Capítulo Dos
Distraída observé las olas a lo lejos por la ventana, con una sonrisa boba.
Estaba atardeciendo y el cielo estaba teñido de un precioso rosa, que contrastaba con el azul del mar. Di gracias a que tenía la ventana abierta y la suave brisa veraniega inundó mi habitación mezclándose con el olor de las velas de vainilla que había encendido.
Siempre lo hacía cuando escribía, me relajaba y ayudaba a entrar en un estado de relajación que mejoraba mi concentración. Aunque cuando escribía en Nueva York compraba unas con olor a agua salada, por que me recordaban a casa y a veces la melancolía es una buena mecha para arrancar a evocar sentimientos que escribir.
Mi habitación también era una gran fuente de inspiración, en mi residencia de la universidad tenía que compartir habitación con una chica que debe ser a poco ninfómana por que siempre estaba llevando a su novio bueno, a su novio y a los que no eran su novio. entre ellos el chico que me gustaba. Y digamos que en esa situación yo no pintaba mucho dentro. Así que la mayoría de veces acababa en la habitación de alguna de mis amigas, o en el descansillo y claro escribir en esas condiciones no es lo mismo, y más cuando en mi caso, estaba escribiendo sobre algo tan íntimo.
Así que cada vez que llegaba a casa en navidades, pascua, o acción de gracias, lo primero que hacía era abalanzarme sobre el ordenador y plasmar todo aquello que no había podido los demás meses. Además Nueva York es una ciudad muy ruidosa, si ya era duro concentrarse para estudiar, para escribir lo era el doble. Los pitidos, las luces, los gritos...en cambio aquí todo era tan fácil. Sólo había que encontrar el momento en el que mamá estuviera fuera de casa, ponerse un poco de música acompañado con el sonido de las olas del mar y ya está, podía tener rachas larguísimas de inspiración.
Katherine, mi editora, seguía parloteando cifras de ventas y estrategias de marketing como un disco rayado pero yo llevaba un buen rato sin prestar ni la más mínima atención a lo que estaba diciendo. Sólo disfrutaba de las vistas, aguantándome las ganas de colgar la llamada e irme a dar un baño bajo el rosado cielo del atardecer.
―Clover ¿Me estás escuchando?― me llamó la atención Katherine desde la pantalla
―Sí, eh...mil ejemplares más― intenté rescatar algo de la conversación con lo único que había retenido mi cerebro
―No, claro que no me estás escuchando― murmuró
―Pero si es lo que acabas de decir
―Hace quince minutos, Clover...― de verdad que quería atender pero en esos momentos tenía la capacidad de concentración de una gamba ―Ya sabes que la editorial fue muy generosa con la primera edición, para ser un primer libro, lo normal hubiera sido una tirada mucho más pequeña, pero la idea era muy buena y le dimos una gran oportunidad ¿Eres consciente de ello verdad?
―Claro que sí, no me cansaré de agradecértelo― como mi madre que había mandado a la editorial unos bizcochos en cuanto se enteró de que me habían publicado
Katherine sonrió― Bien, por eso no me mates cuando te diga que hemos tenido que atrasar la firma otras dos semanas
Suspiré aliviada. No estaba preparada para ese momento así que pensar en tener más de un mes de margen me hizo calmarme. Pero fingí tristeza
―Tranquila― hice un medio puchero― lo entiendo, gestionar todo esto no tiene que ser fácil
―No lo es, pero no depende de nosotros, la librería ha tenido que hacer una obras en el local que van a tardar. Ya lo hemos anunciado en redes sociales para que la gente se entere del cambio de fecha
Volví a asentir distrayéndome de nuevo.
―Clover, me sorprende que no me hayas dicho nada de lo que te he propuesto, pensaba que te iba a emocionar más
La miré avergonzada. No tenía ni idea de que había ido la conversación desde hacía diez minutos. Así que intenté hacer memoria de algo que hubiera dicho que tuviera relación con alguna propuesta. ¿La firma? ¿La ventas? ¿La nueva tirada? Qué es, mujer, qué. La miré con los ojos muy abiertos intentando encontrar esa parte de la conversación en mi cerebro, como cuando te preguntan algo en clase pero tú llevas un rato divagando mentalmente.
Katherine alzó una ceja divertida viendo mi cara de confusión muy mal disimulada
―Eh...sí, lo de la segunda edición―me la jugué mientras disimulaba mi poca seguridad en darle un trago a una botella de agua― es un sueño cumplido me encanta que a los lectores les haya gustado tanto como para...
Katherine soltó una carcajada― Cómo se nota que llevas a por uvas media reunión― me riñó maternalmente―te estoy hablando del segundo libro
Casi me atraganto― ¿Qué?―pregunté con los ojos como platos
―Este se ha vendido tan bien que la editorial quiere aprovechar el tirón y publicarte otro
Estaba en blanco. No podía hablar, tampoco sabía que decir. Intenté ordenar mis pensamientos para poder decir algo pero lo único que me salió fue un chillido―¡AHH!― grité emocionada ― ¡Katherine dime que no es una broma, por que como sea una broma voy a pedir a mi abuela que me atropelle con su silla de ruedas...!
―No lo es, con las cifras que manejamos esta primera parte va a alcanzar como mínimo una cuarta edición, así que queremos tener un segundo libro para publicar a finales de año.―Estaba drogada en felicidad, si no fuera por que estaba en videollamada me hubiera puesto a saltar en la cama― Nos gustaría tener el borrador para finales de verano
Mi emoción se quedó un poco empañada en cuanto escuché la fecha― ¿En dos meses y medio?
―Más o menos, te conozco Clover, podrías escribir un libro en una semana si te pusieras
―Me gusta ver que me tienes tan valorada pero Katherine, en dos meses y medio no sé...
―Escúchame―me cortó― eres una de las nuevas escritoras con más potencial que tenemos en la editorial, sé que te estoy pidiendo mucho y en muy poco tiempo, pero en cuanto te publiquemos esto, te publico una novela y te daré el tiempo que necesites para escribirla ¿tenemos trato? Tendrás una reunión la semana que viene para hablar este tema.
Asentí y sonreí―Tendrás que estar harta de mi― bromeé
Soltó una carcajada― La verdad es que te he cogido mucho cariño y te voy a echar de menos
La miré extrañada― ¿Por qué? ¿Tan poca fe tienes en que pueda escribir el libro que me estáis echando ya?
Negó riendo―Me vas a querer asesinar pero han ofrecido un ascenso, así que te asignarán otro editor
―P-pero yo no quiero otro editor, Katherine tú has pasado por todo este proceso conmigo eres la única que me conoce allí dentro― Katherine había sido como una segunda madre ayudándome a dar mis primeros pasos en el mundo editorial, con una paciencia tan infinita que ni todos los bizcochos de mi madre podrían agradecérselo del todo nunca.― con lo pesada que soy, voy a asustarle, por favor no te vayas
Katherine se recogió el pelo canoso en un moño y se encogió de hombros― Madre mía que dramas, hablas como si me fuera a morir, que solo me voy a cambiar de despacho a uno más grande. Clover, te adoro pero no sabes la pasta que me van a pagar de más, si tú fueras yo, habrías matado a quién tuviera el puesto para quedártelo tú.
―Bueno, enhorabuena. Te lo mereces Katherine y no es que no me alegre, pero entiéndeme son muchas cosas que asimilar.
―Pues asimila menos y escribe más
Solté una risa y asentí― Te voy a echar de menos
―¡Y otra vez! ¡Clover, que no me muero, que me cambio de pasillo! Y ahora vete a disfrutar de las vacaciones que te las has merecido
Asentí me despedí y colgué
Mi cuerpo pasó por varias fases algo bipolares. Primero me puse a saltar en la cama y a bailar. Luego pasé por un pequeño momento de tristeza en el que despedí a Katherine como mi editora y lloré un poco. Y por último llego un pensamiento a mi cabeza que hizo que mi emoción se esfumara
De que escribir el libro.
Aquel libro concluía con la marcha del amor imposible y probablemente había gustado tanto por el realismo que había en él. Pero el problema es que eso es lo último que yo había vivido, no había continuación de la historia, no tenía nada más que contar. A la editorial nunca les hablé de segundas partes, aunque tampoco es que me creyera que fuera a publicarme ni si quiera algo más que el primero.
Bueno, pues había llegado el momento en el que le tendría que echar imaginación. Podía escribir los versos sobre el echar de menos, la añoranza....no sé, tendría que pensarlo. Pero eso me iba a dar algún quebradero de cabeza.
Ahora necesitaba salir a inspirarme o lo que era igual salir a tomar unas copas.
Llamé a Maia que me cogió el teléfono al instante.
―¡Clover!― gritó― Mi madre me acaba de decir que os ha visto entrar en casa. No es que te vigile por la ventana a lo acosadora es que justo estaba paseando a Zeus y...
―Me van a publicar otro libro― dije de sopetón
―¡AHH! Espera― me colgó y yo conté veinte, me llegaba por el dieciocho cuando llamaron al timbre
Bajé las escaleras corriendo de dos en dos intentando no tropezarme y abrí.
―¡No sabes lo orgullosa que estoy de ti!― Maia me abrazó― Ya he llamado a Harper y a Payton para ir ahora a tomar algo
―Siempre leyéndome la mente― dije entre risas mientras la invitaba a pasar.
Bueno, como si eso fuera necesario. Maia se había criado en mi casa prácticamente. Al ser mi vecina de enfrente, pasaba todas las tardes después del colegio y muchas noches aquí. En parte por que era mi mejor amiga, y en otra gran parte por su obsesión con Alexander. No podía ser de otro modo, a ella le gustaba mi hermano y a mi el mejor amigo de este. ¿Nos hicieron caso en algún momento alguno de los dos? Claramente no, pero eso afianzaba más la amistad, juntas hasta en las desgracias amorosas.
Maia decía que ya lo tenía superado, pero yo no la creía. Seguía poniendo esa cara...lo que Payton, Harper y yo llamábamos la cara. Y es que cuando Maia veía a Alexander sus ojos empezaban a brillar más de lo habitual, ponía una mueca de pasotismo mal disimulado y se negaba a interactuar con él. Odia que se lo digamos, pero es un hecho y hay que asumirlo.
Irónicamente, Maia era la chica que más se acercaba al prototipo de Alex que yo haya conocido en mi vida. Si por algo destacaba a priori Maia Kelly era por lo guapa que era. De esas chicas que son tan guapas que intentas que te caigan mal por todos los medios pero que es imposible odiarlas por que encima son encantadoras.
El pelo rubio con mechas a trozos más claros, le caía por los hombros en una ondas naturales que parecían de peluquería, los ojos verde muy claro, brillantes grandes y sobre todo muy expresivos, a Maia podías pillarla cualquier mentira solo con mirarla. Era un poco más bajita que yo, pero siempre había llamado más la atención, no la culpaba, no solo tenía el físico sino también la personalidad para ello. Harper había llegado a sentirse un poco acomplejada de Maia a veces, pero yo, me alegraba tanto de la atención que mi amiga lograba captar, que no llegué a desarrollar complejo.
Pasaba una cosa y es que cualquiera que la conociera sabía que era completamente imposible odiarla. Maia es la persona más dulce que yo haya conocido en mi vida, y basta con tener dos conversaciones con ella para que esos instintos que nos entran a veces fruto de la envidia se esfumaran. Tal vez por eso estudia psicología, tiene un don natural con la gente.
Noté como inspiraba profundamente antes de pasar al salón, donde Alex seguía tecleando como un loco en el ordenador mientras apuntaba en unas ojos números sin parar. Maia se mordió un poco el labio nerviosa y miró al suelo al entrar.
―Hola Maia― le saludó Darren sonriendo y yo entrecerré los ojos. Hacía ya un tiempo había empezado a sospechar que puede que a Darren le atrajera, aunque por su puesto jamás me lo admitiría ni apuntándole con una pistola.
Mia le sonrió tímidamente y esperó a que Alex la mirara, con un poco más de nervios de lo normal
―Alex― le llamé yo la atención― Sé que ahora trabajas en un banco y todas esas cosas de super adulto, pero ha entrado visita a casa, podías tener un mínimo de educación y saludar
Alex levantó los ojos unos segundos, posó la mirada fijamente en Maia y volvió a mirar al ordenador
―Hola Maia
―Hola― susurró ella a mi lado y subió a mi cuarto
Beatrice que estaba tumbada en el sofá, frunció el ceño e intercambiamos una mirada de desaprobación.
―Eres un idiota― susurró
―¿Qué se supone que he hecho ahora? ¿Tengo que saludar a las amigas cada vez que vienen aquí o qué?
―Pues sí― intervino mamá saliendo a la terraza― es lo que se suele hacer, se llama ser educado, pero claro como eso no entra dentro del plan de seguros del banco, no lo aprenderás en tu vida
Sonreí a mamá y subí a mi cuarto, dónde Maia se apartó rápidamente una lágrima
―Maia, no llores, no merece la pena. Pero si ahora está feísimo desde que se ha cortado el pelo― intenté animarla mientras me cambiaba de ropa
―Sabes perfectamente que está el doble de guapo desde que le obligan a llevar camisas― murmuró tirándose en mi cama
Mi hermano era muy guapo...sí. Alex tenía el pelo castaño, algo más corto y más claro que Darren, y compartía los ojos azules como todos mis otros hermanos. Era muy alto, también, pero Maia podía aspirar a algo mejor, claro que sí. Por que la personalidad de Alex...bueno ese es otro tema.
―No le obligan, es voluntario lo que es peor, pero en dos días no podrá aguantarlo más con el calor y volverá a sus bermudas y camisas fluidas abiertas
Me empecé a pintar los labios y Maia hundió la cara en la almohada
―Le odio, ojalá pudiera....¡agh!
Cogí mi libro del escritorio y se lo lancé― Toma, léetelo lo necesitas― bromeé
―Ya me lo he leído tonta y no sabes lo que lloré― calló de repente mientras yo me peinaba― lo que nunca te dije,―leyó el título
―Creo que el título le pega ¿no crees?
―¿Nunca lo has pensando?
―¿Cuál?― la miré extrañada y la obligué a levantarse de la cama
―Qué le dirías si le volvieras a ver
Claro que lo había pensado mil veces, pero nunca daba con nada que me convenciera― No― mentí― pero afortunadamente para mi salud mental, no voy a tener que pasar por eso nunca
―Yo no sé que haría si no volviera a ver a Alex
―Empezar a vivir tú vida sin estar pendiente de lo que piense un imbécil de ti
―¡Oye!― me tiró un cojín― ya hago mi vida, tengo mi rollitos en la universidad, pero cuando vengo aquí...joder
―Bueno, pues hoy no lo vas a pensar, vas a beber y te vas a olvidar de que Alexander Arthur Barnes existe
―¿Crees que irá hoy al Pacific?
―Alex siempre dice que el Pacific es un bar de críos, claro que no
Se mordió el labio nerviosa y asintió. Volvimos a bajar y yo comprobé mi outfit es uno de los espejos del recibidor.
―¡Clover tenemos que hablar!― me gritó Darren desde la cocina saliendo con la boca llena de chetos
―¡Voy fuera con unas amigas luego me dices!
―¡Es urgente!
―¡Puede esperar, luego hablamos!
―¡Clover, te estoy diciendo que....!― cerré la puerta
##
Entré en el Pacific y corrí a abrazar a Harper y Payton.
―¡Pero bueno, nuestra escritora super ventas!― gritó Harper
―¿Qué te has hecho en el pelo?― le pregunté admirando como se había teñido el interior de su pelo negro con mechones de un azul oscuro que la quedaba genial
―¿Os gusta? Fui antes de ayer a la peluquería y he decidido innovar
―Todo es mejor que ese degradado tan feo que llevabas con dieciséis― bromeó Maia mientras se apoyaba en la barra
―No estaba tan mal― intentó defenderse pero todas la miramos con una ceja enarcada.
―Era horrible― murmuró entre risas Peyton
―No peor que tu época de pelo teñido de rubio
―Por la cara, menudo ataque más gratuito. Yo quería el pelo de Clover y Maia no me juzgues― se defendió Peyton
Miré a uno de los camareros y le hice un gesto a las chicas― ¿Ese es nuevo, no?
―Por lo visto Marvin se ha jubilado― dijo Harper y yo abrí la boca
―No jodas, pero si ese hombre era un amor, nunca nos cobraba los chupitos
―Es guapo― susurré
Payton puso los ojos en blanco― ¿Ya tenemos objetivo de la noche, eh?
La di un codazo―No creo si tengo a Maia al lado― me giré y vi que había desaparecido para ir a saludar a unos amigos suyos en el otro lado del bar
―Maia está tan pillada de tu hermano, que no tocara a otro hombre en esta ciudad que no sea él― Harper le pegó un trago a lo que estaba bebiendo y puso los ojos en blanco― menos mal que soy la única que no se pilló de ninguno de tus hermanos, menudo tostón
―De pequeña te gustaba Darren― la piqué y ella negó con la cabeza
―Eso no es verdad
―¡Oh claro que sí es verdad!― saltó Payton― ¡Y tanto que es verdad! Casi te tiro de los pelos cuando me lo dijiste
―¿Casi? Me tiraste de los pelos literalmente pequeña psicópata.
―Tocaste a mi hombre
―¿No le tenías superado?― la pregunté
―Le tengo superado, super superado. Ya no pienso en él, es más si no le hubierais mencionado ni me hubiera acordado de quién es.― farfulló Payton con indiferencia
―¿Oye ese no es Darren?― dijo Harper y Payton se tensó
―¿Dónde?― susurró
Harper y yo la miramos con diversión y ella nos tiró un cacahuete a la cara― Super superado― murmuró Harper
―Iros a la mierda
―Payton tienes novio― le recordé y ella hizo una mueca
―No me lo recuerdes. ¿Os podéis creer que Ian lleve sin llamarme dos días? Dos días, seguro que se está follando a otra
―¿Qué me he perdido?― preguntó Maia acercándose asustada, tras solo haber escuchado la última parte de la conversación― ¿Quién se está follando a quién?
