26- «Conejita»
Ya luego de tanto esperar por fin pasaron 2 semanas y el 20 de marzo llegó tan veloz como canta el gallo y con la fecha se presentó el cumpleaños de April, cómo de costumbre se encontraba en la cama viendo sus redes sociales, hace un tiempo que ella y Alexia comenzaron lo que podrían catalogar como: ¿Una amistad? Bueno, la cuestión es que empezaron a seguirse en Instagram.
-Creo que fue un error haberle dado mi usuario, no para de stalkearme -murmuró por lo bajo mientras miraba cada notificación sonriendo-. Pero bueno ya lo hice.
En ese momento los recuerdos invadieron su mente, haciendo que su corazón saltara en su pecho y una sonrisa se escapara de sus labios.
Después de un largo día de trabajo April se encontraba saliendo de su trabajo y caminando de manera pacífica mientras veía su celular. sin querer se tropezó con alguien.
-Que torpe, lo lamento.
Cuando April escuchó esa voz su pulso se aceleró sabía que al levantar la vista se encontraría con los ojos grises que cada vez se volvían más recurrente en su camino.
-Hola, ¿cómo estás?
Alexia sentía alegría de verla, apenas pasó un día desde que se vieron, pero Alexia lo sintió como semanas.
-¿A dónde vas?
Aún no eran algo que se pudiera catalogar como "amigas". Pero tampoco es que se llevaran mal, todo lo contrario, se hablaban y pasaban juntas.
-Acabo de salir del trabajo y ya voy a mí departamento.
-¿Te puedo acompañar?
Alexia esa noche se ofreció a acompañarla, April con dudas aceptó no sabía si era seguro, pero confiaría en su instinto.
-Oh, no es necesario, vivo cerca de acá.
-Vamos, me sentiría mal por haberte visto yendo sola a estas horas.
-¿Y qué te trae a la ciudad Lex?
«Mierda, ¿ahora que le digo? ¿Le digo la verdad?» Reflexionó Alexia. «Pues obvio estúpida, no le puedes mentir.»
-Vine a verme con una chica, pero me perdí.
«De verdad que te faltó un tornillo al nacer.» Se regañó. «¡¿Cómo se te ocurre decir eso?! Mira su carita tan tierna. Eh ¿Por qué la puso? ¿Se molestó?»
-¿Te sientes bien? -preguntó Alex en un susurro.
-Si, solo es que tengo frío, no me gusta para nada este clima, pero hoy olvidé mi abrigo.
Esas palabras hicieron que Alexia se despojase de su chaqueta y se la diera a April a quien de inmediato se le subieron los colores al rostro.
-¡No! ¿Qué? ¿Qué haces? Lo necesitas.
-Quedatela, la necesitas más que yo, tienes los labios azules.
Las chicas conversaron durante todo el camino, gozaban como si sus corazones se conocieran de alguna vida pasada.
-Aquí es, me toca subir varios pisos, pero arriba me espera Justin, o Casi lo olvido.
-No, te la regalo, tengo más.
-Pero yo quiero
-No, no, yo te estoy diciendo que te la obsequio, anda Pigmeo.
-Punto número uno: no me digas Pigmeo, ya sabes cómo me fastidia eso y 2.
Alexia se reía con disimulo, ¿cómo esperaba que no le dijera ese apodo si para alcanzar su cara April debía subirse a una banqueta o caja.
-¿Por qué me miras así?
-Por nada, ¿cuál iba a ser el punto número 2?
-Yo... ¡¿Por qué te gusta regalar tus cosas a la gente?!
-Corrección, solo me gusta regalarte cosas. No lo hago con cualquiera, ni siquiera lo hacía con Justin.
Luego de ese reclamo, y la respuesta de Alexia. Siguieron caminando y conversaban de manera animada, ya habían arreglado sus diferencias y se podía decir que ya comenzaba una linda amistad.
-Bueno ahí tienes mi Instagram, me puedes mandar mensajes cuando quieras Alex. Buenas noches.
Ambos corazones se separaron, aunque no era por decisión propia, pero de algo si estaban seguras y es que sus caminos volverían a juntarse.
Al principio April sentía que eso no podría ir bien, pero le causó tanta ternura la insistencia de Alexia que terminó accediendo. La chica siempre le daba corazón a todo lo que subía.
-Por lo visto Justin aún está durmiendo será mejor que me levante, al parecer nadie se acordó de mi cumpleaños.
