Allí en el muelle, donde los amores se despiden,

donde parte el marino en busca de aventura;

donde en el ocaso el sol danza con el fuego y se funden en uno, tiñendo las viajantes aguas.

Donde los botes son niños dormidos que descansan meciéndose en los brazos de su madre.

Allí en el muelle, las mañanas son frescas y saladas en verano,

frías y húmedas en invierno.

Allí dónde las gaviotas bailan para el cielo;

y dónde el cielo es testigo del inicio de las aventuras de los corazones soñadores.

Lánguidas tablas de madera, con olor a mar, a vida, a aventura.

Sorbo mi café,
ya en el horizonte el sol se ha perdido...

Y te encontré por primera vez, entre la multitud, allí en el muelle.