Otro día... otro comienzo... o eso sería lo que Hanayama normalmente diría, pero este no era el caso, esta vez... había puesto todas sus energías en levantarse antes que Yoku.

No había alcanzado a dar siquiera un paso antes de que notara que la joven elfa no estaba en la habitación, y como si esto no fuera poco, en la mesa de noche del gigante se hallaba un plato con galletitas junto a una nota que decía

Te veías demasiado cansado, así que decidí no despertarte. Iré a buscar más indicaciones en el pueblo, volveré antes de que notes que me fui.

-Por los dioses... esta mujer sí que me aterra, me hace sentir vulnerable-Dijo enojado Hanayama a la vez que comía algunas de las galletas-

Luego de despabilarse, el gigante decidió recorrer algunos mercados cercano al hospedaje, cosa que lo ayudo a despejar su mente, sin embargo... había algo que lo tenía mal, tal vez debió decirle a Yoku la naturaleza de esta misión, concretamente el por qué había elegido esta ruta y sugirió ir solo, la verdad era... que la planta que necesitaban tenía una trampa, y una muy bien guardada.

No fue hasta ya avanzada la mañana que el dúo se reencontró.

La elfa se alegró rápidamente al notar que Hanayama se encontraba con un mejor ánimo, pero estaba algo desanimada por no haber encontrado ninguna información sobre lo que necesitaban, y la poca que pudo conseguir solo indicaba que el mapa que Michiro les había dado estaba mal.

Ante esto, Hanayama le dijo que no se desanimara y mientras cargaban las cosas en los caballos dij9o que aún existía una posibilidad, pero que solo eran rumores. Este rayo de esperanza y el hecho de que el grandulón se muestre dispuesto a seguir con la travesía pusieron como loca a Yoku, quien no paraba de decir lo feliz que estaba hasta poco más de un kilómetro luego de salir del pueblo

-No quiero sonar grosera ¿Pero sabes a donde no sestamos dirigiendo? –

-Claro que sí, se podría decir que yo crecí en estas tierras-

-Pero es extraño, el aire se siente distinto y... parece que se nublo, además aquellas montañas aparecen con una calavera en el mapa-

Los aventureros se encontraban descendiendo por una colina, por más que la depresión del terreno no se sentía, era innegable el hecho de que parecían estar en una zona totalmente distinta. Todo esto no hacía más que poner nerviosa a Yoku, quien se sentía inquieta al ver esas dos inmensas montañas a lo lejos, y para su mala suerte Hanayama estaba actuando extraño, si bien no era un hombre de muchas palabras, esta vez sí que parecía preocupado.

De pronto y sin darse cuenta todos los arboles a excepción de uno parecían haber desaparecido. En la pradera solo se encontraba un inmenso árbol que junto con el clima extraño del lugar hacían que este fuera aún más espeluznante.

-Llegamos, procura estar alerta-Dijo algo agitado Hanayama

-Pero si estamos solos aquí, además, si nos quisiesen emboscar los veríamos llegar desde kilómetros-Contesto Yoku mientras se bajaba del caballo

Hanayama solo se quedó en silencio y junto con la arquera avanzaron cautelosamente hasta la base del árbol. Casi llegando a este, el gigante advirtió

-Se dice que dentro del gran Meural se hace lo que buscamos-

-Así que así se llama este árbol... a juzgar por la falta de vegetación diría que es alguna especie invasora-

-De hecho... es todo lo contrario. Estos árboles se usan para sacar mejores cosechas, producen unas esporas que son altamente nutritivas, es por esto que este lugar es tan legendario-

-Yo diría que es espeluznante, además...-Dijo Yoku mientras tensaba su arco antes de rodear el árbol-parece que la leyenda está mal..-

Ambos se pararon delante del inmenso agujero en el tronco del Meural, que era casi como un arco.

-Esto... no.... tendrían que estar aquí, es imposible que las alastrianas no se encuentren aquí-

...Por lo que veo sigues siendo el mismo ingenuo de siempre.... Hanayama...

Al escuchar esto ambos aventureros rápidamente se pusieron en posiciones de batalla