Se encontraba enredada en las sabanas de su cama, no tenía planes para ese día así que se acostó en su cama aún en ropa interior. escuchó su teléfono vibrar y llevó su mano al buró de su derecha observó quien la estaba llamando y con una sonrisa contestó.
April
Hola ¿Qué sucede? Pensé que estabas en la cama aún.
Justin
Tenía unas cosas que hacer y salí temprano, oye llamaba para decirte que te alistaras, te quiero llevar a un lugar. Y no está a discusión. Vas porque vas.
El chico cuando quería podía sonar bastante demandante, y aunque April tuviera 0 ganas de salir se metió a dar una ducha rápida y cuando salió se dirigió a su armario y eligió un vestido verde, sin mangas y con escote corazón.
-Me encanta como me queda este vestido, ¿Alexia pensará que me veo bien?
«¿¡Qué cosas piensas april!?» Se regañó de manera interna. «Aunque me queda lindo, es imposible que no me mire, no puede ser, yo no soy así. Es solo mi amiga. Creo que eso somos, a parte no creo verme con ella hoy.»
Luego de vestirse buscó unos tacones, tenía hambre, pero de seguro su mejor amigo le invitaría el desayuno.
«Aunque no me ha felicitado, ¿sabrá qué fecha es?» Pensó. «Aunque yo no le he dicho nada referente a mi cumpleaños, trataré de verla hoy.»
Dejando de lado el tema se dispuso a terminar de arreglarse, debía estar guapa para lo que sea que se le ocurriera a Justin.
Terminó de maquillarse. Se hizo algo que no fuera tan elaborado pero tampoco vago; en sus ojos aplica una sombra marrón cómo base y luego una de un color verde del mismo tono de su vestido con un poco de sombra brillante.
-¡April! ¿Estás lista?
-Juss, sí ¿A dónde vamos?
-Te va a encantar, no puedo decir nada más porque arruino la sorpresa.
-¿Sorpresa?
-¿Como crees que me olvidaría de tu cumpleaños?
Aunque ella no dijera nada, en su mente se hallaba dando saltos de alegría. Se sentía feliz de que al menos una persona se acordara de ese día especial.
-Vamos a desayunar, y luego si podemos ir a dónde te quiero llevar y por cierto, te ves sexy con ese vestido.
A pesar de que esas palabras vinieran de su mejor amigo, gay. Le hicieron sonrojar logrando sacar una sonrisa al chico frente a ella.
-Te voy a hacer panqueques con una malteada de chocolate -mencionó con una sonrisa mientras le daba un beso en la coronilla.
Luego de tener uno de los mejores desayunos de su vida, April salió de casa tomada de la mano por Justin. Pararon un taxi y el chico le dio la dirección a la que los tenía que llevar.
-Va a ser complicado entrar, esto es para el bo...
El conductor casi decía parte de la sorpresa y Justin le lanzó una mirada que asustaba un poco.
-¡Hoy es mi cumpleaños! Él dice que me tiene una sorpresa -gritó April con emoción y señaló a Justin.
El trayecto fue difícil pero el conductor iba más que feliz con April que parecía no tener un botón de apagado, pero a ninguno de los presentes le molestaba.
-Jovenes hasta aquí los puedo traer, el camino no está hecho para que mi auto pase.
Justin bajó del auto junto a April le pagó al hombre y siguieron su camino. Después de unos minutos April comenzó a cansarse, el chico notó que su amiga tenía tacones y sin más remedio la cargó en su espalda.
-No contaba con que vendrías en tacones -sonrió con diversión.
-Sabes que soy incapaz de ponerme ropa deportiva. No me gustan.
El camino se llenó de canciones, chistes, adivinanzas y juegos entre ellos. Ya antes los confundieron con una pareja. Y es que ellos eran conscientes de que en efecto eso daban a entender.
Con cada paso que daban los alrededores resultaban más conocidos para April y eso hizo que un nudo se situara ahí en la boca de su estómago.
-Mastodonte, ¿Por qué vamos por acá?
«¿Conocerá el camino a casa de Alexia?» Pensó Justin.
El chico prefirió no responder, dejaría que su amiga lo torturase con muchas preguntas antes que arruinar la fiesta que Alexia le preparó.
Cuando a lo lejos se pudo apreciar una casa bastante conocida a April le entró el pánico. Pero su amigo se veía bastante feliz así que se quedó en silencio.
