Recuerdos vacíos
ALEXANDRA COLLINS POV
No sé que horas son.
Y ni mucho menos, sé dónde carajos estoy.
En cuanto abrí mis ojos verdes, lo primero que hice, fue levantarme, de un sofá de tono marrón oscuro, dónde creo, que me dormí durante mucho tiempo. Tanto así, que me sentí como si fuese un oso hibernando en cuanto desperte.
¿Qué demonios es este lugar? ¿Y cómo... carajos llegué hasta aquí? Me pregunte para mis adentros.
Empecé a caminar, hacia la puerta. Pero en eso, la puerta fue abierta estrepitosamente.
—Con que ya despertaste, maldita humana —dijo un tipo encapuchado.
—¡Ah! —solté un grito ahogado—. No me vuelvas a insultar de esa forma, maldito imbécil—le dije.
—Vaya, pero si la humana tiene agallas —dijo ese repulsivo tipo, y un momento después, se me acercó poniéndome contra la pared. —La que debería tener miedo, y estar pidiendo perdon, eres tú. Maldita basura.
Entonces él me agarró del cabello, y yo lo golpee en su zona más débil.
En la jodida entrepierna.
—¡Ahg, maldita zorra! —se quejó y yo salí corriendo del cuarto desolado.
¡Mierda, mierda! ¿Qué diablos hice? ¡Lo golpee porque se lo merecía! pero... ¡Estoy jodida!
Aunque no sabía muy bien de que estaba huyendo.
Yo seguía corriendo, como si muchos perros rabiosos me estuvieran persiguiendo.
Y cuando bajé las escaleras, me di cuenta de que no había ninguna salida.
¡Maldición!
Necesito respuestas.
Necesito saber quién soy yo, y qué demonios esta sucediendo.
—Con que despertaste —dijo una voz autoritaria, cerca de mi oído.
—¡¿Q-Quién es usted?! —cuestioné alarmada, girándome hacia la voz autoritaria que había aparecido de repente a mi lado.
La figura alta y amenazante frente a mí se apartó la capucha, revelando un rostro duro y unos ojos oscuros que parecían escudriñar hasta lo más profundo de mi alma. Aquel señor, por lo que pude notar, ví que tiene el rostro perfilado, tiene ojeras pronunciadas, y el cabello pelinegro. Mientras que su copete le cae por el lado derecho de su rostro. Lo que le da un aspecto salvaje.
—No importa quién soy. Lo que importa es lo que tú sabes —dijo aquel sujeto, con una sonrisa fría. —Y lo que sabes podría ser muy peligroso para mí.
—¡Y-Yo no sé nada! —le dije con confusión y temor. —¡Por favor dígame qué es lo que está pasando! No entiendo nada... —exigí muriéndome del miedo y la confusión. —Es como... Si no recordará quien soy...
Posteriormente, aquel sujeto se acercó lentamente, y sus ojos brillaron con una mezcla de satisfacción y malicia.—Oh, pero lo sabes, Alexandra. O debería decir, Lexi —susurró dejándome confundida. —Sabes más de lo que imaginas, y yo necesito esa información. Pero no te preocupes por tu bienestar, no te haré daño si cooperas.
Instintivamente retrocedí, sintiendo el frío de la pared contra mi espalda mientras veía como él se acercaba más.
—No sé de qué estás hablando. ¡Por favor déjame en paz! —grité, tratando desesperadamente de mantener mi compostura.
No podía procesar lo que estaba pasando. Dijo "Alexandra" será, ¿qué acaso ese es mi nombre?
Pero no pude seguir pensado más, porque me agarró del brazo con fuerza. Su expresión era profundamente misteriosa: —No puedes esconder la verdad para siempre Collins. Tarde o temprano, te darás cuenta de que no tienes otra opción más que decirme lo que sé. Y te aseguro que haré lo que sea necesario para obtener esa información
—¡No sé de qué hablas! —protesté.
El terror se apoderó de mí mientras me encontraba atrapada en la mirada implacable de aquel impotente tipo. No sabía cómo había llegado a esta situación, pero ahora estaba en manos de uno de los criminales más peligrosos del país. O al menos, eso es lo que yo creo. Y antes de que pudiera reaccionar, me arrastró por el pasillo, llevándome hacia un destino incierto donde sabía que mis opciones se reducían cada segundo que pasaba.
***
MADELINE ORWELL POV
Llegamos al bosque prohibido justo cuando el amanecer comenzaba a pintar el cielo con tonos rosados y dorados. Elvira era la única que bostezaba, de todos nosotros, debido a que, como es bruja, todavía tiene necesidades básicas como cualquier ser humano. Si es que así se le puede decir.
—Bien, el plan es el siguiente —dijo Nyssa, reuniéndonos a todos alrededor de un claro entre los árboles—. Este bosque es conocido por sus trampas y criaturas hostiles. Necesitamos movernos con rapidez y precisión.
Nos miramos unos a otros, atentos a cada palabra que salía de los labios de Nyssa.
—Hay tres objetos que debemos encontrar —continuó, sacando un mapa antiguo y descolorido de su bolsillo—. El primero es la Poción de la Memoria, escondida en las ruinas de un antiguo templo al norte. Sin ella, no podremos restaurar los recuerdos de su amiga. El segundo es el Amuleto de Proteus, que nos permitirá protegernos de las criaturas del bosque. Y el tercero es la Llave de Hades, necesaria para desbloquear el portal que nos llevará a la dimensión de los recuerdos olvidados.
Elvira frunció el ceño, obviamente preocupada. —¿Y cómo sabemos que estos objetos están realmente aquí?
Nyssa esbozó una sonrisa enigmática. —Porque este mapa fue creado por los antiguos guardianes del bosque. Si seguimos sus indicaciones al pie de la letra, encontraremos lo que buscamos. Pero debemos ser cuidadosos. Cada objeto está protegido por pruebas y guardianes que pondrán a prueba nuestra fuerza y astucia.
Erick, como siempre escéptico e idiota, cruzó los brazos. —¿Y qué pasa si no pasamos las pruebas? ¿O si no encontramos los objetos?
Nyssa lo miró con seriedad. —Si fallamos, no solo perderemos la oportunidad de recuperar los recuerdos de su amiga, sino que también podríamos quedar atrapados en este bosque para siempre. Las criaturas aquí no perdonan a los intrusos.
Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Sabía que el riesgo era grande, pero no teníamos otra opción.
—¿Cómo nos organizamos? —pregunté, queriendo avanzar cuanto antes.
Nyssa desplegó el mapa y señaló tres puntos específicos. —Nos dividiremos en dos grupos. Elvira y Erick, ustedes irán por el Amuleto de Proteus. Madeline y Ronny, ustedes vendrán conmigo a buscar la Poción de la Memoria. Una vez que tengamos ambos objetos, nos reuniremos aquí y nos dirigiremos juntos a la Llave de Hades. Es esencial que nos movamos rápido y con sigilo. Manténganse en contacto mediante estos cristales de comunicación —dijo, entregándonos unos pequeños cristales azules que brillaban débilmente.
Elvira tomó su cristal, todavía bostezando, pero con una chispa de determinación en sus ojos. —Entendido. No perdamos más tiempo.
Nos separamos en nuestros respectivos grupos y comenzamos a movernos por el denso bosque. Mientras caminábamos, podía sentir la tensión en el aire. Las sombras se movían de manera inquietante entre los árboles, y el silencio era casi ensordecedor.
—Madeline —susurró Ronny mientras avanzábamos—, mantén tus sentidos alerta. Este bosque juega con tu mente.
Asentí, tratando de calmar mi respiración y concentrarme en nuestro objetivo. No podía permitirme el lujo de distraerme ahora. Demasiado estaba en juego.
Nyssa lideraba el camino con una confianza que no podía evitar admirar. —El templo está cerca —dijo en voz baja—. Prepárense para cualquier cosa.
Cuando llegamos a una estructura de piedra semiderruida, supimos que habíamos llegado. El templo emanaba una energía antigua y poderosa, y sabía que dentro encontraríamos la primera prueba que nos acercaría un paso más a restaurar los recuerdos de nuestra amiga.
Nos preparamos para entrar, conscientes de que cada paso podría ser el último, pero decididos a enfrentar cualquier desafío que el bosque prohibido nos presentara.
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