Doce
BEN
No creí que esto pudiera suceder tan rápido, parecía tan lejano, tan poco probable que el hecho de que ahora mismo nos encontráramos caminando hacia una de las casas hogar que nos habían contactado, provocaban en mi sistema una enorme sensación de nerviosismo.
Tomo la mano de Caroline y le doy un leve apretón mientras caminamos hacia la entrada de la casa hogar. La insistencia que había tenido con Caroline sobre el tema de la adopción por fin había dado resultado y ahora nos encontrábamos a solo unos momentos de conocer a los pequeños que vivían en este lugar.
Nos detenemos frente a la gran puerta de madera que se encuentra frente a nosotros, escucho a Caro soltar un par de suspiros antes de que me mire.
— ¿Lista? — cuestiono, ella tarda algunos segundos en mirarme. Las comisuras de sus labios se elevan poco a poco, y en segundos, una sonrisa se ha apoderado de su gesto.
Empujo la puerta y nos adentramos a la casa, cuando nos encontramos en el pasillo, Martha, la señora que nos había atendido por teléfono y nos había dicho que podíamos ir a conocer a algunos pequeños nos recibe con una cálida sonrisa a penas nos ve aparecer.
—Bienvenidos —dice con una sonrisa amable —Supongo que están ansiosos por comenzar la visita —añade.
—Así es —respondo imitando su gesto.
—Los pequeños se encuentran ahora en la sala de juegos, acompáñenme —siento el agarre de Caro afianzarse en mi mano. La mujer nos conduce por algunos pasillos hasta detenerse frente a una puerta similar a la de la entrada, cuando la abre, un grupo de niños centra su atención en nosotros.
Son de diferentes edades, rondan entre los 4 y 9 años y todos ellos nos observan con atención.
Cuando la mujer nos mira de nuevo, Caroline habla.
—Quisiéramos conocer a algunos más pequeños —dice suavemente. Martha parece comprender, nos sonríe de nuevo y nos hace un ademán para que la sigamos.
—Los cuneros están por aquí —informa comenzando a caminar.
No puedo evitar mirar detrás de mi hombro conforme nos alejamos, los pequeños parecen haber retomado su juego y ahora ya no nos prestan demasiada atención.
—Es aquí —informa al cabo de un par de minutos. Abre la puerta y nos adentramos a una habitación en la que reina por completo el silencio. Las paredes están pintadas de colores suaves, con diversos dibujos y figuras que dan un aire acogedor y hogareño a la habitación.
Caroline suelta mi mano, la observo caminar entre las cunas, deteniéndose frente a algunas de ellas para poder observar a los bebés que hay en ellas. La sigo en silencio, intentando no derretirme por la ternura que los pequeños irradian.
La observo detenerse por completo frente a una, levanta la mirada y soy consciente del brillo que se ha adueñado por completo de sus ojos. Tenía demasiado tiempo que no lo percibía, que, por algunos segundos, no puedo dejar de observarla.
—Mira que linda es —pronuncia mientras me hace un ademán para que camine hacia donde se encuentra. Cuando estoy a su lado, dirijo mi mirada hacia la bebé que está frente a nosotros. Duerme profundamente, es de piel blanca, con el cabello escaso de un color rojizo y las pequeñas mejillas sonrosadas.
Es hermosa. Sin duda alguna lo es.
—Se llama Sol —murmura Martha logrando que ambos la miremos —La encontramos en la puerta de la casa hogar hace un mes. —informa.
Caroline toma mi mano, deja un apretón mientras sonríe.
—Es ella —susurra, la emoción se adueña por completo de su voz, deja de mirar a la pequeña para centrar su atención por completo en mí. —Estoy segura de que es ella.
—¿Podemos cargarla? —inquiero con esperanza hacia Martha. Ella asiente con una sonrisa mientras se acerca para poder tomar a la pequeña. Con suavidad, se la entrega a Caroline, la veo sonreír, Sol ha despertado por el cambio de brazos, y ahora parece haber centrado su completa atención en mi esposa. Es tan pequeña que parece desaparecer entre los brazos de Caro, no tendrá más de dos meses de edad, y el instinto de protección de activa de manera inmediata en mi sistema.
La emoción en mi pecho es latente, no puedo dejar de observa la escena que se reproduce frente a mí, experimentando esa increíble sensación en mi cuerpo.
—¿Quieres cargarla? —me cuestiona Caroline, asiento sin dudarlo demasiado y ella me la entrega. A pesar de haber cargado a los hijos de Chace, el temor por poder hacerle daño se instala en mi pecho. Sin embargo, cuando la pequeña entre mis brazos me mira, es como si todo lo demás se esfumara.
De un momento a otro, la tengo regalándome una pequeña y bonita sonrisa.
Habíamos esperado tanto por esto, lo habíamos deseado tanto que, por un segundo, temo que pueda ser una clase de sueño, algún tipo de ilusión de la que despertaré.
No sé cuánto tiempo es el que permanezco mirando a Sol, hasta que elevo la mirada otra vez para poder observar a mi esposa.
— Definitivamente es ella — susurro.
CAROLINE
Le doy unos cuantos sorbos al vaso de refresco que sostengo entre mis manos, me acomodo de nuevo en el sillón de la sala de estar de Chace mientras suspiro. Hoy Rachel llegaba a casa, después de varios días en el hospital y habíamos decidido entre todos, hacerle una pequeña fiesta de bienvenida.
—¿Todo bien? —la madre de Ben se coloca a mi costado. —Te noto muy callada. —Murmura mientras me observa con curiosidad.
—Sí, todo está bien —respondo con una ligera sonrisa.
—Sueles ser más participativa en las reuniones —dice soltando una risa —¿Estás segura?
Tomo una inhalación antes de darle una respuesta.
Habíamos llegado a casa de Chace luego de pasar un par de horas en la casa hogar, la solicitud ya estaba lista, si la aprobaban, pronto nos convertiríamos en padres de Sol. Sin embargo, existía la mínima posibilidad de que la rechazaran. Y el solo hecho de considerarlo, hacía que una sensación extraña se adueñara de mi pecho.
—Ben y yo estamos considerando la idea de adoptar —murmuro sin mirarla. No habíamos tratado mucho estos temas con la familia de Ben. Las únicas personas que lo sabían eran Chace y mi madre.
Era un tema delicado para nosotros, queríamos que fuese seguro antes de comunicarlo.
Ella parece sorprendida ante mi respuesta, sin embargo, al cabo de unos segundos su mirada de suaviza, y adquiere un aire comprensivo.
—¿Cómo les fue? —cuestiona.
—Hemos comenzado el trámite, han ingresado nuestra solicitud, solo nos queda esperar porque sea aceptada —murmuro.
Ella coloca una de sus manos sobre la mía.
—La aceptarán, son unas excelentes personas, nadie tendrá duda de eso. —Asiento agradeciéndole con una sonrisa.
—¿Me he perdido de algo? —Ben se coloca frente a nosotras. Sostiene al pequeño Will en brazos, quien parece estar en completo gusto en brazos de su tío.
—De nada —responde su madre incorporándose —Ahora, dame a este pequeño porque su madre debe de estar por llegar —murmura tomando en brazos a Will.
Antes de que el hombre frente a mí pudiera cuestionarme sobre algo más, el grito de Peter nos alerta a todos.
—¡Llegaron! —informa entrando con prisa a la sala en donde nos encontramos.
Ben toma una de mis manos mientras nos colocamos a unos pasos de distancia de la entrada.
— ¡Bienvenida! — gritamos todos a coro cuando Rachel aparece del brazo de Chace, ella suelta una risa al vernos a todos reunidos.
— ¡Mamá! — Chris y Carlie son los primeros en acercarse a su madre.
— Hola mis amores, los extrañé demasiado — dice ella abrazando a ambos, dejo de mirarlos por un segundo para enfocar a Ben con mi mirada y él hace lo mismo.
Rodea mi cintura con una de sus manos y me apega a su cuerpo, miro nuevamente a Rachel y ella ya se encuentra con los gemelos entre sus brazos. No puedo evitar que una alegría y emoción me llenen por completo de solo imaginar que, tal vez, más pronto de lo que creo yo pueda sentir por primera vez lo que era ser madre.
(...)
—Estoy agotada —murmuro mientras ingresamos a nuestro hogar. Dejo sobre el sillón mi bolso mientras tomo asiento para poder quitarme los zapatos.
—Ha sido un día ocupado —añade Ben.
—Demasiado —concuerdo poniéndome de pie de nuevo para comenzar a caminar hacia la habitación. Ben me sigue en silencio y apenas entramos, me dejo caer sobre la cama.
Escucho a Ben reír, ocasionando que lo observe.
—¿Es normal que me encuentra tan ansioso? —cuestiona con duda mientras se sienta a mi lado —es decir, quiero que nos acepten la solicitud, no sabes cuánto deseo que lo hagan.
Martha nos había indicado todo lo que teníamos que hacer para proceder a la adopción legal de Sol, Ben se había comunicado con nuestro abogado el cual había empezado con los trámites y la solicitud. Martha y Daniel habían dicho que, si nuestra solicitud era aceptada, nos llamarían.
No sabíamos cuándo, ellos tampoco tenían idea, pero en mi corazón rogaba porque fuera lo más pronto posible. Es decir, sabía que no éramos los únicos queriendo adoptar, existían cientos de parejas intentando lo mismo, y seguramente había muchos delante de nosotros.
Pero eso no nos quitaba la esperanza de que la llamada llegara pronto.
—No puedo asegurar que lo harán —murmuro levantando mi espalda del colchón para poder permanecer sentada a su lado —pero no podemos hacer otra cosa que esperar, es decir, lo hemos hecho durante largos meses ¿no? —inquiero y el asiente. —No nos hará daño esperar un par de meses más.
—Bueno, creo que en eso tienes razón —dice con una pequeña sonrisa. —Aunque no me quita lo ansioso. —dice soltando una pequeña risa
Sonrío con dulzura.
—No es malo, me preocuparía el hecho de que no lo estuvieras. —respondo.
El ríe.
—Solo nos queda esperar —murmura.
—Y si no sucede, por alguna extraña razón —hablo logrando que él me observe con atención —Si la llamada nunca llega, estoy segura de que a pesar de todo estaremos bien. —prometo.
—Estaremos bien —repite él tomando una de mis manos.
Permanezco mirándolo unos segundos más antes de que él me apegue a su pecho, cierro los ojos mientras rezo, con todas mis fuerzas, que este sentimiento nunca cambie.
Que a pesar de lo que pase, o pueda pasar, siempre pueda estar al lado de Ben Adams, el hombre que se había convertido en el gran amor de mi vida.
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