubor están en su mejillas.
— ¿Te acuerdas de lo que tomó?
Me encojo de hombros y el bartender se acerca. Pido lo mismo que esa noche, y puedo notar que el carmesí en sus mejillas se extiende a sus orejas.
— ¿Entonces quieres ayudarme con la canción?
—Depende.
—De.
—Si me gusta el ritmo.
Tengo que dejar de pensar en este hombre y el sexo, parecen una mala combinación. París sonríe y mis ojos apenas pueden apartarse de él sin querer beber de su imagen. De repente, su mirada se desvía hacia la puerta. Su cuerpo se tensa y es mi señal para apartar mi cuerpo de su cercanía, a pesar de que no estamos tan cerca, su calor corporal ha dejado de estar bajo mi proximidad, lo cual me resulta un poco irritante. Giró la cabeza y muevo la mano para hacerle saber a Ciro y Gaspar que estamos en la barra.
Ciro quien parece sacado de las revistas populares nos hace un gesto para caminar hacia un cubículo apartado mientras que es seguido por Gaspar, quien parece sacado de una correccional. Nos sentamos y Gaspar grita el pedido de 4 cervezas, a pesar que nos ve con unas bebida a París y a mi.
— ¿Llegaron antes? —pregunta Ciro hacia París, quien se atraganta un poco con su bebida antes de quedarse mudo.
Aplano los labios para contener una risa, pero Gaspar se ríe llamando la atención de toda la gente. Lo golpeó bajo la mesa y este hace un puchero mientras se sostiene el tobillo.
—Lo pase buscando porque no sabía donde quedaba.
—Me hubieras dicho, cielito —dice Gaspar.
— ¿Cómo estás tan borracho sin haber bebido?
— ¿Por qué me pones un apodo tan feo sin preguntar?
— ¿Te dejaron caer de chiquito o porque tan idiota?
—Demasiada negatividad para tan poco tiempo juntos.
En eso llegaron las cervezas lo que alivió un poco el ambiente. Ciro da un sorbo largo a su botella, y es lo primero que llama mi atención: es el único peso ligero del grupo.
—Piedra, papel o tijera para saber quiénes serán los dos que van a hacer la página y las redes sociales —digo a lo que Ciro y Gaspar asienten.
— ¡Esto es injusto! —dice París haciendo que frunza el ceño—. Soy malo para los juegos de cualquier tipo.
—Eso es una ventaja que tendremos en el futuro —comenta Ciro.
—Se supone qué eres malo con Gaspar, no conmigo.
—Yo soy malo con la mayor cantidad de personas, nunca discrimino.
—Bien —aplaudo para que me presten atención—, empecemos.
Los primero fueron Ciro y Gaspar, la primera que sacaron la perdió Ciro casi por cuestión de suerte, quien se quedó en shock por unos gloriosos 5 segundos antes de apretar los dientes, parece que está a punto de asesinar a alguien. París se giró y fue el siguiente conmigo. Saco tijeras y yo piedra haciendo que nuestras manos se conecten en un par de segundos, antes de que Ciro, casi emocionado saca piedra y al instante, París lo derrota con papel.
—Al parecer si existe alguien peor que tú, París —comenta burlón Gaspar.
—Te. Mataré.
—Antes informaré, que quienes harán la página serán Ciro y París, felicidades.
— ¿Por qué yo si le gane?
—Se necesitan dos para hacer la página, ni siquiera tenías que jugar contra él.
—Eres el perdedor de los perdedores, Ciro. —Ciro no dice nada, lo que hace que lo mire un poco preocupado. Está tenso, y bebe un poco más de la cuenta, como si fuera lo único que lo contuviera de la oleada de enojo que tiene encima. Ciro nunca ha sido un buen perdedor, de hecho es un pésimo perdedor—. ¿Cómo se siente que ni siquiera a los más malos puedas ganarles?
—Gaspar —lo llamó, pero él no me está mirando, sus ojos están fijos en Ciro.
¿Por qué siempre tiene que pelear?
¡Dios no me ha dado suficiente paciencia!
—No tan bien —dice—, pero, cuando averigües que se siente ser la sobra en cualquier relación afectiva, te digo, no, espera, ya sabes lo que se siente.
