Capítulo Trece
Me estaba empezando a doler la cabeza.
No sé que me ha pasado, pero de repente parece que he pasado de tener veinte años a cincuenta. Cada vez me agobiaban más las fiestas, me sentaba peor el alcohol y tenía más ganas de marcharme a casa en cuanto llegaba a un sitio con mucha gente.
Me acuerdo de el aguante que tenía con dieciséis, podía beberme media botella sin ni una arcada, era capaz de aguantar desde las ocho de la tarde hasta las cinco de la mañana y con medio litro de alcohol en le cuerpo escalar la sábana que dejaba atada en la ventana, entrar sin despertar a nadie y estar a las siete arriba sin resaca, desayunando con todo el mundo.
Lo que me preocupaba era...¿Qué coño iba a hacer cuando tuviera treinta? No tendría fuerzas ni para salir de la cama a este paso. Sea como fuere. Lo que no había cambiado era la poca fuerza de voluntad que tenía para ser arrastrada a fiestas. Daba igual si no me apetecía, en cuanto Maia, Peyton y Harper intuyeran que me iba a rajar ya habían aparecido en mi casa con tres vestidos distintos y una botella de vodka.
Últimamente estaba demasiado centrada en mi libro como para pensar en nada más. Salir gastarme la mitad de mi presupuesto semanal, tener que estar a paracetamoles dos días, con el estómago revuelto y sin dignidad era un plan cada vez menos apetecible. Teniendo en cuenta que la alternativa era quedarme en casa disfrutando de una buena serie, mientras con mis velas encendidas, me dedicaba a lo que más me gustaba hacer en esta vida que era escribir.
Nadie lo entendía. Para mí era como una necesidad. No creo que pudiera pasar más de cierto tiempo sin ponerme delante de un papel en blanco o una hoja de word y empezar a expresar lo que sea que mi cerebro tenga en ese momento rondando. Ese alivio que sientes después de haberte quedado a gusto y hayas plasmado todo.
Aunque en un mundo paralelo nadie me comprara nadie lo que escribo, seguiría viviendo de esto, no como una fuente de ingresos, sino que para mi la literatura, tanto leerla como escribirla, me hacía sentir viva.
Además había una correlación entre mi yo interno y mis escritos, por que con el paso de los años me he dado cuenta de que cuanto más sientes, más escribes, y sobre todo, más puro es lo que escribes. Muchas veces mido cuanto he sentido hacia alguien o como me ha afectado una situación en cuanto pasan unos meses y vuelvo a lo que escribí en ese tiempo. Ahí es cuando valoro verdaderamente como me sentía....por la cantidad de cosas que tuve la necesidad de plasmar.
Por mucho que pienses que sientes por alguien si no te lleva a querer expresarlo de la manera en la que siempre necesitas sacar lo que llevas dentro, ya sea pintura, escritura, danza...lo que sea, tal vez no sientes tanto como piensas.
Los sentimientos: la tristeza, la rabia, el amor...cuando son muy intensos buscan una manera de escaparse de nuestra cabeza, lo necesitan desesperadamente...si eres capaz de no dejarlos salir, puede que no sean tan intensos como crees.
Pero allí estaba yo, intentando apuntar en notas del móvil una frase que se me había ocurrido mientras Harper y Maia se enzarzaban en una discusión
―¡Te digo que es dentro de dos paradas!
―¡Vamos a ver que las tengo contadas son siete paradas desde la que nos hemos subido!
―¡Pues eso llevamos cinco!― siguió Harper señalando la ventana del autobús
―¡Estás contando en la que nos hemos subido son cuatro!
Sonreí y me escurrí en el asiento mientras seguía absorta en mis notas
―Nos bajamos donde se baje todo el mundo y ya está, tampoco es tan complicado― dijo Ian mientras Peyton asentía a su lado haciendo que Harper y Maia dejaran de pelearse
No sabía hasta que punto era buena idea que Ian y sus amigos vinieran con nosotras, es decir, no sé si Peyton con alcohol era una buena combinación si estaba él delante. Ian había llegado hacía dos días y Peyton se negó a venir a la dichosa fiesta en la cala si él no venía, entendimos que querían pasar tiempo juntos, pero que Dios proteja a ese chico como se le ocurriera interactuar con alguien que no fuera Peyton.
Algo que me llamó la atención fue que se trajo a dos amigos con él. Como si quisiera evitar tener que quedarse solo con ella y se tuviera que ver respaldado. Puede que solo les hubiera avisado de que este fin de semana había una fiesta grande en la playa y quisieran venir. Igualmente eran demasiadas horas de viaje solo para una fiesta.
