Ocho (*)
Caroline
Todos habíamos intentado regresar a nuestras rutinas, Ben se rehusó a tomarse unos días en la empresa, a pesar de que se lo había sugerido. Sabía que lo hacía porque quería mantenerse ocupado, para no pensar demasiado en la pérdida de su padre.
Por mi parte, había intentado apoyarlo tanto como me era posible. Ahora me encontraba en mi turno en la guardería, observo con una sonrisa a los niños jugar en el jardín, todos corren y ríen entre ellos disfrutando del tiempo que tienen para jugar.
—Es bastante agradable estar aquí —la voz de Julia se escucha haciéndome voltear. Ella sostiene dos sándwiches en sus manos y un par de sodas. —creí que tal vez tenías hambre, así que decidí traerte algo —dice extendiendo la comida en mi dirección.
—Gracias —murmuro con una sonrisa.
Permanecemos en silencio por algunos segundos, observando a los pequeños y permaneciendo atentas a ellos.
—¿Has pensado en lo que hablamos la última vez? —inquiere.
—Lo he hecho —pronuncio entendiendo inmediatamente a que se refiere.
—¿Y que has decidido?
—Pienso que ya no es tan mala idea —articulo —tengo que conversarlo con Ben, con todas las cosas que han pasado últimamente, no he encontrado el momento justo para hablarlo.
—Él va a estar encantado con la noticia —asegura —no creo que debas de preocuparte por eso.
—No lo sé —respondo —¿y si ha cambiado de opinión?
—¿Qué dices? ¿Cómo va a ser posible que cambie de opinión? —cuestiona mirándome y me encojo de hombros.
—Él te ama —continúa ella —quiere formar una familia contigo, te lo ha dicho en múltiples ocasiones. Debes de tener más confianza en ti misma.
Tomo una inhalación.
—Se me hace tan difícil —susurro. Julia era probablemente la única persona que encontraba para hablar sobre este tema sin sentir que me juzgara —Ben está rodeado de mujeres bellas todo el tiempo, siento que desde que me enteré que no puedo tener hijos, toda la seguridad que poseía se ha esfumado. ¿Qué tal si Ben al final decide estar con una mujer que pueda darle hijos?
—Caro —Julia coloca una de sus manos sobre la mía —No puedes evitar que Ben esté rodeado de mujeres porque ¿quién te manda a tener un esposo tan guapo como el que tienes? —inquiere.
Su pregunta hace que suelte una risa.
—Eres increíble —murmuro con una sonrisa.
—A lo que quiero llegar, es que no tienes que preocuparte por otras mujeres, porque es más que evidente que Ben solo te ama a ti. Y debes sentirte afortunada por eso, y creer más en ti. En que eres una mujer increíble, y el hecho de que puedas o no tener hijos, no te hace menos.
Sonrío con sinceridad antes de envolverla con mis brazos.
—Gracias —susurro.
Julia se separa, me guiña un ojo y sonríe.
—Cuando me necesites. —responde.
(...)
Al final del turno me siento aliviada de poder llegar a casa, durante todo el camino había pensado una y otra vez sobre cómo decirle a Ben que estaba de acuerdo con la adopción.
No sabía cómo lo tomaría, intentaba convencerme que decirlo ahora no tenía nada de malo ni nos traería problemas.
Sin embargo, cuando llego a la casa, Ben no se encuentra.
Probablemente decidió quedarse más tiempo en la empresa, ser el completo director acarreaba mucho sacrificio. Sacrificios que Ben hacía sin dudar.
¿Debería de preparar algo especial para darle la noticia?
Antes de que pueda llegar a una respuesta, el sonido de mi celular me alerta. Sonrío en cuanto leo el nombre de Ben en la pantalla.
—Hola —Saludo apenas descuelgo.
—Linda ¿estás en casa? —su voz suena preocupada.
—Sí, casi acabo de llegar.
Él comienza a hablar con prisa, se me dificulta entenderle y me deja confundida.
—¿Qué? Ben, habla más despacio porque no estoy entendiendo nada —murmuro incorporándome del sillón en donde hasta hace unos segundos, estaba cómodamente sentada.
—Rachel está en el hospital —informa. Me toma un par de segundos procesarlo.
—Aún no es tiempo para que sus bebé nazcan —susurro —¿está todo bien?
—Entró en labor de parto antes de lo previsto —informa Ben —Al menos eso fue lo que Chace me dijo cuándo me llamó. Sabes que estos momentos es donde más apoyo necesita —murmura —así que llegaré más tarde de lo previsto a casa.
—Tomaré un taxi e iré ahí —articulo —quiero estar contigo. ¿Cuál es la dirección?
Ben me dicta el nombre del hospital y lo ubico al instante, tomo mi bolso nuevamente y salgo de casa con prisas.
Durante el camino hacia el hospital, no puedo estar tranquila. Rachel se había convertido en una especie de hermana para mí, desde que Chace y ella habían comenzado su relación, nosotras parecíamos congeniar bastante bien. Me preocupaba su estado, sacudo con discreción la cabeza intentando dejar de pensar cosas negativas.
¿Por qué siempre tenía que pensar que algo malo pasaría?
Cuando por fin llegamos al hospital, entro prácticamente corriendo al edificio. Ben se incorpora apenas me ve y me recibe con una sonrisa.
—Hola —saludo. Él deja un rápido besos sobre mis labios antes de apartarse, visualizo a Chace. Él golpetea su pie contra el piso, está nervioso. —¿Cómo está Rachel?
Él me mira.
—No me han dicho nada aún —dice en un suspiro. Elevo la mirada, Chris y Carlie se encuentran en las sillas de enfrente. Mi sobrino mantiene abrazada a su hermana mientras ella duerme. Era increíble ver el amor que ambos se tenían.
Mels y Peter llegan algunos segundos después, el pequeño Connor viene en brazos de su madre quien se lo entrega a la madre de Chace cuando esta se acerca a nosotros.
Peter y Chace hablan de algo que es prácticamente inaudible para nosotros.
—¿Saben algo? —me cuestiona Mels.
—Aún no —respondo. —seguramente pronto alguien saldrá para avisar.
Ella asiente.
No sé exactamente cuánto tiempo es que ha pasado hasta que un doctor aparece informando que Rachel ha entrado en labor de parto. Chace va con ella y nos quedamos solos en la sala, esperando de todo corazón que todo salga bien.
BEN
Necesitaba saber cómo estaba mis sobrinos, la espera se me estaba haciendo demasiado larga y cada minuto parecía eterno. Chace no había salido en ningún momento para informarnos, y eso me tenía aún más preocupado.
Sabía que estos momentos en específico eran difíciles para él, luego de perder a su novia dando a luz a Chris.
Llevábamos varias horas esperando a tener noticias sobre el estado de Rachel, pero hasta ahora nadie nos había dicho nada. Y no sabía con exactitud cuando tiempo más podría esperar.
—¿No quieres ir a casa? —cuestiono mirando en dirección a Caroline, quien lucha por mantenerse despierta.
—No, estoy bien —murmura con una pequeña sonrisa.
—¿estás segura?
Antes de que ella pueda responder, un alboroto en el pasillo nos alerta.
En cuanto reconozco la voz de Chace, todos nos incorporamos, mi madre es la primera en ir hacia ahí, y cuando recibe a mi hermano en brazos, sé que algo ha ocurrido.
—La necesito mamá —pronuncia Chace —mis hijos la necesitan, tenemos ahora a dos bebés que necesitan de su madre. Ella tiene que estar bien ¡tiene que estar jodidamente bien!
Sus palabras me alarman, intento acercarme, pero Caroline lo impide tomándome de la mano.
Me libero de su agarre porque no puedo solo quedarme de pie mirando a mi hermano romperse. En cuando me acerco, mi madre lo suelta y Chace me observa.
—¿Qué ha pasado? —cuestiono.
Él no responde de inmediato.
—Ella se desvaneció Ben, su corazón se detuvo y... —no es capaz de terminar la frase. Cierro los ojos con fuerza.
Esto no puede estar pasando, mi hermano no puede estar pasando por esto otra vez.
(...)
Fueron largas horas de espera, de ansiedad e incertidumbre sobre lo que había ocurrido. Pero al final, nos dieron la respuesta.
Rachel estaba en coma, según el médico, el parto fue demasiado para su cuerpo, su corazón hizo un gran esfuerzo y no puedo soportarlo. Y aunque lograron hacer que volviera a latir, Rachel no había despertado.