Gaspar se levanta, y la tensión parece volverse un poco más dolorosa a medida que se acomoda el pantalón para sacar un yesquero.
—Voy a salir a fumar.
Gaspar se aleja a grandes zancadas.
—Eso fue innecesario, Ciro —suelto, y chasquea la lengua.
Se levanta del asiento con botella en mano y camina hacia la banda sonora, para empezar a moverse.
—Dime la verdad, esa gente se debe odiar, ¿Cómo es que están en una banda?
—Déjame resumir cinco años de mi vida —digo, intentando cortar la tensión que se ha formado en el ambiente, pero París no parece divertido ante la broma—. Es algo que debimos contar en su momento, no somos una familia feliz, pero somos familia, un poco más disfuncional que las demás —aclaro, a lo que asiente—, Ciro y Gaspar estuvieron en la misma facultad y ambos eran los mejores en esta, pero como siempre, Ciro quedaba en segundo lugar, ante Gaspar, de allí lo de perdedor de perdedores, siempre dicen que el segundo lugar es el primer perdedor.
—Eso es una idiotez, el segundo lugar es igual de importante.
—Dile eso a Ciro, y quizás te golpee, él solo cree en el primer lugar por sobre todas las cosas. En fin, que soy amigo de ambos y por consiguiente tuve una enorme borrachera con ambos y formamos una banda, ninguno se echó para atrás por puro orgullo, y cuando Ciro trajo a Jason, quien era su pareja, no le sentó mejor. Ahora se llevan mejor... —París arquea una ceja y casi echo a reír—, está bien, parece que no, pero sí, se apoyan en silencio, se defienden contra los demás, pese a todo lo demás no dejan de amarse porque han estado mucho años juntos.
—Se echan mierda, pero se quieren, ¿Qué tipo de amor es ese?
—De ellos, casi no intervengo a menos que sea muy fuerte, pero por lo general, son así.
Se encoge de hombros y bebe una cerveza.
— ¿Y qué me cuentas de ti? —pregunto, cuando suelta la bebida de la mesa—, siento que he hablado demasiado de mi y mis amigos.
—No hay mucho que contar, no puedo recordar algo en lo que sea interesante —comenta ligero, luego su rostro se contrae y sonríe sin mostrar los dientes—, de hecho si, hay algo que quiero contar, esperaba que estuvieran todos para hacerlo, pero...
—Eso se puede arreglar, si hay algo que amen más que pelear es chismear.
Saco mi teléfono y abro el chat grupal que cuenta con los dos idiotas, y suelto una palabra para que ambos salgan del rincón del bar, y se sienten en donde estaban antes. El ambiente se vuelve incómodo cuando las cervezas se acabaron, podría pedir otra ronda, pero por la situación, prefiero que no sigamos tomando.
—Me encanta tenerlos aquí —dice París con una sonrisa tensa—, pero esto es algo que quiero que sepan antes de la entrevista porque quizás la pregunta salga a relucir en algún momento —su voz bajó una octava así que me acerque un poco más a él—, tuve una relación afectiva con el productor Diamond hace un par de años, cuando él salió del closet, hice algunas cosas...
— ¿Qué cosas? —pregunta Ciro.
—Yo... —Sus mejillas han vuelto a estar rojas, y su mano tiembla un poco, me acerco debajo de la mesa y la sostengo. París no reacciona al tacto de mi mano sobre la suya, pero roza su pulgar contra mi muñeca—. Hice varias cosas cuestionables en el transcurso de esa relación, también fui solista durante un breve periodo, pero nunca debuté.
—Eso está jodido —comenta Gaspar.
—Cierra la boca, Gaspar —digo, quizás demasiado brusco. Me disculpo con Gaspar, pero este niega con la cabeza como si no le importara.
—Pueden sacarme, Greta quería hacerlo, y quizás tenerme no les traiga demasiado bien por mi reputación en el medio.
—No entiendo —dice Ciro—, cuando te investigue no apareció nada, como si fueras un fantasma.
—Si, fue porque el amigo de mi hermano borró cualquier mención de mi del internet.
— ¿El amigo de tu hermano sabe hacer eso? —Gaspar está tan confundido como yo, pero no suelto la pregunta, porque parece que París va a llorar en cualquier momento, sin embargo, eso parece distraerlo.
—Bueno, si es excelente en informática.
—Te quedarás —interrumpe Ciro, haciendo que los tres lo miremos. No mira a ninguno de nosotros por más de medio minuto y sin embargo, parece que la decisión no será capaz de quitársela de la cabeza—. Sé quedara y si tienen alguna objeción espero no escucharla, ahora quiero más cerveza.
Ciro se levanta y nos deja solo.
—Ciro es un idiota —Gaspar sonríe en dirección a Ciro, pero por un momento puede sentir los ojos de los demás sobre su cuerpo. Así que simplemente se encoge de hombros
Gaspar sonríe y lo mira con una expresión calmada.
—Son bipolares, estoy seguro.
—Puede, aún no los he mandado al psicólogo.
—Mándalos a un psiquiatra.
—Sigo aquí, idiotas —desvía su mirada hacia donde está Ciro hablando con un grupo de personas—, o bueno, estaba, nos vemos.
París parece relajarse visiblemente, pero no pide otra cerveza sino que un refresco y al igual que él pido un refresco. París decide charlar en voz baja y me dispongo a escuchar. Guardó sus palabras en un baúl en mi mente que parece llenarse de datos que el gustoso empieza a proporcionar. París habla, y habla mucho cuando tiene azúcar en el sistema. El alcohol lo pone descarado, pero el azúcar lo pone enérgico. Sus ojos brillan mientras explica que lo que tiene en sus ojos es solo una mutación genética que no le afecta en nada.
Me dice que su programa favorito es "Friends" un show de los 90's, que lo tiene encantado y que hace que se ría demasiado, y también llorar, porque le fascina llorar, por eso también ve películas tristes, no tantas como le gustaría, pero las suficiente para poder llorar a gusto sin que su hermano piense que es débil.
Luego dice que su hermano estudió Derecho, pero después lo dejó para poder dedicarse al taller a tiempo completo; también dice que su color favorito es el gris, pero no el de sus ojos porque le parece aburrido, allí quise refutar, sin embargo terminó ganando; luego le confieso que nunca me gustó el helado de chocolate a pesar que al parecer es su favorito, y que mi mayor sueño es tener una disquera. Él parece más entusiasmado por lo del helado que por lo de la disquera, lo cual me parece hilarante.
—Mi hermano y yo siempre fuimos unidos, ¿tú tienes hermanos?
—Si, soy el mayor de tres —digo—, un hermano que me sigue por parte de papá y otra por parte de mamá, y la última que al igual que yo, somos de mamá y papá.
—Es la primera vez que escucho algo como eso.
—Mi familia fue panadera por muchos años y mis padres se comprometieron muy jóvenes, quizás por mi culpa —bebo un sorbo del refresco—, mis padres se tomaron un tiempo separados y cuando yo apenas tenía 5 años, ambos se fueron a la otra punta del mundo y me quedé con mis abuelos.
—Eso me parece muy irresponsable de su parte.
—Lo fue. Volvieron año y medio después ambos con un bebe en brazos y diciendo que se aman. Tuvieron el último bebe cuando tenía 16 años, prácticamente lo crié. Mis padres se creen adolescentes todavía, pero hacen panes deliciosos.
— ¿Querías convertirte en panadero en algún punto de tu vida?
—Es la opción segura, ya tenía toda la vida resuelta, en el testamento de mis abuelos me heredan la panadería.
—Bueno si esto falla...
—No —lo interrumpo y él frunce el ceño—, mis sueños no pueden fallar, amo la panadera, pero la cedí a mi hermano menor hace dos años, esto es todo.
—Eso es muy dulce... y estúpido.
—Lo sé, pero la única forma en la que puedo vivir conmigo es haciendo música.
—Entiendo el sentimiento.
Ciro llega y se deja caer en la mesa, está sonriendo, como si le hubieran dado la mejor noticia de su vida.
—Gaspar está peleando fuera del bar.
Mierda.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro