Acercamiento
MADELINE ORWELL POV
—Alexandra... —ponuncié su nombre suavemente—. Por favor dime que estás bien y que todo esto es una completa mentira de ese cabron...
—¿Alexa? —dijo, Elvira. —¿Te encuentras bien?
—Alexandra... —dije su nombre una vez más, y al hacerlo... Ella se separó de mi y comenzó a reírse.
—Son más estúpidas e ingenuas de lo que creí —nos dijo "Alexandra" pero había algo raro en toda esta situación. Y es que de poco a poco, su aspecto físico iba cambiando. Hasta ser una chica que medía entre 1.65 o 1.66 centímetros, y de tez pálida. Traía el cabello pintado de morado, y las uñas pintadas de negro. —Fue tan jodidamente divertido, ver cómo cayeron en nuestra trampa.
Tras haber escuchado esas malditas palabras, por parte de esa sinica, sucumbí aún más a la rabia, y cedi a la histeria.
—¡¿Dónde demonios está Alexandra?! —exigí saber. —¡¿Dónde la tienen escondida?! ¡Malditos cobardes de mierda!
Me acerque dispuesta a encararlos de una buena vez por todas, a esos jodidos bastardos. Elvira, también me acompañó. Y posteriormente, empezamos a correr a una velocidad sobrenatural.
—Parece que aún no les quedan las cosas claras a las dos —dijo el hijo de perra. —Qué lastima me dan.
—¡Deja de jugar maldito imbécil y regresanos a Alexandra! —alcé la voz.
—¿Dices que les regrese a Alexandra? Ella no es un objeto, exclusivo de ustedes, sino también el nuestro —Vlad se rió, y su risa se escucho como una carcajada llena de desprecio—. ¿De verdad creen que ella es lo único que me interesa? Ustedes dos son tan patéticas, corriendo como ratas atrapadas en un laberinto.
Me detuve en seco, con los puños apretados de rabia. Elvira a mi lado, respiraba pesadamente, igual de furiosa.
—¡Eres un maldito cabron! —espeté, deseando golpearlo allí mismo sin parar. —¡Di, de una puta vez en dónde carajos la tienes!
—¡Oh, Madeline! —exclamó con un tono burlón—. ¿Qué te hace pensar que merecen respuestas? Alexandra está exactamente donde quiero que esté. Ustedes, en cambio, están aquí, revolcándose en su desesperación. Y déjenme decirles, estoy disfrutando cada segundo de esto.
Elvira dio un paso al frente, lista para atacarlo, pero Vlad levantó una mano, señalándonos con un dedo acusador.
—No tan rápido, Elvira —dijo, con una sonrisa siniestra—. No quisiera que te lastimaras más de lo necesario. Aunque, pensándolo bien, tal vez sí. Verlas sufrir es una delicia que no quiero perderme.
—Eres un monstruo —escupí, incapaz de contenerme.
Vlad inclinó la cabeza, como si considerara mis palabras.
—Tal vez lo sea, Madeline. Pero al menos yo sé quién soy. Ustedes, en cambio, son solo piezas en mi juego. Y Alexandra... bueno, ella es solo la carnada perfecta para atraparlas.
Su risa resonó en el aire, fría y cortante. No había duda. Él es la peor persona que he conocido. Era la peor clase de enemigo: uno que no desearías tenerlo como enemigo, ni menos como amigo.
(...)
ALEXANDRA COLLINS POV
No sé en dónde estoy. En cuanto desperte, un dolor punzante en mi cabeza, me hizo emetir un sonido de dolor.
Miré a mi alrededor, pero apenas y podía ver. Todo estaba jodidamente oscuro, lo cual me impedía observar con mejor claridad.
—¡Saquenme de aquí! —grité, y aunque no escuché pasos ni nada no me iba a rendir. —¡Alguien saqueme!
—Callate de una puta vez, maldita humana —dijo una voz desconocida. —Y ven aquí. Rápido.
Antes de que pudiera decir algo, rompió las barreras de un simple golpe, y me jaloneo.
—¿Quién... Quién es usted? —pregunté ciertamente preocupada.
—No estás en posición para hablar —me calló—. Ahora, sal.
El maldito, me empujó con una fuerza devastadora, hacia un jardín. Yo miré a mi alrededor y le pregunté: —¿Q-Qué está pasando?
—Señor, aquí esta la humana —dijo aquel estúpido, ignorandome.
—Muy bien. Ahora podemos proceder.
—¿P-Proceder? —repetí confundida y con miedo.
—Trae a la humana —ordeno el líder.
—Por favor, no me hagan daño... —pedí.
El líder, me agarró de mi blusa roja, y después me lanzó con una fuerza brutal, hacia el suelo. Yo gimotee y después, note que dos personas gritaron: "Alexandra", yo las miré, y me pregunté para mis adentros: ¿Quiénes son?
—Ustedes dos —las señaló—. Veran como convertiré a Alexandra, en mi: »cazadora 104« Les guste o no les guste. Y lo mejor de todo, es que nunca más las volverá a recordar. Qué triste, debe ser esto para ustedes.
¿De qué habla este imbécil? No entiendo nada...
—¿Cazadora 104? —repetí con miedo. —No, no... Yo...
—¡Alexandra! —gritaron de nuevo aquellas chicas encerradas en un escudo de color azul.
—¿Quiénes son ellas? —le pregunté a ese indeseable hombre.
—No importa quienes sean. Lo que importa, ahora aquí eres tú....
Acaricio un mechón de mi cabello anaranjado, y después, me levanto con una fuerza brutal, lastimandome en el proceso.
—¡Suéltame maldito animal! —exigí.
En cambio él sonrió malvadamente y se dirigió a las chicas, atrapadas en aquel escudo.
—¿Cómo se siente, Orwell? ¿Qué se siente perder a tu pareja predestinada? —preguntó con maldad.
—Vete a la mierda, imbécil —respondió aquella chica.
—¿Pareja predestinada? —repetí yo confusa.
Creo haber escuchado esa palabra antes, pues ahora tengo un deja vu.
—Así es Alexa, es una lastima que no las recuerdes —respondió él con satisfacción.
Miré de nuevo sus rostros, pero nada. No recordaba nada....
¡Quiero recordarlas!
—Despidanse de su querida Alexandra —hizo una pausa para acercarse a la chica de cabello pelinegro y ojos azules—. Empezando por ti Madeline.
Él me acerco al escudo a tal punto de que mi cuerpo chocaba con el escudo.
—Alexandra... Todo esto ha sido mi culpa. —ella empezó a llorar. —Si tan solo yo... No hubiese sido tan cobarde, esto no estaría pasando... ¿Puedo pedirte un favor como consolación? —se dirigió a aquel miserable.
—¿Qué carajos es lo que quieres, Orwell? —respondió él.
—Dedicale una canción de mi parte...
—¿Cuál es? —la miró con desprecio y yo... Algo afligida.
—Se llama: "You're Beatiful" de James Blunt...
Aquel miserable hombre, solo sonrió malvadamente y después me arrastró hasta con la otra chica que estaba encerrada en otro escudo azul.
—¡Alexa! ¡Discúlpanos por no haber venido antes! —me diijo ella. —¡No importa como! Pero te vamos a recuperar. Eso tenlo por seguro.
Las miré afligidas, sintiendo una opresión en mi corazón. No podía recordarlas, pero quería recordarlas...
—Se acabo el tiempo —dijo el desgraciado.
—Adiós —me despedí de ellas a lo lejos.
Una lágrima brotó de mi ojo, ¿algún día seré capaz de recordar mi pasado?
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