Reencuentro I
ALEXANDRA COLLINS POV
Como era de esperarse, todavía seguía demasiado cansada, por la siesta que tuve hace rato.
No sé cuánto tiempo me dormí, pero siempre será un misterio, porque cuando dormimos por (muchísimas horas) y después, despertamos, tenemos más flojera que antes.
—¿Un... trato? —pregunté perpleja e incrédula.
—Si, un trato —respondió él inclinándose hacia mi, con un tono "suave" pero, en realidad su voz sonaba más a una amenaza. —Tu vida aquí, bajo mi control, no tiene porque ser miserable. Puedes recuperar fragmentos de tu memoria, si cooperas.
—¿C-Cooperar en qué? —titubeé, sintiendo un nudo en la garganta.
—Necesito que encuentres algo para mí, algo que sólo tú puedes localizar debido a tu linaje —respondió—. Debes encontrar , un artefacto antiguo, escondido en los lugares más oscuros y olvidados del mundo humano. Y eso es algo que puede decidir el destino de nuestra guerra.
Sentí un escalofrío recorrerme la espalda.
—¿Qué... qué artefacto? —pregunté, aunque mi voz apenas y era un susurro.
Él se levantó de su asiento y comenzó a caminar alrededor de la habitación, como un depredador acechando a su presa.
—Se llama la Llave del Crepúsculo —su voz resonó en toda la habitación—. Es una llave que abre un portal a un poder inimaginable, un poder que puede inclinar la balanza a favor de los vampiros, o destruirnos a todos. Está oculta en algún lugar, protegida por magia antigua y guardianes que no permitirán que cualquiera se acerque.
—¿Está jugando.... conmigo? —cuestioné, frunciendo los labios y las cejas.
—No tengo porque jugar a las mierdas inexistentes. Mira a tu alrededor, mortal y usa ese cerebro para algo.
Mire a mi alrededor, y me di cuenta de que nada de aquí era... normal. Parecía la casa del mismísimo Conde Drácula.
—¿Lo entiendes, ahora, Collins?
Trague saliva y dije:
—¿Entonces... la fantasía y todo eso si existe?
—Por decirlo de alguna forma, si. Todo este tiempo te han ocultado, la verdad de nosotros.
—¡Pero es... Imposible! —repuse, todavía incrédula. No podía creer que esto fuera real—. Todo esto es jodidamente imposible.... No sé... Ni que creer.
—Es normal, todos los humanos que han estado en tu posición inferior, dicen lo mismo. No se pueden creer que existan otros seres más fuertes que ellos.
—¡Yo no pienso eso! —me quejé—. Lo único que pienso... Es que todo esto es muy confuso.
Un momento después, él recorrió con su mirada todo mi cuerpo, y yo me sentí incómoda por su forma de mirarme.
—Lo importante aquí no es lo que sientas —expresó. —Sino lo que harás. ¿Qué decides, Collins?
—Yo... No lo sé. Estoy tan confundida. Quiero comer aunque sea un simple pan, y después ya pensar en eso. Pero de momento, no lo sé...
¡¿Y si es una trampa?!
No puedo confiar en este sujeto de buenas a primeras.
—¿Entonces estás insinuando, que si se te da de comer, lo pensarás mejor?
—Sí... —mi estómago rugió y me avergoncé cerrando los ojos.
—Como siempre, causan molestias, los humanos... maldita mortal.
Fruncí los labios y posteriormente, me dijo que bajara con él las escaleras, hasta llegar a la cocina. Y cuando llegamos a la cocina, miré a una... ¿Sirvienta?
—¿Ella es...? —se me escapó y cuando me di cuenta, me tape la boca como si hubiese dicho algo totalmente prohibido, en el mundo entero.
—Sí, es mi sirvienta. —respondió sin pudor alguno. —¿Por qué mierda te interesa?
—P-Pues... No estoy acostumbrada a ver a sirvientas o cosas que se le parezcan...
En cambio, él se burló secamente y dijo: —Y todavía no has visto nada, querida mortal.
Me mordí el labio inferior en un acto de nerviosismo. Pensando que quizás yo también acabaría así.
—Tranquila, no tengo ningún interés de ese tipo en ti, no eres superior —respondió y yo me sonroje de la rabia.
—No me interesa —me límite a decir.
—Sé lo que piensas —añadió con pura maldad. —Puedo leer los pensamientos de los humanos.
¡¿Qué carajos?!
¡No puede ser!
—Eso es conspiración contra mi privacidad —le dije, resentida. —No puedes leer mi mente. Y no deberías.
—Y si lo hago, ¿a ti que carajos te importa? —contestó él.
A regañadientes, me quedé callada, tratando de controlar mi mal temperamento, por culpa de ese gran imbécil.
—Come rápido y no intentes nada extraño —ordenó para después salir de la cocina, dejándome sola.
Había comida de todo tipo, lo que me abrió el apetito.
Cogí frutas, y todo lo que se veía comestible.
Y entonces empecé a comer, como si hoy fuera el fin del mundo. (Pero quizás, no estaba tan lejos de aquello).
Mientras masticaba un trozo de pan, el murmullo de voces provenientes del pasillo atrajo mi atención. No pude evitar acercarme con sigilo hacia la puerta entreabierta de la cocina, donde escuché la conversación de Vlad y su sirvienta.
—¿Estás segura de que es ella? —la voz del sujeto que aún no logro recordar, era baja y urgente, pero aún así se percibía la autoridad en sus palabras.
—Sí, mi señor —respondió la sirvienta con un tono de reverencia—. La he visto a través de la visión del oráculo. Se aproxima rápidamente, y no viene sola.
—Maldita sea —gruñó—. Esto complica las cosas. No esperaba que llegaran tan pronto.
—¿Qué haremos? —preguntó la sirvienta—. Si la encuentran aquí, todo nuestro plan podría venirse abajo.
—Debemos actuar con rapidez —contestó aquel tipo—. Necesito que vigiles a la humana. No debe salir de la cocina hasta nuevo aviso. Si intenta escapar, no dudes en detenerla por cualquier medio necesario.
—Sí, mi señor —respondió la sirvienta con firmeza.
Podía sentir mi corazón latir más rápido mientras trataba de procesar lo que acababa de escuchar. ¿Quién era esa mujer que se acercaba? ¿Por qué él estaba tan preocupado? El misterio se espesaba con cada palabra que pronunciaban.
Volví a mi asiento rápidamente antes de que la sirvienta entrara de nuevo en la cocina. Disimulé, comiendo una manzana y tratando de parecer despreocupada.
La sirvienta me observó con una mirada que mezclaba lástima y determinación. Sabía que no debía subestimarla, pero mi mente no dejaba de preguntarse quién era esa persona que se aproximaba y por qué era tan importante.
—Come rápido —me ordenó la sirvienta con una voz que no admitía réplica—. No te levantes de esta mesa hasta que yo te lo indique.
Asentí, mordiéndome el labio. Tenía que pensar en una forma de salir de aquí y descubrir la verdad. Pero antes, necesitaba más información, y quizás, solo quizás, esa mujer que se acercaba tenía las respuestas que tanto buscaba.
Continué comiendo, pero mi mente estaba alerta, preparándome para cualquier cosa que pudiera ocurrir a continuación.
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