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Capítulo 50


Lauren.

Sí ser distante fuese ilegal, te buscaría como un criminal.

***

He estado haciendo algunas entrevistas desde casa, mientras estoy en descanso de las grabaciones.

Me quedo recostada en la silla de mi oficina mirando al techo, le hable a Camila y ha estado extraña, pensé que después de la última vez que nos vimos todo estaría bien

Sé que no puedo buscarla, siento que no debería aparecer de la nada en su departamento o lugar de trabajo.

Una llamada me saca de mis pensamientos, estiró mi mano sana y contesto al ver que es Brenda.

—Hola, ¿Qué novedades tienes? Ya terminé la última entrevista de hoy.

—Genial, siempre tan eficiente, quería informarte que pasaré por ti para ir a almorzar algo a un restaurante buenísimo.

— ¿Con que motivo? —hace un sonido con si garganta.

—Es solo para salir, me imagino que estás en un martirio de pensamiento sin nada que hacer porque así eres Lauren.

—Ay, bueno, lo acepto, pero no tomaré una ducha, solo me voy a cambiar.

—Esa era una información innecesaria.

—Verdad —me río.

—Te veo en un rato —cuelga.

Reviso los mensajes que me llegaron.

En el grupo de las chicas y Camila. Abro el de ella primero.

Bien, solo cansada, termino en un rato.

Lauren: ¿Puedo llamarte cuando llegues a casa?

Camila: Si quieres.

Frunzo el ceño, voy a mi habitación para cambiarme y esperar a Brenda lista.

Lauren: ¿Cuando nos podremos ver?

Camila: No estoy segura, trataré de ir a tu departamento lo más pronto.

Suspiro, sé que no lo tiene fácil ahora y me interesa que sepa que estoy ahí, pero no puedo adivinar que es lo que le pasa, debería tener la confianza de decirme.

Lauren: ¿Y si voy a tu departamento?

Camila: No es buena idea.

Me llega un mensaje de Brenda diciendo que está abajo, así que salgo del departamento.

—Ok, no quería decirte por celular pero tenemos una pista del acosador —es lo primero que dice en cuanto me subo a su auto.

— ¿Qué?

—Mi investigador logro conseguir grabaciones de una camara de cuando hacia la entrega a uno de los extras que usa para hacerte llegar las cosas.

—Muestrame —me da su celular y pone el auto en marcha.

La verdad no sé detalla nada, solo se sabe que es hombres, lleva una gorra y un abrigo largo negro, está en blanco y negro, además de verse borrosa.

—Sé que no es nada, pero este nuevo investigador está más que calificado a encontrarlo, al menos tenemos la certeza de que es un hombre.

—Odio tener que estar tan alerta.

—Estamos bien, se solucionará —suspiro y busco mi celular.

Lauren : ¿Qué tienes?

¿Quién diría que las relaciones se vuelven así?

Sé que le pasa algo, pero no me lo dice, pensé que íbamos avanzando, estuve cansada de esconder mis miedos, lo hablamos y siento que solo nos concentramos en mí y Camila comenzó a quedarse en silencio.

Me hace pensar demasiado en cómo abordar la situación, porque no quiero decir algo que sea un detonante y a la vez detesto quedarme callada porque es como no hacer nada.

Camila: No estoy de ánimo.

Me quedo mirando por la ventana, no puedo evitar sentirme mal, ¿Qué está pasando por su cabeza ahora? ¿Tan difícil es decírmelo?

Brenda se detiene frente a un semáforo en rojo y mi vista se queda fija en un poste de luz, tiene una carita sonriente dibujada, sonrió sin poder evitarlo y levantó mi celular hacia el dibujo.

Le tomó una foto y se la envió a Camila.

Lauren: ¿Ni siquiera es capaz de animarte está carita?

Miro como aparece que está escribiendo, luego no y así por un rato.

Camila: No.

Lo que hice fue una estupidez.

Bloqueo mi celular, no deseo joder más las cosas.




—De verdad que la comida es increíble —repito lo que dije al probar el primer bocado hace treinta minutos.