-Listo ahora bájate de mi espalda... estás pesada -susurró-bueno, te voy a cubrir los ojos con esta bandana.
April hizo lo pedido y luego se puso delante de su amigo para que sus ojos fueran cubiertos con el pedazo de tela roja.
-Es un bonito lugar, ¿cómo sabes de él? -preguntó ella en un tono de inocencia.
El chico no dio respuesta alguna y termino de amarrar la bandana y agarró ambas manos de la chica comenzando a caminar despacio.
-Oye Justin, ¿te puedo hacer una pregunta?
-¿Qué sucede? -susurró-cuidado hay escaleras aquí.
Con facilidad ingresaron a la casa de Alexia, la fiesta sería ahí ya que el restaurante favorito de April consiguieron apartar una fecha, pero un día antes de todo los trabajadores avisaron el inconveniente. Y daba la casualidad que en el hogar de la pelinegra en la parte de arriba había un salón de festividad y como ella vivía apartada podrían hacer todo el ruido que quisieran.
-¿Qué planeas? Porque no es por desconfiar de tí pero me da un poco de miedo que subamos tantas escaleras.
-Me duele que pienses así de mí -mencionó con su risa que lo caracterizaba. Era bastante pegadiza-¿cuando te he hecho algo que no te guste o perjudique? Y ya te he dicho que es una sorpresa. Perdón por las escaleras, pero a último minuto tuvimos que cambiar el sitio.
Cuando estuvieron frente a la puerta que Alexia indicó Justin abrió dejándole el paso a April en un movimiento rápido quitó la tela de los ojos de la chica y encendió la luz.
-¡Feliz cumpleaños! -gritaron al unisono.
La felicidad en ese momento no cabía en su rostro, tantas caras que no veía desde hace tanto tiempo hoy estaban frente a ella.
-¡Cris! ¡Vane! ¡Lucy! ¡Felipe! ¡Gregory! Que alegría verlos, ha pasado tanto. Creí que no volvería a estar con ustedes -todos se abrazaron con fuerza, se alegraban de encontrarse de nuevo.
-Tambien lo creíamos, pero aquí estamos. Y todo gracias a Justin.
-Ay gracias juss -mencionó April dándole un fuerte abrazo.
En medio de la sala aún se hallaba alguien más, una chica por la que April sufría cada minuto de su vida. Sus caminos fueron separados en contra de sus voluntades.
Cuando la morena se dio cuenta de esa otra presencia sus lágrimas empañaron su vista y comenzaron a brotar sin ningún control.
-Monica... eres tú pensé que mi padre -susurró April con miedo de que la imagen de la chica se fuera a desmoronar.
-Estoy aquí, ¿cómo estás querida? -dijo en un tono de voz suave.
Hace tanto que no la veía creía que sus padres la habían matado o algo por el estilo. Al fin y al cabo es algo que a ellos no se les haría nada difícil.
-Te he extrañado mucho estos años -murmuró April con la voz débil.
-Yo también, creí que jamás te volvería a ver enana.
Al oír el apodo que Mónica siempre le decía la abrazó lo más fuerte que podía. Creyó que nunca volvería a oír ese apodo salir de su boca. Y por un momento su mente regresó a la tierra y llevó sus ojos por cada rincón del salón buscando los iris grises que sin querer comenzó a amar. Y cuando los encontró se dio cuenta de que miraban la escena con indignación.
«Obvio que te va a ver así estúpida, a ella no le dejas decirte así. Y ni que lo piense porque se lo adivinas. Pero supongo que es por qué te encanta.»
«Me gustas más cuando estás en silencio subconsciente.» Aseveró.
Después de largas conversaciones, poniéndose al día con todo lo que había pasado en sus vidas pusieron música y comenzaron a bailar.
-¡La música es buenísima! ¡Se ve que April se está divirtiendo! -exclamó Felipe.
-¡Alexia se encargó de todo! ¡No sé cómo lo hizo!
-¡¿La pelinegra?! ¡Es linda! ¿¡Es tu novia!? -preguntó Gregory que recién se incorporaba a ellos.
Justin río con ganas y negó. Explicó que él era gay y ella lesbiana, pero que sí lo fueron en la adolescencia. Al recordar quien era la cumpleañera escaneó todo los alrededores buscando señal de su amiga hasta que la vio tomando cóctel y bailando con una de las chicas.
-¡Ya vuelvo chicos! Voy a traer a April -dijo con una sonrisa- que si no, se embriaga sola.