―Ian a alguna
―Pero que dramática eres― le reproché― ¿Te contesta los mensajes?
―Sí
―Pues entonces ya está, encima ¿le han quedado tres no?― Payton asintió― está estudiando y tu eres una paranoica
―Clover entiéndeme, vive en otro estado y llevo sin verle una semana y media, claro que estoy paranoica
―Eso te pasa por echarte novio en la universidad― dijo Harper― además sigues teniendo un cuelgue con Darren
―Ay que te he dicho que no pesada, que era de pequeña
Todas nos miramos entre nosotras sin creerla.― ¡Sabéis que os digo! ¡Estoy harta de las mierdas del amor! Odio a los hombres, les odio de verdad. Son la prueba viviente de que la sexualidad no se elige. Odio el amor.
―Dijo la escritora que escribía sobre romance― apostilló Payton
―¡Y que va a sacar otro libro!― gritó Maia
―¡AHH!― gritaron Harper y Payton― Bueno mira al menos a ti te pagan por pasarlo mal
―Bueno la universidad es una mierda en el tema amoroso y después de lo de Chase...― empecé pero sus caras se transformaron en una mueca
―Sabemos perfectamente que este libro no es sobre Chase―me interrumpió Maia
Casi cuela
―Chase y tú ahora estás en plan amistoso al menos, bueno todo lo amistoso que se pueda dejar esa situación
―La verdad es que verle liarse en mi cara con mi compañera de residencia a la que no hacía mucho le conté lo que sentía, fue algo muy amistoso sí― añadí
―Ese cerdo da igual, por que todas sabemos que esto va por Greys...―le tapé la boca a Payton instintivamente, no quería oír su nombre, no podía oír su nombre
―Todos sabemos a quien va, no hace falta que lo digamos en voz alta
―Clover no le vamos a invocar por mencionarle. Han pasado cuatro años desde que se fue, en algún momento tendrás que dejarnos pronunciar su nombre― dijo Harper
―Y os dejaré pero no será hoy...venga no me miréis así, le tengo superado
―¿Enserio?―preguntó sarcásticamente Payton ― Por que no lo parece
―Payton....― le regañó Maia
―¡Qué! ¿Vosotras podéis decir que yo no he superado a Darren pero Clover escribe le escribe un libro y si le tiene superado?
― Él fue un enamoramiento infantil que no iba a llegar a nada, he seguido con mi vida, le di una oportunidad el año pasado al amor y la oportunidad ha decidido acostarse con mi compañera de habitación, no es que pase de él es que paso de los hombres en general― refunfuñé
―Yo creo que nunca le llegué a conocer― Harper empezó a remover con la pajita su cocktail sin entender que no quería hablar más del tema ― a ver las fotos que nos enseñabas de pequeña pero creo que nunca le vi en persona y eso que él estaba todo el día en tu casa
―No sabes lo que te perdiste― susurré mientras miraba al suelo
―Yo le vi un par de veces, estaba buenisim...― una mirada de Maia bastó para que Payton callara
―¿Sabéis qué? Me voy a pedir
Me moví a un lado de la barra donde había menos gente y el camarero que antes me había llamado la atención se acercó con una sonrisa. Necesitaba despejarme.
―¿Qué te pongo?
―Un sex on the beach por favor― respondí devolviéndole la sonrisa
―Cuando quieras― susurró lo suficientemente alto como para que yo le escuchara y yo me incliné sobre la barra fingiendo no haberle escuchado
―¿Perdona?―pregunté con una sonrisa pícara
―No he dicho nada― murmuró mientras lo preparaba sin dejar de mirarme a los ojos
―Me había parecido
―Que mal oído
Me quedé admirando como picaba el hielo y me giré para ver como Maia me miraba divertida y la leí en los labios la palabra zorra. Reí y la guiñé un ojo.
―Toma ¿Tienes veintiuno?
―Sí― mentí con seguridad pero él alzó una ceja― casi
El camarero rio, me puso delante el cocktail y yo saqué la cartera para pagar pero con un gesto me paró
―Invito yo
Decidí no insistir, por que ¿Quién le dice a alcohol gratis? Además en el momento en el que miré a los ojos a ese camarero otra vez, supe que iba a ser una buena noche.
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