Ian tenía el pelo rubio muy claro, quizá demasiado como para que no fuera teñido, teoría que compartíamos todas pero que no queríamos debatir con Peyton que defendería que ese rubio tan claro era cien por cien natural...algo de que los abuelos de Ian son noruegos. Se le veía tranquilo, poco problemático, afable, no el típico chico del que tener miedo a que hiciera algo con otra chica. Pero Peyton tenía una personalidad extremadamente ansiosa cuando se trataba de él. Y yo no podía entender como a Ian no le asfixiaba.
―A este paso a saber dónde acabamos...― murmuró Dean, uno de sus amigos mientras se sentaba a mi lado y yo asentí
―No quieras saber, con ellas nunca se sabe...vais a desear no haber venido nunca― bromeé y él sonrió. Tenía una sonrisa bonita. el pelo castaño rojizo y unos brillantes ojos verdes que me miraban con interés.
―¿Fiesta en la playa? ¿Estás de broma? En cuanto Ian lo mencionó ni nos pensamos dos veces el acoplarnos...¿Verdad Steve?
El otro chico asintió mientras seguía intentando acercarse a Maia y ella me miró con los ojos en blanco. Reí negando con la cabeza.
―Joder....la está asustando― siguió Dean― menudo disimulado
―Como tú supongo― respondí sonriendo y él sonrió
―Bueno yo he sido un poco más discreto― bromeó dándome un golpe suave con la rodilla
―Muy discreto, casi no me había dado cuenta― reí
―Bueno pues espero no haberte asustado― susurró
―Para nada― respondí y él volvió a sonreír.
Vale. Lo admito era muy guapo. Quizá no tanto como su amigo Steve que intentaba desesperado hacerse un hueco entre Maia y Harper mientras seguían discutiendo, pero, tenía algo que le hacía muy atractivo. Demasiado. De esos chicos que puede que al principio no sean exactamente tu tipo pero que no sabes como, a las dos de la mañana estás en una esquina con él, sí, ese tipo.
El problema era ese algo que hacía que no pudiera sentirme atraída del todo hacía él. Frustrada noté como si le miraba había algo dentro que me apretaba un poco el estómago si pensaba en tener algo con él esa noche.
―Peyton me ha dicho que eres escritora― asentí y cerré las notas del móvil al entender que estaba pendiente de lo que estaba escribiendo
―Un intento...de escritora
―Hasta donde yo sé tienes un libro
―Mucha gente tiene libros publicados y no son escritores
―¿Cómo...?
―Cristiano Ronaldo
Soltó una carcajada― Ni media te paso con Cristiano Ronaldo
Sonreí y volví a mirar por la ventana intentando ignorar que me había puesto la mano en la rodilla. Yo no soy una persona muy de contacto físico, es más, no me gustaba nada, pero se lo permití, necesitaba distraerme.
―¡Es esta ves!― gritó Harper bajando de su asiento―¡Te lo he dicho!
Maia resopló y aceptó su error mientras bajaba― Yo que sé, venía mal en google maps
Toda la marabunta de gente que íbamos en el bus bajamos y en cuanto oí el sonido del mar me relajé del agobio de gente que había dentro del bus. Se me pasó en cuanto vi la cola para entrar.
―¿Desde cuando la playa es privada?― se quejó Peyton
―Es una cala
―¿Y qué? Nadie puede venir aquí poner una bandera de decir que es suya. No pienso tragarme esta cola― la cola cruzaba la carretera y yo también dudaba de la legalidad de eso. En la parte de delante un portero de dos metros controlaba el aforo, pidiendo los documentos de identificación, comprobando que estaban en la lista y contando el aforo que había dentro.
―No vamos a entrar nunca― se quejó Harper
―No quiero pensar en los kilómetros que habré hecho en vano por venir aquí como no nos dejen pasar― murmuró Dean a mi lado
―Siempre podemos ir a otra playa y beber allí― propuso Steve a Maia y ella negó con la cabeza
―No he pedido cincuenta favores para que nuestros nombres estén en esa lista, para nada― se quejó.
Estaba claro que había mucho gente que había pedido favores por que la cola era kilométrica y a pesar de lo grande que era la cala no iba a caber todo el mundo. Había una serie de reservados con hamacas blancas, hogueras, y camareros que se acercaban a rellenarles las bebidas, mientras otros muchos se arremolinaban en torno a una barra improvisada con cuatro camareros que no daban a basto. El resto de los que habían entrado estaban dispersados por la arena bailando.
―Hemos llegado a las once que se supone que es a la hora que abría....¿Pero desde que hora lleva esta gente aquí?
Maldije. Por eso Alex se había marchado a las ocho. Espera. Alex.
