Cuando llegue aquí, creí que seria feliz, que haberme escapado era lo mejor, confié en él, mas no se puede creer en un desconocido, era una niña cuando lo hice. Creí que tendría todo, sin necesidad de ayudar, que no seria obligada, ni regañada.

Pero es todo lo contrario, desde que llegue aquí, pase un tiempo en el que pasaba soñando noche tras noche, en que uno de esos señores que se vistes formal de día y de noche se convierten en lobo feroz, no fuera lobo y me ayudará a escapar.

Pero es un absurdo deseo; lo entendí con los años.

Es casi imposible por si mismo escapar de las garras de él, lo eh intentado en repetida ocasiones y solo obtuve castigos y golpes de su parte.

-la próxima vez no verás la luz de un nuevo día.

Esa fue la última vez que lo intente, desde entonces me recinec, perdí todo esperanza en los hombre.

Para mi, se convirtieron en la oscura sombra de lo que un día creí que era, de lo que de pequeña me imagine. los veía como héroes, como personas nobles y gentiles, creía que si tenia un poco de fe podía con toparme con un buen hombre igual que el el día en que lo conocí o como esos de mis películas favorita.

Y nos cazariamo y seriamos felices, pero todo sueño se desapareció con los años.

Los primero días en la casa del lobo, fueron un poco buenos, y luego conocí a los amigos de el y nada volvió hacer igual. pase días llorando y lamentándome por haberme escapado de casa, el solo decía que era por mi futuro que pronto lo entendería.

Los días pasaron y nunca entendí por que me hizo eso, porque si veía gentil y bueno.

Desde entonces los hombres me dieron asco, pasaron hacer de los mas hermoso ante mis ojos a lo mas terrible. sin embargo, fue mi culpa, lo que me hicieron fue mi culpa, por no apreciar lo bueno que tenia en casa, y nunca me perdonare por ello.

-Lina. Y ese Martín, el lobo, no se si será su nombre verdadero, o es falso, pero me da igual lo que pase con él. -¿Estás listas?, ya vinieron mis amigos. No le contesto solo rueda los ojos. -carajo Lina, ya sabes que no me gusta esperar, baja ahora, no quiero ir por ti. Imagino que esta con la frente arrugada del enojo, que aunque me causa un poco de temor, también me da algo de risa.

-no desesperes, ya bajo. Le grito.

Termino de maquillarme, coloco los aretes, medio arreglos, para salir del cuarto y dejar asegurada la puerta, al bajar la escalera el lobo me espera impaciente.

-Ya sabes menos habla, mucha acción. Dice finalmente cuando llegó a él.

Caminamos hacia el salón donde los señores nos esperan, abre la puerta, dejando ver algunos clientes conocidos otros parecen nuevos.

-señores les presento a María. Ese es mi nombre de trabajo, hay que admitir el lobo es inteligente, solo su fiel amigo conoce mi nombre de pila, así como el de las demás. - mi más leal trabajadora. Me deposita un beso en la mano. - es toda suya.

Sale del salón dejándome con todos esos hombres indecentes.

-no se has tímida, acércate.

-terminemos con esto.

Me acerco a ellos, y hago lo que con el tiempo he adquirido, es una táctica, cuando ellos comienzan, cuento, hasta que terminan. Luego de eso me encierro en el baño, abro la ducha y dejo caer el agua sobre mi cuerpo. Al salir me pongo ropa y continuó con la tareas del día.

Y si esa es mi vida.