1/2
—Ash murió—.
—¿Qué...? No, estás jugando— los ojos del pelinegro se cristalizaron, no había respuesta del otro.— ¡Esto es una maldita broma, él no puede estar muerto!
—Lo está, ¡lo mataron!— en ese momento el chico se desmoronó, su corazón se rompió.
—A-ash... Mi Ash no puede estar muerto— cayó, su cuerpo se estampó contra el suelo. Esta vez no estaba el rubio para ayudarlo a no caer...
—¡Eiji!—.
*****5 años después*****
Te odio Ash Lynx... Te odio por dejarme solo, por no ir ese día a despedirte de mi, por mandarme a "mi mundo" de nuevo.
¿Por que no podías entender que mi mundo era a tu lado?
Jamás me había sentido así de vivo, tú eras la razón de mis sonrisas y ahora que te has ido estoy perdido. No puedo hacer esto, no puedo vivir sin ti, no quiero hacerlo, ya nada tiene sentido si tú no estas a mi lado.
Cada noche mis lágrimas salen, mi voz se quiebra, comienzo a desvanecerme. Los recuerdos me invaden, tu imagen aparece en mi mente... Me observas con esos ojos color esmeralda llenos de un brillo inexplicable, tu mirada es de tristeza, te acercas a mi y me susurras... "Quédate conmigo Eiji, por favor"
Los gritos de dolor invaden cada parte de mi habitación, tu voz retumba en mi cabeza "Eiji, Eiji, Ei-ji..."
—¡Ash!— grito tu nombre como si con eso pudiera hacerte regresar, me derrumbo en el piso.— ¡Idiota, idiota!—.
Cierro los ojos e imagino que estas a mi lado, abrazándome , todo es felicidad porque estás conmigo, pero la realidad es otra... Una realidad muy cruel, donde la persona que amo esta muerta, una realidad que me rehúso a vivirla.
—Ash... Te necesito— abrazo una estúpida almohada simulando que eres tú.— No puedo Ash, ya no puedo más— el recuero de nuestro primer beso llega, una ráfaga de viento se cuela por una de las ventanas y roza suavemente mis labios, así como tú lo hacías cuando estábamos juntos.
Mis ojos comienzan a cerrarse lentamente, las lágrimas paran, todo queda en silencio de nuevo. Lo único que no se va es el dolor que le has hecho a mi corazón.
La luz comienza a molestar, abro los ojos y lo primero que veo son esos bellos ojos color esmeralda que me miran fijamente, sé que es un sueño, pero aún así se ve tan real.— Eiji...— me hablas con sutileza. No contesto, solo me quedo observando tu rostro en donde una cálida sonrisa aparece.
Tus manos agarran las mías, las colocas en tu rostro y pude sentir el calor que emana tu cuerpo. Besas mis nudillos y luego vuelves a mirarme.
—Por favor Eiji... Déjame ir— fue ahí cuando reaccioné, mis lágrimas volvieron a salir.
—¿P-por qué me pides eso Ash?— dije entre lágrimas.
—Estoy sufriendo Eiji— él también comenzó a llorar.
No me pude contener más y lo abracé, no quería dejarlo ir, no a él, no lo iba a permitir de nuevo.
—No haré eso... ¡No te dejaré ir Ash!— grité.
—Estoy bien, solo me falta algo para ser feliz completamente.
—¿Qué es?
—Que me dejes ir, que dejes de llorar por mi, Eiji quiero que seas feliz y para eso necesitas soltarme— pude sentir como intentaba romper aquel abrazo.
—¡No! No te soltaré—.
No sé en que momento pasó, pero yo ya no te estaba abrazando, solo estaba observándote de nuevo. Me diste la espalda y comenzaste a dar pasos lentos.
—¡Ash regresa!
—No hagas esto más difícil Eiji— su voz se quebró.
—¡Ash no me dejes!— aún así no te detuviste, mis suplicas no te importaron.— ¡Ash! ¡Ash! ¡Ashuu! N-no me dejes s-solo
Tu presencia comenzaba a desaparecer y de nuevo me quedaba solo en aquella habitación obscura, con ese dolor tan profundo en mi corazón.
Desperté agitado, mis ojos están mojados, tenía unas leves ojeras que comenzaron a salir desde el día que me dijeron aquella noticia.
Me levanté y me cambie, no me arregle mucho pues realmente ya no salgo de casa a menos que sea necesario si no lo es me quedo en el cuarto viendo aquellas fotos de años atrás donde era feliz, donde aún te tenía.
La puerta del departamento sonó alejándome de mis pensamientos, no pensaba abrir hasta que supe quién estaba tras la puerta...