―Mi hermano ya está dentro conoce al segurata seguro, me suena haberles visto juntos alguna vez― Maia se tensó. Está claro que no le importaba pedir un favor hasta al diablo, pero a Alex claro que no.
Me acerqué por el lateral e identifiqué el reservado de mi hermano, claro que sí, como se iba a mezclar él con los demás.
―¡Alex!― le llamé desde lejos. Dejó el mojito que estaba tomando a un lado de la hamaca y a la rubia que tenía sentada al lado y con pereza se giró. Al verme resopló. Le hice gestos para que se acercara y él susurró algo a su acompañante, se levantó y vino a mi encuentro.
Sonreí hasta que vi quien estaba también en el reservado. Joder. Me clavó su mirada gris y mi corazón maldijo mientras no pudo evitar acelerarse. Estaba guapísimo. Una camisa blanca, medio abierta, con unas bermudas camel, el pelo un pelín engominado pero sorprendentemente los ligeros rizos de su pelo se le notaban más que de normal. Al verme esbozó una pequeña sonrisa con la boca cerrada, vio que Alex se acercaba a mi, pero él no se movió. Simplemente siguió a su conversación con Hugh, Caleb y otras dos chicas que estaban con ellos.
Una punzada. Oh, no. Ahí estaban. Celos. Que quemaron por dentro y quise arrancarle la cabeza.
―A ver pesada que quieres― mi hermano me sacó de mis pensamientos
―Que nos metas dentro, sé que conoces al segurata, además...ese reservado tiene pinta de que es muy caro, seguro que quieren tenerte contento― Alex se cruzó de brazos y miró detrás de mi
―¿Quien coño son esos?― señaló a Ian y a sus amigos, en concreto a Steve que estaba diciendo algo a Maia que la hizo reír
―El novio de Peyton y unos amigos suyos
―No voy a colar a esos tres pringados
―¡Alex!
Se encogió de hombros― Ahí te lo dejo, tú y las petardas de tus amigas, sin problema, ellos no
―¿Te han hecho algo?
Negó con la cabeza con gesto neutro en la cara― No, pero no cuelo pringados
―Tu si que eres un pringado
Alex me lanzó una sonrisa prepotente y se pasó las manos por el pelo mientras sus ojos azules brillaban con diversión
―Tranquilo eh...que ninguno está liado con Maia― bingo, di en el clavo. Su sonrisa se esfumó.
―No me la puede sudar más a quien se folle Maia
Se dispuso a darse la vuelta pero yo tenía un último as debajo de la manga y le iba a aprovechar― Si no me dejas entrar te juro que mamá va a saber lo de la playa
Alex se giró― Clover, tengo veinticuatro y solo piso casa de mamá y papá más que en verano y navidades, me da igual
―Aún te queda un mes y algo en casa, antes de que te incorpores presencialmente a finales de agosto así que verás tu si te compensa aguantar a mamá un mes insoportable por haberme dejado entrar en bandera roja y casi morirme, solo por hablar con el gorila y que nos deje pasar.
Alex tensó la mandíbula de la rabia― Escúchame, este es el último favor que te hago
―No me culpes por jugar mis cartas― Alex se marchó enfadado pero en sus ojos había un poco de orgullo. Puede que mi hermano y yo si nos pareciéramos más de lo que quería admitir.
Me giré y le hice un gesto con la mano para que me siguieran. Alex se acercó al segurata nos señaló, a él no le hizo mucha gracia pero un par de palabras de mi hermano y no puso pegas. Entramos, me quité las sandalias y le di una codazo cariñoso
―Ni se te ocurra acercarte a mi reservado en lo que queda de noche― murmuró borde en voz alta como si quisiera que todos le oyéramos
― Imbécil― susurró Maia y Alex se giró
―Espero haber oído mal
―Y yo solo espero que lo hayas oído― siguió mi amiga alejándose para ir a la barra― ahí se atragante con la piña colada
Alex dudó entré encararla pero se contuvo y resoplando volvió a su reservado. Yo entré en un estado de nervios que esperaba que me abandonara durante la noche. Por que siendo sincera, muchas cosas podía salir mal, demasiadas diría.
―¿Es su ex o algo?― preguntó Steve y yo negué
―No, pero tema extraño, no la preguntes mucho ― él asintió y al mirarle bien entendí la hostilidad y esa necesidad de minimizarles de Alex.
Steve se parecía un poco a el físicamente, no llegaba a tener esa imponencia que tenía mi hermano, además era de complexión menos fuerte y algo un poco más bajo pero ambos tenían los ojos azules, los rasgos marcados y el pelo castaño oscuro. No me extrañaría que Maia con dos mojitos de más le diera por acercarse más de lo normal a él.
―Clover― Darren que estaba en la barra con sus amigos Cody y Reuben se acercó enfadado― Te dije que buscarais hueco a la que no podía llevar en el coche ¿y tu idea es traer a tres tíos más?
―Peyton nos avisó tarde de que venían dos amigos con su novio.
Darren resopló― Te dije ayer que la condición para que os llevara a casa era que a la ida ibais en bus y que antes de subiros en le coche quería asegurarme de dónde va la que no tiene sitio y ahora tengo que buscarle sitio a esos tres también
―Puedo coger un taxi
―¿Tú? ¿Sola? No
―Con ellos tres
―¿Tú borracha sola con ellos tres? Por encima de mi cadáver
―Darren....es el novio de Peyton no me va a...
―He dicho que no. No les conozco
―Pues que Peyton vaya con ellos y yo voy contigo en el coche
Esa combinación si que le cuadró y se relajó
―Pásatelo bien― dijo mientras me revolvía el pelo
―No se como si está toda mi familia aquí
―¡Pasamos de ti enana!― gritó riendo― Beatrice está por ahí también
Volví con el grupo corriendo.
―Son unos pesados
―Osea que tienes a toda tu familia con prismáticos vigilando― bromeó Dean y yo reí mientras vi con gusto como Peyton e Ian estaban abrazados dándose picos
―Puaj...les odio― dijo Maia a mi lado― ¡Eh!― llamó al camarero y nos señaló― Tequila
―No quiero beber mucho....― le susurré. No respondía de mis actos hacía cierto rubio en el reservado si llevaba mucho alcohol en sangre
―Pues yo lo necesito, urgentemente― sonrió al ver como nos empezaban a servir― yo pago esta ronda―Miré mi chupito sin mucha confianza―Venga Clover, solo una ronda
Me encogí de hombros y cogí mi chupito― Una ronda...
Harper le dio una patada a Peyton― ¡Eh! ¡Tortolitos! Dejad de darnos envidio un rato y coged un puto chupito
Peyton rio y le acercó a Ian un vaso―Si lo comparten poto― murmuró Maia a mi lado y yo solté una carcajada mientras me tomaba el mío
―¡Eh, eh, eh! ― se quejó Steve―¡ los chupitos se toman a la vez!
Todos se lo tomaron y Peyton llamó otra vez al camarero― ¡Pues vamos a pedir otra ronda para que podamos hacerlos todos igual!
―Peyton...― la advertí y ella rio
―¡Vamos Clover por una noche en la que puedes pedir en la barra sin miedo a que el chupito te le escupan en la cara!― solté una carcajada acordándome de Connor e Ian exigió saber la historia.
Tres rondas más tarde, un mojito y un sex on the beach más tarde. Yo ya no era yo. Todo me daba vueltas. Pero era completamente feliz. Me había olvidado completamente de Grayson, qué cojones, ni me acordaba de que estaba en esa puta playa.
Ni de mis hermanos, ni de nadie. Solo estaba yo, bailando en la arena con otras cien personas al ritmo de Sick of Love. Intentaba perrear no me salía, Harper se rio mientras yo la empujaba
―¡Tu tampoco sabes hacerlo, no te hagas!
―Claro que no pero por eso yo ni lo intento
―¡Lets dance again, the evil game!― la grité y ella rio mientras yo seguía bailando
―No me acuerdo de la puta letra
―Yo solo de esa frase― confesé riendo. ― ¿Oye dónde están todos?
Harper se encogió de hombros― Ni idea, hace que no veo a nada desde.....― rio―ni idea
―¿No te da cosa que estén tus hermanos?
―¡Me la sopla tres cojones! ― grité y ella volvió a reír mientras le pedía a Steve que apareció por detrás que la cogiera sobre sus hombros. Él divertido asintió y cuando parpadeé tenía a Harper moviendo los brazos encima de sus hombros. Parejas a nuestro alrededor empezaron a imitarles y yo reí mientras notaba como unas manos me rozaban la cadera.
―¿Quieres que te coja yo?― la voz de Dean me acarició la oreja y yo negué
―No, no, créeme me conozco, me caería, por que voy un poco― me tropecé con mi hermana y ella sonrió
―Pero bueno Clover y.....otro chico que no conozco ¡Encantada soy Beatrice! ― se presentó muy efusiva claramente borracha
Dean no me soltó y la sonrió―¡Yo soy Dean!
Beatrice vio sus manos en mi cadera y sonrió pícara mientras se recogía le pelo rubio en una coleta― ¡Bueno os dejo solos!
Antes de marcharse le cogió la mano a Harper que seguía cantando encima de Steve
―¡Harper si te abres la cabeza ven a buscarme!
