14- Solución y elección
Los días pasaron volando, cuando se dieron cuenta ya estaban en 25 de febrero lo que significaba que estaban más cerca de la primavera.
Después de tanto, por fin Justin había accedido a hablar con April. Así que se situaban ahí sentados, en el comedor uno frente al otro viéndose, como si con solo hablarle el mundo fuera a desmoronarse.
—Come, que si no se te va a poner fea la comida. ¿Qué es lo que quieres hablar? —preguntó Justin viendo a su amiga.
—Sobre lo que dije hace un tiempo… me quería disculpar.
Aunque lo negara, a Justin le hacía falta su amiga, a veces se angustiaba de más porque no sabía nada de ella. Se había distanciado un poco más de la cuenta.
Pero pensaba que al perdonarla rápido está situación podía convertirse en un círculo vicioso dónde ella creyera que podía cagarla cuando le diera la gana y obtendría el beneficio de estar bien siempre.
—Y comenzamos de nuevo —dijo en un suspiro mostrando su frustración.
—Si, debemos conversar sobre eso, en serio me siento arrepentida por todo —susurró con los ojos cerrados con fuerza y la cabeza agachada.
Aunque a Justin en ese preciso momento no quisiera hablar del tema lo tendría que hacer si es que quería que su amiga dejara de pensar en exceso las cosas, no perdía nada con solo escuchar lo que tenía para decir, igual no estaba obligado a dar su brazo a torcer de inmediato.
—Sí, no voy a parar de mencionarlo hasta que lo hablemos —mencionó inflando sus mejillas mostrando su irritabilidad.
Con una amplia sonrisa justin la observó y se veía bastante adorable con esa expresión. Y supo que había perdido la batalla de miradas cuando rió a carcajadas. Jamás creyó que se dejaría manipular por alguien del sexo femenino. Pero es que su amiga era clase aparte.
—Eres una bandida, sabes a la perfección que no puedo decirte que no cuando pareces más una indefensa ardilla que una persona —recalcó el muchacho tomando los cachetes de su amiga.
Parecía que en una sola expresión April había logrado que su amigo se olvidara porque habían dejado de hablar en un principio. Pellizcaba sus mejillas con suavidad, ternura y la consentía como si fuera una nena de 5 años o menos.
—Esto es difícil, no sé ni por dónde comenzar.
Los nervios le jugaban mal, tenía a su amigo frente a ella esperando a que dijera algo.
—Mira, sé que me equivoqué y soy consciente de que probablemente esto no me lo vas a perdonar.
Sentía los latidos de su corazón a mil por hora y sus labios estaban resecos, quería decir demasiadas cosas, pero las palabras no salían de su boca, al menos no con fluidez.
—Muscules, lo lamento mucho por lo que dije la otra vez.
—April, de verdad ya no pasa nada.
—No, si pasa… llevabas semanas sin hablarme y ya no me estaba gustando, eres mi mejor amigo, en realidad el único que tengo —recordó acunando las mejillas del chico entre sus manos.
La guerra de miradas comenzó, April quería echarse toda la culpa, pero Justin no se lo permitiría. En cierta parte él también la tenía un poco, puesto que se supone que debía tomar el tema con seriedad y en lugar de eso se alteró como un adolescente.
—Se qué… todo el veneno que salió esa vez de mi boca estuvo incorrecto. Debí pensar mejor las cosas —farfulló con la vista en la ventana a su lado.
La tensión se sentía en el aire, desde ese momento se fueron encima tiempos complicados.
—No te niego que escuchar esas palabras de ti si me dio coraje en el momento, pero de cierta forma entiendo que en parte fue por la crianza que te dieron —mencionó con una sonrisa triste
April lo comprendió, aunque un poco tarde. Lo hizo y es que su actitud no había sido la adecuada para la situación. Aquel día ella lo vio como algo insignificante, pero cuando Justin comenzó a ser cada vez más distante supo que la había regado descomunalmente. Así que debía hacer algo.
—Quiero disculparme, es que no sé que me sucedió ahora mismo, no entiendo nada en lo absoluto. Verla esa vez a mi lado me alteró.
—Mira ahora mismo no me apetece hablar de eso. Pero que bien que te diste cuenta.
April le dio una mirada suplicante ocasionando que el chico accediera a hablar. Si no era en ese instante jamás lo haría. Le costó agarrar el vigor para ese momento y en un futuro seguro que no lo haría.
—Es que cuando tuvimos esa discusión yo estaba demasiado estresada, tenía llamadas perdidas del trabajo por no asistir, me regañaron feo al otro día —susurró— me dolía a horrores la cabeza y…
A pesar de que interrumpió con un sonido gutural. Sus movimientos parecían maquinados, y veía a April de una forma un tanto extraña, quizá no sabía que podría decir hasta que por fin separó sus labios para decir algo.
—En realidad no me enojé por todo a lo que quisiste hacer referencia. Me fastidió el cómo trataste a Alexia.
Con eso April se quedó tranquila aunque la pelinegra vino a su mente e invadió su cerebro y tuvo que sacudir su cabeza varias veces para espantar todo lo que tuviera que ver con Alexia.
Ella creía que su amigo seguiría aplicando la ley del hielo, pero por suerte no fue así.
Las palabras no lograban salir de su boca. Cada vez que intentaba articular algo su mente olvidaba lo que diría. Pero sus ojos la ayudaron a expresar todo aquello que no salía de ella.
—Soy consciente de que metí la pata descomunalmente, pero es que me asusté —mencionó con una sonrisa recordando su reacción de esa mañana— no la conocía mucho, aparte de que no todos los días despiertas con alguien de tu mismo sexo a tu lado.
—Comprensible, pero de verdad que me gustaría saber qué es lo que te pasa ¿Por qué tuviste esa reacción ese día?
Esa pregunta la sorprendió, puesto que no la esperaba. La dejaba entre la espada y la pared no sabía que podía responder porque ni ella misma entendía lo que pasaba. Solo conocía el hecho de que su corazón se ponía a latir como loco y como estaba comiendo un trozo de pastel de chocolate se atoró y Justin se acercó asustado a palmear su espalda.
—Ya te dije lo que pasó, ¿por qué debería repetir la respuesta?
Tal vez su amigo no escuchó bien, pero eso ya no era culpa de ella. O si él creía que había algo más. Lo complicado sería convencerlo de no realizar incógnitas difíciles.
—¿Ya pasó? —preguntó con preocupación a lo que April asintió—. Qué bueno, no puedo creer que siempre haya un susto contigo.
—Todo es tu culpa —recalcó mientras con esfuerzo agarraba el aire que se había escapado de sus pulmones.
—Te equivocas, no es mi culpa que te sonrojes cuando hablo de ella —mencionó con una ceja levantada.
April no podía creer que a Justin le encantara molestarla tanto, pero lo que si sabía era que no lo cambiaba por nada del mundo
—Pero en serio, ¿qué fue lo que pasó? ¿Qué te hizo ella el día que tomamos? Claro aparte de que tuvieron sexo o eso pareció, algo tuvo que haber pasado.
—No, no recuerdo bien, en mi cabecita no hay información de ese día y tampoco es que me importe.
La indiferencia con la que trató el tema fue impresionante. A simple vista se notaba como eran “ciertas” sus palabras, pero él haría una última prueba para asegurarse.
—¿Entonces no recuerdas lo que hizo Alexia? ¿O solo te estás obligando a alejar los pensamientos?
April al escuchar el nombre de la muchacha pareció interesarse, lo que ocasionó que su amigo se carcajeara.
—¿Ves como si te importa lo que haya pasado? —mencionó aguantando la risa—y más si es por Alexia. Seguro que te gusta —susurró en un tono divertido, pero seductor cerca de su oído.
—¡No me gusta! Eso es imaginación tuya.
—ajá, ¿Y por qué babeas cada vez que escuchas su nombre?
Hubo un silencio largo, Justin quería divertirse así que sin previo aviso susurró en el oído de April, y como si la voz del chico fuera un truco de magia a la chica se le erizó la piel, mientras a ella no le cabía el rojo en el rostro él no paraba de reír.
—¡Estás mal! —dijo agarrando su estómago del dolor por tanto reír.
—¡Estúpida! Deja de burlarte.
—Ay, ay mi barriguita —dijo rojo de tanto reír— ¡y tú! No me trates en femenino ¡Atrevida!
—¡Pues te aguantas! ¡Tu fue el que me empezó a molestar! —gritó inflando sus mejillas.
Todo fue un impulso, April sabía a la perfección que él no era de dar o recibir ese tipo de muestras de afecto (Odiaba los abrazos, según él), a menos que tuviera alguna relación amorosa. En la que se obligaba a dar y recibir muestras de afecto.
—¡Lo siento! Olvidé que no… —trató de hablar, pero unos brazos alrededor de su cintura la callaron.
—Te quiero, hace tiempo que nadie me abrazaba, a menos que fuera Damon que me acostumbró a resistir su contacto.
El silencio que tenían en ese momento no tenía ni una pizca de ser incómodo, seguían enredados en los brazos del otro dándose calor en ese frío invierno.
Ambos se abrazaron más fuerte y April se dirigió a la cocina, abrió el refrigerador y sacó dos pequeñas cajas de algún postre y le ofreció a Justin quien le aceptó gustoso así que se lo llevaría hasta donde él se ubicaba.
—A veces no sé controlar lo qué pienso o digo y mucho menos las cosas que hago, ly’ jefigor, es que no entendía lo que había ocurrido la noche anterior, me asusté al verla a ella ahí junto a mí. Perdón si te lastimé.
—Te perdono, pero también debes hablar con ella.
«Ella.» Era obvio de a quién se refería, pero no estaba lista para eso, ahora no se hallaba lista, mejor se tomaría un tiempo para pensar con claridad todo lo que le diría.
Estaba tan metida en sus pensamientos que no se daba cuenta de su alrededor y menos que le hablaba Justin.
—¡Tierra llamando a Maldufes!
Sabía que no debía, porque eso podía ser perjudicial, pero de igual manera sacudió a su amiga para intentar llevarla al ahí y ahora, puesto que estaba en la nebulosa planetaria.
—Qué… ¿Qué pasó? —preguntó saliendo de su trance. Cuando ella comenzó a ver para todos lados Justin se asustó al parecer estaba su mente la hizo olvidar por un momento donde se encontraba.
—Hey, ardillita estoy contigo ya no pasa nada —susurró en un tono de voz tan dulce, que era un abrazo al alma.
—¿Me podrías dar un abrazo? Por favor —su tono de voz fue suave casi asemejandose al de una niña.
Sin decir nada el chico accedió a la petición, un gesto así era lo qué necesitaba para su tristeza. La que de seguro sentía luego de que su mente divagase.
Luego de unos minutos se dirigieron a la habitación del chico para ver una película o lo que pudieran conseguir en la televisión. Que entre semana no era mucho ni tampoco divertido.
—¿De que quieres la película? Acción, romance, fantasía, no ficción ¿O prefieres un documental?
La elección fue difícil, pero a la final April se decidió por ver una de comedia romántica. Se sentía bien, por fin su relación con Justin mejoró aunque de ahora en adelante cuidaría mejor lo que diría.
Su corazón gozaba de alegría en los momentos en los que su amigo la envolvía en sus brazos y sonreía. Cualquier persona que los viera diría que son o parecen pareja. Pero el amor que se tenían era más como de un hermano mayor a su hermanita.
Aunque la película era bastante entretenida no logró llenar la expectativa de April, a pesar de que lo que estaba en pantalla era una comedia a ella le resultó aburrida, lo que ocasionó que la cambiaran por una de terror y aunque la chica dijera que ella no tenía problema por verla, parecía un Chihuahua y aún así pedía a Justin que no la quitara, que seguiría viendola.
—Fue buena esta pe… —april tropezaba las palabras y casi no se entendía lo que quería expresar.
Justin estalló en carcajadas cuando de casualidad miró a su amiga que parecía un Chihuahua temblando así que la abrazó. Mientras reía, April se sentía a gusto entre sus brazos si fuera por ella le pagaría a su amigo por tenerla abrazada todo el día. No se cansaba de hacer eso.
—Tu pecho vibra cuando ríes, eso me agrada.
Las horas pasaron y se quedaron tranquilos en la cama viendo películas hasta que un torrencial de dudas cruzó la mente de April. Pero no quería contarle nada a Justin que de una vez preguntó lo que ocurría porque ella estaba rara desde hace tiempo.
—Sabes que puedes confiar en mí ardillita —mencionó con voz calmada.
Y de nuevo su corazón empezó a latir más de lo normal, sus manos comenzaron a sudar y lo sabía a la perfección, pero no quería decirlo para no escuchar lo que era obvio.
—Otra vez, los sueños raros volvieron.
No hacía falta indagar en lo qué April había dicho. Puesto que hace un año ella ya le había comentado lo qué había ocurrido.
—¿Y no te has puesto a pensar que puede ser una especie de señal?
«Señal. ¿Pero estaba loco a caso de qué estaría prediciendo un sueño así? ¿Problemas?» analizó April mientras miraba un punto fijo en la pared.
—¿Qué crees que podría ser? No se me ocurre nada. Y cuando vienen algunos parecen más pesadillas y me dan miedo.
Justin no comprendía los sueños que April ha tenido desde hace años, pero parecían estar enlazados a una mujer que el conocía bastante bien. «Alexia.» es la única que se le ocurría que podía ser pelinegra.
—Amiga.
—¿Que ocurre?
—¿Qué harías si te dan a elegir. Salvar a tu futura pareja. Que será el amor de tu vida o a tu pareja actual? —la incógnita parecía algo difícil, sin embargo, no fue el caso.
—Depende del como me trate, pero si la primera persona sería el amor de mi vida salvaría a esa persona.
—¿Inclusive si fuera una mujer?
April no supo que.responder, ¿Porqué su verdadero amor sería una mujer? Eso sería una locura. Sin duda cuestionaría a cupido si eso llegaba a pasar.
—No… no lo sé, quién sabe. Quizá en un mundo alterno a este.
Ambos amigos siguieron conversando, por ratos April le quería dar un golpe a Justin por ser tan pendejo, pero se le quitaban cuando su amigo le hacía cosquillas.
—Oye ardillita, iré a comprar comida, ¿que se te antoja?
Se quedó pensando por un rato, pero no sé le ocurría nada. Así que le dijo a él que eligiera por ella. Que él sabía mejor sus gustos.
—Bueno, me quedé sola. Vamos a poner algo de música.
A pesar de que le encantaban las instrumentales esa tarde se decidió por escuchar un poco de rock. Poniendo canciones en aleatorio y a todo volumen. Bailaba como si no hubiera un mañana. Era tanto el bullicio que no apreciaba el sonido de su teléfono.
Ciro
Bueno, creo que mejor te voy a dejar un mensaje. Quería recordarte de nuestra cita que lo mejor es que sea en la noche.
Ciro
¿Estás ocupada? Bueno creo que tienes el teléfono en silencio. A las 8 paso por tí.
Desconocia el tiempo transcurrido desde que Justin se había ido y aún no había llegado. Sus auriculares se estaban por descargar así que los apagó y fue a su habitación para conectar la carga. Tomó su teléfono y apareció tenía mensajes de Ciro.
April
Disculpa que recién te respondo, estaba escuchando música a alto volumen y no escuché el celular. Si, me parece perfecto, entonces nos vemos a las 8.
Luego de mandar ese mensaje, se dirigió al chat de Justin y se fijó que la última vez conectado fue antes de que vieran películas. Le escribió preocupada por su estado y él chico se conecto casi al instante diciendo que había tenido un pequeño inconveniente con lo que pidió, pero que ya iba a la casa y que lo esperara en pijama en la cama.
Después de hacer algunas cosas se fue a su habitación y recordando su cita se dirigió a su clóset comenzando.a revólver todo de manera compulsiva toda la ropa le encantaba, pero nada le daba ese mensaje de: ESTO ES REINA.
Justin llegó y cómo no vio a April en la sala , supuso que estaba en alguno de los cuartos así que sirvió lo que había comprado y cuando encontró a su amiga miró las manos de la chica y cada rincón de la habitación y le resultó un poco extraño que estuviera desvalijando su armario, y formara tanto desorden. Pues cabe resaltar que lo odiaba. A parte de que el estrés y la ansiedad se podían palpar en el aire.
—Oye Justin, ¿qué tal me queda este vestido? —preguntó al darse d
Cuenta de la presencia de Justin, mientras sonreía.
—Te queda demasiado espectacular amiga —dijo mientras hacía gestos exagerados con las manos.
—Amaneciste demasiado gay hoy muscules —las carcajadas se hicieron presentes y April abrazo a su amigo que le devolvió el gesto.
—¿Qué te puedo decir…? Los hombres son guapos —mencionó con una sonrisa boba siguiendo el chiste—más el vecino.
—¡Ojo al piojo que es heterosexual! Y antes de que olvide recordártelo. ¡Está casado!
—¿Casado? —como un claro signo de fastidio chasqueo la lengua.
—Lo mejor es que no te le acerques, no te quiero ver chillando como pendejo después de que te rechace —recalcó April apachurrando las mejillas del chico.
—Bueno, no me voy a acercar… tanto —susurró.
Su amiga lo observó de manera amenazante y él sonrió fingiendo ser inocente.
—¿Puedo preguntar una cosa?
—De una manera un tanto teórica, ya estás haciendo una pregunta, pero cómo sé con exactitud que tienes una duda que si no resuelves te estalla la lengua, adelante.
—Que graciosa —mencionó con ironía—pero en serio, ¿para qué te andas probando tantos vestidos? ¿Algún evento especial? —desvió el tema de forma descarada.
—Para modelar en lencería esta noche para ti papasito —aquellas palabras hicieron que Justin la mirara feo y llegó su momento de reír.
—Chiquilla babosa —dijo empujando a April que se agarraba el estómago de tanto reír.
—Auch, y bueno de respuesta a tu pregunta, tendré una cita mañana, pero no sé qué deba ponerme —confesó.
—Uh, ¿con Alexia? —susurró levantando las cejas.
—¡No! ¡¿Cómo voy…?! ¡No! —exclamó con sus mejillas rojas.
—¿Vamos a empezar otra vez? Me avisas para irme.
April sabía a lo que se refería el chico, pero no, de ninguna manera. No lo soportaría.
—Voy a salir con Ciro, está vez sí.
—Ah… entiendo, ¿te gusta en definitiva? —murmuró con voz débil.
—No lo sé, pero lo quiero intentar con él.
—Comprendo, pero si el sentimiento es mutuo es cuestión de que esperes —dijo Justin con un tono de voz, que lo hacía parecer cabizbajo.
April saltaba de la emoción por todo el cuarto. Y agarrando a su amigo comenzó a saltar con él como cuando eran pequeños, podían hacerlo por horas y mientras estén juntos, el aburrimiento no cabe en ningún lugar, y aunque no se lo confesaran quedaba más que claro se habían extrañado mucho los años que la vida les obligó a vivir separados.
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