Mientras me encontraba mirando por la ventanilla del avión, Yesua estaba pensativo a mi lado. Sabía lo que pasaba por su cabeza.
_____: Yesua, no te preocupes pronto estaremos en tierra nada te pasara – le di mi apoyo ante todo, el estaba pasando por una situación difícil. Me necesitaba y yo estaría allí a su lado para lo que necesitará.
Yesua: lo se, pero lo que más me sienta peor que te tenga que arrastrar conmigo – me miró a los ojos, notaba tristeza en su mirada.
_______: eres mi amigo y me necesitas no voy a dejarte solo, ¿te has dado cuenta a donde vamos? - le dije intentando que quitara sus pensamientos por un momento.
Yesua: si lo se a París – me dijo con desanimo.
Bufé ante su comentario y le dije que mirara por la ventanilla, el paisaje de París ante nuestros ojos era espectacular. El atardecer empezaba a surgir dando lugar al anochecer, las luces de la Torre Eiffel empezaron a brillar, al igual que la mirada de Yesua al verla. Desde siempre había querido ir a Paris.
Bajamos del avión para recoger nuestras maletas. El aire parisino nos golpeó en la cara y nos dirigimos hacia nuestro apartamento en taxi.
Las calles empedradas eran más hermosas de lo que imaginaba, la gente se encontraba paseando bajo las luces de los escaparates.
Me encontraba embobada admirándolas y al girar mi cara me encontré con la feliz mirada de mi amigo, estaba más alegre que yo. Se notaba.
El taxi nos dejo en la calle que nos llevaría al piso que había escogido mi amigo para nuestras pequeñas vacaciones.
Subimos por el ascensor y al entrar solo pudimos dejar nuestras maletas en el suelo de madera y admirar el luminoso piso.
El salón era espacioso, sus blancas paredes estaban decoradas con fotografías en blanco y negro sobre preciosas vistas de la ciudad de las luces. Los sillones eran de color gris y los cojines rojo granate.
Mi amigo Yesua se dirigió hacia los grandes ventanales que daban vistas espectaculares de la torre Eiffel.
______: Yesua cierra que hace frio y si no te encierro fuera – su única contestación fue que me tiro un cojín a la cara y se rió de mí.
Intenté cogerle pero él se dirigió con sus maletas hacia su habitación, lo mismo hice yo. Deje mi ropa en el armario de madera y me dirigí hacia la cocina. Al verla, me puse a llorar de alegría.
______: me encanta este piso, has hecho una buena elección – me le quede mirando.
Yesuá: pues claro que pensabas, y ahora vamos a cenar, ¿que harás super chef? - se sentó en la encimera de la cocina.
Me coloque un mandil que había por ahí y me ate el pelo con una goma – bueno te haré una receta que he visto hace poco.
Cogí lo necesario del frigorífico y de los estantes, mientras que yo hacía la cena Yesua veía como se me iluminaban los ojos, de cómo en cada paso que realizaba en hacer el plato lo hacía con gran maestría.
Yesua: creo que deberías de buscar trabajo en algún restaurante- me dijo
______: si ¿no?, no puedo además no tengo conocimientos de cocina- le dije, y este se fue a preparar la mesa.
Mientras cenábamos, Yesua me decía lo buenísimos que estaban, y decidí hacerle caso. Eran unos fetuccini al pesto.
Al acabar la noche, nos fuimos cada uno a nuestra habitación, y esperamos a que el día volviese.
Cuando me desperté, Yesua ya se había ido a su nuevo trabajo, que ya me contaría que tal le había ido, desayune y mire mi móvil.
Tenía llamadas de Jensen, y sonreí. Acabe vistiendo y desayunando, me fui a la calle y recorrí todo el barrio para encontrar trabajo.

-Punto de vista de Yesua-

Después de mi salida del hospital, me dirigía por las calles de París mirando escaparates y algún que otro chico. Los hombres parisinos eran bastantes guapos, de piel morena y ojos azules.
Me percate de un incendio a los lejos, así que empecé a correr. Cuando me dirigí hacia allí, vi a un grupo de personas rodeando a otra.
Y le vi, ahí tumbado e inconsciente un hombre de piel morena y pelo oscuro. No sé si fue amor o preocupación pero me preocupe por él.
Mujer: que alguien llame a un médico- dijo una mujer que se encontraba a mi lado.
Yesua: yo soy enfermero – me dirigí hacia él y le hice el boca boca, sabía a café.
Me fui con él en la ambulancia, junto con otro compañero suyo.
Se le llevaron al hospital más cercano de esa calle, al hospital donde yo trabajaba.
Lo llevaron a sala de espera y me entretuve con otros pacientes, pero me dijeron que debía de cuidar a mi bombero y espere a que se despertara. Me encontraba sentado en la silla de la habitación, quedándome mirándole sus rasgos, de cómo su respiración subía y bajaba dando a entender que vivía. Y de cómo sus ojos se abrieron.
Me dirigí hacia la cama y él se me quedo mirando.
Yesua: ¿estás mejor? – le dije, le ayude a que se levantara cogiéndola del brazo, pero al intentar que no sufriese daño alguno junto sus labios con los míos y me besó.
Mientras me besaba, pensaba en si me apartaba de su lado o le seguía el beso, que por lo que parecía besaba bastante bien, por lo que se lo seguí.
Me aparte de él como si quemara.
Yesua: creo que esta mejor señor... – esperando su nombre.
Gerard: mi nombre es Gerard, y soy bombero o ¿eso ya lo sabes?- me sonrío enseñándome su dentadura perfecta y blanca.
Sin saberlo me sonroje y eso que yo no era de sonrojarme. Ante mi sonrojo volvió a sonreir, él y esa maldita sonrisa que hacía que me derritiera.
Yesua: tengo que irme a cuidar otros pacientes, volveré pronto
Gerard: te estaré esperando con ganas – volvió a sonreir, y dando un bufido me fui de su habitación.
Me dirigí hacia una de las salidas de emergencia para llamar a _____, y espere a que me contestara.

-Desde la otra línea -

______: ¿sí?- parece que estaba desayunando para irse a trabajar.
Yesua: _____, me ha pasado algo alucinante- la dije por teléfono
______: no me asustes Yesua, ¿qué ha pasado?
Yesua: me he encontrado con un bombero y me ha besado.
______: oh vaya me alegro por ti Yesua, y bueno que más ha pasado
Le conté lo que me había pasado y se puso a gritar, cuando debería de hacerlo yo.
______: vaya parece que París te está cambiando mucho ¿eh?- y lo sabía, sabía que ese tipo llamado Gerard me gustaba, pero no estaba seguro de ello.
Después de despedirme de ella, acabe mi turno. Algunas veces iba a mirar cómo estaba Gerard y de si necesitaba alguna cosa.
Decidí dar una vuelta y no pensar en nada. Mi vida había cambiado demasiado, con aquel tipo que me había atacado y con el incendio que había hecho que conociese al hombre de mi vida.
Mis pies me dejaron en la misma torre Eiffel, y mire al cielo. Entre al gran edificio de hierro subiendo por el ascensor que me llevaría a la última planta.
Deje que el aire me golpeara en la cara, y me apoye en la barandilla. Me concentre en no mirar abajo, ya que estaba bastante alto. Deje rondar mis pensamientos y unos brazos rodearon mi cintura. Su colonia me inundo las fosas nasales y me giré. Era Gerard.
Me sonrió, acariciando una de mis mejillas, notando como mis mejillas se sonrojaban. Sus ojos azules miraron los míos.
Gerard: ya sé dónde buscarte cuando quiera verte – se acerco a mí y me beso, cogiendo mi cintura.
Le acerque más a mí, hasta que no podría respirar más.
Esa noche, ______ estaría enfadada conmigo ya que no volví al piso.