Pasado
MADELINE ORWELL POV
—Pues... —me miró directamente a los ojos, mientras empezaba a hablar Alexandra Collins—. Esa persona eres tú. Desde que te conocí, has sido todo lo que no sabía que estaba buscando. He sentido una conexión contigo que no puedo ignorar. Todo esto... lo hice porque quería que supieras cuánto significas para mí.
Todo esto... Fue por mi.
Pero...
Mi corazón, si es que aún tenía uno, se detuvo por un instante. Alexandra... ¿sentía esto por mí? Sentí un nudo en el estómago y una oleada de tristeza me inundó. Durante siglos, había cerrado mi corazón, convencida de que no podía, y no debía, amar de nuevo. La pérdida de mi amor anterior me había dejado una cicatriz profunda, una herida que nunca había sanado del todo.
Sentí como si el mundo se hubiera detenido. Su confesión... tan sincera y llena de esperanza, me atravesó el corazón como un cuchillo. Pero no era la dulce herida de un nuevo amor; era el dolor agudo de una pérdida que aún no había superado. Mi mente se llenó de recuerdos de ella, de la mujer que había amado y perdido hace tanto tiempo. Su risa, su voz, su presencia aún estaban conmigo, como un ser que nunca me dejaría atrás.
Y entonces, miré a Alexandra, ví sus ojos brillantes esperando por una respuesta, y me di cuenta de la crueldad de mi situación. No era justo para ella. No era justo para ninguna de las dos.
—Alexandra... —mi voz temblaba mientras luchaba por encontrar las palabras—. Lo que me has dicho significa mucho para mí. Más de lo que puedas imaginar. Pero...
Vi cómo la esperanza en sus ojos comenzaba a desvanecerse. Quería abrazarla, consolarla, pero sabía que tenía que ser honesta, aunque doliera.
—Todavía amo a alguien que ya no está —dije, con un nudo en la garganta—. Alguien que fue todo para mi y que perdí hace mucho tiempo. No he podido dejarla ir, pues mi corazón sigue siendo suyo.
La expresión de Alexandra se tornó triste, y sentí un profundo dolor por causarle ese sufrimiento. Me acerqué a ella, tomando su mano entre las mías, buscando transmitir el consuelo que mis palabras no podían ofrecer.
—Eres una persona increíble, Alexandra. Has traído luz a mi vida de una forma que no creía posible. Pero sería injusto para ti y para mí pretender que puedo darte algo que no tengo. Mi corazón aún pertenece a ella, y no puedo cambiar eso.
Mis ojos se llenaron de lágrimas que no llegaban a caer. La tristeza en sus ojos reflejaba la mía propia, y deseé con todas mis fuerzas poder amarla como ella merecía. Pero no podía traicionar la memoria de quien aún amaba.
—Lo siento tanto —susurré—. De verdad lo siento. No quiero que te quedes esperando algo que no puedo darte. Mereces a alguien que pueda amarte completamente, sin fantasmas del pasado.
El silencio que siguió fue desgarrador. Me quedé allí, sintiendo el peso de mi propio corazón roto, sabiendo que había perdido algo precioso, pero también sabiendo que no podía ser de otra manera.
No quería causarle daño a Alexandra, pero... Tristemente ya lo había hecho...
ALEXANDRA COLLINS POV
Las palabras de Madeline me atravesaron como una daga. Sentía que el aire se volvía denso, difícil de respirar. No podía evitar que las lágrimas se acumularan en mis ojos. A pesar de la tristeza que sentía, sabía que no podía culparla. Su amor del pasado era una parte de ella, una que nunca podría reemplazar.
Tomé un momento para respirar profundamente, tratando de calmar el torbellino de emociones que me invadía. Miré a Madeline, su rostro estaba lleno de dolor y culpa, y supe que esta situación la estaba afectando tanto como a mí.
—Madeline... —mi voz tembló un poco, pero logré mantener la compostura—. Entiendo que no es fácil dejar ir a alguien a quien has amado profundamente. No puedo pedirte que la olvides, y no quiero que sientas que tienes que forzarte a sentir algo que no sientes.
Hice una pausa, sintiendo cómo una lágrima caía por mi mejilla. La limpié rápidamente, tratando de mantenerme fuerte.
—Estoy agradecida por tu honestidad —continué, aunque sabía que me desmoronaría en cualquier momento—. Prefiero conocer la verdad, por dolorosa que sea, a vivir en una ilusión. Quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti, como amiga, si eso es lo que puedes ofrecerme.
Le di una sonrisa triste, tratando de mostrarle que no había resentimientos, solo comprensión y respeto.
—Tienes un lugar especial en mi vida, Madeline, y siempre lo tendrás. Espero que algún día encuentres paz con tu pasado. Y si alguna vez necesitas a alguien, ya sabes dónde encontrarme.
Me acerqué y la abracé suavemente, sintiendo la frialdad de su piel contra la mía. Fue un abrazo lleno de comprensión y despedida. Luego, me aparté lentamente, dándole una última mirada llena de afecto antes de dar un paso atrás.
—Cuídate, Madeline.
Me giré y comencé a caminar, dejando atrás el jardín iluminado por las estrellas y llevándome conmigo los recuerdos de una noche que siempre llevaría en mi corazón.
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