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| -Capítulo 1: Despertar- |

Los rayos de sol entraban por la ventana de la habitación en la residencia de estudiantes, inundando todo el lugar con su tenue resplandor. Era el primer día de clases para ella en la universidad más prestigiosa de Inglaterra, y a pesar de que no quería llegar tarde, las sábanas parecían pegársele al cuerpo. Ya había faltado varios días debido a que se había puesto enferma, por lo que estaba segura de que no tardaría en extenderse rumores sobre ella. No quería revivir de nuevo lo ocurrido en su instituto... El rechazo. Sería insoportable. La muchacha de cabellos carmesí bostezó, desperezándose tras sentarse en la cama. Por suerte para ella, no le habían asignado ninguna compañera de habitación, por lo que tenía el espacio y el baño para ella sola. Sus ojos carmesí pronto se posaron en la foto que tenía en la mesilla de noche: Hanon, James, Michael y ella sonriendo en el parque de atracciones al que fueron antes de separarse. Alargó su mano derecha hacia su teléfono móvil, el cual estaba en la mesilla, junto a la foto. Observó que había tres mensajes. Tras suspirar y retirarse el cabello del rostro, abrió el chat del grupo en el que sus amigos y ella estaban.

06:12 - Hanon_BlueFire: Buenos días a todos! Buena suerte en vuestro primer día de clases!

06:30 - James_GottaGoFast: Que maja, teniendo en cuenta que tú empezaste el curso antes que nosotros! A qué viene eso de escribir tan temprano? Aquí es de noche!

07:05 - Michael_RedBlood: Buenos días! Qué especialidad habéis decidido estudiar? Nunca lo dijimos... Yo me he decantado por la medicina. Quiero salvar a todas las personas que pueda!

Cora sonrió al leer los mensajes de sus amigos y se carcajeó ante la ligera pulla que James le había dirigido a su hermana. Con unos rápidos movimientos de sus pulgares escribió su respuesta.

07:20 - Cora_BurningHeart: Menuda manera de despertar XD! Buenos días a todos! Yo he elegido magisterio... Siempre he querido ser profesora :)

A los pocos segundos se percató de que sus amigos comenzaban a escribir.

07:20 - Hanon_BlueFire: Hey Cora! Espero que te vaya bien por Londres! Yo voy a estudiar restauración de cuadros y diseño gráfico! ;)

07:20 - Michael_RedBlood: Bonjour! Al fin despiertas dormilona! No llegues tarde!

07:20 - James_GottaGoFast: Que tengáis un buen día, chicos! Como soy más rápido que vosotros, ya me he preparado, así que, me voy a mi clase de derecho! :P

Tras leer los mensajes Cora sonrió y deseó tener la misma suerte que sus compañeros en sus respectivas universidades. Se quitó la manta de encima, pues aunque era principios de septiembre, en Reino Unido ya empezaba a hacer bastante frío. Se sentó al borde de la cama, tomando en sus manos el sobre con el medicamento que sus padres le mandaban cada semana para controlar sus habilidades especiales. Aún tenía pesadillas con aquel maldito lugar, aunque habían pasado ya dieciséis años desde que había salido de allí. Recordaba que su síndrome de estrés postraumático había sido la causa de que la rechazasen en su colegio e instituto, pues a veces las pesadillas eran tan reales que debía quedarse en cama, faltando días, incluso semanas, a clase. Tras sacudir la cabeza para dejar de lado aquellos pensamientos negativos, decidió ponerse en pie, caminando hasta el aseo, donde, tras ducharse, se encaminó a la cocina, preparándose el desayuno. Esa era una de las peculiaridades de su habitación de estudiante: contaba con cocina propia. Sus padres se habían asegurado de que en caso de que tuviera otro ataque de histeria pudiera alimentarse y no tener que salir de la habitación. Cora sabía lo mucho que sus padres se estaban gastando en su educación, por lo que decidió aprovechar al máximo sus días en la universidad. Mientras desayunaba unos cereales con chocolate, la de ojos escarlata posó sus orbes en el horario de la pared, donde estaban todas las clases a las que asistía:

Lunes

08:15-09:20 Historia

09:20-10:00 Matemáticas

10:00-10:45 Optativa A (Español/Francés/Ruso)

10:45-11:15 Lengua y Literatura

11:15-11:30 Descanso

11:30-12:12 Optativa B (Química/Informática)

