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Capítulo 5. "Impulsos".



Dain.

Son las tres de la mañana y el grito desgarrador de Liv rompe el denso silencio en el que está sumida la casa, lo que solo puede significar una cosa: Zia se ha ido.

Sabíamos que el momento estaba cerca, sin embargo nunca nada ni nadie te prepara para ver partir para siempre a un ser querido.

Termino el liquido ámbar del vaso que tengo entre los dedos y dejo ir un suspiro antes de ponerme de pie. No he dormido bien en los últimos días, mi mente no deja de repetir una y otra vez sus palabras haciéndome sentir más miserable, la sensación de pesadumbre no me abandona y llegados a este punto estoy a nada de volverme completamente loco.

Salgo de mi despacho con dirección a su habitación y una vez que llego me detengo un momento sin saber muy bien qué hacer. Dejo ir un suspiro antes de abrir la puerta y la imagen que me recibe me deja helado.

Liv esta sentada con el cuerpo frágil, pálido y lánguido de Zia entre sus brazos llorando, meciéndose ligeramente hacia atrás y hacia delante como quien arrulla a un bebé mientras susurra cuanto la ama, la falta que le va hacer, lo fuerte y valiente que fue...

Trago duro.

No se que decir, que hacer o como darle consuelo. La realidad es que yo crecí en un ambiente poco expresivo, todo en casa siempre fueron apariencias, y aún, con todo y eso mamá Eleonor siempre me mostró el lado amable de las cosas, el problema es que yo soy incapaz de expresarlo de una manera que no se sienta que me lo he sacado del culo.

Doy pasos tentativos en su dirección hasta que estoy lo suficientemente cerca para poner una mano sobre su hombro.

-Lo siento tanto, Liv-mi voz la hace levantar la cabeza y en sus ojos hay tanto dolor que el corazón se me estruja con violencia.

-Ya no va a sufrir ¿verdad? -su voz es apenas un susurro tembloroso.

-Claro que no-aseguro -. Ahora ella está descansando.

-La voy a extrañar tanto -solloza, apretando a Zia con fuerza contra su cuerpo-. No se como voy a vivir sin ella.

-Ella siempre va a estar contigo-digo, porque no se que otra cosa decir -. Me haré cargo de todo -informo-. Llamare a sus padres y haré las llamadas pertinentes tu no te preocupes por nada.

Liv apenas hace un leve movimiento con la cabeza y tomo eso como mi señal para darle privacidad, pero justo cuando estoy por llegar a la puerta su voz me detiene.

-Gracias por todo, Dain. Te prometo que haré todo lo que esta a mi alcance para recompensar todo este tiempo

No se que decir, así que lo único que logro hacer es asentir con la cabeza antes de salir de la habitación sin decir una palabra más.

♧♧

Odio los funerales.

Odio a la gente hipócrita.

Y sobre todo odio esta cerca de Margot y Oliver Campbell. La mitad de las personas que me han venido a dar el pésame por la partida de Zia no las conozco y eso me tiene irritado hasta la mierda, eso y el hecho de que mis padres también estén aquí.

-¿Estas bien mi niño?-la dulce voz de mamá Eleonor corta el hilo de mis pensamientos.

-Sí, mamá. No quiero que te preocupes ¿esta bien?.

Esta por contestar algo cuando mi hermano -Adam- hace acto de presencia.

-Lo siento tanto, Dain -me da un abrazo, que no correspondo-. Se que no tenemos la mejor relación pero sigues siendo mi hermano y te quiero.

Un nudo se forma en mi garganta al tiempo que mi pecho se agita con violencia. Quiero a Adam, es mi hermano pero esta demasiado consumido por mis padres como para permitirme estar cerca de él.

-Iré a ver si Liv necesita algo -informo saliendo de su abrazo con dirección a un lugar lejos de ellos.

Por su puesto mi suerte no puede ser peor ya que mi madre me intercepta en el camino y yo no puedo evitar rodar los ojos.

-Hoy no mamá -digo, en un susurro antes que lo haga ella -. Por favor, solo por esta vez ahórrate el discurso de todo lo decepcionada que estas de mi y de las cosas que estoy haciendo mal.

