Lauren.

Tal vez te deje acercar demasiado, eso piensa la parte que desea olvidarte, pero la otra parte solo me reprocha no haberte dado todo de mí, sigo pensando que eso hubiera cambiado nuestro final.

***

Todo mi cuerpo se encuentra tenso, mis manos sudan y trato de mantener la calma lo más que puedo.

—Brad, lo siento —suspiro—, nunca quise que llegáramos a esto.

—Una mierda, Lauren.

—Será mejor que te calmes y hablemos en otro momento, hay que terminar de grabar.

—Cuando quería invitar a Camila a salir y discutimos no fue porque te daban celos de mí, sino de ella —murmura.

Sí, odiaba que la invitará a salir por todo lo que estába pasandome con ella y con el hecho de que si Camila hubiera aceptado seguro no hubiera estado saltando en un pie de felicidad, pero sé que esos sentimientos eran míos, era que yo debía aceptar lo que sentía y si ellos salían yo no hubiera interferido de igual forma, porque ellos no tendrían que cargar con la consecuencia de mis conflictos emocionales.

—No tengo que darte explicaciones, pero no es algo que planee, Brad —sé que está dolido y no es el hombre que conozco, no es mi amigo justo ahora, pero tampoco tiene que terminar elevando la voz—, debes tranquilizarte.

—Se acabó la grabación.

— ¿Qué? —escucho la voz de Camila, se detiene a mi lado.

—Como me oíste, se acabó.

—Tenemos un contrato —le recuerdo.

—Justo ahora me da igual —se retira dando zancadas largas.

No quiero pensar en que su reacción es demasiado inmadura y excesiva, no es un niño, pero no sé qué es lo que está sintiendo o pasa por su cabeza, menos cuando estuvo intentando que volviéramos a enrollarnos como antes y yo simplemente le dejaba claro que no volvería a suceder.

— ¿Qué vamos a hacer? —me rasco la nuca, Camila suena estresada y cuando la miro noto de inmediato que no sabe cómo no ha enloquecido aún.

—Nada —pasó una mano por mi cabello—, vamos a ver cómo están las cosas afuera y si no grabamos nos vamos.

Solo logró dar tres pasos cuando me detiene, su mano suelta mi brazo cuando la observó sobre mi hombro.

—Me importan poco las grabaciones, Lauren ¿Qué vamos a hacer si lo cuenta? 

—No lo hará —trato de sonar segura.

¿Cómo algo que no ha iniciado tiene intenciones de acabarse? Es solo un problema, no hay que alarmarse.

— ¿Cómo sabes? ¿No viste como se puso? —muerde su labio inferior, respiro profundo.

—Lo resolveremos.

***

— ¡Acción!

Me concentro en lo que debemos grabar, la situación de mi personaje y el de Camila en el inicio de esta temporada es que están separadas, gracias a Jessica que no dejo de auto sabotearse hasta dañar la relación y ahora quiere recuperar al amor de su vida que ya siguió adelante.

— ¿Qué haces aquí? —se supone que llegue a su trabajo para poder hablar con ella, está sorprendida e igualmente enojada.

—Quiero que hablemos, necesito hablar contigo —sueno suplicante y es lo que debe expresar Jessica al querer conseguir un poco de la atención de Melissa.

— ¿Ahora quieres hablar? Después de dos años —mira a su alrededor dónde los extras trabajan—, tienes la decencia de venir a mi oficina, deje las cosas claras la última vez.

Ya no son unas jovenes universitarias, ya que al final de la primera temporada, se graduaron y ahora cada una experimenta lo que es ser un adulto responsable, o bueno el personaje de Camila lo hace mejor que el mío.

—Por favor, escúchame.

—Te di muchas oportunidades, ahora quiero que te vayas —dice entre dientes.

—Haré todo lo posible para que me escuches, no te daré excusas, te diré toda la verdad.

—Gracias a ti me di cuenta que las personas cambian constantemente, gracias a ti yo cambie, pero aún tú sigues siendo la misma cobarde que arruinó nuestra relación.

— ¡Corten! Ya salió, prosigamos, Shawn, Troy, a escena.

—Auch —le digo a Camila—, tus palabras me hieren.

—No puedo creer que nos hayan separado —tuerce los labios—, no me lo creía ni cuando leí el guión.

—Tranquila, solo quieren crear drama y una escena súper sensual de reconciliación —elevo mis cejas y me da un leve empujón.

— ¿Has hablado con Brad? —mira alrededor.

Nos alejamos hasta llegar a nuestras sillas, el set está concurrido, pero todos parecen concentrados en sus trabajos.

—No contesta mis mensajes o llamadas.

— ¿En serio lo de ustedes solo fue un rollo? —enarco una ceja, muevo mi cabello a un lado.

—Sí, éramos amigos con algunos beneficios —hace un leve sonido—, ¿Qué? 

—No parecía tan casual, él está enamorado de ti, Lauren —menciona lo último en un susurro.

—Siempre noté algunas cosas que no me gustaban, pero en todo momento le recordé que yo no estaba interesada en nada más.

— ¿Aún no lo estás? —la pregunta suena más a una afirmación.

No logro decir nada más porque aparece Nora, nuestra linda maquillista que aún parece flechada por mí.

—Volvieron con más poder —nos sonríe.

Retoca un poco mi rostro y a Camila le coloca más labial, lo que me hace mirar el cómo lo aplica y la forma en que ella mueve los labios para esparcir la tinta, tengo algo planeado para ella que no sé si será un fiasco total o tendré suerte. 

Solo pensar, ella y yo en una cita, me pone nerviosa, pero siempre soy segura con lo que hago, solo no quiero joderla en grande.

Pateó la caja lejos de mí.

Cuando llegue del set, en recepción me entregaron un paquete, no estoy recibiendo mi correo o paquetes por el asunto del acosador, pero llevaba el nombre de mi hermano, me equivoqué terriblemente.

Marco el número de Brenda con las manos temblorosas, tomo bocanadas grandes de aire para llenar mis pulmones y mantenerme serena, pero simplemente logró marearme más.

¿Ataque de ansiedad? Sí, creo que conozco bien esto.

—Lauren estoy saliendo de coordinar las cosas con Vanity fair… ¿Lauren? ¿Me escuchas? 

—Te necesito… —apenas logró decir.

Cierro mi puño libre sobre mi pecho arrugando mi camisa en el proceso.

—Hey ¿Qué pasa? Hablame, Lauren ¿Ya estás en el departamento? —la escucho caminar apresurada.

Camino a tropezones por la sala alejándome lo más que puedo de esa caja, me presionó el pecho como si eso me pudiera ayudar a respirar mejor.

—Sí… departamento —suelto el celular.

Me recargo de la pared y me deslizó hasta el suelo, meto mi cabeza entre mis rodillas y sigo tratando de respirar.

Esa persona tiene acceso a mí, sus juegos avanzan, su maldad, nadie en su sano juicio haría algo así.

Me siento expuesta, en peligro, colapsada, las lágrimas comienzan a bajar por mis mejillas como torrentes imparables que empeoran más mi respiración cuando se me congestiona la nariz por el llanto.

Mi hermanita estuvo aquí. Sola.

Me voy a morir si no respiro, este lugar no es seguro.

Me duele el pecho, las costillas, no logro distinguir que parte en realidad, mi corazón parece golpear todo mi tronco, está tan acelerado que me asusta más y no sé cuánto tiempo estoy así, hasta que me siento somnolienta, tensa y termino vomitando hacia un lado.

Cuando Brenda llega, solo sé que es ella por su voz, estoy con mis ojos cerrados con la cabeza en la pared, estoy viva, sabía que no iba a morir, muy en el fondo sabía que era un ataque de pánico pero cuando trata de tocarme me encojo intentando alejarme.

—Lauren —susurra—, está bien, cariño, llegue, estás a salvó.

—No es verdad —mi voz sale quebrada—, mira la caja.

Me da una arcada, Brenda eleva mi cabeza y no sé con qué me abanica el rostro.

—Vamos a asearte primero, recogeremos tus cosas e iremos a casa de tus padres —no replicó, no me opongo, solo dejo que me ayude a levantar y me guíe.

Mientras estoy en la bañera trato de borrar la imagen de mi cabeza, desde siempre he sido muy sensible con los animales y nunca esperé ver algo así.

Había una especie de muñeca de trapo con una fotografía de mi cara, estaba bañada en sangre, la sangre de dos aves degolladas que descansaban a los lados de ella.

—Necesito un calmante —le susurro a Brenda cuando me ayuda a vestir.

Todo el recorrido a casa de mis padres lo recuerdo vagamente y cuando despierto en mi vieja habitación, con todo apagado y un terrible dolor de cabeza simplemente abrazo una de mis almohadas y lloro en silencio.

Esto ya no es cosa de un acosador, esto lo está haciendo un demente.

—Cielo, ¿Estás despierta? —la suavidad de la voz de mamá tiene algo que me hace romper otra vez, solo por el simple hecho de que me vuelvo a sentir pequeña y quiero que ella me proteja—, traje algo para que comas.

—No tengo hambre —mi voz suena tan ronca que me sorprende.

—Debes comer, te sentirás mejor —enciende una lámpara de mi habitación y primero se acerca y me abraza.

Me concentro en no volver a llorar, ya no puedo hacerlo más, no quiero.

—Estás a salvó, nada te sucederá —besa mi cabeza—, debemos hablarlo, pero después, ahora siéntate, debes comer.

La obedezco sin ganas, me mira a los ojos y pestañea con rapidez antes de tomar una bocanada grande de aire como para tranquilizarse, le da una caricia a mi mejilla y coloca la bandeja en mis piernas.

—Come, ya vuelvo para acostarme contigo —asiento lentamente.

No comprendo a la mayoría de las personas, ni siquiera logro comprenderme yo, pero no saber que pasa por la mente de alguien tan cruel y dañado para enviar eso, me da impotencia ¿Qué le he hecho? Hay tanta maldad en el mundo y tantas injusticias.

El mundo está dañado y nosotros solemos ignorarlo tratando de cumplir nuestros sueños, aunque algunos solo puedan vivir sin darle ningún sentido a la vida o con las peores oportunidades, pero ¿Qué razón hay para esto? ¿Para qué yo me sienta alerta y en peligro? No le he hecho nada a nadie.

Trato de comer la tortilla frente a mí y apenas le doy algunos bocados cuando escuchó mi celular, lo dejaron en la mesa de noche.

Lo tomo, encuentro cuatro mensajes y una llamada perdida. Es Normani.

Eres tendencia.

Te capturaron mal ¿Estás bien? 

Estoy preocupada, Lauren 

Imagen adjunta.

Miro la imagen, los guardaespaldas casi me sacaban a rastras del departamento, maldición.

Masajeo mis sienes y entra otra llamada, pero está vez es Camila.