Treinta y seis (*)
BEN
Dos años después...
Era increíble la rapidez con la que el tiempo trascurría, me sorprendía cada vez más lo increíblemente rápido que mis pequeños parecían crecer, y no podía sentirme verdaderamente afortunado por saber que estaban bien, que estábamos bien.
En la empresa todo iba de Maravilla, Connor había resultado ser un excelente elemento en la dirección, comenzaba a tenerlo más de cerca en todas las acciones importantes, si quería en un futuro expandir nuestros horizontes, necesitaría de su ayuda.
Caroline, a pesar de haber pasado ya bastante tiempo desde el nacimiento de Luke, no había deseado volver al trabajo. Aun cuando le había insistido en que podríamos contratar perfectamente a una niñera, o podría llevarlos a la guardería con ella, su respuesta siempre era la misma, quería estar presente durante toda la niñez de nuestros hijos.
—¿Temprano hoy? —cuestiona Connor cuando cruzo por el frente de su oficina, sostiene varias decoraciones dentro de una caja, por lo que deduzco que está terminando de acomodarse en su nuevo espacio.
—Me esperan en casa —respondo mientras me detengo, y camino un par de pasos para poder entrar. —¿Qué te parece tu nueva oficina?
—Sigo pensando que es demasiado —responde colocando la caja sobre el escritorio que está junto a él—no creo haber aportado tanto como los otros socios.
Me encojo de hombros.
—Eso en realidad es lo de menos —le recuerdo.
Hacía menos de dos meses que Connor había pasado a ser oficialmente uno de los socios de la empresa, era un hombre extremadamente leal, honesto y con un sentido de la responsabilidad impresionante. Su habilidad como abogado nos había sacado de más de un problema con clientes, y nos había ayudado a cerrar una infinidad de tratos comerciales, muchos más de los que yo siquiera había podido concluir.
Por eso sabía que no me estaba equivocando al momento de pedirle que formara parte de los socios corporativos.
—¿Estás seguro? —cuestiona —no quiero tener que sufrir luego algún tipo de reclamos.
—Hemos sido amigos desde hace casi tres años ¿y aún crees que puedo reclamarte algo? —cuestiono empleando un fingido tono de indignación.
Él ríe.
—Claro que no —asegura.
—Deberías ir a casa temprano también, Sam y los pequeños te deben de estar esperando —le recuerdo.
—Matt está de paseo con sus abuelos, Sam y la pequeña deben de estar bastante entretenidas como para siquiera extrañar mi presencia —murmura con una pequeña sonrisa.
—Porque no vas y lo averiguas —sugiero. —Nos vemos. —Elevo una de mis manos para despedirme, él me responde el gesto acompañándolo con una sonrisa para después concentrarse de nuevo en la caja que está frente a él.
Me despido de un par de personas más mientras camino hacia el estacionamiento, una vez dentro del auto, le envío un mensaje a Caroline para avisarle que voy camino a casa.
Su respuesta es casi inmediata, acompañada de una bonita foto en donde aparecen ella y nuestros pequeños. Las comisuras de mis labios se curvan hacia arriba mientras observo la fotografía por un par de segundos más antes de encender el auto y ponerme en marcha hacia mi hogar.
El camino es rápido gracias a la escasez de tráfico en la ciudad, así que en menos tiempo del que planee, ya me encuentro en casa.
—¡Regresé! —Los pasos apresurados apenas pronuncio la palabra resuenan por la casa, sonrío mientras me coloco en cuclillas para recibir a Sol que de un momento a otro ha aparecido por las escaleras.
—¡Papá! —su grito emocionado me hace sonreír aún más.
—Hola princesa —dejo un sonoro beso en una de sus mejillas mientras la tomo en brazos, Caroline aparece un par de segundos después, sosteniendo a Luke entre sus brazos.
—¿Qué tal estuvo tu día? —Cuestiona con una sonrisa mientras se acerca. Me inclino hacia ella para dejar un rápido beso en sus labios.
—De maravilla ¿y el tuyo? —inquiero.
—Digamos que se resume entre pañales y juguetes —responde en broma —pero excelente.
Sonrío, dejo a Sol nuevamente en el piso y ella corre de regreso hacia las escaleras casi tan rápido como llegó.
—Es todo un torbellino ¿no es así? —cuestiono con una pequeña sonrisa. —¿Y tú no vas a saludarme? —pregunto centrando mi atención den Luke.
—Papi —él extiende sus brazos mientras se inclina hacia adelante.
—Hola campeón —Luke ríe en cuanto dejo un beso en su mejilla y luego pide bajar, parecía preferir caminar por toda la casa antes de estar en brazos, sin embargo, aún era demasiado pequeño como para dejarlo con toda libertad.
—He ordenado comida —informa Caroline —porque ha sido un día realmente ocupado como para poder cocinar algo —añade con una mueca. —realmente estoy considerando la idea de tener una niñera.
—¿De verdad? —cuestiono.
Ella asiente.
—Sol tiene demasiada energía, no puedo estar con ella y estar al pendiente de Luke también, es demasiado para mí —pronuncia echando la cabeza hacia atrás. —¿Cómo es que Rachel pudo conseguirlo? —inquiere.
—Bueno, tal vez porque Chris y Carlie ya estaban un poco más grandes cuando los gemelos llegaron —informo —¿no has tenido noticias de Chace?
—Llamó en la mañana, todo parece estar en orden —responde con suavidad. —parece que esta vez el tratamiento está funcionando.
Una ligera sonrisa se posa en mis labios, Chace realmente estaba haciendo un enorme esfuerzo. Luego de varios tipos de tratamiento e innumerables exámenes, parecía que los doctores habían encontrado el adecuado para él.
Mi hermano parecía estar recuperándose poco a poco, me alegraba el hecho de que no hubiese presentado ninguna recaída, aunque jamás estaría tranquilo hasta que le dieran el diagnostico de que estaba libre de cáncer.
Sabía que pasaría, tenía que pasar.
—Es bueno escuchar eso —respondo. Ella asiente, tomo en brazos a Luke para poder encaminarme hacia la habitación, en cuanto llegamos, lo dejo sobre la alfombra mientras observo a Caroline sentarse en el colchón.
—Tal vez pueda pedirle a Julia algún número de una niñera confiable —pronuncia mientras observa a Luke —¿Qué opinas?
—Me parece realmente una idea estupenda, necesitas ayuda con estos dos pequeños torbellinos —informo mientras deshago el nudo de la corbata.
—Oh, definitivamente la necesito —confirma con una pequeña sonrisa. Cuando me encuentro con una ropa más cómoda, me coloco en el colchón, justo a su lado en donde podemos vigilar perfectamente a Luke. Sol ingresa a la habitación un par de minutos después, sosteniendo varias muñecas entre sus brazos las cuales deja en el piso, frente a su hermano.
—Creí que sería mas terrible —pronuncia Caroline mientras los observa —ya sabes, dos hermanos de casi la misma edad, creí que su convivencia sería difícil —confiesa.
—Creo que eso es porque aún no llegan a la edad en donde cada uno se adueña de los juguetes del otro —sugiero —o tal vez porque Sol no considera demasiado atractivos los autos de juguete.
Caroline ríe.
Mientras observo a mis pequeños, no dejo de pensar en lo rápido que parecen estar creciendo. Connor lo había comentado en un par de ocasiones, sin embargo, no parece ser verdad hasta que lo experimentas en carne propia.
No quería imaginar que en algún punto mis hijos se hicieran tan grandes que dejaran de necesitarnos.
—¿En que piensas? —cuestiona Caroline mirándome con curiosidad.
Cuando el hago el ademán de responder, su celular suena. Ella lo toma, soy consciente de la mueca instantánea que se forma en sus labios en cuanto mira la pantalla del celular.
—¿Qué ocurre? —pregunto.
—Es mi madre —responde en un suspiro. Caroline se incorpora, desliza la pantalla del celular para poder responder y sale de la habitación.
La relación que mi esposa mantenía con su madre era demasiado complicada, habían pasado casi dos años y en todo ese tiempo la relación no había mejorado, sin embargo, Caroline parecía cada vez más distante, tanto de ella como de su hermana, y no sabía hasta qué grado eso podría llegar a afectarle.
No demora mucho, vuelve tan solo un par de minutos y lanza el celular contra el colchón.
—¿Todo bien? —cuestiono.
—Sí, solo que conoces a mi madre —responde —No sabes cómo me alegra que hayan regresado a San Francisco.
—¿De nuevo desea algo? —pregunto.
—Mi madre siempre deseará algo de nosotros —me recuerda —esa fue la razón por la que me alejé de ellas, y aunque mantenga el mínimo contacto con la mujer que me dio la vida, creo que es mejor no mantener una relación cercana, lo dije antes, no quiero que nuestros hijos crezcan rodeados por personas que puedan utilizarlos como medios para conseguir beneficios.
Sonrío, extiendo una de mis manos para poder tomar la de ella.
—Eres una madre excelente —aseguro. —Nuestros hijos son muy afortunados de tenerte como madre, y yo soy aún más afortunado por ser tu esposo.
Ella sonríe, lo hace con sinceridad mientras se inclina hacia adelante para poder dejar un beso sobre mis labios.
—¡Es mío! —ambos nos apartamos y centramos nuestra atención en nuestros pequeños, Sol mantiene la muñeca contra su pecho mientras observa con recelo a su hermano, quien parece querer la misma muñeca que nuestra nena.
—Bueno, ahí lo tienes —pronuncio mientras me incorporo de la cama con una sonrisa para acercarme a ellos —creo que comienzan a entrar en esa etapa.
Caroline ríe antes de negar e incorporarse también de la cama para unirse hacia el juego que he comenzado con nuestros pequeños.
(...)
—Ojalá se durmieran con tanta rapidez todos los días —pronuncia Caroline mientras ambos salimos de la habitación de nuestros hijos.
Eran cerca de las ocho de la noche y luego de pasar toda la tarde jugando con ellos y tras darles un ya necesario baño, ambos habían caído profundamente dormidos.
—Tal vez podríamos salir al parque —sugiero —los cansaría más que estar en casa.
Ella suelta una risa.
—¿Qué clase de padres somos que solamente pensamos en dormir a nuestros hijos? —pregunta con algo de burla.
—La clase de padres que quiere poder descansar las horas suficientes —respondo entre risas.
Mi celular suena, tanteo los bolsillos del pantalón que tengo hasta encontrarlo. Cuando lo saco, el nombre de Rachel se lee en la pantalla, la alarma de mi cuerpo se enciende, como cada vez que recibo una llamada de su parte.
—Hola Rach —pronuncio apenas contesto.
—Ben —la voz rota e inundada en preocupación me alarma aún más —ha ocurrido.
Detengo mis pasos, intentando procesar lo que ha dicho y rezando porque no sea lo que imagino.
—¿Ocurrido qué? —cuestiono.
—Chace ha sufrido una recaída —informa —estoy en la sala del hospital justo ahora —añade —es seria, parece ser peor que las anteriores.
—Estaré ahí...
—No —interrumpe —¿puedes ir con Chris? —pregunta. —Está afectado, no hablé demasiado con él y me preocupa como pueda encontrarse. Prometo llamarte apenas tenga noticias.
—De acuerdo —ella cuelga la llamada después de eso.
—Chace está en el hospital —mascullo observando a Caroline, sufrió una recaída —y el solo hecho de repetirlo en voz alta, hace que mi corazón amenace con detenerse.
(...)
Estaciono con prisa el auto en la entrada de la casa de mi hermano, no me preocupo por si lo he hecho correctamente o no, simplemente bajo del auto y prácticamente corro hacia el interior de la casa.
—Al fin llegas —pronuncia el abuelo de Chris, apareciendo frente a mí con semblante preocupado —está en su habitación, no quiere abrir ni hablar conmigo. Espero puedas hacer algo, estoy realmente preocupado por él.
No digo nada más, me limito a subir con prisa las escaleras hacia el cuarto de Chris, cuando llego, intento abrir la puerta esperando que está se encuentre sin pestillo, sin embargo, no cede.
Suspiro, cerrando los ojos por un par de segundos antes de dejar dos toques sobre la puerta.
—¡No quiero hablar contigo! —el grito de Chris se escucha del otro lado de la puerta.
—Soy tu tío Ben —informo —¿Puedes abrir la puerta Chris? —pregunto con esperanza. —Sé que esto es difícil, créeme, lo entiendo mejor de lo que imaginas.
El silencio es lo que obtengo como respuesta.
—Hijo, sé que es difícil, pero no tienes por qué enfrentarte a esto solo, estoy aquí, para cualquier cosa que necesites, solo quiero saber si te encuentras bien.
Comienzo a creer que no obtendré ningún resultado, pero tras permanecer un par de minutos frente a la puerta, esta se abre.
Chris se abraza a mi cuerpo, lo rodeo con mis brazos, apegándolo a mi pecho.
—No quiero perderlo tío Ben —murmura en un hilo de voz —Perdí a mamá, no quiero que papá también muera.
—No, no lo hará —pronuncio intentando convencerme a mí también —porque tu padre es fuerte, es uno de los hombres más fuertes y valientes que he conocido, y es un luchador incansable, no se dejará vencer tan fácilmente.
—Ha luchado por mucho tiempo —pronuncia apartándose —¿y si tal vez ya se cansó? ¿Y si solo quiere descansar?
Muerdo el interior de mi mejilla, en un intento de mantenerme sereno.
—Entonces tal vez solo tenemos que estar para él —susurro.
Chris cierra los ojos antes de abrazarse de nuevo a mi cuerpo, él no quería perder a su padre y yo, yo solo no quería perder a mi hermano.
Los dos experimentábamos el mismo temor y dolor, el de perder a una persona a la que realmente amábamos.
________________________________________________________
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro