Capítulo 15
Me encontraba en el autobús hacia Toledo, tenía los cascos puestos conectados a mi móvil. Miraba las notificaciones de mis redes sociales, que habían subido de seguidores como la espuma, desde que se supo que estaba con Jensen. Aunque ahora los medios no sabían de nuestra relación. Miré por la ventanilla del bus y solo pensaba en la voz extraña de Yesua. Él nunca era así, por lo menos conmigo no. Me dirigí hacia la primera planta de la estación de autobuses con mi maleta al verme se dirigió hacia mi y me abrazó, noté su nerviosismo y solo le abrace. Acaricié su espalda a pesar de ser más alto que yo.
Nos dirigimos hacia su piso y solté la maleta y me sentó directamente en el sillón, en verdad me estaba asustando y mucho.
______: Yesua me estas asustando que pasa – vi que sus manos temblaban y le coloque las mías sobre las suyas y me miro directamente a los ojos.
Yesua: necesito ayuda ______ – pareció que se había calmado.
______: ¿claro pero que te ha pasado para que estés de esa manera?
Yesua: bueno todo sucedió la pasada noche… - mientras hablaba los recuerdos iban floreciendo en su mente.
-Punto de vista de Yesua-
Ese día amanecí con una sensación extraña. Me asomé por la ventana de mi habitación y vi que el cielo estaba encapotado. Me gustaban los días de lluvia y frio, eso me animó. De todas formas ¿De que me podía quejar?, tenía un trabajo genial, una salud brillante y muchos seres queridos.
Me acorde de _____, ella había conseguido su sueño y también a un tío que la quería como ella se merecía y me pregunte cómo estaría en aquel momento, según ella en la última llamada que tuvimos estaba en Barcelona realizando una convención de la serie.
Me levante y el frío suelo de mi apartamento me despertó completamente, mire el reloj-despertador, que marcaba las 09:30 A.M.
Me dirigí hacia el baño y me duche, deje que el calor del agua y las burbujas del gel me relajaran, lo necesitaría por el día que iba a tener.
Después de ducharme y vestirme bajé para tomarme un café en una pequeña cafetería que había debajo de mi piso, que solía frecuentar cada mañana.
Desayuné, hice tareas de la casa y cuando finalice me dirigí ha hacer unas compras con un amigo, ya que ese día me tocaba turno de noche en el hospital.
Era Halloween, el día de los difuntos, para mí un día como cualquier otro en el que no esperaba nada interesante.
Durante todo el día vi a niños disfrazados, un completo revuelo de monstruos, brujas y hasta vi a una niña vestida de Hello Kitty.
Me dirigí hacia el hospital, la noche envolvía aquel lugar, me fije en la escena, me acorde de las películas de terror que veía antes con mi hermano. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al recordarlas. Subí las escaleras hacia la entrada. Me dirigí al vestuario a ponerme el uniforme de enfermero.
Ese día todo estaba en calma, parte de la cuadrilla estaban en otras plantas y a mi me toco en la planta de psiquiatría, la mas tétrica del hospital.
El pasillo estaba realmente oscuro, ni un solo alma en ese lugar y sentía como el vello se me erizaba. Vi por la ventana que una densa niebla se había apoderado de las calles de Toledo. Me fui hacia el almacén, me dirigí entre los estantes para coger la medicación de un paciente. Sentí que alguien me cogía del hombro y me sobresalte, casi me desmayo, pero vi que era una de mis compañeras, en realidad mi única compañera de planta en esa noche. Me dijo que tenia que salir urgente porque su hijo tenia una fiebre altísima, por lo que me quede solo rodeado de gente con problemas psíquicos. La idea me aterrorizó, pero pensé que ella no tardaría mucho en volver, así que podría sobrevivir un par de horas solo.
Comprobé los pacientes que me habían asignado aquella noche y todo parecía estar en orden.
Entré en la morgue a por unas muestras que el medico me había encargado, había dos grandes mesas metálicas en el centro de la sala, y encima de estas estaban dos cuerpos tapados con sábanas blancas. El frío me congelaba los huesos, odiaba ese sitio.
Escuche un sonido y mi corazón se paro durante unos segundos.
Yesuá: ¿Hay alguien ahí? –pregunte con un hilo de voz.
No obtuve respuesta alguna, por lo que pensé que mis sentidos me estaban jugando una mala pasada.
El silencio era mi único amigo en ese momento, no quería escuchar nada más que eso.
Volví a escuchar el mismo ruido de antes y cuando gire la cabeza el miedo me paralizo ante semejante situación.
Uno de los cadáveres se alzo quedando sentado sobre la camilla, retiro la sabana de su cuerpo y se puso en pie. La sombra de un hombre, de gran estatura, se alzaba sobre mí. Pude ver que se trataba de uno de mis pacientes de la planta de psiquiatría que había intentado agredirme en varias ocasiones y que había amenazado con estrangularme y abrirme en canal cuando se le diese la oportunidad, se había obsesionado conmigo, pero tenia la seguridad de que eso no pasaría nunca, ¿me equivoque?
Se quedo parado ante mi como una estatua, examinando cada parte de mi anatomía, su aspecto era deforme, su cara equivalía a casi dos mías, sus ojos se mostraban asimétricos, de un color grisáceo, en el rostro lucían un gran numero de cicatrices, por un momento sentí que Thomas Hewitt (asesino de la matanza de Texas) se encontraba ante mi.
Se dirigía hacia mi de manera ralentizada y mi cuerpo no reaccionaba, quería salir huyendo pero no podía, sentí que las lagrimas recorrían mis mejillas pero ahí estaba, plantado ante el, sin poder huir, sin poder gritar, sin poder salvarme.
Cuando se acerco a mi me asesto un fuerte empujón que me hizo darme contra la estantería de medicamentos, esta cedió y yo caí sobre ella dándome un gran golpe en la cintura. Cuando me levante intente huir pero su gran mano rodeo mi cuello y me empotro contra la pared. Acerco su rostro al mío y note su calido aliento sobre mi cara. Había conseguido hacerse con material de quirófano. Sentí como el bisturí acariciaba mi piel hasta que penetro en ella unos milímetros. Me percate de como la sangre empapaba mi traje blanco. Entonces fue cuando reaccioné asestándole un rodillazo en sus partes, el se encogido de dolor y acto seguido mi pie se encontró con su enorme cara, haciéndole caer al suelo.
Escape lo más rápido que pude de la morgue. Recorrí el pasillo todo a gran velocidad, intentando buscar mi salvación. Conseguí hacerme con una inyección paralizante y seguí sin detenerme. Oí pasos tras de mi y me escondí bajo una de las camillas que se encontraban allí.
Me temblaba el cuerpo como nunca antes lo había hecho. Solo podía pensar que ese no podía ser mi fin.
Empecé a escuchar como alguien se acercaba a mi escondite. Una mano asomaba por debajo de la sabana que me ocultaba. Tiro de ella dejándome al descubierto, desprotegido. Seguidamente me agarro del pelo y tiro de mí arrastrándome unos metros pasillo a bajo. Me levanto y conseguí inyectarle una pequeña cantidad de paralizante, lo que me pudo dar tiempo antes de que rompiese la aguja con un brusco movimiento. Eche a correr como un loco y según llegué a un pasillo trasversal apareció el guardia de seguridad, nuestros cuerpos impactaron el uno con el otro cayendo al suelo. Le intente explicar lo que me había sucedido y le indique el sitio donde había dejado al psicópata paralizado. El guardia armado se acerco a aquel lugar y para su sorpresa no había nadie. Yo le estaba esperando de pie, temblando como un niño asustado. Sentí una presencia detrás de mí, y note como aspiraba mi esencia. Me gire en un movimiento brusco. No había nadie. A instante apareció el policía.
Fuimos a comisaría y pusieron el hospital en código rojo. Les conté todo lo que me había sucedido aquella terrible noche y me dijeron que seguramente aun permaneciese en el hospital y que darían con el.
La policía me comunico que no lo habían encontrado. Había conseguido escapar y no pararía hasta darme caza. La policía me aconsejo que abandonase la ciudad por seguridad.
Mi pesadilla aun no había terminado.
Un coche policial me acompaño a casa. Aquella noche no podía pegar ojo y estuve reflexionando. Y después de haberme pasado largas horas pensando que mi vida había sido destruida y que viviría con miedo, decidí que no solo saldría de la ciudad. Algo me decía que tenia que huir lejos, ya no solo por lo sucedido, sino porque mi vida estaba pidiéndome un cambio.
Pensé donde podría comenzar de nuevo, y de repente una imagen se proyecto en mi mente: PARÍS.
Al día siguiente me puse a buscar piso y trabajo, no tenía esperanza alguna de encontrar nada, pero para mi sorpresa ahí lo tenía, se necesitaban enfermeros en el hospital Hôpital Hôtel-Dieu y encontré piso en avenue de l´Opéra. Llame a___ la necesitaba a mi lado. Horas mas tarde sonó el timbre, y me dio un vuelco al corazón, al mirar por la mirilla vi que era mi gran amiga. La conté lo sucedido la pasada noche y ella apoyo la idea de mudarme a Paris, al menos hasta que diesen con mi agresor. Prepare mis maletas, que no eran pocas, y me dirigí al aeropuerto de Madrid. ____ decidió acompañarme en mi viaje. Según el avión se elevaba una sensación de tranquilidad me inundaba el cuerpo. En unas horas contemplaría la ciudad que cambiaria mi vida para siempre. Espagne Au revoir.
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