Harper agachó la cabeza para ver quien le estaba hablando y al ver a Beatrice casi se cae de Steve
―¿Eh?
―¡Que si te rompes la cabeza me llames!― siguió bromeando mi hermana y Harper asintió mientras apartaba la mano
―¡V-vale!
Beatrice sonrió y se marchó mientras me hacía señas con la cabeza hacia Dean
―¡Que te vayas ya pesada!
Rio y desapareció entre la gente
La boca de Dean se posó en mi cuello tapado por mi pelo y lo apartó para dejar un suave beso. Yo sonreí mientras Steve se iba apartando con Harper aún encima.
―¿Steve no quería con Maia?
―Tu amiga ha desaparecido― susurró mientras seguía besándome el cuello y yo suspiré mientras preocupada empecé a buscarla entre la gente
―¿Sabes dónde se ha ido?
Negó con la cabeza― La última vez que la he visto se iba a no se qué de un reservado
―Mierda― me separé
―Tranquila― siguió con voz sedosa― la ha frenado tu hermano
―¿Alex?
―¿Quien es Alex?― dijo riendo y yo nerviosa seguía buscándola
―¿El que nos ha dejado entrar?
Negó―El que te has encontrado en la barra
Suspiré aliviada, estaba con Darren. Tenía a una ubicada.
―No me digas...eres la que acaba la noche buscando a todas las que se han dispersado
―Cazada― susurré riendo mientras seguía dándole vueltas a donde se habían ido Peyton e Ian pero mi cabeza sumo dos más dos. Estarían liándose por ahí. Me relajé por completo. Todos ubicados, sanos y salvos.
―Eres muy guapa― me volvió a apartar el pelo mientras me besaba el cuello. Había escuchado eso mil veces, esperan hacerte creer que se van a liar contigo por que te han visto especialmente guapa, no, solo ven una vagina. Cerré los ojos. Me daba un poco de vueltas la cabeza. Pero que decir, tengo debilidad por que me besen el cuello, y él no lo hacía nada mal.
Fue en este momento cuando un nombre irrumpió en mi cabeza. Grayson. Joder.
Me separé un poco. No tenía derecho a colarse en mi cabeza. Ninguno. Yo quiero seguir con mi vida. No me iba a quedar estancada en él. No me lo merecía.
―¿No te gusta?― preguntó en bajo mientras me acariciaba el pelo y yo me acerqué otra vez a él mientras le pasaba laos brazos por el cuello y le daba un pico. Necesitaba distraerme. Necesitaba no pensar en él.
Me correspondió rápidamente el beso y me apretó contra él mientras yo le pasaba una mano por el pelo. Abrí un poco la boca invitándole a profundizar el beso, algo que él no tardó mucho en hacer y en el segundo en el que noté su lengua en mi boca vino la pregunta.
¿Qué coño haces?
Pensaba que había dejado esa parte de mi con Connor, el liarme con chicos por no pensar en vez de afrontar mis rayadas mentales. Pero ahí estaba, otra vez. Liándome con un chico que probablemente si yo no hubiera caído se hubiera liado con Harper, o Maia, o la chica que estuviese detrás de nosotras. Me sentía mal pero no lo corté, simplemente me quedé ahí, besándole mientras mi cabeza estaba muy lejos pensando mil cosas.
En realidad no creía que nadie me pudiera hacer especial con un beso. Hacía mucho que había abandonado la idea de que los besos fueran para demostrar algo más que no fuera deseo sexual.
Se separó un poco― No te he podido quitar la vista de encima desde que Peyton me enseñó una foto tuya― y ahí estaba. Era patético como se estaba esforzando por hacerme sentir especial. Le ignoré y le volví a besar. Bajó una de sus manos al culo y me lo apretó un poco mientras con la otra mano me recogía un poco el pelo. Así estuve unos minutos, sin disfrutar casi de la acción, solo intentando aclararme un poco, intentando sin éxito distraerme, intentando no pensar.
Era demasiado alto y me estaba cansando de tener que estar de puntillas así que me separé y le rocé el brazo.
―Ahora vengo― dije sin intención de volver
Me sentía mal y encima me picaba la cara por que aunque estaba afeitado, por alguna razón picaba. Lo admitiré, lloré un poco. No me sentía bien conmigo misma. De verdad que me había jurado que no iba a validarme más en liarme con otros. Pero acababa de liarme con uno solo por no tener que pensar durante cinco minutos en Grayson.
―Si es que de verdad no aprendo nada― murmuré limpiándome rápidamente una lágrima y comprobando que ni Grayson ni me hermano estaban en el reservado. Tampoco Caleb, solo Hugh que estaba liándose con la rubia que estaba antes al lado de mi hermano.
