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Treinta y siete (*)


BEN

Toda la felicidad de la que gozaba semanas atrás se me había sido arrebatada en cuestión de segundos, la tranquilidad que me había acompañado por largo tiempo ahora era inexistente ante la incertidumbre de que era lo que pasaría con mi hermano.

Había pasado toda la noche en casa con Chris, él se rehusaba a permanecer solo, y en cierto punto de la noche, Carlie había venido también a la habitación de su hermano mayor.

—¿Papá va a estar bien? —me cuestiona mientras paso una de mis manos por su cabello, me observa con detenimiento cuando lo pregunta, como si pudiera analizar si la respuesta que daré es verdadera.

—Los doctores harán todo para que así sea —pronuncio observándola. —ten eso por seguro.

Ella suspira, deja de mirarme para acurrucarse de nuevo contra mi pecho. Chris permanece a nuestro lado, con los ojos cerrados, pero sin estar dormido. No había hablado mucho luego de nuestra pequeña conversación, sus únicas palabras después de eso habían sido para pedirme que me quedara con ellos esta noche.

—¿Mañana podré ir al hospital a verlo? —cuestiona Chris sin mirarme.

—Eso depende de tu madre —respondo —y del estado en el que tu padre se encuentre.

Él abre los ojos, enfoca por algunos segundos el techo antes de observarme.

—¿Cómo te sentiste cuando el abuelo falleció? —pregunta observándome —¿Tío Ben, sentiste igual a esto?

Tomo una inhalación, había perdido a mi padre de la misma forma, debido al cáncer. Y no quería considerar, ni por un segundo, la idea de poder perder a Chace de la misma manera.

—Si —afirmo mientras centro mi atención en él —recuerdo sentirme tan asustado ante el pensamiento de lo que significaría vivir sin mi padre, no era un hombre perfecto, cometió muchos errores, demasiados y verdaderamente importantes, pero no dejaba de amarlo, era mi padre de cualquier forma. No quería pensar que él pudiera abandonarme, pero inevitablemente tuve que aceptarlo, hay cosas en esta vida que no podemos controlar Chris, las enfermedades y la forma en la que estas nos arrebatan a las personas que amamos, son una de ellas. —Cierro los ojos, intentando no dejarme llevar por el remolino de emociones que amenazaban con controlar cada parte de mi cuerpo.

—Es normal sentir miedo ante esto hijo —continúo —nadie nos prepara nunca para enfrentarnos a situaciones como esta, pero tenemos que hacerlo de igual forma.

—Quiero pensar que papá será más fuerte que esto —murmura —pero si está cansado, no quiero que sienta la obligación de seguir sufriendo solo por quedarse con nosotros.

Observo a Chris, las palabras que dice no parecen ser la de un chico de casi quince años.

—No quiero ser tan egoísta como para pedirle que se quede —murmura. Su voz se rompe, guarda silencio y me obligo a apartar mi brazo de Carlie, quien ya se encuentra profundamente dormida para poder acercarme a Chris.

—No eres egoísta —aseguro —amar a alguien lo suficiente como para pedir que se quede no es ser egoísta. —añado.

Christian no responder, simplemente se abraza a mi cuerpo.

—Gracias por estar aquí, tío —pronuncia.

—No es algo por lo que tengas que agradecer, somos familia, siempre estaremos cuando lo necesites —prometo. —Ahora, ve a dormir. Que mañana seguramente tu madre llamará, y necesitas haber descansado para lo que sea que ocurra.

Él asiente, se aparta de mi cuerpo para regresar a la cama, justo al lado de su hermanita.

Sonrío, apago la luz de la pequeña lámpara antes de observarlos por unos segundos más, y salir de la habitación.

(...)

A la mañana siguiente las noticias no son mejores, llamo a Rachel, a primera hora de la mañana solo para confirmar lo que ya sospechaba: el tratamiento de Chace no estaba haciendo efecto.

No sabía que pasaría ahora, tampoco sabía sobre los métodos que los doctores utilizarían para combatir al cáncer, pero estaba seguro que no sería bueno.

Llamo a Caroline, para informarle que es probable que me quede en casa de Rachel con los niños y luego llamo a Connor. Intento no preocuparlo demasiado, me limito a decirle que necesito que se haga cargo de la empresa por lo menos el par de semanas siguientes, y él se abstiene de preguntar el porqué.

Cuando esos asuntos han sido arreglados, me dispongo a hacer el desayuno para mis dos sobrinos que aún duermen. Panqueques y jugo de naranja parecen ser una buena opción, así que busco lo necesario en la alacena para poder llevar a cabo el desayuno.

Cerca de media hora más tarde, ambos han bajado a la cocina. Había ido a la habitación de los gemelos, solo para confirmar que ambos dormían profundamente en sus respectivas camas.