—Te dije, conozco al chef —sonríe.

— ¿Cocer, conocer? —elevo mis cejas con sugerencia.

—No seas vulgar, es un viejo amigo.

— ¿Con eso te refieres a que es viejo o que lo conoces desde hace mucho?

—Lo conozco desde hace mucho.

—Bueno entonces no es viejo, lo que indica que lo pudiste haber conocido muy bien en ese entonces.

—Callate Lauren, deja de hacer insinuaciones.

—Hablas como si fueras una anciana anti sexo —me río.

—No soy anti sexo.

—Oh, bueno qué alivio, imaginate si sí.

—Deja de molestarme.

— ¿Saldrías con el chef? —remueve su comida.

Me gusta molestar a Brenda, además de alentarla a explorar sus deseos carnales, la mujer es joven y parece que respira, duerme y vive para mí y su trabajo, nada más.

—No, claro que no —hago un sonido de disgusto.

—Que aguafiestas, no importa, buscaremos a otro.

—Ni siquiera tiene sentido está conversación ¿Lo entiendes verdad? ¿Qué pasa contigo? Pensé que te lastimaste el brazo, no la cabeza —lo dice sin inmutarse, pero sé que trata de ser chistosa, por eso me río.

—Muy elocuente de tu parte, me alegra que me sacarás de mi encierro de entrevistas.

—Aprovecha y descansa, ya luego te explotare.

—Ay, que linda, lo que siempre he deseado —digo con sarcasmo.

—Yo estoy disfrutando del descanso —bebo mi agua sin apartar la vista de ella.

—Sí, claro, siempre me dices que te de vacaciones e igual no paras de trabajar.

—Esta vez me lo estoy pensando  —me enderezo en el asiento porque habla con seriedad.

— ¿Qué? ¿Ya te cance? —se ríe.

—Casi… bueno te invite a comer solo porque necesitamos hablar de algo.

— ¿Qué? —me mira sin expresión y eso me impacienta—, vamos, habla.

—Estoy planeando…

Las notificaciones de su celular se vuelven loca y no me preocuparía si no sintiera el mío vibrar en mi bolsillo.

Frunce el ceño, limpia sus manos de una servilleta y mira su celular.

—Mierda, Lauren.

Me entrega su celular y miro la foto que está generando el gran escándalo.

Es una foto de dos chicas, una está completamente borrosa, pero mi perfil se ve en la mejor resolución del planeta, yo sé exactamente quién es la persona a quien me encuentro besando en esa foto, que a pesar de que escondieron muy bien su identidad se nota que es una mujer.

Me acaban de sacar del puto closet directo a los escándalos de la prensa rosa de Los Ángeles.

Jodidamente genial, la gran noticia que necesitaba.

—Llamaré al de relaciones públicas, lo abordaremos lo mejor posible, sólo declararemos lo que desees y lo que estés dispuesta a hablar —la voz de Brenda me hace volver al restaurante en el que nos encontramos.

— ¿Y si no quiero decir nada?

—Como quieras, Lauren, luego manejaremos los daños que traiga esto.

—Necesito… —saco mi celular.

Camila: Tenemos que hablar.

—Por favor llévame a casa.






Hay decisiones cotidianas de la vida, tal como hoy puedo colocarme los zapatos negros o los blancos, pero también hay las que te complican para dejarte en una posición donde cualquier cosa que decidas genera un dolor, una perdida o una angustia.

Regresar a mi departamento fue escuchar a Brenda hablar y hablar con el de relaciones públicas, también recibió un montón de mensajes porque muchos quieren una primicia.

Debería importarme poco lo que digan, porque esto es parte de mi vida, lastimosamente mi privacidad no es respetada, pero el hecho de pensar que pueden juzgar mi relación o incluso si no saben que es Camila, solo pensar que dejen salir mierda de lo que tenemos lo odio, me hierve la sangre.

No quiero que todas esa personas tengan ese poder y me esfuerzo para manejarlo, pero si Camila decide que puedo decir quien es la chica a la que beso o prefiere que me quedé en silencio, no sé cómo tomarme cualquiera de los dos puntos de vista.

