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CUENTOS DE TERROR

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Una manera efectiva que tenía SPLINTER de evitar que la curiosidad de las tortugas los llevase a la superficie a explorar, fue contarles cosas poco agradables de los humanos.

Suena horrible, y en parte lo era, pero era un riesgo que no podía correr. Cualquier padre soltero con cuatro críos con muchas preguntas a su cargo, lo entendería.

En ocasiones, las tortugas llegaron a tener alguna pesadilla tipo "hombre del saco" con intención de venderlos o "científicos locos" que los querían diseccionar.

Fue en ese momento en el que Splinter pensó que se había pasado un poco de la raya.

Dejó de mentirles, pero tampoco desmentía la maldad del mundo, seguía sin querer que saliesen, en su caso el mundo iba a ser especialmente cruel.

Claro que, una vez Donatello apañó una vieja televisión, de poco sirvieron sus cuentos de terror.