
Asesinato
Ya no pidas que vuelva,
quererte no podré nunca
ni a tí ni a nadie,
ves que por amarte bien
terminé mal.
El alma ha exhalado en un suspiro
el espectro del que fuera nuestro amor
y denso asciendió al cenit.
Ahora vive en el firmamento como una estrella más.
Testigo de este perjurio.
Mis ojos no quieren verte,
y mi deseo mas profundo es olvidarte. Los pedazo escarlata de mi corazón cayeron al suelo
y el sonido agudo de un amor roto fue la melodía fúnebre de mis sentimientos.
Morí,
o al menos mi alma lo hizo.
No ha quedado mas que un cuerpo vacío y hueco.
Palido, níveo y melancólico
el corazón sangraba y ahí, empuñando el arma mortal causante de este asesinato,
en el mango del cuchillo que me atravesó el alma, tu mano.
¿Recuerdas la paloma azul que se mezclaba con el cielo y simbolizaba nuestro querer?
Pués yace muerta en mi regazo.
Le arranqué una pluma de su ala rota
y con la tinta roja y brillante de mi sangre te escribí estos versos.
Que no son más que un réquiem
de nuestro difunto amor.
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