12:12-12:50 Optativa C (Anatomía/Política)

12:50-13:45 Optativa D (Filosofía/Derecho básico)

13:45-14:05 Educación Física

14:05-15:55 Hora de comer

15:55-16:35 Hora de estudio/Biblioteca

16:35-17:20 Actividad extraescolar A (Club de Teatro/Club de Debate)

Martes

08:15-09:20 Educación Física

09:20-10:00 Optativa A (Español/Francés/Ruso)

10:00-10:45 Optativa B (Química/Informática)

10:45-11:15 Lengua y Literatura

11:15-11:30 Descanso

11:30-12:12 Botánica

12:12-12:50 Optativa C (Anatomía/Política)

12:50-13:45 Optativa D (Filosofía/Derecho básico)

13:45-14:05 Historia

14:05-15:55 Hora de comer

15:55-16:35 Actividad extraescolar B (Club de Música/Club de Literatura)

Miércoles

08:15-09:20 Optativa A (Español/Francés/Ruso)

09:20-10:00 Optativa D (Filosofía/Criminología)

10:00-10:45 Optativa B (Química/Informática)

10:45-11:15 Lengua y Literatura

11:15-11:30 Descanso

11:30-12:12 Matemáticas

12:12-12:50 Optativa C (Anatomía/Política)

12:50-13:45 Hora de estudio/Biblioteca

13:45-14:05 Geología

14:05-15:55 Hora de comer

15:55-16:35 Actividad extraescolar C (Club de Danza/Club de Manualidades)

Jueves

08:15-09:20 Historia

09:20-10:00 Optativa B (Química/Informática)

10:00-10:45 Optativa A (Español/Francés/Ruso)

10:45-11:15 Lengua y Literatura

11:15-11:30 Descanso

11:30-12:12 Optativa D (Filosofía/Derecho básico)

12:12-12:50 Optativa C (Anatomía/Política)

12:50-13:45 Matemáticas

13:45-14:05 Prácticas

14:05-15:55 Hora de comer

15:55-16:35 Hora de estudio/Biblioteca

16:35-17:20 Actividad extraescolar B (Club de Música/Club de Literatura)

Viernes

08:15-09:20 Optativa C (Anatomía/Política)

09:20-10:00 Optativa B (Química/Informática)

10:00-10:45 Optativa A (Español/Francés/Ruso)

10:45-11:15 Lengua y Literatura

11:15-11:30 Descanso

11:30-12:12 Optativa D (Filosofía/Criminologia)

12:12-12:50 Historia

12:50-13:45 Matemáticas

13:45-14:05 Hora de estudio/Biblioteca

14:05-15:55 Hora de comer

Tras desayunar se vistió con un uniforme que había comprado hacía unas cuantas semanas influenciada por su amiga Hanon, ya que según ella <no podía seguir vistiéndose de negro>. Tras vestirse, recordó las asignaturas que tenía aquel día, metiendo el pequeño portátil, la tablet y algunos libros en su cartera escolar. Sabía que aún debía elegir las actividades extraescolares, por lo que debería pasarse por secretaría en cuanto tuviera oportunidad. Tras lavarse los dientes, peinar su pelo y ocultar sus ojos escarlata tras unas lentes de contacto marrones, Cora suspiró, abriendo la puerta de su habitación, atravesando el umbral y cerrando ésta, caminando hacia su primera clase.

No tuvo más que llegar al edificio dedicado a las humanidades para encontrar su aula de estudio. En cuanto entró en el aula contuvo el aliento, pues podía sentir las inquisitivas miradas de los demás alumnos que ya habían llegado allí, sus ojos fijos en ella. Intentando no hacer demasiado caso a la presión que ejercían todos aquellos ojos sobre ella, Cora caminó hasta el fondo del aula, sentándose en una mesa junto a una ventana de gran tamaño que daba al patio. Aquel sería su sitio durante el resto del curso. Escuchó con claridad los cuchicheos de sus compañeros de clase, los cuales claramente iban dirigidos hacia ella, criticando su ropa, el color de su pelo... Algunos de sus compañeros de clase actuales habían sido antiguos compañeros suyos del colegio y el instituto, quienes ahora se estaban asegurando de esparcir rumores sobre ella. Cora desvió la mirada hacia la ventana, ni siquiera molestándose en intentar negar sus acusaciones. De pronto, la pelirroja escuchó que alguien más entraba a la clase, los murmullos repitiéndose al igual que había sucedido con ella, pero en aquella ocasión, los estudiantes parecían hablar en un tono más grave, como si quisieran que los escuchasen.

