15- Compromiso y conversación
10:00 AM
El día de la cita sería hoy y como si fuera algo común, aunque April ya había elegido un vestido para salir con Ciro, se encontraba en su habitación desvalijando su armario. Montañas de ropa en cada rincón del cuarto: vestidos, blusas, pantalones, jersey, sacos y abrigos, enterizos, faldas, tops; botas, calzado deportivo y tacones como si no hubiera un día nuevo. No sabía que podía usar para ese momento especial, ¿su excusa? No tengo nada que ponerme.
—Pareces una adolescente, ¿sabías? Jamás creí ver esta versión en ti —mencionó Justin riendo.
—¡Es qué! ¡No encuentro algo que me guste como se ve! A la sincera, ¿estoy fea? —la frustración tomó protagonismo y el chico no supo qué hacer. ¿Debía preocuparse?
—¿En serio me preguntas eso a mí? Que soy un hombre gay mami ¿Qué pasó ahora? ¿Desde cuándo estás tan insegura? ¿Es por él?
—Sé que eres gay, pero también mi mejor amigo y no sé, quiero que esto salga bien —murmuró cabizbaja.
—Créeme que lo entiendo, me he visto mucho en tu posición, aunque no lo creas, uno como varón a veces también lo vive, pero a ver enana —la alegría se notó en su rostro hasta que ocurrió la tragedia
En el momento que el chico dijo eso se llevó un golpe en el hombro ella sabía que esa acción no era digna para ella. Pero sintió la necesidad de golpearlo.
—Ouch, está bien no te vuelvo a decir así por ahora, pero que sepas que tienes un cuerpo precioso y cabe destacar que eres adorable ahí ya hay puntos a tu favor.
Su sonrisa ya no tenía cabida en su cara por eso le gustaba conversar con él y recibir consejos o palabras de ánimo nunca quedaba sin algo que decir.
—Claro que, tienes tus defectos, en el carácter más que nada pero el vestido que me mostraste ayer y lo que te pongas te hará ver magnífica ¿Qué pasó?
La muchacha sabía que no tenía el mejor carácter del planeta, aunque eso ya lo conocía, quería que Justin opinara de su cuerpo, pero se acercó a su amigo y sentándose en sus piernas lo abraza, no tocaría más el tema si él no lo mencionaba. Así que con una amplia sonrisa, lo envolvió en sus brazos y lo tumbó en la cama. Con ella arriba de él.
Hoy eran de esos días que sentía como una basura, que no valía, aparte de disgustarle su apariencia; se veía gorda, sus cachetes no ayudaban para nada y ese vestido que se había probado no le cerró, así que lo descartó.
—Sé qué te sientes mal, pero no tienes por qué, si de verdad le gustas a ese muchacho, él te va a aceptar sea como sea —confesó.
—¿Estás seguro de eso? No sé, este tiempo ha parecido que le atraigo, luego hay veces que ni me pela, no sé si siente algo por mi o si solo me quiere como amistad.
—Tal vez le pones nervioso, pero no creo que no le gustes.
Justin con cuidado la apartó de encima y se levantó con una sonrisa y empezó a revolver las montañas de ropa hasta que luego de unos minutos encontró su objetivo.
Aquel vestido le encantaba a April porque era blanco con lentejuelas, tornasol y le llegaba un poco más arriba de la rodilla. Pero en un intento de subir el cierre se trabó.
—Aquí está, pruébatelo de nuevo —insistió Justin.
—No me termina de abrochar, a parte de que no me luce, queda terrible —farfulló mirando el suelo mientras hacía un puchero.
—Que te lo pruebes he dicho —dijo en un tono severo que sorprendió a April —deja de ser tan terca —remarcó con desespero.
El chico la adoraba, pero en ese momento estaba logrando acabar con su paciencia.
Sin hacerse más de rogar lo obedeció, era consciente de que no le convenía que su mejor amigo se enojara por un simple vestido, así que volvió a probarse la prenda del día anterior con la ayuda de Justin, y se asombró cuando esta cerró sin esfuerzo.