Y no sabrían cuando lo haría.
Habían pasado exactamente dos semanas desde entonces.
Caroline y Mels eran las encargadas de ayudar a Chace con los gemelos cuando tenía que ir al hospital. Por mi parte, intentaba apoyarlo.
Hacerle saber que no tenía que pasar por eso solo. Aunque muchas veces, mis ánimos no lo ayudaban lo suficiente.
El sonido de la puerta indica que probablemente Caroline está de regreso, mi hipótesis lo confirma cuando observo a mi esposa entrar en nuestro hogar.
—Hola —saludo —¿Qué tal todo?
—Chace ha llegado ya —informa —Y tu madre irá a pasar la noche con ellos. Así que todo está bien.
—Me alegra escuchar eso —respondo.
—Iré a darme un baño —informa, se inclina dejando un rápido beso sobre mis labios antes de esquivarme para encaminarse a la habitación.
Mientras ella está en el baño, decido preparar algo para nuestra cena. Llevábamos muchos días pidiendo comida a domicilio y hoy apetecía algo hecho en casa.
Aunque mis habilidades culinarias no eran tan buenas.
Lo más sencillo es lo seguro, así que me aseguro de tener todo para cocinar unos panqueques.
Caroline sale del baño y yo aún no termino.
—¿Panqueques? —inquiere colocándose a mi lado.
—Mi especialidad —bromeo.
Ella suelta una risa. La observo caminar por el lugar, luce nerviosa así que le doy la espalda a mi preparación para mirarla.
—¿Estás bien? —ella asiente casi de inmediato. —¿Segura? ¿No ha pasado nada?
—¿Por qué habría de pasar algo? —cuestiono.
—Porque no estás quieta —respondo con una sonrisa —y estás jugando con tu cabello, así que quiere decir que estás nerviosa. —aseguro. —y si lo estás, es porque algo ha ocurrido.
—Sí, bueno, es decir, no —la observo con confusión.
—¿Sí o no?
—Es que quiero decirte algo —murmura plantándose frente a mí.
—Bueno, entonces soy todo oídos. —respondo con una sonrisa.
—Yo estuve pensando, mucho en realidad. Y me di cuenta que no importa si un bebé no viene de mí. Si lo deseamos tanto, el embarazo no es la única opción para convertirnos en padres.
Hago el ademán de responder, pero ella me detiene.
—Quiero decirte que, si tú aun deseas hacerlo, me gustaría adoptar.
Por un momento no sé qué decir. No imaginé que Caro pudiera aceptarlo, no cuando parecía estar tan segura de no querer adoptar.
—Dime que no estás jugando conmigo —pido.
Ella niega.
—Claro que no Ben ¿Cómo voy a jugar con algo así? —inquiere. —Estoy hablando en serio, de hecho, creo que nunca había hablado tan enserio como ahora. —pronuncia. La emoción en su voz en evidente.
Y nuevamente me quedo sin palabras.
No sé que decir, así que no digo ni una sola palabra. La tomo de la cintura para levantarla y giro, sus risas me llenan por completo, me envuelve con sus brazos mientras ambos reímos.
—Te amo, te amo tanto —respondo cuando la bajo —Gracias.
La abrazo de nuevo.
—No me agradezcas nada, los dos queremos esto. —pronuncia con emoción —y yo igual te amo. Te amo demasiado.
—Tan pronto como quieras comenzaremos con el papeleo —informo con una sonrisa.
—Mañana mismo —responde ella.
Sonrío aún más y la abrazo de nuevo.
—No hay día sin que no le agradezca a Dios por haberte mandado a mi vida. —pronuncio tomando sus manos —eres tan maravillosa. No hay día en el que me cuestione que haría sin ti a mi lado, porque eres el motor de mi vida. Y te prometo, que siempre haré todo para verte feliz.
—Ya soy feliz contigo —asegura.
Me acerco hasta besarla, con esta mujer había ganado todo lo bueno del universo. Caroline era el amor de mi vida, y a pesar de todo, lo sería siempre.
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¡He retomado las actualizaciones!
Y he puesto día fijo, estas serán los días jueves.
Haré muchísimos cambios en esta historia, y espero que les guste.
Andy
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