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Epílogo


Lauren.

Dame de tu vida y de tu tiempo.

***

6 meses atrás.

Estoy perdida.

Recuerdo que mi vida era tranquila antes de ese casting, recuerdo que no había drama y que aunque vivía en automático muy pocas veces deseaba que algo cambiara.

Tal vez no desee hacer nada más que extinguirme, porque no disfruto para nada mi vida en este momento, no me interesa mucho mi carrera, pasar tiempo con mis amigos o incluso con mi familia, tanto así que he huido muchas veces.

Tengo un ciclo vicioso, cuando comencé a extrañarla tanto que solo me imaginaba llegando a pasos lentos hacia ella y abrazarla, como si así pudiera unir todo mi dolor en un momento.

Así que trabajaba, desaparecía mientras conducía a las afueras de la ciudad y me enterraba en un bar de mala muerte al que se me hacía fácil pasar desapercibida, bebía y gracias a mi guardaespaldas llegaba a mi departamento, odiaba todo, escribía en ese espejo y me iba a casa de mis padres.

Llevo un par de meses en eso.

Justo ahora solo miro el líquido en el vaso dando vueltas con el hielo.

No entendía porque las personas bebían hasta ponerse tan mal que ni recordaban las cosas, me parecía horrible porque nada más estar ebria me desagrada, pero el despertar al día siguiente es como sufrir el triple gracias a la resaca.

Pero ahora para mí tiene una función y es olvidar.

Me rio sola, porque hasta yo estando ebria se que es imposible.

—No creí que un vaso contará chistes tan graciosos —levantó la vista a mi lado y me rio un poco más fuerte.

—Entre todos los bares de mala muerte tenías que estar aquí —la chica ladea su cabeza y me escanea intentando ubicarse hasta que lo logra.

—Eres…

—Eres su escritora favorita —tomó un trago—, tal vez si se entera que estás conmigo se dignaria a contestar una de mis llamadas, aunque no lo creas te diré que deje de intentarlo hace meses, la ilusión me hacía sentir peor.

—Vale, esto es muy poético.

—Es un asco.

—Me imagino.

— ¿Por qué estás aquí? Ningún famoso en su sano juicio vendría a este lugar.

—Me dices entonces que no estás en tu sano juicio.

—Salud —levanto mi vaso hacia ella.

—Somos figuras públicas, hay muy pocos lugares en donde desaparecer.

— ¿También te rompieron el corazón con un triturador? —sonríe con pesar.

—No, trato de salir de un bloqueo —mueve su martini—, no he podido escribir en un tiempo y todos dicen que es porque no experimentó la vida.

—Ay no, joder, no lo hagas, es un asco —escucho su risa mientras me concentro en acabar mi trago y pedir otro.

Al menos he podido huir de Normani porque ella tiene una vida a la que sí desea presentarse.

—No quiero sonar insolente, pero ¿Qué pasó? —suspiro—, no creo que deberías beber tanto, menos en un bar lleno de viejos depravados.

—Estás en el mismo bar, cielo, también eres una presa —señalo con mi pulgar a la esquina del lugar—, ese muchachote de allá es mi guardaespaldas, estoy bien y si quieres también te puede ayudar, sobre lo que me pasó pues, me di cuenta al fin que soy fácilmente reemplazable, que amar a alguien es igual de hermoso como asqueroso y que sé que necesito mucho tiempo para deshacerme de esto.

— ¿La chica de aquella vez en la firma de libros? 

—Oh, sí, ella es la encargada de pisotear mi corazón, tal vez hasta aprendió a bailar tap y lo dejó como hoja de papel —la hago reír y no puedo evitar unirme a ella—, solo hablo incoherencias.

—Me gustaría escuchar si no te incomoda.

— ¿Lo bonito y asqueroso de mi primera relación real? Aunque… ¿Cómo estaré segura de que no escribirás de ella? 

—No sé si podría prometerlo…

—Sería genial, espera, es un gran plan —bebo el trago y hago una mueca—, escribiremos mi historia.

—Estas actuando muy segura de que querré escribir tu historia.

—Vamos —ruedo los ojos—, soy una actriz famosa, todos estarían locos por esto.

— ¿Estás dispuesta a revelar todo? —me quedó pensativa bebiendo más de mi trago.

—No, la verdad creo que no —los niveles de emociones están dentro de mí en un sube y baja, tal vez esto sea diferente.

—Quiero hacer un trato contigo, Sabrina.

—Soy todo oídos.