La muchacha con cautela se acercó al espejo de cuerpo completo y admiró su figura, estaba perfecta, pero un pequeño rollito en su abdomen estorbó a la vista e hizo que esa fascinación se fuera.
—No me gusta, es que me veo cómo un bollo que está mal envuelto —culminó April.
El chico quería reír por lo dicho, pero sabía que no era correcto, así que resistió.
—¡¿Acaso es una broma?! —exclamó—. No puedo creer esto —susurró con frustración.
Justin era consciente de las inseguridades que podría tener la muchacha, muchas de ellas fueron consecuencia de la familia que la adoptó de pequeña. Otras que de seguro las ocasionó ese chico con el que salió, sin embargo, ya no sabía qué hacer. Su amiga se veía maravillosa en ese vestido, pero ella no lo consideraba así.
A sus ojos era una chica con un cuerpo espectacular. Claro que no llegaba a tener ese deseo carnal por su amiga. Al menos no él, por supuesto que no. Prefería a un hombre, pero aceptaba que la muchacha se veía sexy.
—Te ves bien, siempre lo haces. Dime la verdad, ¿no te apetece salir con él? —preguntó.
—No digo sí solo que, le quiero gustar, pero no creo conseguirlo —aseguró triste.
Luego de que ellos tuvieran un pequeño debate, April se decidió por un vestido de color durazno con escote corazón. Justin consideraba que estaba bastante corto, pero a su amiga le gustaba ese, así que no había nada que hacer.
—Ardillita creo que llegaron por ti —avisó.
—¡No puede ser! ¡Aún me falta maquillarme! ¡Y qué zapatos me pongo!
Justin se entretuvo en su teléfono, para evitar reír de April. Desde que le dijo que ya habían llegado por ella se puso como loca a caminar por toda la casa. Buscaba sus maquillajes, calzado y accesorios con desespero, pero luego de una hora más ya estaba lista y recibió una llamada.
April
Hola Ciro, ¿ya estás abajo? ¿Recién llegas? ¿O llevas mucho rato abajo? Si es así perdón por la tardanza.
Ciro
Sí, ¿qué dices florecita? ¿Si vamos a salir? Y ¿Qué tardanza? Si yo recién estoy al frente de tu edificio, ¿aún te falta? Si es así, no tengo problema en esperarte.
Aquellas palabras hicieron que la muchacha formara una “O” perfecta con sus labios.
April
Si, si dame unos minutos.
Ciro
Está bien Florecita.
Al colgar su celular llevó su vista a su mejor amigo que reía sin parar.
—Tú ¡Corriendo por todos lados! ¡Ay mi barriga! ¡Ouch! ¡Eso dolió, pendeja! —exclamó en medio de risas atoradas. Así se haya llevado un golpe de la chica, no podía parar de carcajearse.
—¡Te lo mereces! ¡No es gracioso! ¡Hice todo con apuro por tu culpa! ¡Mira mi maquillaje! Y mis tacones ni los he abrochado —aseveró con enojo.
—Vale ven te los abrocho, y eso se puede reparar.
Sin perder más tiempo, Justin tomó el estuche con los maquillajes de april y en un par de minutos ya se hallaba todo en orden.
—¡Qué hermoso! Muchas gracias —dijo la muchacha mientras con prisa terminaba de ponerse los zapatos y bajó para encontrarse con su cita.
April tenía suerte de que justo ese día el ascensor decidió no detenerse en ningún piso. No quería que el chico la esperara por tanto tiempo.
—Hola, te ves bastante linda florecita —susurró con una sonrisa.
—¿A dónde iremos? —preguntó con una risita, apenas estuvieron al frente el uno del otro.
—Eso va a ser una sorpresa. Ten sube —dijo extendiendo su mano para que April se apoyara en ella.
