Desconocido
MADELINE ORWELL POV
Conocía a cada uno de los tipos encapuchados, que estaban enfrente nuestro.
Y también sabía perfectamente porqué estaban aquí.
—No solo violaron las reglas —dijo el líder principal, Vlad—. Sino que se llevaron consigo, nuestra confianza. Dejaron que una humana, supiera de nuestro secreto. Y más aún, todavía no ha sido tomada por su pareja predestinada. Todos están en serios problemas, en muy serios problemas —recalcó—. Cada uno tendrá que pagarlo. Pero por ahora, vendrán con nosotros.
Iba a decir algo, pero no tenía caso.
Pero mi opinión, no era la misma que de esta chica, curiosa.
De Alexandra Collins.
—¡Pero señor es injusto! —se quejó—. Sé que tengo la culpa, pero, este joven, llamado Jaxson, ¡fue el que empezó todo! Sé que... Es una tontería, pero...
—Mocosa insolente —dijo, el segundo líder.
—Déjalo pasar, Erick. —sentenció Vlad.
Collins, sin estar satisfecha, caminó hacia ellos. Pero Ronny la arrastró hacia Elvira.
—Calmen a la humana —dijo finalmente, Vlad. —Resolveremos esto, pero como siempre, los jodidos mocosos nos dan problemas...
—Sé que es tonto, y tal vez estúpido... Pero no dejaré atrás a una amiga —habló Elvira Clenks.
Jaxson, como siempre, se mantenía en silencio. Lo cual, me daba más rabia.
—Como siempre, son unos insensatos y una completa deshonra los Clenks —gesticuló el tercer líder.
Elvira Clenks, por otra parte, bajó la cabeza avergonzada.
—¿Y bien, vas a hablar de una maldita vez, Jaxson Horland? —dijo, Vlad, erizandonos la piel.
—Yo... —balbuceó—. Señor...
—Sabes que no es la primera vez que te metes en problemas por esto —agregó él, con total frialdad. —Parece que no aprendes, Horland. Muy mal de tu parte.
—¡Discúlpeme señor! —pidió Jaxson.
—Yo no doy segundas oportunidades. —respondió Vlad.
Y entonces, le hizo unas señas con la mano a los demás encapuchados, y arrastraron a Jaxson hacia el bosque.
Mientras que él pedía clemencia y perdón.
Alexandra Collins, miró asustada hacia donde se habían llevado a Jaxson y yo aparté la mirada.
—Esto les servirá de lección, para que piensen las cosas antes de cometer estupideces —nadie levantaba la mirada. —Jorland Junston.
—¿S-Si? —respondió él chico asustado.
—¿Eres amigo y cómplice de Jaxson Horland?
—¡N-No, señor! ¡Yo no...!
Las mentiras eran algo que no le gustaban a Vlad. El primer líder y fundador.
—Así que, ¿estás exento de todos los daños que hizo el estúpido de Jaxson? —repuso él.
—¡S-Si... Señor!
Y entonces, Vlad sonrió.
—Mientes.
Y antes de que pudiera pasar algo más, Alexandra empezó a temblar.
—¿Chicos...? ¿Qué va a pasar con nosotros? —susurró Alexandra Collins.
—Shhh, no hables Alexandra —murmuró asustado, Ronny.
Ante esta situación, y al verla tan vulnerable, me dió un sentimiento de tristeza.
—Oh, querida no te preocupes —le dijo Vlad muy cerca de su rostro. —No tengo pensado lastimarlos a ustedes, después de todo, la culpa la tuvo Jaxson, ¿no?
—¿Eso significa... Qué nos perdona la vida? —replicó Collins, con la voz rota.
—Mientras no cambie de opinión, si —respondió.
Y entonces...
Nos dejó marchar a todos. Excepto a los amigos de Jaxson.
Mientras nos íbamos, miré a la distancia a Collins.
Ella... No tiene la culpa de nada. Y aún así, sé que Vlad la tendrá vigilada. Lo cual me parece injusto...
—Madeline... ¿Podemos hablar? —me pidió Elvira Clenks.
—Bien.
***
En un lugar lejano de dónde se encontraba Collins, con su amigo Ronny, Clenks me hablaba, mientras comía papas fritas.
—Mira, o más bien escucha —dijo, cogiendo otra papa frita más. —No sé como se diga. Alexa, no sabe nada. Y tú... Deberías hacer algo al respecto.
—¿Pero qué puedo hacer? —dije desviando la mirada.
—No sé... No quiero que salga lastimada... ¡O perjudicada!
Si bien, entendía porque me lo pedía. Dado a que era su amiga. Pero... Yo no podía hacer nada, aunque quisiera.
—Vlad... Sabes que él, no me dejará hacer nada... —le recordé. —Después de esta tragedia, él nos tendrá vigiladas a ambas...
—Se me ocurre una idea.
—¿Cuál? —pregunté curiosa.
—Vlad, dijo claramente que le borrará los recuerdos a Alexa en tres días. Pues entonces... Solo tienes tres días para enamorarte de ella. E impedirlo.
—No puedo hacer eso...
—Sé que sigues herida por el pasado, pero esto es por el bien de Alexa.
Fruncí los labios, y entonces Elvira hizo algo inimaginable. Me miró con cara de cachorrito.
—Está bien... —dije rendida.
Es totalmente posible, enamorar a una persona en tres días. ¿Pero enamorarte tú?
Hasta la fecha, no he conocido a alguien que lo haya logrado en tan poco tiempo. Y menos, de forma consciente.
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