—Deseo contarle mi dolor a un extraño, seguro lo he hecho antes estando ebria en este mismo asiento, la diferencia es que eres escritora, su escritora favorita, una ironía de la vida —resoplo—, nunca he pensado en que pueda escribir algo, pero ahora me estoy ahogando y al parecer tu también con tu bloqueo.

— ¿Entonces…? —alcé mi vaso hacia ella.

—Te contaré mi historia y te daré ideas, si te agrada, hagamos algo juntas.

— ¿Deseas hacer un trato ebria? 

—Últimamente he estado así, pero si deseas te firmo algo donde diga que no cambiaré de opinión estando sobria —se ríe.

—Me agradas y eso es mucho decir —frunzo el ceño, choca levemente su copa con mi vaso—, veamos qué podemos hacer con esto, Lauren.

Inclinó mi cabeza dándole puntos por recordar mi nombre, que sea famosa no me hace la más inolvidable del mundo y que se los diga Camila que al parecer me dejó atrás con mucha facilidad.

—Estoy solo a meses de mi despecho, por dónde comienzo.

—Solo necesito el comienzo y la cruda verdad.

—La verdad mi corazón se aceleró en el primer momento que la ví…

***

Presente.

Camila.

Eres absurda o no lo eres.

Haces todo lo que esté en tus manos o te rindes con excusas estúpidas.

Encontrar a Shawn en esa fiesta se vuelve tan complicado como el juego que venía antes en el periódico de papá en dónde había una multitud y debías encontrar al flaco con camisa de rayas.

No parecer una desquiciada fue un trabajo demasiado duro.

En mi imaginación corría muchísimo hacia ella, casi todos los días hasta que se cumplió un año, corría en mis sueños también, pero solo eran fantasías, no llegaban a la realidad, era algo que no podía cumplir, no lo podía hacer realidad aunque lo deseara con todas las células que habitan en mi organismo.

—Necesito las llaves del auto —murmuró lo más calmada que logró cuando alcanzó a Shawn hablando con una pareja de edad adulta.

— ¿Qué pasa, cariño? ¿Estás bien? 

—Perfecta, disculpen, sé que es encantador, pero se los robaré un momento.

Lo alejo lo más que puedo de las personas y trato de actuar lo más calmada posible al alejarme de los fotógrafos.

— ¿Qué pasa? Creo que te oyeron decir eso —mira a los lados—, ¿Para qué quieres las llaves? 

—Tengo que intentar algo, debo ir a un lugar.

— ¿Así de la nada? Demoraste mucho en el baño y sales algo alterada, ¿Qué pasa? 

—No tengo tiempo para explicaciones, dame las llaves por favor.

—Camila, sabes que ahora somos un equipo, nos apoyamos, pero no puedo respaldarte si lo mantienes en secreto.

—Mierda, Shawn, Lauren se va, necesito verla antes de que se vaya —hablo con los dientes apretados.

— ¿Después de un año vas a buscarla? Pondrás en riesgo lo que has avanzado para dejar atrás a esas personas.

—No me importa, bien, tengo un mal presentimiento.

—Después puedes encontrar su dirección y visitarla para contarle todo, pero ese tiempo se hará más largo si te descuidas y lo arruinas —aprieto la manga de su saco.

—No entiendes que si no voy por ella, simplemente no habrá un después —mis ojos comienzan a arder.

—Claro que sí, Camila, solo piénsalo con claridad, no podemos dejar está fiesta aún.

—Joder, Shawn, no me discutas, por favor, ponte de mi lado, no necesito la voz de la razón, necesito llegar a ella, necesito decirle todo y si no me perdona o no quiere saber de mí, pues viviré con ello, pero no sabes lo convencida que sonaba Dinah al decirme que todo cambio —me paso las manos por el cabello desesperada logrando que se desordene mi peinado un poco—, así se vaya, debo verla porque ninguna pantalla o revista puede detener estás ansias de verla frente a mí nuevamente.

—No te puedo dar las llaves…

—Mierda, damelas —estoy a segundos de enloquecer y comenzar a llorar.

—Camila, déjame terminar, no puedo dejar que conduzcas así, te tiemblan las manos, pareces a punto de tener un ataque ¿Deseas tener un accidente o qué? Yo te llevo.

—Gracias, gracias, salgamos de aquí —tiro de la manga de su saco a la salida.

—Con calma, al menos hay que hacer como que todo está bien —retengo todos mis impulsos para aferrarme a su brazo y caminar con normalidad.

Ya en el auto simplemente comienzo a hiperventilar y algunas lágrimas logran salir cuando comienzo a temblar.