El muchacho cerró la puerta del copiloto y subió a su lado en el asiento del piloto y puso en marcha su coche. El paseo estuvo tranquilo, colocó un CD de música alternativa para que April se sintiera a gusto y que el silencio no se volviera incómodo.
De vez en cuando él no lograba evitar ver los ojos de la chica, su color era como el de las avellanas, pero con un brillo especial.
Sabía que no debía quedarse viendo a la muchacha, al menos no de esa manera tan fija, puesto que la podía incomodar, así que se regañaba a sí mismo cuando sin querer sus ojos estaban sobre los de ella.
—Llegamos —avisó mientras daba una respiración profunda, al estar con la muchacha a pocos metros de distancia, eso lo tenía nervioso.
Ella iba a salir por su lado y cuando fue a abrir la puerta del carro su acompañante se le adelantó y él le abrió.
—¿Un cine? ¿Qué película veremos? Hay una que es buena, es de comedia si no me equivoco.
—Pensaba en ver una que fuera de acción, pero puedes elegir la que quieras. Hoy le toca elegir a la dama.
La pareja, que no lo eran como tal, pero se tomaron de la mano e ingresaron al establecimiento.
—April, ¿palomitas de maíz? ¿Gaseosa? ¿Golosina? —la muchacha lo miró y asintió con una sonrisa.
Ciro compró los comestibles junto a las gaseosas, algunos dulces y se acercó a April, ya casi iniciaba la función, así que debían irse con tiempo, tenían sus asientos reservados, pero no querían arriesgarse a que se los fueran a quitar. Minutos después ya se estaban dirigiendo a sus respectivos asientos. El chico no los había elegido tan arriba, pero tampoco tan abajo.
Todas las personas se sentaron y apagaron las luces de la sala y encendieron la pantalla, eran 30 minutos de publicidad, así que April aprovechó el tiempo y acomodó las golosinas.
«Compró muchos comestibles, ¿me veo tan glotona?» Se cuestionó. «¡Qué vergüenza! Aunque la verdad, es seguro que me quedaré con hambre.»
Los chicos se pusieron a hablar en susurros y reían como si fueran amigos de hace años.
—¡Ya empezó! —exclamó April pareciendo una niña pequeña.
Durante el transcurso de la película se quedaron quietos viendo la pantalla, verían una de comedia, al parecer Ciro desconocía cuál había elegido ella.
—Con esto ya no hay cena —dijo la muchacha mientras se le escapaba una risa tierna.
—¿Creés que exageré? —preguntó mordiendo sus uñas.
—Un poco, pero nos lo podemos llevar —el chico asintió ante la sugerencia de ella y se dispuso a prestarle atención a la película.
En varias oportunidades Ciro miró los hoyuelos en las mejillas de la chica y algunas veces los que se formaban en su barbilla.
—¿Me estoy riendo raro? ¿Tengo algo en la cara? —preguntó April.
—No, tu risa es preciosa y no, no tienes nada en el rostro —dijo el muchacho en un susurro casi inaudible.
—¿Si estás viendo la película? —cuestionó con una ceja levantada.
—Si te soy sincero, la verdad no, pensé que me iba a gustar, pero no es pésima.
—¿Quieres que nos vayamos? No tengo problema, anhelo que te sientas bien —susurró cerca del oído del chico.
Ciro no le dijo nada referente a su pregunta, así que terminó de ver la película, a April parecía que le estaba gustando bastante y no detendría ese momento.
«Amo cuando pega saltitos de emoción, hay escenas inesperadas.» Analizó Ciro.
Cuando esa hora y media pasó, encendieron las luces de nuevo y se levantaron con rapidez de sus asientos dirigiéndose a la salida. Ahora tocaba ir a cenar. Era la última fase de la cita, pero Ciro no sabía a dónde podía llevarla y ni si la chica podía comer algo más, así que decidió averiguarlo.
—April, ¿te cabe un aperitivo en el estómago? —indagó.
—¿Para qué quieres saber eso?
—Quería invitarte a la cena no sé si te parece bien.