Nadie la podía culpar, ese ponche era divino, tenía una mezcla de sabores maravillosos. Pero decidió que era mejor detenerse para que los demás pudieran probarlo también y la chica se alegro cuando vio a su amigo.
-¡Mastodonte! ¡Me encantó toda la decoración es hermosa! ¡Gracias!
--¡Bueno! ¡La verdad es que yo solo me encargué de contactar a todos los invitados! ¡Por cierto también invité a tus amigos del hospital! ¡Ahí están! ¡Ve a saludarlos!
Con la primera frase dicha por el chico ella no pudo evitar pensar en Alexia. Era la única que se le ocurría qué podía hacer todo eso si él se lo pedía. La buscó pero no la encontró y en ese momento sus ojos se encontraron con los de Ciro y Harry que conversaban con Vanelope así que se les acercó, ya luego le podría agradecer a la pelinegra por todo lo que había hecho.
La decoración contaba con: flores en las paredes, mesas con forma de flor, las sillas en el techo habían flores colgado con si fueran serpentinas los aperitivos tenían formas de animalitos había hasta un sofá (en un buen sitio como para tomarse algunas fotos)
-¡Chicos cómo están!
-¡Bien y tú! -dijeron al mismo tiempo.
Todos los chicos y chicas se reunieron y siguieron bailando y cantando durante toda la tarde hasta que llegó la hora de cantar el cumpleaños. Aunque antes April pidió una sesión de fotos con todos.
Con este cumpleaños April podría decir que era el mejor de todos. Amaba que la decoración fuera como su estación favorita. La primavera, y de cierta manera ya comprendía porque Alexia insistía tanto en averiguar más sobre ella.
-¡Vamos a picar el pastel!
Formando un círculo comenzaron a cantar todos juntos la canción tradicional de cumpleaños, April en el medio de todos sonreía se sentía alegre de ver tantas caras, creyó que jamás les volvería a ver.
-¡Vamos April sopla la velita! -exclamaron todos con emoción.
La chica hizo lo pedido y picaron el pastel. Iban a ser dos pedazos para cada uno, comieron a gusto y conversaron de todo un poco y Justin se encargó de que Alexia y los otros se sintieran a gusto y parte de todo.
-Oigan, ¿que tal si hacemos algo?
Todos vieron a su derecha prestándole atención a Gregory que miraban apenado él no gozaba tanto cuando era el centro de atención.
-Greg, ¿que se te ocurre? -preguntó Mónica haciendo que el chico se sonrojara.
«Siempre que le hablan con cariño se pone como un tomate. Nunca cambiará este muchacho.» analizó April sonriendo.
-Bien el juego se llama; la carta del beso y se juega así: con los labios húmedos uno de los jugadores tendrán que pegarse la carta en los labios e irla pasando al que tienen al lado como si fuera a darle un beso y a los dos que se le caiga tendrán que beber.
-Me gusta, pero ¿Quien de casualidad tiene cartas?
Alexia, salió corriendo del salón diciendo que ella tenía cartas y que las iba a buscar. Por otro lado April se imaginó un par de escenas raras e incómodas que las involucraban. ¿Qué pasaría si de verdad se besaban? ¿Que sería de ella? Seguro que terminaba más confundida y ella no quería eso.
-¡Volví! Bueno aquí están las cartas. Hay que hacer un círculo -avisó Alexia.
Gregory que era quien había sugerido el juego señaló como debía empezar todo. Los nervios afloraron en el cuerpo de April cuando se dio cuenta de la chica a sus dos lados: Mónica le daría la carta y ella se la tendría que dar a la pelinegra.
-Bien, aquí hay un vasito de shot para cada quien.
Justin fue el último en recibir su vasito correspondiente y de manera rápida tomó a Alexia de un brazo y le dice algo en el oído a lo que ella asiente.
-Es mi cumpleaños, así que dime, ¿qué se secretearon tú y Justin?
Alexia la vio unos minutos y sonrió negándose a decirlo, April no tendría la información en ese momento porque si o si jugaría. Aunque el chico haya dicho que casi no le diera alcohol.
-¡Empecemos la primera ronda!
Comenzaron en el orden de las manecillas del reloj. Justin, Ricardo, Felipe, Ciro, Harry, Lucy, Gregory, Cristian, Mónica, April y por último Alexia. Iban por la segunda vuelta hasta que los primeros en tomar llegaron. Justin y Ricardo fueron los primeros en tomar y Alexia les volvió a llenar el vaso. Luego fueron cayendo los demás y poco a poco la botella se fue acabando.