—Joder, Camila, respira o ni siquiera vas a llegar con vida ¿A dónde te llevo? 

—Es que no sé —trato de pensar—, Dinah no mencionó nada, yo… la llamaré… 

Mi celular se resbala cuando lo saco de mi bolso, lo busco bajo el asiento y maldigo hasta recuperarlo.

Cuando marcó su número, solo suena el pitido y no contesta.

Terminó marcando el contacto que tenía de Lauren, puede que no consiga nada al arriesgarme tanto, pero si es posible ubicarla, no me importa.

El número ya no existe.

— ¡Maldición! —golpeó el tablero del auto.

—Vamos a su departamento, ¿Sabes la dirección? —asiento mientras hago otro intento con Dinah.

—Pero ella no se está quedando allí desde hace mucho o eso he leído.

—Es nuestra única opción por ahora —se apresura a salir del aparcamiento.

Cuando llegamos a la entrada de la residencia, ruego que no haya cambiado la clave.

—Señor ¿A quién viene a ver? ¿Está autorizado? Señorita… —el de seguridad se me queda viendo un momento—, ah, es usted, hace mucho que no viene.

—Sí, hice un viaje largo, podemos pasar ¿Verdad? —Revisa algo en su celular y luego asiente.

—Qué tengan buenas noches —le agradezco.

—Ni siquiera llamo a nadie, tienes suerte.

—Siempre he estado autorizada a entrar sin preguntas —suspiro—, casi vivía en el departamento de Lauren, así que es normal, me imagino.

— ¿Después de un año? Yo hubiera cambiado toda seguridad al mes —me concentro en ver por la ventana.

—Espera aquí —salgo lo más apresurada posible.

Mi celular suena y contesto al entrar al elevador.

— ¿Por qué tengo tantas llamadas perdidas? ¿Estás bien? 

— ¿Dónde está? —Dinah no parece entender—, Lauren, Dinah, ¿Dónde está? 

—Yo… no… no sé, ¿Qué estás haciendo? 

—Llegando a la puerta de su departamento —coloco el código y se abre justo en su entrada—, ¿Está aquí? 

—No me dijeron a dónde iban, solo se despidió —suspiro.

—Gracias —cuelgo la llamada al dar el paso dentro de lo que fue nuestro lugar seguro por mucho tiempo.

El hecho de estar aquí después de tanto tiempo me hace temblar.

Se ve todo impecable, pero inhabitable, como si no han movido cosas en este piso durante mucho.

—Lauren —hablo sin obtener respuesta.

Marcó el último número que se me ocurre mientras avanzo por el departamento.

Un pitido.

Dos pitidos.

Tres pitidos.

— ¿Camila? ¿Pasó algo nuevo? Justo ahora no puedo hablar —logro oír a Brenda, pero mi corazón se descontrola al llegar al pasillo y detenerme frente al espejo de cuerpo completo del fondo.

Su letra. Por todas partes.

Notas desde donde ha podido alcanzar a pegar hasta el piso, sin un orden específico, algunas escritas de manera desprolija.

— ¿Dónde está? —susurro la pregunta que me desgarra la garganta al salir.

Te amo, maldita sea, lo hago tanto que me destruye seguir pensando en ti.

— ¿Qué? —alguien parece darle una orden.

—Lauren…

Esa forma de mirarme cuando me deseas me hace ir a dar un paseo por el espacio de ida y vuelta.

—Te dije que no te preocupes, estaremos lejos de ese demente.

El vacío que dejaste me hace creer que jamás amaré a alguien como te amo a ti.

— ¿Están lejos? 

La oigo a través del altavoz, como ruido de fondo y es como un golpe fulminante que termina en mi pecho.

—Breda, ¿Quieres que haya una interferencia en el vuelo? Apaga ese celular antes de que venga la azafata nuevamente y te corte los dedos.

Su voz.

Simplemente la barrera se rompe y las lágrimas comienzan a caer.

—Lo siento, te llamaré al aterrizar, está a punto de despegar el avión, pero no te preocupes, lo tengo manejado, me comunicaré lo antes posible, adiós —después del sonido al colgar solo me envolvió el silencio.

Creímos en un cuento de hadas.

Desde que tomé la decisión que me trajo a este momento de mi vida puedo decir que al fin me quebré.

~~~

¡Hola! Después de mucho tiempo...

¿Vale decir feliz año?

Si desean seguir la historia al leer esto ya estará publicando el primer capítulo de la segunda parte.

Gracias por leer 🫶🏻

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