—¿Tienen hambre? —cuestiono mientras los observo.

—¿Has hecho panqueques tío? —pregunta Carlie mientras se acomoda en un asiento del comedor.

—Están de suerte, porque los he hecho —pronuncio. Dejo frente a ellos un plato con la comida, junto con dos vasos de jugo. Antes de que pueda hacer algo más, el timbre suena.

—Iré a abrir, vuelvo enseguida —informo.

Mi prima Mels aparece detrás de la puerta, luce preocupada hasta que se percata de mi presencia.

—Por unos momentos creí que los niños estarían solos —pronuncia mientras se adentra a la casa —supuse que tal vez Caroline podría estar aquí.

—Ella está en casa, con nuestros pequeños —murmuro. —¿No irás al hospital?

—He venido a ver en que puedo ayudar —confiesa —los gemelos pueden ser bastante traviesos, así que tal vez me pueda encargar de ellos.

—Aún duermen, pero un par de manos extras no vendrían mal —aseguro mientras ambos caminamos hacia la cocina.

Chris y Carlie parecen realmente felices ante la presencia de Mels, los cuatro desayunamos juntos, hasta que el monitor de los gemelos suena, así que mi prima se incorpora de su asiento para subir las escaleras.

—Tío Ben ¿crees que pueda ir al hospital a visitar a papá? —pregunta Chris cuando Carlie se ha marchado —Realmente quiero saber cómo se encuentra.

—Déjame llamar a tu madre ¿de acuerdo? —Chris asiente, tomo mi celular para poder marcar el número de Rachel, con esperanza de que ella coja el teléfono.

Cuando lo hace, le informo sobre los deseos de Chris, ella acepta, más rápido de lo que pensé que lo haría, así que, tras su aprobación, regreso al comedor con Chris.

—Buenas noticias —él me observa tan rápido como escucha mi voz. —Ha dicho que puedes ir, así que alístate que iremos al hospital.

Chris sonríe, lo observo prácticamente correr hacia su habitación mientras yo permanezco mirando el camino por el que se ha ido.

Chace no podía marcharse, no podía dejar a su familia. Aún necesitaban de él, de hecho, todos lo hacíamos. Por más egoísta que eso pudiera sonar, necesitábamos que permaneciera con nosotros.

CAROLINE.

Cuando Ben regresa a casa, cerca del mediodía, luce realmente agotado.

—Hola —saludo en cuanto ingresa a la casa. —¿Cómo está todo?

—Desearía que estuviera mejor —confiesa mientras toma una inhalación, lo observo caminar hasta dejarse caer en el sillón. Echa la cabeza hacia atrás, mientras mantiene los ojos cerrados.

Me acerco en silencio, considerando si es buena idea decir o preguntar algo.

—El tratamiento no ha surtido efecto, parece ser que hace un par de semanas, tal vez más, que su cuerpo ha dejado de responder a las quimioterapias —murmura. —ha avanzado, demasiado. Están por intentar un tratamiento más agresivo, y no saben si funcionará.

La angustia llena por completo su voz.

—Caroline ¿Qué voy a hacer si mi hermano muere? —pregunta. Sus ojos se llenan de lágrimas, baja la vista mientras aprieta los puños sobre sus piernas —¿realmente así acabará esto?

—No, claro que no —pronuncio mientras me acerco a él, coloco mis manos sobre las suyas, logrando que su agarre se suavice —no va a terminar así, el tratamiento funcionará, tenemos que pensar que lo hará.

—Pero ¿y si no lo hace? —cuestiona —¿y si solo logra hacerle más daño?

—Ben, tu hermano saldrá de esta. Ya lo ha hecho antes —le recuerdo —está vez no será diferente.

Él muerde su labio inferior, cierra los ojos nuevamente mientras niega. Solo una vez había visto tan roto a Ben, y fue cuando su padre falleció.

Parece tener el mismo dolor ahora, el mismo miedo que estaba en su mirada en aquel día, estaba presente justo ahora. Baja la vista, inclina su cuerpo hacia adelante mientras se libera del agarre que mis manos ejercen sobre las suyas, y termina cubriendo su rostro con ambas manos.

Me acerco hasta él, no pienso ni dudo ni por un segundo en abrazarlo. Ben se refugia en mis brazos apenas siente mi toque, agradezco que los niños se encuentren durmiendo su siesta justo ahora, no quería que vieran a su padre así.

—Tranquilo, todo va a estar bien —murmuro suavemente. —Chace va a recuperarse, lo hará sin duda alguna.

Ambos permanecemos en silencio después de eso, no sé con exactitud cuánto tiempo trascurre hasta que Ben parece recomponerse.

—Mañana iré al hospital, para hablar con él —pronuncia —no pude hacerlo hoy, estaba demasiado débil según el médico.

—¿Cómo está Chris? ¿Y Carlie?

—Lo están tomando lo mejor que pueden —confiesa —Chris está haciendo un gran trabajo ¿puedes imaginar lo fuerte que luce? Yo no podría, y eso que casi tengo el doble de edad —dice eso acompañado de una pequeña sonrisa. —es un niño realmente fuerte.

—Bueno, la fortaleza es de familia ¿no es así? —cuestiono. Él sonríe.

Extiende una de sus manos, para poder tomar la mía.

—Supongo que si —pronuncia. Adopta un gesto pensativo, como si estuviese considerando algo. —Mi padre tuvo cáncer, Chace lo obtuvo por herencia...—murmura después de unos segundos. —¿No crees que tal vez yo...?

Se detiene, me horrorizo ante la idea de lo que está considerando.

—No, claro que no —aseguro —No has tenido ningún síntoma. Ni una señal.

—Chace tampoco las tuvo al inicio —me recuerda. —El doctor dijo que era un tipo de cáncer hereditario.

—Ben, tranquilízate —pido en cuanto noto que se ha incorporado. —No tienes cáncer ¿de acuerdo? Pero si quieres asegurarte entonces pide que te hagan una prueba —sugiero —así podrás estar tranquilo.

—Lo siento, es solo que mi cabeza está hecha un lío justo ahora —confiesa.

—¿Por qué no vas y tomas un baño mientras te preparo algo para comer?

—De acuerdo, eso haré —murmura, se inclina hacia mí para dejar un beso sobre mis labios antes de cruzar por mi costado. Lo observo caminar hacia las escaleras y subirlas, hasta desaparecer por el pasillo del segundo piso.

Era increíble la fortaleza que mostraba frente a los demás, siempre queriendo ayudar sin importar que tal afectado pudiera estar. Ben Adams era un hombre increíblemente fuerte, y yo solo podía pensar en lo mucho que amaba y admiraba.

(...)

—Dijo que llamaría si algo ocurría, o si habían otras noticias —pronuncia Ben mientras observa la pantalla de su celular.

—Entonces no ha ocurrido nada, ni han habito más noticias —murmuro mientras termino de colocarle el pijama a Luke. —Intenta dejar de pensar demasiado en eso, mañana irás a verlo, si Rachel no ha llamado quiere decir que tu hermano está bien.

—¿Realmente crees eso? —pregunta.

—No te lo diría si no lo creyese —afirmo.

Ben no parece demasiado convencido con mis palabras, se incorpora de la cama mientras marca algo en su celular, deduzco que tal vez está llamando a Rachel por lo que permanezco en silencio, simplemente mirándolo caminar por la habitación.

Luego de que ella responde, y dice prácticamente lo mismo que acabo de decirle, Ben parece un poco más tranquilo.

—¿Crees que los niños estén con mi madre? —pregunta luego de un tiempo de permanecer en silencio.

—Estoy segura de que tu madre los cuidará bien —afirmo —y si necesitan cualquier cosa, te llamarán. Así que intenta descansar para que mañana no luzcas con una cara de susto frente a Rachel.

Él sonríe, Luke abandona mis brazos para ir con Ben, se acomoda a su costado mientras sostiene uno de sus peluches entre sus manos.

—Realmente agradezco tu apoyo en todo esto —murmura observándome —gracias por no dejar que pierda la cabeza. —añade.

Suelto una risa, mientras me subo al colchón para poder colocarme a su lado. Luke queda entre nosotros, demasiado entretenido con su peluche hasta que Sol aparece. Nuestra pequeña sube casi en un brinco al colchón y termina también justo en medio de nosotros.

—Tú has evitado que pierda la cabeza en más ocasiones de las que siquiera puedo recordar —murmuro —así que creo que estamos a mano.

Ben sonríe nuevamente, extiende una de sus manos cruzándola por delante de nuestros pequeños, extiendo la mía para poder tomar su mano, y cuando lo hacemos, Luke y Sol nos imitan.

Ambos reímos ante eso.

No quería ver sufrir más a Ben, tampoco a ninguna persona de nuestra familia, si pudiera hacer algo, cualquier cosa para evitar el sufrimiento de las personas que me importaban, lo haría sin duda alguna.

Chace, Ben, Rachel, todos merecíamos un poco de felicidad. Todos merecíamos la oportunidad de ser felices sin la preocupación de si el día de mañana, nuestro ser amado estaría aún con nosotros.

Lo merecíamos, pero a veces, la vida no siempre era justa. Y no siempre obteníamos aquello de lo cual éramos merecedores. 

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¡Queda poco para el final! Me siento tan nostálgica de poder casi concluir este proyecto, prometo intentar que las actualizaciones sean mas constantes, al menos dos veces por semana :) 

¡Nos leemos pronto!

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