-Lo dices como si fuera un moustro-contesta, indignada limpiándose una lágrima con un pañuelo de seda -. Yo solo quiero lo mejor para ti y para Adam.

-Claro-digo, con ironía -. Como sea mamá, sólo quiero estar sólo.

Harto de toda esta mierda camino hacia Liv que se encuentra sentada he inmóvil- como a estado desde que llegamos aquí hace un par de horas- en una silla cerca de ataúd.

-¿Necesitas algo? ¿quieres hablar?-me siento como pez fuera del agua y me molesta no saber como ayudarla.

La única respuesta que obtengo es un movimiento de cabeza en señal de negación. Desde que se llevaron el cuerpo de Zia de casa no a llorado más, simplemente se a mantenido inmóvil, a estado ida todo este tiempo y esta empezando a preocuparme.

Quisiera poder darle algún tipo de consuelo pero la realidad es que soy el menos indicado para hacerlo. Finjo estar bien pero por dentro todo es un lugar oscuro en donde hace mucho tiempo no estoy cómodo y en donde lo único que quisiera hacer es desaparecer.

-Te odio -su voz me congela en mi lugar cuando la deposito en el asiento de mi auto -. Te odio porque después de todo lo que paso entre nosotros creo que aun te amo. Su voz sigue repitiéndose una y otra vez en mi cabeza como una melodía tortuosa.

Me carcome lentamente el hecho de saber cuanto la lastime por cobarde, inmaduro. He estado pensando en dejarla seguir su camino muchísimas veces pero siempre llego a la misma conclusión: no puedo -quiero- hacerlo.

Y se, que es egoísta de mi parte y que no la merezco pero aun así no me importa, es la mujer que amo y voy hacer todo lo posible para estar con ella.

Salgo a tomar un poco de aire y una vez afuera enciendo un cigarrillo dejando que el humo inunde mis pulmones lo que tiene un efecto relajante en mi, escucho pasos a mi espalda y pocos segundos después Adam se detiene aún lado de mi, no dice nada por lo que parece una eternidad pero pese a eso, su presencia no me resulta incomoda.

-Escuche que la chica, esa con la que salías en la universidad se va a casar -dice, luego de varios minutos en silencio y la sola mención hace que mi pecho se agite con violencia.

Todo mi cuerpo se tensa en respuesta y no puedo evitar ponerme a la defensiva.

No contesto. No es algo de lo que quiera hablar con él o con alguien más, en su lugar sigo fumando.

-Me siento vacío -confieso, en un susurro luego de un par minutos en silencio-. Me siento inútil, me siento un mierda, como un maldito títere. Todo lo que tenía que hacer era negarme y estar con ella y lo arruine. Estoy cabreado con toda esta mierda. Estoy cabreado conmigo.

-Dain...

-No digas nada, no necesito tu compasión ni tu consejo -espeto, tajante.

-No es tu culpa. No podías hacer nada en ese entonces, pero ahora...

-Ahora se va a casar y ser feliz con alguien que si la merece -tiro la colilla del cigarrillo y me giro hacia mi hermano de modo que quedo frente él -. Quisiera ser como tú, Adam. Hubiera deseado poder adáptame a toda esta mierda pero no pude, no es el caso. Lo único que siento desde el día que la vi llorando, rota y decepcionada en la iglesia el día que me case con Zia es dolor, un maldito dolor que me consume a fuego lento y ya no se que mierda hacer con esto que por más que trato no merma ni un poco - confieso, harto de toda esta mierda -. Soy como un muerto que puede caminar y lo único que me da consuelo es que ella esta lejos de todo el veneno, hipocresía y falsedad que supone la respetada familia Campbell.

Mi hermano aprieta la mandíbula con tanta fuerza que una vena se le marca en el cuello, no me importa en realidad ya nada lo hace así que, sin decir una sola palabra más me giro echándome con dirección a dentro de la funeraria una vez más.

♧♧

Decir que estoy nervioso es quedarse corto, cuando la secretaria -esa que ahora tengo desde que estoy a cargo de la herencia de Zia -me llamo para decir que Annie solicitó un reunión conmigo no lo podía creer, primero pensé que había escuchado mal y luego creí que todo era un sueño o una mala broma de mi cabeza pero no. Ella de verdad quiere verme y no se como sentirme al respecto.

No quería que nos viéramos en la oficina así que le dije a Hilary -mi secretaria -que pusiera la cita en una cafetería a veinte minutos de las instalaciones. Ahora me encuentro sentado esperando en una mesa al fondo del lugar a que Annie llegue.

El problema de todo estos de los sentimientos es que estaba demasiado acostumbrado a sentir cosas negativas, pero cuando se trata de ella siento tantas cosas tan intensas que no se como gestionar tantas emociones vibrantes, intensas y abrumadoras que me hacen sentir vivo.

La campanilla de la puerta suena cuando está se abre y mi corazón se detiene una fracción de segundo para reanudar su marchar a una velocidad abrumadora, por el simple hecho de que Annie a entrado en el lugar.

Lleva unos pantalones tobilleros que le quedan como una segunda piel, una camisa blanca de botones que le queda algo suelta encajada dentro de los pantalones junto con un cinturón negro y unas zapatillas deportivas blancas. Su cabello está alisado y suelto en su espalda y el maquillaje que lleva me impide ver sus bonitas pecas... Otra vez.

Suspiro.

-Lamento mucho la demora-dice, mientras se sienta en la silla frente a mi.

-No te preocupes, acabo de llegar también -miento, hace cerca de media hora que estoy aquí pero tengo la necesidad de mentir para no hacerla sentir mal.

Ella hace un leve movimiento con la cabeza en señal de acuerdo, el mesero llega a tomar nuestro pedido -ya que no había pedido nada esperando a que llegara - una vez toma nuestros orden se va dejándonos solos una vez más.

Estar sin Annie es estar en un lugar oscuro y tenebroso donde de tanto en tanto vez un rayo de luz que proviene de mis esperanzas que se aferran a ella. No la merezco, eso lo tengo más que claro, pero también se que soy un bastardo egoísta que haré lo posible por estar con ella por que la amo.

Sí. La amo y a estas alturas ya no tengo miedo de mis sentimientos de lo que estos me provocan.

-Lamento mucho tu perdida -habla, después de un rato rompiendo el silencio.

Asiento con la cabeza viéndola fijamente, detallando lo hermosa y delicada que es.

-¿Por qué querías reunirte conmigo, Annie? no creo que solo haya sido para darme el pésame -inquiero, mirando sus bonitos ojos azules que hoy se ven más grises.

-Quiero entender -susurra, apartando la mirada.

-Entender ¿qué?.

-¿Por qué después de tanto tiempo? ¿Por qué ahora? ¿qué fue lo que provocó que volvieras aparecer en mi vida? -mi pecho se agita con violencia al escuchar el tono decepcionado de su voz -. Recibí un paquete de Zia hace unos días, se que ella y Olivie eran pareja... Siempre lo fueron. Y que tu matrimonio no fue más que una farsa para sabrá Dios quien. ¿Por qué no me lo dijiste? tienes una idea de cuantas veces me dormí llorando pensado que no era suficiente para ti, que algo andaba mal en mi... -deja ir un suspiro tembloroso -. Yo te hubiera entendido, Dain... Hubiera...

-No -espeto, tajante interrumpiéndola -. No te lo dije porque tu no te merecías estar en toda esta mierda, porque eres demasiado importante para mi como para mantenerte en la sombras, cuando tu te mereces a alguien que se sienta orgulloso de mostrarte a su lado y me temo que en ese entonces yo esta demasiado asustado de lo que me hacías sentir. Pero créeme, Annie, es un maldito privilegio estar a tu lado y no te mereces menos que eso.

-Y preferiste romperme el corazón -arruga la nariz que se ha vuelto roja de una manera tan adorable que toma todo de mi mantener mis impulsos a raya y no saltar sobre ella para abrazarla, reconfortarla y besar como he estado deseando desde hace mucho tiempo.

-No fue mi intensión lastimarte, solo quería mantenerte lejos y a salvo de toda la mierda en la que estaba envuelto en ese momento y esa fue la única manera en la que podía hacerlo -contesto, sintiéndome como un completo imbécil -. Y te pido perdón por lastimarte, por romperte el corazón, por no valorar tu amor.

Sus ojos se vuelven cristalinos y se que esta apunto de llorar, pero quiero dejar clara mi postura desde ahora. No más verdades a medias, no más cosas inconclusas, no más casi algo. Lo quiero todo.

-¿Por qué decirme todo esto ahora?.

-Porque todas las cosas que me obligaron alejarme de ti, justo ahora carecen de importancia para mi solo importas tu.

-Me voy a casar -dice, bajando la mirada a donde está su anillo.

Estoy por contestar cuando el mesero vuelve con nuestros medidos y yo siento como si me hubieran apuñalado en el corazón.

-Lo sé -digo, una vez que el mesero se fue -. Y me enerva el hecho de solo pensarlo... ¿Te trata bien?.

-¿Qué?-parpadea un par de veces confundida.

-¿Él te trata bien?-pregunto, y cuando no contesta continuo-: Siempre supe que mecerse a alguien que este dispuesto a darte el mundo y te juro que si me dices que no te trata como a lo más prestado te juro que...

-Dain, si vine aquí es porque quiero. No, necesito un cierre de todo esto, necesito dejar atrás toda esta locura y avanzar. Seguir con mi vida.

-No puedo.

-No puedes ¿qué?.

-No puedo dejarte ir una vez más. No me puedo permitir perderte otra vez cuando ahora soy libre des la cadenas que me aprisionaban. Y perdóname por lo que te voy a decir, me prometí que lo haría en un momento especial, pero necesito que lo sepas ahora -digo, con toda la seriedad que puedo imprimir en mi voz en este momento -. Necesito decírtelo porque si no lo hago me voy a volver loco. Necesito decírtelo porque desde hace más de tres años tengo las palabras en la punta de la lengua y ya no tengo miedo de ellas.

Trago duro al tiempo que Annie se lleva una mano a la boca reprimiendo un sollozo.

-Te amo, Annie -mi voz sale en un susurro ronco y tembloroso -. Estoy enamorado de ti desde hace tanto tiempo que ni siquiera puedo recordar el momento en el que me di cuenta. No sé si fue tu esencia. Tu luz. Todo eso que eres y que ni por asomo soy capaz de comprender -esta vez las lágrimas bajan por sus mejillas pero no puedo detenerme, es como si todo eso que detenía todo este cumulo de emociones se hubiera ido y ahora no se como parar. Como callarme, tampoco es como que quiera hacerlo -. Me iluminarse, llenaste de luz mi ser que es las tinieblas andando. Me enamore de lo que eres. De ti...

-No puedes hacerme esto -su voz es apenas un hilo de voz -. Por favor no digas nada más.

-Lo siento, Annie. Pero ya no tengo miedo de decirlo, de sentirlo y te voy a demostrar que te amo como cada fibra de mi ser.

-Fue un error haber venido -musita, buscando su bolso para ponerse de pie.

-Huye todo lo que quieras. No voy a dejarte ir, voy a luchar por ti. Y voy a volverte a decir todo esto que siento todas las veces que sea necesarias.

-Por favor, déjame seguir con mi vida-se pone de pie con lágrimas corriendo por sus mejillas-. No puedes venir y decirme esto cuando estoy por casarme. Adiós Dain.

Mi vista está clavando en la mujer que de camisa blanca que camina por el pasillo de la pintorescas cafetería hasta que desaparece por la puerta.

Se siente bien decirle todo lo que tenía guardado. Se siente bien no tener miedo. Tal vez aún las cosas están demasiado mal entre nosotros pero por lo menos ahora sabe que estoy dispuesto a todo con tal de recuperarla y no me importa si lo que nos une no es sufienciete o si ya no me ama dios sabe que tengo sufienciete amor para los dos.

Lamento mucho la demora. Espero que disfruten mucho leyendo.

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