Hay paparazzis fuera de mi residencia, pero es tan eficaz en seguridad que logramos entrar sin problemas.

Vuelvo a mirar mi celular para releer el mensaje de Camila, le pregunté si estaba asustada o molesta por lo que está pasando y solo me quedé con una respuesta que no he podido responder.

Camila: Esto me está haciendo daño, no sé cómo manejarlo, necesito espacio, lo siento.

¿Qué cree que puedo entender con esto?

Estoy completamente segura que las personas no desean hacerle daño a las personas que amas y si sucede no es algo adrede ¿Yo le hago daño? ¿O solo es la situación? ¿O lo que no me cuenta? ¿O la vida en general?

Me vuelvo completamente una persona que no soy, estoy girando en torno a muchas preguntas y me agobio, me hace pensar en una sola cosa y es lo que me aterra.

¿Tan frágil somos?

—Estaré bien, anda a casa, mejor deja que sigan hablando, mañana lo resolvemos.

— ¿Segura? El silencio no sé si será bueno.

—Sí, anda Brenda.

Me deja sola y es cuando regresó a mi cama que siento romperme.

—Lauren… —Un toque en mi hombro me hace despertar.

— ¿Estás…? —se aleja cuando me reincorporo—, pensé que necesitabas tiempo.

El silencio que se instala es como un aviso de que lo que vino a hacer aquí no es algo que vaya a ser ligero para mí, ni siquiera se ha quitado su abrigo, la mirada de Camila flaquea un momento, pero endurece la expresión.

—No podía hacer lo que debo por mensaje —trague saliva.

—Sé que es un caos, pero ya Brenda lo está manejando…

—No estoy lista para esto —me interrumpe.

— ¿Qué? —pregunto incrédula.

—Si se revela quien es la que está contigo, en este momento no puedo lidiar con eso.

Apartó las sábanas de mis piernas y me pongo de pie, me imita aunque le doy la espalda, solo debo respirar, debo pensar con claridad.

—Sabes que eso es algo que no puedo manejar, quién sea que tomó la foto puede jugar con eso, lastimosamente me tiene agarrada del cuello.

—Esto me está desequilibrando, yo… me duele no poder tener el control —se nota frustrada y miro sus ojos ponerse rojos, está evitando a toda costa llorar, cuando intento acercarme se aleja y mierda, como me lastima esto.

—No quiero lastimarte… o que la situación lo haga, podemos… podemos encontrar una solución juntas ¿No?

Se muerde el labio inferior y evita que su rostro se contraiga, siento mi respiración agitarse.

Es cuando caigo en cuenta.

—Viniste a terminar conmigo —apenas logró susurrar porque mi garganta comienza a cerrarse con un nudo.

—No puedo, lo siento —pongo una mano sobre mis ojos.

Comienzo a sentir un sofoco, esto no puede estar pasando, tal vez si necesita tiempo, que esto pase, recojo con los dedos las lágrimas en las esquinas de mis ojos y carraspeó para poder hablar.

Puedo absorber esto, puedo aguantar hasta que las cosas se calmen, si tengo que tomar lo que le lastima y en este caso es nuestra situación, nuestra relación, yo aceptaré lo que ella crea mejor solo para que no tenga que sufrir.

— ¿Crees que es lo mejor? —vuelvo a mirarla y me obligó a no dejar caer ninguna pieza de mí.

—Sí, puede que no lo entiendas ahora, lo siento, Lauren, pero es lo mejor.

—Bien —bajo la mirada a mis pies, me quedo estática hasta cuando sale de la habitación y cuando el silencio infinito me golpea suelto un jadeo dejándome ir.

Me trató de tranquilizar, es un problema, estaremos bien, sé que las cosas se aclararan, que este no es el final, debo mantener la compostura.

Eso creí en ese momento, que si me quedaba con el dolor que te generaba la situación estaba haciendo lo mejor para tí, en realidad tenía que hacer hasta lo imposible para que no me dejaras, debí luchar y no esperar.

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