—Es temprano cómo para eso
Las palabras que salieron de la boca de la muchacha hicieron que él se pusiera nervioso, aunque no lo demostró.
—Pero ¿Si te digo que sí? ¿Aún me llevarás a otra cita? —preguntó con una sonrisa tímida.
El chico se quedó pensando, ¿otra vez? Eso no sonaba mal, así que sonriendo asintió y después April realizó el mismo movimiento.
—¿Quieres ir por hamburguesas o pizza? —al oír el nombre de sus dos comidas favoritas, la muchacha.
—Me gusta la pizza, pero por favor pide que no le echen piña.
—¿Con anchoas? —inquirió.
—Con champiñones mejor.
Aunque se les dificultó un poco, se pusieron de acuerdo y subieron al auto, Ciro conocía un lugar donde vendían pizzas sabrosas.
—¿Puedo hacerte una pregunta?
—Claro, ¿qué ocurre?
—¿Qué piensas del amor?
Un hermoso sentimiento; sin embargo, uno al que April le tenía miedo y no sabía qué podía decir.
—Es un bonito sentimiento, pero no es para todos.
—¿Qué es lo que ejecuta ese pensamiento?
La pregunta quedó ahí, habían llegado a la pizzería, así que bajaron a hacer el pedido.
—Ven por acá April.
—Cómo ¿Nadie nos recibe? Para darnos una mesa.
El local era pequeño pero su apariencia era como una cabaña: las paredes de madera. ¿Clara?
«Seguro le quitan la corteza.» Pensó April.
Las mesas parecían cristal. El lugar se veía bastante bonito, fascinaba mucho la decoración: Flores estilo enredaderas. Y cada mesa estaba dividida por lo que simulaba ser un laberinto de arbustos.
—No, este no es un restaurante cinco estrellas como a los que debes estar acostumbrada y perdón por eso, pero para esto lo único que me alcanza el sueldo por el momento, ya que aún estoy estudiando. Mira, vamos ahí se ve que es un buen lugar.
April y Ciro se dirigieron en silencio, a una de las mesas en el centro del restaurante. no estaba acostumbrada a este tipo de lugares, pero eso no quería decir que no podría aclimatarse.
—Buenas noches, ¿qué van a pedir? Les comento, tenemos descuento para el día de hoy —April miró al chico como si estuviera pidiendo permiso para hablar.
—Señorita, ¿me podría decir cuáles son las rebajas que tienen disponibles?
La chica que los estaba atendiendo le explicó a April y Ciro cada descuento hasta que la pareja por fin se decidió por pedir una pizza grande y una mediana que les salía al precio de la primera.
—Mmm, April referente a la pregunta de hace un rato —preguntó.
«¿Debo asustarme de que recuerde que aún hay algo pendiente?» Se preguntó. «Bueno, no es que sea una pregunta difícil de responder.»
—Mmm no sé nunca me han amado. Al menos no de una forma romántica.
Los sentimientos para ella fueron algo complicados y lo siguen siendo. De pequeña solo conoció; miedo, frustración, temor, furia y en ocasiones le tocó vivir lapsus de maltrato por envidia, las niñas eran bastante malas.
—Eso no significa que el amor no sea para ti, solo que no ha llegado la persona correcta.
—Mi mejor amigo, también me ha dicho cosas parecidas, pero a veces no sé si hacerle caso, es gay así que creo que habla desde cierto privilegio.
«Tengo el presentimiento de que esto no va a acabar bien.» Pensó. «Parece que estoy paranoica.»
—¿Privilegio? O sea ¿por su orientación consideras menos válida su opinión o cualquier cosa que digan?
—Es que no sé, siento que habla bajo su experiencia, a los gays les va mejor en el amor —confesó.
—No es eso florecita, es que ellos no se encharcan, apenas se desilusionan. Al menos la mayoría de los que conozco.
—¿O sea que yo me hallo estancada?