—Eiji... Soy Ibe, abre la puerta necesito hablar contigo— abrí la puerta, Ibe-san me recibió con un fuerte abrazo.— ¡Oh! Eiji he estado tan preocupado por ti.
—Hola Ibe-san— contesté.
—¿Cómo has estado Ei-chan?— ambos tomamos asiento, me quedé en silencio por unos segundos, después respondí.
—Mal, nada esta bien desde que él... Desde que Ash se fue.
—Eiji... Sé que es duro para ti, cuando yo me enteré también me dolió, pero debes entender que ahora él está descansando, ya puede estar tranquilo, Ash ya no está sufriendo.
—Ibe-san no estuve ahí con él, tal vez ni siquiera leyó la carta. No le confesé todo, no le dije que lo amaba...— cubrí mi rostro con mis manos.
—Él lo sabia Eiji, por favor debes de continuar con tu vida
—¡No quiero! No sin Ash a mi lado...— sentí la mano de Ibe en mi espalda tratando de calmarme.
—Vengo de hablar con tus padres, sé que ellos no estarán de acuerdo pero me duele verte destrozado... ¿Si te llevo de nuevo a New York y te despides de Ash, volverás a ser el mismo?— mis lágrimas pararon, miré a Ibe-san sorprendido.— Me voy dentro de dos días, si quieres ir llámame... Te estaré esperando.
Aún tengo una oportunidad de poder decirte que te amo, aunque sea enfrente de una tumba...
Esos días tampoco fueron los mejores, el saber que regresaría al lugar donde conocí a mi primer amor, donde murió, dolía y solo me hacía recordar con mayor intensidad las veces que estuve con él, todas las noches que me levantaba de la cama para ir a tranquilizarlo cuando tenía una pesadilla.
No había una noche en la que no lo escuchara llorar, se veía tan frágil. Lo tomaba entre mis brazos y aunque al principio sentía miedo al ver que era yo quien lo abrazaba se tranquilizaba.
Desde ese momento supe todo, tú necesitabas amor, alguien que te protegiera, necesitabas una persona que te amara tal como eres y esa persona quería ser yo...
El celular comenzó a sonar alejando todo pensamiento en mi cabeza. Me levanté con pocas ganas, tomé el aparato entre mis manos y respondí.
—¡Eiji! ¿Cómo has estado?— no respondí, no reconocía tal voz.— Soy Sing, Max nos ha avisado a todos que volverás, estamos muy emocionados de volver a verte Eiji, no sabes todo lo que ha pasado... Cuando estés aquí me aseguraré de llevarte a todos los lugares que desees y... ¿Estas ahí Eiji?
—Supongo... Sing eso que acabas de decir ¿es verdad?
—¿De qué me hablas Eiji?—.
—¿Me llevarás a todos los lugares que quiera?
—¡Si! Te aseguro que será divertido y...
—Quiero que me lleves con él— dije.
—Eiji...— escuché un suspiro del otro lado.— Supongo que es lo único que puedo hacer por ti. Nos vemos Eiji.
Dejé el celular donde se encontraba anteriormente y volví a mi cama, me recosté lentamente y observé el techo, no sabía que hacer... Todo esto me consumía, me estaba matando lentamente, lo sabía, y aún así no hacía anda para impedirlo, porque tal vez eso es lo que quería, estaba hundiéndome y no había nadie que me salvara...
"Eiji..."
Me levanté rapidamente, miré a todos lados pero no había nadie, volvían a repetir mi nombre una y otra vez.
—Ash...— me levanté de la cama y corrí como si del otro lado de la puerta estuviera él, pero al abrirla no encontré a nadie.— M-me estás volviendo loco Ash— caí de rodillas contra el piso, mis lágrimas volvían a salir, todo salía de nuevo, el dolor, los recuerdos, los gritos.
Ash también estoy muriendo
Estaba tocando fondo... Realmente no sé por qué sigo aquí, lo único que hago es encerrarme y llorar hasta quedarme dormido, lo único que hago es recordarte y eso me duele.
No sé cuánto tiempo paso desde que caí al piso, no sé cuanto tiempo estuve llorando.
Me incorporé lentamente y me dirigí al baño, miré el espejo y ahí me di cuenta que todos tenían razón, Ibe-san, mamá, papá, mi hermana... Ese no era yo, no había rastro de aquel Eiji que todos conocieron, que él conoció. Ese Eiji murió hace años junto con Ash.
Faltaba solo un día para regresar así que decidí comenzar a hacer mi maleta, no sabía cuantos días nos íbamos a quedar, ni en dónde, llevé muy poca ropa y algunas cosas no tan importantes.
En aquella mesa reposaba una cámara, la miré por unos instantes y después negué, no iba a llevármela.
¿Qué caso tendría si a lo único que quería fotografiar estaba muerto?
Sin pensarlo mis pies se dirigieron a aquella pared cubierta de tus fotos, mi mano se acercó lentamente a una de ellas. En esa foto estabas sonriendo, era una sonrisa sincera y tus ojos brillaban intensamente, parecía tan real.
—Ash... Yo— cerré mis ojos intentando contener las lágrimas, obviamente fracasé.— Yo te... Te amo, te amo Ash... Siento no haberlo dicho antes, pero pensé que tendría la oportunidad de decírtelo en persona y... Que tal vez tú y yo podríamos ser felices aquí en Japón. Me equivoqué, nunca creí que algo así fuera a pasar, tuve la estúpida idea de que podríamos estar juntos. Me siento tan mal Ash y no sé como dejar de sentir este dolor en mi pecho, de dejar de llorar, dejar de hablarle a una foto como si realmente me escucharas, quisiera que estuvieras aquí conmigo, quisiera verte una vez más y decirte todo esto—.
Abrí los ojos, estaba cansado... De hecho siempre lo estaba, fui a mi cama, no me cambié ni nada solo quite las sábanas para acostarme, no sabía a que hora partíamos.
—Eiji...
Mi cuerpo se congeló, no podía ni siquiera voltear, era él...
—Eiji, mírame por favor— sentí un suave roce en mi hombro haciendo que mis piernas me traicionaran y comenzaran a temblar, como pude me voltee y ahí estaba él, caí sentado a la cama y cubrí mi rostro mientras comenzaba a sollozar.
—¿Por qué me haces esto?— pregunté tratando de controlarme.
—No vayas Eiji, quédate aquí por favor—.
—¿Qué...?— por primera vez lo miré.— Ash, estas... Tú estas...
—No, Eiji no quiero que mueras... No sabes cuanto me duele verte así.
—¡Es tu culpa! ¡¿Cómo quieres que este si me dejaste solo?!
—No quiero que vayas Eiji, ¿por qué insistes?—.
—Porque... Tal vez quiero morir, porque si no te tengo a ti nada tiene sentido—.
Su mano agarró la mía... ¿Realmente él no estaba aquí?
—No digas eso, me fui para que fueras feliz. Eiji, renuncié a todo por ti, solo quise protegerte—.
—Y yo solo quiero estar contigo, quiero tenerte.
—Y me tienes Eiji... Mi alma estará siempre estará contigo.
Esa frase... La carta, pero todo esto era parte de mi imaginación ¿o no? Ash no estaba aquí, él no está aquí, esto es parte de la locura que me consume día a día. No me di cuenta cuando Ash se alejó de mi y comenzó a caminar.
—¿A dónde vas?
—No puedo ir a ningún lado si me sigues recordando.
—¡Ash, detente! Ash te estoy hablando... ¡Ash!— corrí lo más rápido que mis piernas me lo permitieron, pero cuando llegué ya no había nadie, me encontraba completamente solo.— ¡Ash!
Y una vez más me encontraba ahí tirado, mi cara estaba contra el piso, mis parpados comenzaron a cerrarse por el cansancio, la luz comenzó a desaparecer y por fin descansaba o más o menos.— A-ash—.
...
El sonido del celular entró en mi cabeza haciendo que me despertara rápidamente, me levanté desconcertado sin saber exactamente en donde estaba, hasta que recordé lo de ayer... Me paré y fui hasta donde el celular se encontraba.
—¿Bueno...?
—Ei-chan, perdón por despertarte tan temprano. Cambiaron la hora del vuelo y tenemos que estar ahí en dos horas. Paso por ti en una hora, báñate y arréglate—.
No contesté, dejé el teléfono en el mismo lugar y me fui quitando la ropa poco a poco.
Salí por mi toalla y después fui al baño, abrí las llaves de la regadera y sin esperar a que el agua se calentara entré.
No sabía porque no sentía emoción alguna con este viaje, el dolor era más grande que cualquier otro sentimiento, sabía que iría a ver a Ash, pero no como yo lo imaginaba sino en una tumba.
No sé cuanto tiempo tardé ahí, pero salí lo más rápido posible y fui a mi cuarto a cambiarme, lo poco que me quedó de tiempo solo lo use para ver las fotos de Ash. Después de diez minutos la puerta sonó anunciando la llegada de Ibe-san.
Tomé la maleta y con pasos seguros salí del cuarto no sin antes dirigir una última mirada a aquellas fotos.
—Lo siento Ash... No puedo quedarme a morir aquí.
...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro