Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Un nuevo comienzo

Mis ojos veian las personas venir y salir de la casa. Algunas se acercaban hacia ni para abrazarme, otras para decirme la típica frase "Lamento tu perdida" o "Ella era buena persona" y otras simplemente pasaban de mi para aprovechar la comida gratis que había allí.

Probablemente yo hubiera hecho lo mismo si no hubiera sido la hija de la difunta, sentada en el sillón con una mano en el mentón y un vestido negro qué prometí nunca usar, pestañeando rápidamente, obligándome a no dejar salir las lágrimas.

Tal vez hubiera sido más realista si hubiera llorado. Mi madre duró menos de el tiempo previsto que viviría. Tuvo insuficiencia respiratoria que fue progresiva y gracias a su cáncer, ella se debilitó más y más. No pudo luchar contra eso...

Pero todas esas personas no sabían cosas básicas sobre mi madre. Ella odiaba los funerales con todo su ser. Siempre decía que era innecesario llorar por alguien que ya se había ido era un desperdicio de lágrimas.

Así que ahí estaba. Sabía que ella no volvería, pero parecía que había caído en la demencia porque una pequeña voz en mi cabeza decía:

"Están llorando por nada. Ella va a volver."

Aun creía que era irreal que la última vez que hablamos fue cuando hicimos ese rompecabezas. Me parecía irreal que hubiera estado afuera de la casa mientras ella daba su último suspiro.

Me parecía irreal que ella se hubiera ido.

___________________

Las siguientes semanas fueron un caos total.

Walter trato de seguir con su vida. Ahora el tenía que trabajar aun más para darnos de comer a tres bocas y con un sueldo.

Por lo tanto, cuidar a Joe no era tarea fácil. El ya estaba a escalones de entrar a la pubertad —si no es que ya había entrado—. Mi madre era la que sabía lidiar con el, pero yo no tenía paciencia. Y todo esto empeoraba a que empezó a volverse un poco más agresivo por la partida de mi madre.

En mi cumpleaños número diecinueve, en vez de ser celebrada, tuvo que tolerar a Joe en una tienda de ropa, reemplazando su ropa de dinosaurios por camisetas de fútbol. Y sin describir que las hormonas habían hecho lo suyo.

—No vamos a llevar eso. —Mire fijo a Joe. Hablaba en serio. No íbamos a gastarnos casi cuatrocientos dolares en PS4. —Joe, vinimos por ropa.

—¡Pero todos mis amigos la tienen!

—¿Entonces si tus amigos se tiran de un puente, tu lo harás?

Joe se quedo callado con esa pregunta,antes de morderse el labio inferior.

—¡Pero la necesito! —Insistió Joe. —Si no mis amigos me dirán llorón.

Ante sus palabras lo entendí todo. Di un suspiro antes de acomodar un poco su cabello castaño.

—¿Qué tiene de malo que te digan llorón? —Pregunte mientras me cruzaba de brazos.

—A ti no te gusta que te vean llorar.

Me quedé en silencio con los ojos bien abiertos antes de parpadear. Aunque fuera loco, algo de razón tenia.

—No tenemos la misma edad Joe. —Explique mientras llevaba mi mirada hacia la ropa colgada en venta. —Además, Walter también llora.

—Los hombres no lloran, eso es de maricas. —Joe rodó los ojos. —Esos dicen mis amigos.

Me quede atonita por un momento antes de que mi paciencia llegara a un punto límite.

Deje la ropa en el mismo lugar antes de voltearme hacia el y pellizcarle el brazo bastante fuerte. Tal vez me excedí un poco porque escuche un pequeño gemido de dolor de parte de Joe antes de que sus ojos se humedecieran.

—Ahora estas llorando. —Le mostré, tratando de que viera la verdad. —Nunca más digas cosas así. Mamá estaría decepcionada.

Definitivamente no tenía la madera para ser madre. Me molestaba los gritos, las berrinches, la falta de paz en general.

A veces, cuando veía a esas mujeres mayores sin hijos, me sentía rara. Como que la gente siempre tenía algo que decir. Te soltaban esa frase típica de "¿Por qué no tienes hijos?" Como si fuera algo raro, como si te faltara algo. De mi parte no estaba en mis planes ser madre, pero es lo que siempre había en la lista de mis amigas: "Quiero casarme y tener hijos."

Mi madre nunca fue la típica madre perfecta, o eso decían. Decían que no era una buena madre, o que era una mala esposa porque la cigueña vino antes de que estuviera casada con mi padre biológico. Pero yo nunca dude que ella era la mejor madre en el planeta tierra o hasta del universo. Aunque me preguntaba a mi misma ¿Mi opinión era correcta? ¿Ella era una mala madre?

Así que aunque esto me preparaba para mis futuros hijos, de solo pensar en lidiar con un adolescente ya me hacía perder la paciencia.

Pero cuando vi a Joe aguantar las lágrimas, lo supe. Había sido demasiado dura con el, y aunque eso me hubiera enseñado mi madre, a "mantener el orden mis sentimientos" Ahora sabía que eso no justificaba lo que acaba de hacer.

—Lo siento. —Me acerque a abrazarlo. Realmente no quería... —Yo no sabía...

No sabía cómo estar lista para todo esto tan pronto.

A esta edad, las personas normales saldrían de fiesta, estarían en la universidad, tendrían una relación estable, sin infidelidades. Pero yo aquí estaba. En mi cumpleaños, tratando de superar el duelo por mi madre mientras buscaba la forma de criar bien a mi hermano.

Qué fracaso mi vida...

¿En qué momento todo se volvió tan complicado? ¿Por qué parecía que todo el mundo tenía su vida resuelta y yo solo intentaba que no se cayera a pedazos? Últimamente me estaba comportando como una mierda sin que reaccionará en el momento. No podía evitar sentirme atrapada.

—Soy un maldito fracaso. —murmuré más para mí misma que para Joe. —No quiero estar en medio de todo esto.

Joe me miró confundido, y me quedé en silencio, dándome cuenta de que tal vez me había dejado llevar un poco.

______________________

Salimos de la tienda después de un rato de comprar. Y aunque no fue más una hora donde estuvimos fuera, yo me sentía cansada, físicamente y emocionalmente.

Llegamos a casa en taxi, y cuando entre, lo vi ahí.

Había una caja en el medio de la mesa blanca con rayas celestes, bastante decorada con moños por todos lados y una nota en un papel pegado a la tapa de la caja.

"Lo lamento Joy.

Tengo que trabajar horas extra. Pero te compre una tarta de cumpleaños. No me esperen, comanla con Joe."

Mire la sala otra vez antes de darme cuenta. Joe estaba encerado en su habitación, Walter trabajando y nisiquiera tenía un perro o un gato para compartir mi deprimente cumpleaños.

Abrí la caja, adentro contenía una pequeña tarta, no muy decorada. Era la simple tarta blanca de cumpleaños sin un "Feliz cumpleaños" u otra decoración.

Mi intención fue tomar algunas velas para encenderlas, aunque fue deprimente cuando me di cuenta que había una sola a punto de derretirse.

Encendí la vela, dejando que la pequeña llama titilara frente a mí. Era la única luz cálida y viva en una casa que se sentía fría y vacía. Por un momento, me quedé observándola, pensando en todo lo que había perdido.

No pude evitar sentir la culpa en mi espalda. Sentir que yo era la única responsable en esta situación, que tendría que insultarme a mi misma porque yo fui la persona que decidió ir a esa fiesta. Yo fui la persona que no se alarmó por la tos de mi madre. Yo fui la que tuvo la culpa. Nadie más...

Me sentía tan sola, tan desconectada de este mundo. No podía hablarlo con Walter porque el ya tenía suficiente con el trabajo y la perdida de mi madre. Joe probablemente nisiquiera entenderia lo que estuviera sintiendo ahora mismo. Blair trato de contactarme, pero nisiquiera tuve la descencia de responderle ya que fue horas después de la fiesta. Estuvo hecha un huracán depresivo en ese momento.

Y Aaron. El pensó que todo era una estúpida broma como conseguir algo de apoyo.

Así que era yo conmigo misma. Sentada en esa mesa, observando la llama mientras mi melancolía arrastraba conmigo. Mi mirada fue a la silla de mi madre la cual permanecía vacía

¿Esto era lo que quedaba cuando tenias el corazón roto? ¿La soledad? Nunca fui alguien muy sociable. Pero este tipo de situaciones nunca fui algo que enfrente. Siempre tenia a mi madre conmigo ¿Y ahora?

Recordé sus palabras. Odiaría que yo estuviera sentada, llorando por su muerte.

Por lo tanto, no iba a desobedecer sus deseos. Incluso con el corazón roto, seguía siendo demasiado buena para ignorar lo que ella habría querido para mí. La beca en Denver todavía estaba ahí, esperándome, como una puerta abierta. Necesitaba un cambio de aires, no porque quisiera escapar, sino porque estaba segura de que eso era lo que ella habría deseado para mí: que encontrara fuerzas donde no creía tenerlas, que no me quedara atrapada en un duelo. Quería que yo fuera fuerte, incluso cuando quería morirme por dentro.

_______________________


No sé muy bien cómo pasé de Flagstaff, con sus montañas y ese aire seco que me hacía sentir como si siempre estuviera en un horno, a Denver, con su frío que te cala hasta los huesos. Las calles aquí se veían más grandes, y la gente caminaba tan rápido, como si todos tuvieran su rutina ya hecha desde hace años. Yo, en cambio, solo quería encontrar un lugar donde dormir. El viento aquí era diferente, cortante, como si me estuviera empujando a seguir sin siquiera darme tiempo de pensar si estaba tomando la decisión correcta.

Cuando le di la noticia a Walter sobre mi huida improvisada a inicios de noviembre, claro que quedó desconcertado. Estoy segura de que si no hubiera sido su hijastra, me habría dicho muchas cosas que, honestamente, tal vez merecía escuchar. Pero Walter nunca fue ese tipo de persona, o tal vez simplemente estaba demasiado cansado para pelear conmigo. Y aunque dudé mil veces de mi idea, al final no pudo detenerme por mucho tiempo.