Indignación eso se posó en su rostro, y aunque fuera cierto eso April se sintió ofendida. Nada más no se iba de ahí porque no sabía en qué extremo del radio se ubicaba.
«Tal vez me estoy adelantando mucho a los hechos.» Analizó en su mente. «Quizá no lo interpreto de manera correcta.»
—Eso es lo que puedo apreciar, cariño ¿A qué le tienes miedo?
—No sé, el último chico con el que salí fue una mierda conmigo.
—A la sincera ¿Has considerado la posibilidad de intentarlo con alguien?
«Probar ¿Con él podría? ¿O con Alexia?» Pensó. «¡Basta April! Sácala de tu cabeza, qué horror, ¿tengo que vivir con ella en mi mente toda la vida?»
—Otra pregunta que me ronda la mente.
—¿Me hará pensar mucho? —al oírla el chico negó.
—¿Qué piensas del colectivo LGTBIQ+?
«Y ahora, ¿qué le digo?» Se preguntó viendo a una esquina del lugar. «¿Lo mismo que a Justin la otra vez? ¿Y si se enoja?»
La muchacha jamás creyó que esa pregunta saldría de los labios del chico, así que se puso un poco nerviosa. Lo que dijera podría no ser agradable a oídos de Ciro, así como tampoco lo fue para su mejor amigo.
—La verdad, a veces me deja pensando, siento que no deberían estar, osea mostrarse al mundo.
—¿Por qué según tú?
—Es que corrompen a los niños.
«¿Habré dicho algo malo?» Analizó. «Seguro no tendremos otra cita ¿Por qué me mira tanto? Sí, no habrá una próxima.»
—A ver, si hablamos de los gays, ¿qué daño hacen? Se aman como todas las parejas, con las lesbianas pasa igual, no veo el problema.
—No es lo natural, siempre ha sido, el hombre para la mujer y viceversa.
—No, no, florecita se creó el macho y la hembra, no me vengas con eso de hombre y mujer porque eso es un término sólo social para empezar.
—La biología también dice que la mujer es el único ser que puede procrear.
—Ah, o sea que tú te consideras solo una fábrica de bebés.
—No, osea no, pero de manera biológica.
—Mira, sé que ante la biología somos animales. Somos mamíferos por si no tenías conocimiento de ello, pero eso no significa que no tengamos un buen alcance de
—¿Por qué lo consideras normal? Ser homosexual no lo es, que yo sepa.
—Lo es, hasta en animales de poca capacidad de entendimiento, ejemplo: jirafas, leones, perros entre otros.
—Eh ¿Pero qué garantiza ese argumento?
—Para empezar no existen estudios que digan que la homosexualidad está en todas las personas ni que la da un gen. Tampoco la identidad de género.
—Ah, pero
—¿Pero? Si vas a decir algo como: No nos juntamos con ellos, te recuerdo que tú misma me dijiste que tu mejor amigo es gay. Así que esa excusa no te funciona. Aunque eso responde a una parte nada más
—Tampoco vivimos rodeados de personas trans.
—Corrección: sí que vivimos rodeados de ellos, solo que no van por la vida saliendo del closet.
—Tal vez es que el gen no se activa en todos, y por eso es que aún hay heterosexuales.
—¿Dijiste hay? O sea que, ¿no eres hetero?
—Este si lo soy, nada más me confundí.
—Bueno, en fin vamos a comer antes de que se enfríen las pizzas, pero una última cosa que diré; fuí criado por mi hermano mayor, que es gay y mi hermana también mayor es una mujer trans.
—Entonces, creo que he tenido un pensamiento erróneo toda la vida.
El primer paso para poder aceptarse era darse cuenta. Y April ya daba el primer paso. Aunque fue algo mínimo donde solo arrastró el pie podría comenzar a correr pronto.
«¿A quién engaño?» Pensó. «Desde que apareció Alexia me he dado cuenta de que yo misma quiero tapar el sol con un dedo. Sé que me gusta, pero ¿Debería aceptar mis sentimientos?»
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