-Mira Clodette... Es él -sentenció una de las chicas que iba vestida a la moda, mascando un chicle.

-¿En serio? ¿Él? -se sorprendió Clodette, la cual estaba sentada sobre una mesa, a su lado-. Menudo friki... ¿Sabes una cosa, Kendra? Mi hermana me dijo que su hermano era más guapo.

-Sí... Y dicen que tiene la habilidad de saber todo de una persona con solo mirarla -dijo Kendra-. Que asco... Seguro que es un pervertido.

-Pienso lo mismo -afirmó la primera de las chicas que había hablado-. Dicen que se salta las clases cuando quiere, e incluso no asiste a algunas de ellas, ¡pero los profesores le aprueban! ¿Cómo es posible? -se sorprendió-. ¡Seguro que un alumno de un curso mayor le ayuda con las tareas! ¡Es imposible que logre estar al día con las clases si no asiste!

-¡Alana! ¡Shh! ¡Viene hacia aquí! -exclamó Clodette, haciendo un gesto de silencio con su mano derecha.

-Qué más da... -comentó Kendra con una sonrisa maliciosa-. ¿Por qué no vuelves a casa, friki? No sirves para nada. Bicho raro. Vuelve a tu cueva.

-Me sorprende que digas eso, Kendra Smith -espetó el chico, su voz barítona elevándose por encima del murmullo de la clase, sin embargo, Cora ni siquiera posó su mirada en él, pues se encontraba perdida en sus pensamientos-, cuando tú eres la que se está acostando con dos de los profesores del curso superior solo para tener una mínima opción para aprobar las asignaturas, ya que tu nivel de inteligencia es el de una mosca -comentó, el rostro de Kendra volviéndose pálido-. Y como si eso no fuera suficiente, también te acuestas con el novio de Clodette y el de Alana... Aunque claro, Alana se acuesta con tu hermano y Clodette también, así que, donde las dan las toman -finalizó, caminando hacia el fondo de la clase, sentándose a dos mesas a la izquierda de la pelirroja, ni siquiera percatándose de su presencia.

En cuanto Clodette, Kendra y Alana escucharon las palabras del joven, palidecieron antes de empezar a insultarse unas a otras. Sin embargo, pronto dieron la vuelta a la situación, sus rostros tornándose rojos de la ira, dirigiendo sus insultos hacia el chico que las había desenmascarado hacía apenas unos instantes. Aprovechando la ausencia del profesor de Historia, Kendra le tiró el agua de su botella al chico, empapando su ropa y cabello. Aquello provocó una carcajada casi general en toda la clase, exceptuando a algunas personas, incluyendo a Cora, quien no encontraban nada gracioso en aquella situación. Por suerte, el joven no había sacado ningún libro de texto ni dispositivo electrónico, por lo que simplemente se levantó, tomó su mochila y salió del aula. Cora suspiró, pues de nuevo volvía a revivir los días de instituto en los que sufría acoso escolar. Sintió lástima por aquel chico, y decidió que, la próxima vez que lo viera, hablaría con él. Sabía lo mucho que una mano amiga podía ayudar cuando se sufría de acoso escolar. En aquel instante entró el profesor de Historia, quien tras pasar lista comenzó a dar la clase.

Las semanas fueron pasando, y tal y como Cora había anticipado, esas tres chicas de su clase, Kendra, Alana y Clodette, tras haber logrado que el chico al que le habían rociado el agua no se presentase en la clase de historia, la cual era la única que compartían tanto con él como con la pelirroja, habían puesto su atención en ella, ahora siendo la víctima de sus insultos, bromas pesadas y comentarios. Por lo demás, Cora disfrutaba de sus clases aunque tuviera que aguantar el continuo acoso de algunos de sus compañeros de clase (quienes se habían puesto como objetivo el incomodarla). Sus descansos los pasaba en un árbol que había en el patio de la universidad, el cual podía ver desde la ventana de su clase. Ya se había decantado por sus tres actividades extraescolares: el Club de Música, el Club de Danza y el Club de Teatro. Como aún debía completarse el cupo, las actividades no habían comenzado, por lo que su profesora (quien impartía ambas actividades) estaba aún buscando un alumno que quisiera participar.

De nuevo un lunes y tras casi transcurrir dos horas en las que el chico no había acudido a clase en ningún momento, Cora se encontraba ahora en la clase de Lengua y Literatura para la rama de magisterio, cuando observó por la ventana cómo un muchacho se sentaba en la raíz de un árbol, anotando algo en un pequeño cuaderno. Mientras atendía a las palabras de su profesora, quien les indicó que debían completar una tarea y entregarla al final de la clase, la pelirroja comenzó a escuchar cómo sus compañeros de clase hablaban sobre el chico al que el trío de arpías (así las habían llamado varias personas de la clase en un susurro) había mojado con el agua. Por lo visto se trataba del mismo chico que ella había visto por la ventana. Tras terminar la clase y entregar sus tareas del día anterior así como la tarea que les había mandado aquella hora, la joven salió con su cartera al patio del lugar, acercándose al árbol, donde solía pasar sus ratos libres, leyendo libros que estimulaban su imaginación. La desdichada joven, no había logrado hacer amigos, aunque tampoco lo extrañaba del todo, ya que en su niñez pasó por la misma experiencia. Por mucho que intentase integrarse en la clase, jamás lo conseguía por distintos motivos. Echaba de menos a su mejor amiga, y a sus otros dos amigos, quienes habían decidido estudiar en diferentes países: Hanon en Italia, James en América, y Michael en Francia, cerca de Hanon. Cuando se acercó al árbol, la muchacha se sorprendió al ver que el joven que había observado desde la ventana seguía allí. Aprovechó para observar sus rasgos: pelo castaño y rizado, ojos azules-verdosos, tez ligeramente pálida, pómulos prominentes, y un cuerpo no demasiado atlético. El joven desprendía un aura de seguridad, por lo que la joven carraspeó, llamando su atención.

-Veo que estás muy absorto en tus notas de ciencia, pero me preguntaba si podrías compartir este espacio -dijo ella, mirando su cuaderno-. Este es mi lugar de evasión.

-Deberías buscarte otro sitio, o solucionar los problemas que tienes a la hora de relacionarte.

-Lo mismo podría decirte yo, ya que veo que a causa de tus agudas observaciones, no has logrado hacer amigos -sentenció-. Te recuerdo que el incidente con el agua fue precisamente causado por tus observaciones sobre las tres arpías -le recordó-. De hecho, no he podido evitar percatarme de que la mayoría de los que te conocen te desprecian -indicó con una sonrisa.

-Hm. No está mal -aprobó el joven.

-Creo que podríamos llegar a encontrar un punto de entendimiento común -razonó la de ojos escarlata, los cuales llevaba ocultos bajo unas lentes de contacto marrones-. Ya que, por lo que veo, ambos tenemos ciertos intereses comunes.

-Por una vez, debo rendirme a la evidencia -indicó el joven con una sonrisa-. Podríamos pasar el tiempo observando a la gente y comentándolo -hizo un gesto en el césped, a su lado-. Si quieres, claro... -su voz sonó tímida de pronto, su frío exterior derritiéndose por unos instantes.

-Claro que sí -sonrió la de cabello carmesí, sentándose a su lado-. Y como aliciente, quizás tú podrías contarme datos sobre tus clases de química. Yo a cambio, podría contarte anécdotas sobre la literatura y el violín, el cual toco.

-Me parece un buen acuerdo, puesto que yo también soy virtuoso con el violín.

-Qué modesto...

-Solo digo la verdad -sentenció el muchacho, escribiendo en su libreta tras darle una mirada de reojo.

-Podríamos componer juntos. -apuntó Cora con un tono algo tímido, no queriendo presionar al nuevo joven que acababa de conocer, a riesgo de perder su compañía.

-Queda claro, pues -se giró y extendió su mano derecha hacia ella-. Me llamo Sherlock Holmes.

-Cora -replicó ella, estrechando su mano-. Cora Izumi.

El joven de cabello rizado de color castaño le sonrió por un breve instante antes de volver sus ojos a su cuaderno, sintiendo la mirada inquisidora de la muchacha sobre él. Sherlock suspiró antes de dejarle ver su cuaderno, donde había apuntado varios procedimientos a lo largo de aquellas semanas desde que habían empezado las clases. Por su parte, Cora comenzó a explicarle algunas de las anécdotas de la literatura moderna que ella estudiaba, logrando captar la atención del castaño, quien de pronto cerró su cuaderno, prestándole una atención casi hipnótica, pues le intrigaba la fascinación con la que Cora describía sus estudios.

-Oh, lo siento -se disculpó-. Estoy hablando de más, ¿verdad?

-No. Es interesante -indicó Sherlock en un tono sereno-. De hecho, si todos los profesores tuvieran la misma fascinación por sus asignaturas como tú cuando lo explicas, llegaría incluso a considerar el asistir a clase -la aduló, lo que logró arrancar una sonrisa en el rostro de la pelirroja-. Oh, ahora que lo pienso... ¿Qué optativas has elegido?

-Eh... Veamos -reflexionó Cora, posando una mano en su mentón-: Español, Informática, Anatomía, Filosofía y Criminología.

-¿Criminología? -inquirió Sherlock-. ¿Cómo va a ayudarte la criminología a ser profesora? -preguntó-. Oh, no ha sido difícil deducir que has escogido esa carrera -comentó al observar que Cora abría los ojos como platos al escucharlo-: Tienes varios libros que hablan sobre la docencia a lo largo de los años en tu cartera. Tu tono de voz es diferente dependiendo de la persona a la que te dirijas, ya que cuando te diriges a los profesores tu tono es bajo, guardando la máxima educación, mientras que ahora, hablando conmigo, tu tono es algo más normal, suavizado, incluso. No tienes un cuerpo atlético, por lo que está claro que no has escogido una carrera que implique esfuerzo físico. Veo que tienes marcas de tinta de un bolígrafo azul en los dedos de tu mano izquierda, por lo que sueles escribir a mano con frecuencia y a una gran velocidad, lo que sugiere que te encanta redactar y tienes las ideas claras, cualidades propias de las personas que suelen elegir la carrera de magisterio, pues han de saber corregir con rapidez y efectividad los exámenes. También te gusta leer y aprender cosas nuevas, algo también muy valorado en los profesores -se explicó con un tono que rallaba la insolencia, aunque la pelirroja no pareció molesta con él.

-Vaya, sí que eres bueno -alabó ella con una sonrisa-. Sí, siempre he querido ser profesora... Adoro a los niños. Tienen la mente abierta a todo tipo de posibilidades y eso hace que sea mejor para prepararlos para el futuro.

Sherlock la observó de reojo, intentando deducir algo más sobre ella, lo que le sorprendió, pues no logró averiguar nada más sobre ella. Dado que no sabía sobre qué más podían hablar y a él no se le daba bien socializar, ambos estuvieron en silencio por unos cuantos minutos, hasta que llegó el momento de regresar a las clases. Cora se levantó del césped al mismo tiempo que Sherlock, quien le entregó su cuaderno, pues éste se había deslizado fuera de su cartera.

-¿Nos... Vemos mañana? ¿Aquí? -propuso el joven de ojos azules-verdosos.

-Claro -sonrió Cora-. Nos vemos mañana a la misma hora -afirmó antes de comenzar a caminar hacia el edificio, Sherlock observándola con curiosidad hasta que desapareció de su vista.

El joven de cabello castaño se encaminó hacia el edificio de ciencias, a la clase avanzada de química, pues debido a su gran memoria, lo habían adelantado algunos cursos. En el camino, Sherlock rememoró su encuentro con la pelirroja, a quien había notado de reojo el primer día que había asistido a clase, intrigándose por ella. Leyó en su cuaderno algunos apuntes que había escrito sobre un pequeño crimen que se había producido en la universidad antes de que abriera sus puertas para el inicio del curso: por lo visto, un hombre había sido asesinado sin un móvil claro. La policía, como era costumbre, no daba palo al agua, habiendo decidido dejar el caso sin resolver. Mientras releía los datos del caso que su hermano le había proporcionado (según él <para agilizar su proceso mental>), el joven de ojos azules-verdosos se preguntó si debería compartir sus hipótesis con la pelirroja, más ahora que parecía haber encontrado una persona afín a él. Tras entrar al aula y sentarse en su sitio habitual, Sherlock decidió comentárselo la próxima vez que se vieran.

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