Me moví entre la gente intentando encontrar a alguien conocido y tras diez minutos moviéndome entre tanta gente sudorosa y borracha que pensaba que no iba a ser capaz de salir de ahí nunca reconocí una voz.
―Te ha dicho que no capullo― oí a Beatrice que estaba entre Harper y Steve
―Pues ha estado toda la noche encima de mi― respondió este chulesco
Harper miró al suelo avergonzada y Beatrice no se dejó intimidar― Aunque con tu lengua en su boca te pidiera que ya no quiere más, es que no quiere más. Estoy segura de que eres un chico bueno que entiende lo que significa el consentimiento. Si la ves que está intentando marcharse, es que no quiere más .Yo creo que no es complicado de pillar
―Bueno, supongo que si eres una calientapollas es lo que hay― le espetó claramente borracho a Harper y Beatrice sonrió
―Ay....odio a los imbéciles, de verdad que sí― le metió un rodillazo en las partes bajas― así nunca más se te volverá a calentar.
El chico se revolvió del dolor en el suelo y Beatrice se giró hacía Harper
―¿Estás bien?
Harper asintió
―Si se te vuelve a acercar avisa a Alex o a seguridad ¿Vale?― la rozó el brazo y cuando me vio señaló a Steve que se seguía retorciendo en el suelo― Le he pillado intentando obligar a Harper a liarse con ella, espero que con el que estabas tú no fuera así de subnormal
Me encogí de hombros y me acerqué a Harper
―¿Seguro que estás bien?
Harper se encogió de hombros, se acercó a Steve y se agachó― Vuélveme a insultar y te meto una denuncia por acoso sexual que te cagas― se volvió a levantar― Ahora ya bien
―¿Dónde está Peyton?
La cara de Harper pasó de enfado a tristeza en un segundo y señaló la parte de detrás de la barra.
―Justo venía de ahí cuando este idiota se me ha cruzado― murmuró
―¿Qué ha pasado?― pregunté y ella volvió a señalarme el mismo sitio.
―Que te lo cuente ella― me levanté y corrí haciendo eses hacía allí. En cuanto llegué a esa parte más apartada me encontré a Peyton tirada en la arena con una ataque de ansiedad agarrada a Maia que tenía todo el rímel corrido pero que intentaba no llorar para consolar lo mejor que pudo a Peyton. Darren sentado en la arena resoplaba mientras negaba con la cabeza.
―¿Q-qué pasa?
―¡Dónde coño has estado Clover! ¡No te encontraba por ninguna parte! ¡He mandado a Alex a buscarte! ― saltó mi hermano en cuanto me vio y yo abrí la boca sin saber que decir
―Y-yo...estaba bailando
―Sí, ya, bailando....Alex me ha dicho que te estabas dando el lote con uno mientras aquí estoy haciendo de terapeuta de todo tu grupo de amigas
―¡Yo tampoco sabía dónde estabais! ¡Encima de que he estado preocupada y....!
―¡Me ha dejado!― gritó histérica Peyton sin dejarme acabar la frase
―¿Qué?
―¡Qué Ian me ha dejado!
Miré a Maia para corroborar la información y ella asintió
―Te lo repito Peyton tienes veinte años, no es el fin del mundo― se quejó Darren estirando la espalda
A la pobre Peyton le chorreaba rimel por la cara y negó mientras se pasaba las mano por la cara extendiéndoselo todavía más
―¡Me ha dicho que soy una controladora! ¡Yo! ¡Yo!― siguió llorando― ¡No es mi culpa que todos mis novios anteriores me hayan sido infieles! ¡No es mi culpa que me hayan hecho sentir toda mi vida que en cuanto no esté pendiente se van a ir con otra!
Maia la acarició el pelo― Peyton...a lo mejor esto es al vida, que debes sanar un poco tus heridas antes de haberte metido en otra relación
―Le quiero Maia, le quiero mucho por eso no soporto la idea de que esté con otra
―¿Qué pasa aquí?― Caleb apareció y se acercó a Peyton preocupado― ¿Estás bien?
―¡A ti que te parece!― le gritó ella y Caleb enfadado tiró su copa al suelo
―¡Pero a ti que te pasa conmigo!
―¡No me pasa nada solo quiero llorar en paz!
Caleb suspiró y con paciencia se sentó a su lado― A ver...No tienes por que contármelo pero a veces desahogarse viene bien, de verdad yo....
―¡Le quiero tanto, y al le da igual! Yo lo quiere dejarme para....― Peyton agarró a Caleb que empezó a arrepentirse de haberse acercado y comenzó a desahogarse con él
Me fijé entonces en que Darren tenía la camisa llena de rímel y que Maia estaba evitando mirarle.
―¿Alguien me puede resumir lo que ha pasado? Dean me ha dicho que te has ido al reservado de Alex
―Lo ha intentando― empezó Darren mientras Maia agachaba la cabeza― la he parado a tiempo
―No tenías que haberlo hecho, tengo que decirle un par de cosas― respondió ella que seguía muy borracha
―Prefiero que me odies por no haberte dejado a que te odies a ti misma mañana si hubieras recordado lo que le ibas a decir― Maia levantó la cabeza
―Gracias― musitó― ¿Te has liado con Dean?― me preguntó en bajo
―No me lo recuerdes
―¿Besa mal?
―No sé por que lo he hecho
Maia me dedicó una mirada triste― Si lo sabes....
―¡Te lo puedes creer!― oí a Peyton de fondo seguir llorando
―A ver a los chicos no nos gusta que nos agobien, entonces....― Intentó hablar Caleb pero Peyton volvió a llorar con fuerza
―Entiendo a Ian sabes...― murmuró Maia mientras se giraba hacía Caleb― ¿Tienes un cigarro?―Sin dejar de mirar a Peyton Caleb le tiró una cajetilla y un mechero. Maia cogió uno y le encendió mientras le daba una calada, me le pasó y yo le di otra.― Peyton le ha montado una escena diciendo que le estaba poniendo los cuernos con una camarera solo por que Ian le ha pedido una servilleta.
Espiré el aire y asentí― Esta relación estaba destinada al fracaso, Peyton es fuerte, se le pasará. Me preocupas más tú.
Maia se encogió de hombros mientras sus ojos verdes se volvían a humedecer. Le dio otra calada y me volvió a ofrecer el cigarro pero yo negué con la cabeza― Estoy rota Clover, y me recompondré, lo sé, pero estoy rota.
―No puedo ayudarte si no me dices que pasa Maia
Maia negó con la cabeza mientras una lágrima caía por su mejilla― Él, siempre es él. Da igual cuanto tiempo pase, siempre será él.
―Pues a lo mejor si te alguien te hace sentir rota es que no es él.
Maia se encogió de hombros― No lo entiendes
―Pues ayúdame a a entenderlo― negó dándole otra calada.
―Genial, encima de depresión, cáncer de pulmón― Darren se acercó dispuesto a quitarle el cigarro― ¿No has fumado verdad Clover?― negué con la cabeza no muy convencida y él asintió tranquilo― Vale― le quitó el cigarro y le dio él una calada― me lo llevo
Se acercó a Peyton― Levanta Peyton, te llevo a casa
―N-no, m-mi madre....
―A la mía, hoy dormís todas con Clover
La cara de Peyton se tranquilizó y asintió― Gracias― le susurró a Caleb y el se encogió de hombros
―Si alguien te hace sentir tan insegura a lo mejor es que sabes que ahí no es ― le dijo y Peyton se encogió de hombros
―No puedo culpar a los demás de mis propias inseguridades― murmuró ella y siguió a mi hermano, igual que Harper que la abrazó y Maia
―Yo voy a pedir ese taxi― le dije y Darren señaló a Alex que daba vueltas entre la gente buscando a alguien
―Ya te le ha pedido Alex. Ve con él.― asentí le di un beso en la cabeza a Maia antes de correr hacía mi hermano haciéndole señas. Antes de llegar a él, le vi. A Dean besándose con otra chica. Estaba claro. Supongo que a ella también le habrá dicho que era guapa. Y también le habrá dicho que no había podido dejar de mirarla desde que la vio por primera vez. A ella también le intentará hacer sentir especial. Puede que lo consiga o puede que no, que ella sea una escéptica como yo y finja que le cree. Sea como fuere, ahí estaba, la prueba una vez más de que no era especial.
Suspiré llegando a Alex.
―Me has metido un susto de muerte Clover, no te veía por ningún lado― me agarró del brazo y me arrastró fuera de la multitud. ― corre, no sé si el taxi se habrá marchado ya
Me puse las sandalias mientras me guiaba fuera de la cala― ¿No quieres que me quede para que no vuelvas solo?
El gesto de mi hermano se endulzó un poco ante mi pregunta y negó con la cabeza― Luego volveré con estos, no te preocupes.― Claro con Grayson. Que parecía haber desaparecido de la faz de la tierra. Casi lo agradecía y si Alex evitaba contarle mi encuentro con Dean mejor.
Salí de la maldita arena mientras me despedía con la mano de Darren que estaba arrancando el coche cerca de mi taxi. Me metí en la parte de atrás y con los ojos cerrados suspiré
―¿Mi hermano ya ha dicho la dirección? ¿Ha pagado?