¿Era una egoísta por dejar a Joe? Probablemente. Recuerdo cómo me insultó entre lágrimas, gritándome que lo estaba abandonando, que no me importaba, que solo pensaba en mí. Y tal vez tenía razón. Quizás fui la peor hermana de la historia por dejarlo solo. Pero incluso con su rabia y mis ganas de quedarme para protegerlo, no podía hacerlo. Había tomado la decisión.

Ya no tenía más excusas para quedarme en esa casa, en esa ciudad, en esa vida que se sentía como un fracaso. Necesitaba avanzar, aunque no tuviera ni idea de hacia dónde.

Posiblemente me saltee demasiados pasos, pero cuando caminaba por las calles en busca un alojamiento (lo primero que debería buscar) encontré un pequeño establecimiento de comida que parecía acabar de abrir. Sentí una gran felicidad de un pequeño cartel pegado al vidrio que decía "Se busca empleados". Al fin la vida me sonreía.

Avance el paso hacia la puerta de vidrio para abrirla. La campana de la puerta tintineó al abrirse, pero sentí el recordatorio de que esto era una estupidez.

Suspire antes de acercarme y hablarle.

—Hola, disculpa la moles... —Vi cómo casi se le cae la bandeja con tazas de café. Ella sirvió rápidamente el café antes de alejarse con vergüenza. Noto mi mirada pronto.

—Lo siento. —Se disculpo ella,pasando un mechón por la parte trasera de su oreja. —¿Qué necesitas?

—El trabajo.

La joven alzó la ceja antes abrir la boca para hablar,pero después la cerró.

—Creo que... —Ella hizo una pausa antes de señalar hacia lo que parecía la barra de atención al cliente. —El jefe puede decírtelo.

Parpadee ante la clara timidez de la chica que pronto se alejo para atender a demás clientes, dejándome sola.

Vaya atención.

Suspire antes de ver al supuesto gerente. Aunque este parecía más joven que un gerente normal,pero pensé que al llamarlo "jefe" seria el gerente. Mi propósito no era socializar con tanta gente en este momento, pero ahí estaba...

Camine hacia la barra, antes de apoyar los brazos levemente. Trate de sonar confiada, yo podía pasar bastante vergüenza —o eso creia—.

—Disculpa. —Llame la atención de el hombre al frente. Me llamaron la atención sus rasgos: piel bronceada, cabello desordenado y crespo que ni siquiera podía controlarse con la visera. —Vengo por el trabajo.

El joven pronto me presto atención,aunque no de la manera que me gustaría. El frunció el ceño antes de parpadear.

—Disculpe señorita. No estamos buscando trabajadores en este momento.

Parpadee. Yo no estaba demente viendo el cartel que claramente decía que necesitaban personal.

—Acabo de ver el cartel afuera que decía lo contrario. —Insistí.

El joven me miró confundido. Tal vez yo debería haber pensado que ese cartel hubiera sido viejo...

—Señorita, debe estar confundiendose... —El joven seguía hablando con calma,tranquilamente, manteniendo el ámbito profesional. —El cartel debe estar desactualizado.

—Pues es mejor que sobre que falte. —Insistí. La terquedad era uno de mis defectos. —Acabo de llegar a la ciudad y necesito urgente un trabajo.

—Tengo compasión de los extranjeros señorita. —El joven se froto la frente. —Pero no te puedo ayudarla.

En otro momento podía haberme ido llena de vergüenza por empezar mal en la ciudad. Pero necesitaba trabajo,y estaba de mal humor por el viaje. Imagina todo eso junto...

—Vaya compasión... —Murmure,un poco más alto de lo que se suponía.

—¿Disculpe? —El obviamente había escuchado eso.

—Señor gerente. Si tanta compasión tiene ¿No sería más fácil tener una empleada más que tiene que trabajar para ganarse en pan de cada día?

El joven parpadeo unas pocas veces antes de que yo lo notará. Las comisuras de sus labios se curvaron un poco y pronto se tapo la boca, como si evitará una risa.

—Creo que le informaron mal de trabajo. No soy el gerente. —Admitió el joven. —Yo no contrato personas.

Quería matarme por la vergüenza. A la mierda Denver. A la mierda este plan horrible. A la mierda todo.

Sin decir palabra, me di la vuelta, con la cabeza tan baja que casi me tropecé con el borde de la mesa más cercana. De alguna manera, mis pies parecían estar en otro planeta, porque ni siquiera sentía el suelo bajo ellos.

—Qué vergüenza... -murmuré, casi para mí misma, mientras las puertas de vidrio se cerraban detrás de mí. Sentí como si me hubiera lanzado al vacío y el suelo me estuviera esperando con los brazos abiertos para tragarme entera.

Había venido para reconstruirme. Había dejado atrás la Joy Miller de Flagstaff depresiva y fracasada. Pero la Joy de Denver tampoco estaba teniendo mucho éxito...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro