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2 La casa en la esquina

Debí haber aceptado la beca de la abuela- pensó Isabel al recibir el bajo salario de la semana laborada, 48 horas semanales y apenas 1200 pesos que le duraban para seguir asistiendo a trabajar, ayudar un poco en los gastos de la casa y ahorrar un poco.

Era un sábado por la noche cuando por fin llegó de hacer las compras, llevaba consigo unas enormes bolsas de papel repletas de comestibles, apenas abrió la puerta con dificultad y se miro en el espejo de la entrada, Isabel lucía como una chica desaliñada, delgada, de estatura regular, llevaba unas gafas gastadas cayéndose le de la cara por lo dañadas que estaban. Sus cabellos eran rojos de un tono oscuro cobrizo, y sus ojos azules se escondían bajo un mechón de cabello despeinado que le caía hasta la nariz, por maś que trataba de arreglarlo volvía a caerle sobre la cara, y cada que tenia oportunidad su madre le ponía un broche para detenerlo para despúes decirle lo hermosa que era con su cara despejada. Isabel se sonrío a sí misma en el espejo, se sentía feliz de volver a casa. Llevaba una ciruela en la boca, así que apenas si podía pronunciar palabras y con dificultad gritó.
-Ya llegué!- esperando que alguien viniese a ayudarla.
-Tardaste mucho Isabel!-dijo una de sus hermanas bajando la escalera para depúes quedarse parada mirando la escena.
-¡Hola Sandy! dijo Isabel detrás de las enormes bolsas.
-¿Que ha pasado?- preguntó otra de las muchachas, dejando un pequeño libro sobre la entrada y rápidamente corrío a tomar una de las bolsas que llevaba Isabel.

-¡Gracias Clarita! ¡Qué bueno que ya estas en casa!- le dijo Isabel en tono amoroso.
Apenas es viernes... dijo Isabela
Semana de junta, dijo Clara llevando la bolsa hasta la mesita en la cocina.
Quería ir por ti esta vez, dijo Isabel.
-¡Isaaaaabela!- sono una voz desde la cocina, imitando un acento italiano.
-¿Qué horas son estas de llegar mujer?-dijo la chica saliendo de la cocina con una pequeña toalla como bigote y con el cabello despeinado por el vapor.
-Samy está estudiando Italiano- le dijo Clarita a Isa y sonrió
-Hola Samy- le respondió Isabel, sonriendo.
Una jovencita más, bajo corriendo con su coleta de cabello lacio, agarro la otra bolsa que cargaba Isabel antes de que su mamá la tomara.
-Está bien mamá yo la llevo- le dijo
-¿Ya son más de las 8 que te pasó?- pregunto su mamá poniéndose las gafas que colgaban de su cuello en un collar.

-Nada mamá, es solo que me encontré a unas excompañeras de la preparatoria, y nos quedamos platicando un poquitín- Dijo Isabel acercándose a abrazar a su madre.

-¿Y quienes eran? ¿Tiana? ¿Riana? Gina?- pregunto Sandy que seguía en la escalera en su rol de espectadora.

Isabel asintío
¿Y que te cuentan?- preguntó Itari mientras se acercaba ala cocina y le hacia señas a Sandy de que se acercara a ella.

-Pues están felices, estaban esperando verse con otros compañeros de la carrera, ya sabes que ellas ingresaron hace dos años ala universidad- dijo Isabel bajando cada vez más el tono de su voz.

Lucy, la mamá de Isabel se quedo pensativa mirando como la expresión de Isabel cambiaba de felicidad a una especie de amargura y esto pasaba cada vez que mencionaba la universidad.

Aquí vamos de nuevo- dijo Sandy en voz baja sentandose ala mesa y mirando a su madre.
-Isabel, yo...- titubeo su madre que se sentía muy mal al no poder hacer nada por la situación de su hija, se acerco a abrazarla pero miro a Samantha que le hacía ligeras señas a Lucy para que no lo hiciera.

Clara se sentía mortificada, pensaba que Isabel rompería en llanto en cualquier momento.

-No mamá, estoy bien, no te preocupes, ya se me pasara- dijo Isabel dándose la vuelta para acomodar algunas cosas en las alacenas, pretendiendo que no pasaba nada.

Lucy noto como Isabel se limpiaba una lagrima de la mejilla.

Clara saco varias cosas de la bolsa para ayudar a guardarlas junto con Itari.

Miren Galletas Betty!
Ay me encantan!
Samy puedes prepararlas ya?
preguntó Clara mostrando la bolsa a Samantha
Su madre Lucy se sentó ala mesa y se apretaba las manos.
Sandy tomo una manzana la lavo y volvió a sentarse junto a ella, a mirar la situación.

Samantha deberías trenzar tu cabello o usar algo para comer menos pelos tuyos- dijo Sandy señalando sus cabellos en la mesa.

Samantha se a peno y se disculpó

Lidia la miró, y abrió su boca pero Sandy le dijo -Es la verdad- y se fue en dirección ala escalera que daba ala segunda planta donde todas dormían
.
Lucy deseaba tanto que Isabel pudiese continuar sus estudios, pero haber rechazado el apoyo que su abuela le había ofrecido para que estudiara, había sido un gran error y ahora cuando Isabel se lamentaba la abuela Pina habia fallecido y sus hijos habían bloqueado todos los apoyos que le daban a Lidia; obviamente ya no era posible que Isabel recibiera algun tipo de apoyo.

Los recibos por pagar no dejaban de llegar, la luz, el agua, el gas, el teléfono, las colegiaturas de Samantha, e Itari y que decir de los gastos extras, los utiles escolares, la comida, la ropa que casi siempre era confeccionada por su madre y que las chicas trataban de compartir. Lucy no se podía quedar esperando a que sus problemas se resolvieran solos, pero desafortunadamente no lograba colocarse en un mejor empleo, llevaba algunos años en el mismo puesto en la fabrica de dulces que estaba a diez cuadras de la casa, y en su tiempo libre hacia algunas prendas de ropa para algunos vecinos.

Cada noche antes de ir al trabajo, Lucy se sentaba con una taza de cafe sola y pensativa, aveces cabizbaja, siempre había tenido la idea de que les daria a sus hijas una mejor vida, y sin embargo no le era posible. Isabel había tenido problemas para estudiar la preparatoria y había trabajado para pagar sus gastos. Cuando llego el momento del examen ala universidad, Isabel no aprobó. Lucy se culpaba por que Isa pasaba demasiado tiempo trabajando y ayudando en casa o a sus hermanas.

Aveces parecía que el clima para su familia no cambiaria jamas. Sin embargo ella confiaba en que todo mejoraría con el tiempo, si tan solo encontrara la manera, aunque no les faltaba nada. Lucy se despedía de cada una de ellas antes de irse a trabajar, era muy feliz al lado de sus hijas que la recibían cada mañana con los brazos abiertos y con el desayuno listo.

Cinco de las seis hijas de Lucy vivían con ella en la casa de la esquina de la calle maravilla y tulipan. La enorme casa se la había heredado la única hermana de su madre, la tía Anita que apreciaba mucho a las seis niñas, y había prometido dejarles la casa, ya que ella nunca tuvo hijos.

Lidia, la mayor, ya había cumplido 20 años, estudiaba Química en la universidad gracias al apoyo económico que su abuela Pina le daba cada mes, pero después consiguió una beca por promedio, lo cual le costaba horas y horas de estudio y desvelo. Amaba el trinar de las aves por la mañana en su camino para tomar el autobús, junto a su hermana Samantha, la tercera hija que ya tenía 17, Samy era rubia y no tan delgada como ella deseaba.

Despertaba temprano cada mañana para tomar un baño y arreglarse bien, pero al mirarse al espejo no le agradaba las curvas en su cuerpo. Asistía a una escuela técnica por ahora su único objetivo era terminar de estudiar y conseguir un empleo pronto. Su madre la miraba cada mañana salir con su hermoso uniforme blanco con azul marino y rojo. Samantha siempre había externado su deseo por convertirse en asistente de un importante empresario.

Su hermana Itari admiraba a Samantha y siempre le decía lo bien que lucía, aunque Samy no le creía. Itari que le seguía a Samy en edad, estudiaba en la secundaria en el último grado, era muy alegre y amiguera, pero no sacaba tan buenas notas a pesar de que se esforzaba. Tenía el cabello obscuro y lacio, era delgada y de piel aperlada como su padre. Cada mañana Itari salia de casa junto a su hermana, Sandy que iba en primero de secundaria.

Sandy era la mayor de las mellizas, apenas por unos minutos, tenía el cabello rubio oscuro muy parecido al de su madre. Aveces sentía que no encajaba por que sus hermanas parecían estar todas en sintonía. Pero ella no lograba entenderlas para nada, casi todos sus comentarios les molestaban, y creía que había sido adoptada o cambiada al nacer. En ocasiones se llevaba bien con Itari, pero luego se enojaban y aun así cada mañana debian salir juntas ala escuela por seguridad.

Y la más pequeña era Clara, era un poco más parecida a Isabel, que a su melliza Sandy, a Clara le gustaba mucho leer, dibujar, era tierna, espontánea, respetuosa, un día de visita en casa de la abuela aceptó estudiar en un internado, al principio le fue dificil estar separada de sus hermanas y su madre, pero veía que era una muy buena escuela y eso le agradaba mucho. En el internado las estudiantes recibían visitas los sabados, y solo le era permitido volver a casa una vez al mes. Se sentía un poco alejada de sus hermanas y deseaba ir a la preparatoria donde sus hermanas mayores habían estudiado.

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