―Si, señorita― suspiró
―Gracias
Oí movimiento a mi lado y vi a Grayson con el móvil. Levantó la vista un segundo y suspiró
―¿Grayson?
―Desde luego el mundo es un pañuelo
Estaba borracho. Las mejillas rosadas del calor, el pelo despeinado, la camisa todavía más abierta que al principio de la noche, a saber quien se la habría abierto.
―¿Qué haces en mi taxi?
―¿Qué haces tú en mi taxi?― me devolvió la pregunta― hasta dónde yo sé estaba yo aquí primero
El taxi arrancó.― El chico alto me ha pedido que os lleve a los dos a casa, por lo visto no estáis...en condiciones de ir vosotros― respondió el taxista por los dos.
―Realmente el que debería estar en este taxi es Caleb no yo, yo tenía que haber subido con Alex, pero no le encontrábamos y a mi ya no me apetecía quedarme
Nunca le había visto borracho. La cabeza apoyada hacía atrás, con al camisa abierta, unas pequeñas gotas de sudor en la frente, con las mejillas un poco rosadas contratando con su piel bronceada.
―Iba a usar este viaje en solitario para responder correos de la editorial
―Por experiencia te diré, que ahora no es buena idea
Sonrió y me miró mientras yo intentaba obligar a mi cerebro a no soltar nada.
―¿Has pasado buena noche?― preguntó
―No― respondí sincera y él sonrió― ha sido una mierda. ¿Tú?
―Sólo había salido para tomarme un par y volver, se me ha liado un poco la cosa
Sonreí y me encogí de hombros
―Si tienes que contestar cosas importantes no te molesto― oculté mi nerviosismo en mirar por la ventana
―Nada― apagó el móvil― ya lo haré mañana
No quise mirarle. No quería que me viera la cara de idiota que se me ponía cuando hacíamos contacto visual. Paramos en un semáforo y pude ver como un grupo de chicas se le quedaron mirando desde fuera del taxi pero él no le dio importancia
―¿Qué lees?
―¿Perdona?
―Siempre que te miro estás leyendo
El corazón me empezó a latir a mil
―Siempre es algo distinto
Asintió y sonrió
―Me llama la atención, siempre estás con tu libro y ese aura de chica inteligente, interesante, inalcanzable
Me giré bruscamente y abrí la boca queriendo decir algo pero no me salió nada. De repente, lo noté, ese pinchazo de ilusión en le pecho. Me acababa de sentir especial. Por primera vez en mucho tiempo. No supe reaccionar simplemente tuve la necesidad de cambiar de tema
―El otro día una chica te miraba en el Pacific― cuando lo acabé de decir me sentí estúpida
―¿Y era guapa?
―Yo que sé― respondí borde― se llama Daniella
―No tengo ni puta idea de quien es
―Yo creo que si sabes― mis celos de borracha hicieron su entrada estelar
Negó con la cabeza― Ni idea, hija mía
Hija mía. Ahí estaba su tono paternalista― No me vuelvas a llamar hija
Sonrió―¿Y que quieres que llame cariño mío?
―¿Por qué escribes Clover?
―Por que lo necesito...¿Voy a ser autora betseller lo sabes?
Rio― Los autores bestseller no tienen los mejores libros
―Eso lo dirás tú
―No creo en los premios literarios, me parecen una estupidez y no creo que premien el talento de verdad
Se me escapó una sonrisa hasta que vi nos habíamos pasado su casa. ― Grayson, nos hemos pasado tu casa― se encogió de hombros sin darle importancia y no le pidió al taxista que parara. No. Le dejó llegar hasta mi casa.
Cuando paró le agradecí el viaje y bajé mareada mientras él me ponía la mano en la parte baja de la espalda
―Tengo un mareo que me voy a caer― murmuré mientras la cabeza me daba vueltas. Me acordé de las chicas del semáforo.― Luego te digo una cosa― susurré
Nos quedamos solos en la calle. Le miré. No sabía que decirle. No sabía que iba a hacer. Así que me di la vuelta.
―Buenas noches...― me agarró la mano impidiendo que me fuera
―¿Qué me querías decir?
Me quedé quieta mirando su mano fuerte encima de la mía. El contacto. No me gustaba el contacto físico, pero ese sí.
―H-había unas chicas mirándote antes en un semáforo― maldije mi lengua borracha y él no le dio importancia
―Estarían mirando el taxi
Me encogí de hombros dispuesta a volver a marcharme
―¿A que hora vas a la playa por la mañana?
―Depende del día
―Quiero coincidir más contigo― se le escapó borracho y yo sonreí― para que podamos debatir tu visión sobre los bestsellers.
Me mordí el labio para intentar no sonreír― Buenas noches― murmuré y entré en casa.
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