-¡Ay! -exclamó Ciro que se cayó de la espalda de Ricardo.
Todos ya estaban un poco ebrios ya, los hombres se hallaban jugando a las luchas mientras las mujeres observaban, las risas no acababan. Pero aún quedaba tarde y más tarde podían seguir jugando.
-¡Preciosa! ¡Ese vestido te queda hermoso! -le habló Mónica a April.
La morena y la pelinegra cruzaron miradas, los celos se podían palpar en el aire si no fuera por todos los presentes Alexia hubiera borrado a la fuerza bruta la sonrisa en el rostro de Mónica que además tocaba de manera indecente lo que no debía.
-Oye, se que estoy... borracha, pero quería decir...te, siempre me gustaste. Me gusta cuando te pones nerviosa. Eres como una linda conejita.
"Conejita" "eres como una linda conejita" Mónica no sabía, nadie estaba enterado. Pero esas simples palabras le hacían daño a April. Y sin previo aviso la ansiedad atacó su cuerpo.
-Oye, ¿está todo bien?
Mónica se veía angustiada por el estado de April, pero Alexia (que aún su estado era de sobriedad) estaba enojada.
«¿Acaso esa muchacha sabía lo que quería decir coneja? O conejita cómo le había dicho... eh, ¿dónde está?»
Al oír como la puerta era azotada volvió en sí y notó que ni April y Justin estaban así que se disculpó con los presentes y salió en busca de los faltantes.
-¡Ey! ¿¡Dónde está!?
-¿¡Creés que si lo supiera me encontraría así de nervioso!? -exclamó Justin con la voz quebrada-a parte que con lo borracho que estoy no ayuda.
La frustración dominaba, los corazones estaban a mil y sus respiraciones amenazaban con fallar en poco tiempo. Las manos de ambos sudaban y trataban de mantener la calma. Era algo que tenían en común por eso se llevaron bien desde adolescentes.
-Te juro que no pensé que invitar a esa muchacha acabaría así.
«Para estar ebrio se le ve bien, tal vez sea por la adrenalina.» analizó Alexia.
En sus cabezas cargaban con un reloj, su «Tic Tac» los desesperaba, no encontraban a April por ningún lado aunque aún faltaban lugares por revisar.
-¡Justin! Aquí -exclamó en un susurro.
El chico se detuvo y Alexia le hizo señas de que ya sabía dónde estaba su amiga. «El salón de cajas musicales». Al ingresar al lugar lo primero que se pudo apreciar fue un pequeño bulto verde bajo una de las mesas y Justin junto con Alexia suspiraron con alivio.
-Ardillita... ¿Qué fue lo que pasó allá adentro?
El chico puso una de sus manos sobre la cabeza de Apri y la acarició con suavidad tratando de consolarla. La chica lo miró, tenía los ojos vidriosos y parecía como si los hubieran inyectado con sangre.
-Él... -intentó formular, pero su voz salió tan débil que se quebró en la primera sílaba.
-¿Qué? ¿Quién? -preguntó Justin en un tono susurrante.
April lo observó con mucha determinación, si ella dijera que no deseaba hablar estaría mintiendo, su cerebro le jugaba en contra junto con la ansiedad que sentía. Le frustraba cada que recordaba los sucesos por los cuales odiaba esa palabra.
-Ethan, me trataba como le daba la gana. Solo me buscaba para que yo fuera su puta. Yo le hacía caso en todo, decía que me amaba -relato con la voz gangosa.
-Que hijo de perra... perdón la expresión ardillita, pero es que no te imaginas la rabia que me da rabia de solo imaginarlo.
-Él me decía que era su conejita.
«Pobrecita, sufrió mucho por lo visto, ¿cómo es posible que una chica tan linda la sometan a eso?» Meditó Alexia. «Malditos sean los hombres. Excepto Justin.»
Alexia no era la mejor consoladora, pero esa noche parecía que su cuerpo lo había invadido la persona más consoladora del mundo.
Una hora eso fue lo que duraron ahí sentados hablando de cualquier cosa para que April se tranquilizara. Cuando ella se levantó también lo hizo el chico seguido de la pelinegra.
-¿Te quieres ir a dormir April? -preguntó Alexia.
-No, sigamos celebrando -confesó- ¡Es mi cumpleaños! -exclamó con alegría.
Caminaron por los largos pasillos riéndose de cualquier payasada que se le ocurría y Justin como si fuera el padre de las chicas se preocupaba cada vez que las chicas salían corriendo. Y así estuvieron hasta que llegaron al salón dónde se estaba realizando la fiesta.
-¡Chicos volví! ¿¡Qué quieren jugar?!
«El ambiente está tenso.» Pensó April. «¿Mónica se habrá ido? ¿Por qué habrá dicho eso? ¿Lo diría en serio?»
Debatieron unos minutos todo eran risas, gritos y cada quien opinaba un juego distinto: Yo nunca nunca, enredados o algo así como juego de teléfonos. Y luego de tanto se decidieron por el primero.
-Comienzo yo, Yo nunca nunca me he escapado de casa -mencionó Cristian.
Cris, Alexia y Justin fueron los únicos en beber. Y se rieron en conjunto cuando los demás los vieron con cara de sorprendidos.
-Yo nunca nunca he tenido relaciones sexuales con alguien por llamada telefónica.
Ahí con eso dicho, la única en no beber fue April y no se pudo identificar qué expresión había sido la más chistosa. Si la de April al notar que hasta su mejor amigo tomó o la de los demás al notar que ella no tenía ni una gota de alcohol ingerida en esas dos rondas.
-De verdad que no sé si yo soy la rara, o ustedes... ¿Cómo son capaces de tener sexo por una llamada?
El silencio inundó el lugar y luego empezaron a reír cómo si alguno de los que estaba presente hubiera dicho lo más gracioso del mundo.
Siguieron jugando por horas hasta que sin darse cuenta ya iban por la quinta botella y jugaban de manera animada.
-Mmm... Yo... nunca -Harry arrastraba las palabras y todos se reían de él a pesar de que estaban igual.
El grupo completo. A excepción de Alexia que se mantenía sobria (según para cuidar a April) los demás eran la definición correcta de: no recordarán ni su nombre.
Lucy se quedó dormida como por la novena ronda en brazos de Felipe. Querían tener otra ronda de yo nunca nunca, pero el alcohol llegó a su fin así que fueron a dormir. Justin se quedó dormido en brazos de Gregory así que el chico con un poco de esfuerzo lo llevó a una de las habitaciones.
Mientras Alexia se encargaba de Lucy y April, la tarea empezó a ser complicada puesto que cierta chica no colaboraba. Solo buscaba jugar y salía corriendo cayendo al suelo y riéndose a carcajadas y subiendo a la espalda de Alexia la empezó a molestar fingiendo la delicada voz de una niña.
Pasaron varios minutos hasta que por fin pudieron ir a uno de los cuartos.
-Pigmeo, aquí te acuestas, ven quédate aquí.
-Ñooo, ¿a dónde vas tú? Quiero ir contigo.
Llevó mucho tiempo, pero Alexia logró que la chica se acostara.
-Yo me voy a dormir y tú también lo vas a hacer, pero aquí con Lucy.
April se negaba a soltarla , no quería que se fuera por alguna extraña razón su corazón anhelaba que se quedara junto a ella. Alexia sentía que eso no podía ser, sabía que podría repetirse la situación por la que sus senderos unieron hilos así que intentaba con todas sus fuerzas salir.
La tarea era difícil, así que esperaría a que la morena cayera en un sueño imperturbable.
-¿Qué pasaría si te confieso algo Alex?
-¿Qué pasa Pigmeo? -preguntó Alexia con una sonrisa.
April no dijo nada solo la abrazó y le dio un beso en uno de sus hombros. Aunque sobria lo negara su corazón aclamaba a la pelinegra y ese sentimiento estaba floreciendo en forma de amor.
-Me gustas -susurró en su oído arrastrando las palabras. Seguido de un pequeño beso para el que la pelinegra fue forzada.
Que ella fuera la que tomara esa acción la agarró por sorpresa, no esperaba eso de ella, pero sentía alegría porque ese gesto por lo mínimo le daba un rayo de esperanza.
-Pigmeo... es mejor que te duermas -susurró y salió obligando a su corazón a separarse del contrario.
Fuera de esas puertas también estaban Harry y Ricardo que luchaban por caminar, aunque el sueño ganó y quedaron dormidos en medio de uno de los pasillos y con suerte Ciro llegó a una de las habitaciones de la casa. Un último vistazo a los alrededores y Alexia también fue a descansar.
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